sábado, octubre 30, 2010

El monólogo de Wilmer Ramírez

Las derrotas nunca tienen padres y cuando aparecen son negados. Pero los éxitos en el teatro o en las artes escénicas en general sí ostentan progenitores y todo el mundo los señala con placer, por lo que, en ocasiones, al actor o la actriz, o la bailarina, además del director o el dramaturgo le salen decenas de papás o papacitos. Nadie cae del cielo o aparece de la nada para asumir un personaje teatral o protagonizar telenovela o largometraje. Salvo que haya bajado del avión con jugoso contrato en dólares, algo que ya no se hace porque “los verdes” están escasos y la pantalla chica venezolana ya no es el negocio que fue en otros tiempos… y sobran explicaciones. ¡Siempre hay alguien detrás del comediante, siempre!
Recordamos esto porque el dramaturgo y profesor de actuación Osmer Quiaragua es “el culpable” -otra forma de llamar al sembrador de la semilla- de como un muchacho de Caricuao, a los 16 años, desistió de seguir los caminos de su papá, era agente de policía, para dedicarse de lleno a encarnar personajes en escenarios, sets televisivos y cuanto auditorio le pongan por delante, para darle vida a otros seres humanos, casi siempre en claves de humor o de comedia.
Nada de aquello
El “hijo de Quiaragua” es creador de toda una pléyade de homosexuales, gays. amadamados o locas, sin que los encarne por odio, envidia, amor o sea uno más de ellos, porque, como lo proclama a los cuatro vientos: “soy varón y ejerzo con mujeres, he vivido con cinco hembras y me casé con la sexta y con ellas he tenido siete hijos, algunos ya grandes además. Pero nada gay, nada de aquello, nunca, son mis amigos y yo lo que hago es popularizarlos y mostrarlos en toda su dimensión humana. Rescato algunas de sus características agradables, resalto sus cualidades de rapidez mental y desparpajo, para lo cual los he observado muy bien. Por eso me reciben bien y hasta me tratan con especial amabilidad y con cierta complicidad, porque además me cuentan sus cosas para que yo las teatralice. Se dan cuenta que solo quiero divertir y por eso no se sienten irrespetados, sino todo lo contrario. Son mis panas…chicas”, lo dice en cualquier parte y cuando lo hace desde un escenario es muy convincente.
Por supuesto que “el hijo” o alumno de Quiaragua no es otro que el reconocido comediante Wilmer Ramírez, sobre los 50 años, con más de dos décadas de labores en Venevisión y quien además ha recorrido el país para mostrar sus espectáculos humorísticos, hasta que hora se estregó a exhibir su unipersonal Basta de monólogos. El monólogo de Wilmer Ramírez, que no es otra cosa que un stand-up comedy o comedia en vivo sobre su vida y su oficio.
De Chacaíto a Venevisión
A Wilmer Ramírez lo conocimos cuando era un adolescente y andaba con la briosa tropa de muchachos y muchachas de Caricuao que hacían teatro popular, estimulados además por el ejemplo de Carlos Sánchez Delgado. Él ya aspiraba a convertirse en estrella del espectáculo. De toda esa popular generación de los años 70 y mediados de los años 80 del siglo XX, al único que ahora podemos identificar es precisamente al dilecto alumno de Quiaragua, quien hizo una rápidas pasantitas por el grupo Theja antes de caer en el Teatro Chacaíto donde comenzó encarnando a los homosexuales o locas sin sospechar que lo harían famoso y lo llevarían al canal 4 para crear -ayudado o tutelado por el escritor y productor Carlos Cerutti- caracterizaciones humorísticas y cómicas en espacios como “Noches de comedia”, “Cheverísimo”, “El show de la comedias”, “Cásate y veras”, “Fábrica de comedias” y actualmente “Fabrica de comedias” y actualmente destaca con “A que te ríes”.
Atraído por el teatro
Wilmer, que ganó mucho dinero, junto a los humoristas Laureano Márquez, y Rolando Salazar, y los escritores Carlos Cerutti y Francisco Martínez, con el satírico espectáculo teatral La Reconstituyente, se dejó tentar por los éxitos profesionales actuales de Henrique Lazo, Tania Sarabia, Norkis Baptista y Luis Chataing y otros actores que hacen sus stand-up comedy y sin pensarlo mucho se dio a la tarea de escribir, ensayar el suyo y llevarlo a escena, comenzando en Teatrex, lo cual puede ser un éxito de público, porque de ahí va a la provincia que siempre es generosa con los actores de postín.
Basta de monólogos. El monólogo de Wilmer Ramírez es fundamentalmente un stand-up comedy, donde, utilizando micrófonos, interactúa con la audiencia, derriba la cuarta pared de los espectáculos teatrales tradicionales, y entra en contacto verbal o visual con algunas personas presentes en el patio de butacas de la sala.
Wilmer -en el escenario solo tiene un mesa y un butaca de metal cromada y una copa para tomar agua, a lo largo de los 75 minutos que dura la representación- estructura su unipersonal con detalles de sus inicios en el mundo del teatro, su valiosa pasantía por el Teatro Chacaíto y para precisar como es su trabajo con esos personajes alocados o amadamados utiliza un video que lo muestra como un cómico maestro gay que explica una absurda prueba cultural, después regresa a escena con una batola rosada y habla de todos sus romances con las mujeres que tuvo o ha tenido…y cuando el asunto se le podía complicar entra a jugar con el público para así concluir su ceremonia, dejando a la audiencia embelezada por su virtuosismo actoral.
Porque eso es lo que hay destacar: su mágica presencia escénica, su manera de decir las cosas y de caracterizar cuando quiere hacerlo. Esa versatilidad para asumir personajes y salir de ellos con un movimiento de manos, sin agotarse y sin agotar a la audiencia que ríe, casi todo el tiempo, para celebrarle cada faceta de su performance, que no es otra cosa que una agradable sopa de retazos claves de su vida, algunas conocidas por el público y otras que pueden ser hasta una revelación.
Nos preocupaba que su caracterización de los gays fuese esperpéntica, pero no lo es. Resulta hasta divertida porque les da rictus humanos muy teatrales, especialmente porque son personajes del común que viven, al parecer, como quieren y sin pararle mucho al agresivo contexto donde se desenvuelven.
Sin lugar a dudas es un gran actor, no solo humorístico y cómico - aunque parecen lo mismo no lo son, ya que uno es más cerebral mientras que el otro es más técnico- sino que incluso se pone dramático y no para hacer llorar o sufrir a los espectadores, sino para recordarles verdades u horrores del accionar de algunos personajes de la política nacional.
Por supuesto que quisiéramos verlo en una obra de teatro como tal, de sólido autor y con otras temáticas, aunque es difícil que después de una veintena de años haciendo humor y comedia quiera montarse otra máscara. Lo importante y valioso es que Wilmer Ramírez ha creado un personaje, o sea él, que no es copia de otros histriones, no, nada de eso. Su estilo es único.


La sumisión sexual en escena

Se cansaron de esperar a Godot y salieron a buscar vitales destinos. Ante la eventualidad de nunca ser llamados para actuar en montajes, hacer telenovelas, películas o comerciales, un puñado de muchachas y muchachos fundaron su agrupación, seleccionaron texto y contactaron a osado director para que les creara un espectáculo con el cual lograron debutar en Caracas y además ser reconocidos por la compleja comunidad artística venezolana. Por eso existe el grupo actoral Dram On, el cual exhibe Ensayo sobre la sumisión, versión libérrima de Jacobo o la sumisión de Eugene Ionesco, desde el Teatro Luis Peraza (sótano de la Iglesia San Pedro) de Los Chaguaramos.
Enhorabuena por la valiente decisión de Vanessa Marín, Aníbal Coba, Astrid González, Giovanna Sperandel y Newman Vera, egresados de la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo (creada hace 61 años), al seleccionar ese texto de Ionesco (Rumania 26 de noviembre de 1909/Francia,28 de marzo de 1994), con el cual el director Vladimir Vera hizo la urticante y creativa versión Ensayo sobre la sumisión, y como necesitaba otra actriz convocó a Mónica Freites, de su grupo Teatro Forte, para reforzar la alucinante puesta en escena. ¡Sexteto insuperable que no puede detenerse!
Originalmente Jacobo o la sumisión (1970) es la resistencia del joven Jacobo para rechazar presiones de su familia, por lo cual busca ideas propias en oposición a lo establecido y aceptado como cierto y único por sus opresores progenitores, quienes no permiten rebeldías y exigen adaptarse a “la gran maquinaria del progreso”. Y para imponer sus criterios, esa familia se transforma en torturadora, la hermana es delatora y los abuelos cómplices. Jacobo se niega a ejecutar lo que esperan de él, pero es vencido y obligado a aceptar las condiciones impuestas.
Jacobo o la sumisión es una obra sobre la rebelión de la juventud y evoca los cruentos e históricos alzamientos estudiantiles y populares de los años 60, el mayo francés de 1968, donde la rebelión o lo revolución fue domada, como ocurrió con todo lo que se hizo en esa década. Una parodia teatral de la historia.
El director Vera (Caracas, 1978) en su versión Ensayo sobre la sumisión se deslinda de la literatura dramática de Ionesco, pero no de su esencia revolucionaria. Logra así monumental y peripatética ceremonia sadomasoquista, muy teatral por supuesto, donde sexo y violencia son los motores de la acción escénica. Sus alucinados personajes, vestidos con harapos y ropajes peculiares, en medio de estruendosa atmósfera caótica, se entregan a interminables o insaciables ceremonias o rituales eróticos, trucados convenientemente.
Reiteramos que el trabajo dramaturgista del director subraya como el instinto sexual de los humanos es el mecanismo que utiliza el Poder para imponer designios y someter comunidades. Es el sexo lo que sojuzga al hombre y lo hace sumiso al Sistema, según muestra este espectáculo, el cual no es apto para mentes conservadoras ni desinformadas. Sigmund Freud tiene razón.
¿Qué pasará con esta nueva agrupación? Ellos tienen la respuesta en el tiempo porque su material de trabajo lo manejan o lo controlan solamente ellos, aunque el espectáculo teatral requiere además de espacio escénico y del indispensable público

jueves, octubre 28, 2010

Los amigos también se equivocan

Para cerrar el escándalo armado con la comedia Esperando al italiano, de Mariela Romero, o bajar el telón a la reyerta que brotó del incidente con el actor Hernán Marcano, el productor ejecutivo Rolando Padilla y el director y productor general Tullio Cavalli nos han enviado esta misiva, la cual publicamos tal cual:
-Este comunicado tiene por objeto, informar a la opinión pública lo acontecido con el montaje de la obra Esperando al Italiano a raíz del fallecimiento de María de Lourdes Marcano, la madre de nuestro amigo y actor Hernán Marcano el pasado 08 de octubre.
-Queremos dejar bien claro ante la opinión pública que lo importante, lo trascendente, es la aplicación de la implacable norma de la que fue objeto nuestra producción. El director artístico del Teatro Trasnocho, Moisés Guevara, sentenció que si nuestro compañero Hernán Marcano no estaba el sábado 9 de octubre sobre el escenario simplemente se suspendería la temporada de Esperando al Italiano, cuando era un hecho público y notorio que ese mismo día Hernán estaba enterrando a su madre en un pueblo situado a tres horas de Cumaná.
-Esta condición la puso el amigo Moisés Guevara el viernes 8 de Octubre, luego de negarse a aceptar como sustituto temporal, al actor, director y productor Tullio Cavalli, aduciendo que el mismo no es actor y que la política del teatro no permitía “covers”, cuando todos sabemos que estas concesiones se han hecho, y no en pocas ocasiones con otros grupos; yo mismo (Rolando Padilla) soy un antecedente.
-El mismo sábado 9 de Octubre el Teatro Trasnocho a través de su cuenta oficial de Twitter, anunciaba la suspensión de la temporada de Esperando al Italiano, y peor aún, en un segundo mensaje no sólo ratifican la suspensión de nuestra obra sino que invitan a ver en el mismo horario que nos pertenece la obra De todos modos. Estos Twits fueron borrados pero nosotros los tenemos archivados y a disposición. Este mismo día, el amigo Moisés le “confirmó” a mi socio Tullio Cavalli la suspensión de la temporada a la vez que le sugería que fuéramos buscando un sustituto para Hernán y me citaba a una reunión el día domingo 10 de octubre a las 9:30 pm. Mal puede decir el amigo Moisés que se quedó esperando al elenco el domingo 10 para abrir el telón, pues estaba oficialmente suspendida la temporada de nuestra obra.
-La segunda imposición del amigo Moisés vino el domingo 10 de octubre a las 4:00 PM. Vía telefónica, después de intentar convencerlo de permitirnos continuar con Hernán y pasar la página, pero esto no fue posible, solo me dijo que si quería seguir en cartelera debía sustituir a Hernán. Paradójicamente es el mismo Hernán quien me insiste en no permitir que nos bajen la obra de cartelera, que el esfuerzo había sido mucho, que lo que querían era su cabeza, que para la mayoría de nosotros el único ingreso económico dependía de la obra. El mismo Hernán me pidió que convenciera al elenco de seguir adelante, así que llamé a mis compañeros y les hablé de dos opciones: parar y alzar la voz o seguir adelante. El equipo aceptó seguir, pero jamás nos rendimos ante la posibilidad de que se hiciera justicia.
Llamé a mi entrañable amigo Marcos Moreno, quién no dudó en sacarnos las patas del barro sabiendo que caería en la olla del vilipendio. El silencio por parte del elenco y de la producción fue fundamental para no torpedear la posibilidad de retornar a Hernán al escenario, bien fuera por vía de la rectificación voluntaria o por vía de la presión pública como finalmente ocurrió. Fueron Karl Hoffmann, Héctor Manrique y Javier Vidal, entre otros, quienes convencieron a su amigo Moisés de rectificar la medida –aunque a regañadientes y tardíamente– pues el polvero ya se había levantado. Es preciso puntualizar que el amigo Moisés goza de absoluta autonomía en la conducción del teatro por lo que sería injusto endilgar a la institución, tal desatino. Los amigos también se equivocan.
-A los amigos-colegas que ejercieron presión manifestando su repudio a la medida tomada por el amigo Moisés queremos darles las gracias; sólo lamentamos que algunos nos hayan “despellejado” en vez de llamar a cualquiera de nuestros teléfonos para despejar sus incógnitas y obtener información de primera mano. Algunos prefirieron obtener algo de centimetraje en medios alternativos o diarios; ahí siguen esos medios para ratificar su posición o retractarse y obtener otro poquito de centimetraje. Los amigos también se equivocan.
-A los amigos que esperaban una respuesta “molotov” ante tal injusticia, lamentamos haberlos decepcionado. Atizar un escándalo nunca fue nuestro norte, como tampoco lo es desconocer la encomiable labor del amigo Moisés Guevara al frente de la dirección artística del Teatro Trasnocho durante nueve años de entrega absoluta y un muy eficiente resultado gerencial. Discúlpennos por preferir la vía del diálogo y de la concertación. Los amigos molotov también se equivocaron.
-A los amigos de lo ajeno que pretendían pescar en río revuelto y quedarse con el cargo del amigo Moisés, sólo puedo decirles que esta vez no será. Estos, también se equivocaron.
-Para finalizar en nombre de estos productores pre-pago como nos llaman algunos amigos, queremos agradecer a todos lo que se sumaron a la presión pública apoyando a nuestro compañero Hernán. A Karl Hoffmann, a Héctor Manrique y a Javier Vidal entre otros por sus buenos oficios; a Marialejandra Martín por reforzarnos con su solidaridad, a Marcos Moreno por su probadísima amistad incondicional y sentido de justicia, a nuestro equipo de prensa, (Roxanis Paredes y Marina Escobar)por su consejo y dedicación; y –por supuesto– a nuestro equipo de escena; Cristhian Ricci , Marisol Matheus, Carolina Perpetuo, Caridad Canelón, Dora Mazzone y Hernán Marcano por su fortaleza, estoicismo, disposición y confianza al soportar estas amargas horas. Estos amigos no se equivocaron.
-El objetivo se cumplió, se hizo justicia. Hernán volvió a las tablas. Mil gracias: Rolando Padilla (productor ejecutivo) y Tullio Cavalli (productor general y director).








martes, octubre 26, 2010

Allende muere en Valencia

Sigue el periplo escénico del monólogo Allende, la muerte de un presidente en Venezuela. Se estrenó durante la temporada caraqueña de 2008, bajo la dirección de Luis Fernández y con la actuación de Roberto Moll. Y ahora se anuncia otro montaje, a cargo de Humberto Segura y con el comediante Luis Rivas, durante los días 5 y 6 de noviembre, a las siete de la noche, en el Teatro Municipal de Valencia, para luego hacer presentaciones en Caracas. .
Este texto, original del dramaturgo argentino Rodolfo Quebleen, recrea las últimas horas del presidente Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Se estrenó en inglés, en abril del 2006, en Theater for The New City de Nueva York y se reestrenó en septiembre del mismo año para el aniversario de la muerte del mandatario chileno. El director de cine chileno Fernando Valenzuela filmó en Manhattan la película 1973 revoluciones por minuto con el texto del monólogo y fue presentada en varios festivales.
En esa oportunidad, el director Segura, nacido en Chile, y residenciado en Venezuela desde los ocho años de edad, indaga en ese episodio de la historia chilena que marcó su vida, la de su familia y la de cientos de compatriotas que tuvieron que exiliarse. Por su parte, el actor venezolano Luis Rivas, quien estudió teatro en la Universidad de Chile y ha participado en más de 15 películas, 60 obras de teatro y 18 telenovelas, encarna al personaje de Allende.
- Al director Segura le preguntamos cómo llegó ese texto a sus manos.
-Descubrí la pieza por un artículo publicado una revista a propósito del montaje que hiciera Luis Fernández, protagonizado por Roberto Moll. Como chileno, hijo de exilado político, el personaje de Allende siempre me ha interesado. Me llamó mucho la atención que se estuviera haciendo esto en Venezuela, pero no tuve oportunidad de acudir a Caracas para verla. Cuando supe que ya no se estaba montando más, pensé que era una lástima y que debía mostrase en todas partes. Me entró la idea de montar la pieza, me imagine que a Luis Rivas le interesaría ya que lo conozco desde hace tiempo y sé que siente un especial cariño por Chile y que tenía ganas de volver a hacer teatro. A través de un amigo que hace teatro en Nueva York conseguí el correo de Rodolfo Quebleen y sin más le escribí. Le comenté mis motivaciones, y le pedí su venia para montar la pieza. Me respondió encantado y me envió el texto e inmediatamente nos pusimos a trabajar.
-¿Cómo es su propuesta de montaje?
-Es una propuesta minimalista, basada en el trabajo actoral; utilizamos la menor cantidad posible de recursos externos, tales como escenografía, utilería y efectos. La idea es hacerla lo más fácil de montar para poder viajar con ella y así mostrarla a la mayor cantidad personas posibles, sin limitaciones de espacio físico. Apoyado en el talento de Luis Rivas se logra el objetivo de contar la historia y hacer que llegue, que el público la sienta sin necesidad de mayores recursos.
-¿De dónde sale Humberto Segura y por qué se presenta con este monólogo tan comprometido en sus denuncias?
-Empecé en el teatro a principios de los 90, en el Taller del Método con Bonnie Morín. Me animaba la idea de dirigir, hice el curso de actuación y participé en varios trabajos del taller. Al mismo tiempo me desempeño como productor de radio y televisión en Valencia y mi labor profesional se orienta hacia el área audiovisual. He trabajado en distintas productoras y canales regionales. También como freelance he realizado comerciales para TV, documentales corporativos, programas de TV, programas en radio etcétera. Siempre quise volver al teatro y ahora lo hago con esta pieza. Mi padre salió de Chile luego del golpe de Estado y llegamos a Venezuela, cuando yo tenía ocho años de edad. En casa nunca se nos habló de política, después supe el porqué, crecí sin conocer la historia de mi país, ni de mi familia. Cuando empiezo a hacerme preguntas, investigo y descubro el personaje de Allende, su historia me atrajo desde el primer momento. Este trabajo es un proceso de conocimiento personal, de mis raíces, de explorar esa historia por la cual hoy en día miles de chilenos han hecho su vida en el exterior, han tenido sus hijos (como los míos) en otra patria y de alguna manera han influenciado sus vidas en estos países. Siento que es una historia que debe ser contada una y otra vez, que no debe ser dejada al olvido es una deuda con esa gente que dio su vida por un ideal.
-¿Qué esperan con este montaje?
-Con Luis espero llegar a la mayor cantidad de personas posibles, sin distinción de credos.
LUIS RIVAS REFLEXIONA
“La vida verdadera de Allende, reseñada por un dramaturgo, se podría penetrar en dirección a un escenario, con el sentido histórico y el enfrentamiento circunstancial, a la muerte, donde nace, como contradicción y en instantes lo que se ha vivido.El autor, Quebleen, pudo tomar este doblez, para adherir al relato una valoración objetiva de lo menos conocido: la vida común de Allende en ese desenlace trágico de sus últimos momentos. Aglutinar el cuento pasado, el amor a su vida familiar, sus amigos, sus ausencias, sus errores, entre otras cosas, no le restaron vigencia a su capacidad como estadista y líder de excelencia. Nada común, digamos en el núcleo de los políticos. Esto ya es una provocación como personaje para un actor. Más que el signo ideológico me gusta de Allende su confirmación de humanista, base de su cromatismo como persona y un reto nada fortuito para representarlo. Si alguna vez, Cabrujas nos habló de cercanías, porque esas figuras de plenitud como Hamlet, o cualquiera excluyen nuestra realidad aunque con ellos comprendamos la génesis de otros, aquí en el mismo continente nace Allende y la esencia diferencial es que un argentino lo escribe, un chileno la dirige y un venezolano lo interpreta”.
Añade que, sin orden cronológico, recuerda haber conocido al “perro” Olivares, persona muy cercana a Allende al frecuentar un restaurante en la calle Merced, de Santiago. “En la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile fui alumno de Víctor Jara. Nunca me enteré de sus actividades políticas y nunca conocí a Salvador Allende. Chile, para mí, es simplemente mi segunda Patria, y los afectos no se olvidan”,puntualiza el comediante.
-¿Qué se había hecho, por qué aquí en Caracas no se le vio más?
-Vivo en Valencia y durante dos años hice un programa radial, un programa muy exitoso en Unión Radio, “la Hora del Burro”. La mayor parte del tiempo la paso leyendo o escribiendo. Tengo algunos guiones o participo en ellos. Con César Bolívar hice la película Muerte en alto contraste. Estoy dedicado a la investigación del teatro venezolano, y sé Edgard que te va a encantar que te diga que tengo unos libros por publicar: Cronología del espectáculo teatral en Venezuela y Bibliografía teatral cabrujiana.También tengo algunos intentos poéticos y activo un Historial del teatro venezolano.
“En parte la salud me obligó a un retiro, pero sin teatro no se puede vivir. Mi anhelo era volver y ya se concretó con el monologo Allende, la muerte de un presidente. Luego estamos preparando El daño que hace el tabaco de Chejov y lo infaltable: Humor en general, ya te supondrás con quien.
-¿Expectativas?
-El mayor número de funciones posibles en todo el país. Quisiéramos ir a Chile y tal vez a Nueva York donde vive Quebleen. Como la propuesta del montaje está fundamentada en el trabajo actoral, con muy pocos requerimientos escenográficos y de utilería podemos movilizarla con facilidad. Igualmente estamos abiertos a instituciones, escuelas y a cualquier espacio para hacerla.



domingo, octubre 24, 2010

Milagro humano en Caracas

María de Lourdes Marcano está definitivamente tranquila en el seno de Abraham. Fue de tal proporción el berrinche que armó para reclamar porque su amado hijo había quedado desempleado al acudir presto a Río Casanay para su funeral, que hasta los poderes divinos estaban dispuestos a intervenir. Ya Hernán Marcano volvió al elenco y continúa en la programación del Teatro Trasnocho con la comedia Esperando al italiano de Mariela Romero, puesta en escena por Tullio Cavali, quien también funge de productor al lado de Rolando Padilla, donde además participan las comediantas Caridad Canelón, Carolina Perpetuo, Dora Mazzone y Marisol Matheus. Ocurrió un milagro humano, más no divino, aunque los dioses son invención de la cultura del hombre.
Las tres partes o personas involucradas en ese conflicto lograron un acuerdo que satisfizo plenamente, pues, no hubo, hasta ahora, las temidas demandas judiciales por violación de los derechos humanos, además del sagrado derecho –u obligación bíblica- del trabajo y se volteó la página. Se impuso la sindéresis y se dañó “el espectáculo circense” porque había algunos que esperaban sangre proveniente de las cabezas de los involucrados y hasta el cierre del espacio que anima la vida nocturna caraqueña desde los últimos nueve años.
Se ha disipado, por ahora, una negra nube de tormenta suscitada por “las verdes envidias” de los que no hacen nada o por los que se siente desplazados ante el trabajo de los demás. Se impuso la sindéresis porque había que salvar al teatro y todo lo que eso significa, precisamente porque sus enemigos se desgarraban las camisas o las blusas en nombre de entelequias que ni ellos o ellas creen. En el teatro, como en la política, existen rémoras parlanchinas e insensatas que todo lo saben y todo lo resuelven sin que nadie las consulte. Ahí quedaron definidas o identificadas.
Negocio es negocio
Hay que recordar que el Teatro Trasnocho es un espacio de exhibición y encuentro para agrupaciones y creadores de las artes escénicas que, como es lógico, cumplan unos requisitos de calidad, ya que es un espacio privado donde, además, se apuesta por la creatividad y autogestión del hecho teatral, lo cual constituye el motor fundamental de la creación y la investigación de esa sociedad civil que no percibe auxilios oficiales de ningún tipo, por lo que cobran entrada para los espectáculos, o sea que no es gratuito.
Sus directivos –designados por una fundación, creada expresamente por las dueñas- apoyan el respeto por la libertad creativa, tanto en los procesos como en los resultados, en la creación formal como en el cuestionamiento de lo convencional y en la búsqueda de nuevos lenguajes interpretativos.
Desde su aparición en el panorama artístico, a finales del año 2001, el Teatro Trasnocho se ha consolidado como el más importante espacio privado de exhibición artística, y ha desarrollado y desarrolla otras actividades relacionadas con la formación, la acción social, el mejoramiento profesional y adaptación a las cambiantes realidades sociales y económicas que las acercan al concepto de servicio al público. Todo no es negocio como tal.
El Teatro Trasnocho, que desde el 2001 hemos apodado “El Ateneo de la Caracas del siglo XXI”, ha evitado su adscripción a una estética determinada y optado siempre por la pluralidad y mantiene abierta las puertas a todos aquellos fenómenos teatrales profesionales que buscan un lugar donde poder manifestarse de manera que el público pueda tener amplio acceso al abanico de tendencias escénicas.
Se combina esta variedad conceptual con una peculiar adaptabilidad espacial soportada en un sistema de gradas y escenario móviles, que se acoplan a todo tipo de espectáculos y eventos, convirtiendo al Teatro Trasnocho en un espacio polivalente, capaz de albergar 310 personas para montaje a la italiana, 312 en arena, 500 para espacio vacío, 210 en café concierto o 254 en pasarela.
Lo que viene
Subrayamos que la solución al conflicto con Hernán Marcano no cierra la posibilidad de otros similares o peores, porque ahí se trabaja con un material muy delicado y sensible como son los artistas. Y la única solución para evitar que se repitan situaciones como la superada es la puesta en práctica de una especie de código de trabajo entre la gerencia del Teatro Trasnocho y las agrupaciones que ahí se exhiban, una serie de normas ceñidas a las pautas legales. Tienen que ser formuladas y analizadas exhaustivamente las reglas o normas de conducta que deben regir las relaciones entre la institución y los artistas. Ambos sectores tienen que ser más severos y atenerse a la letra escrita de los contratos, nada de acuerdos verbales.
El teatro comercial, que es todo aquel que cobra taquilla por lo que presenta, exige un rigor con los horarios y con la calidad de las producciones, ya que los espectadores pagan por ver tal o cual evento y no tienen porque sufrir o ser afectados por los dramas personales o las deficiencias profesionales de los involucrados en los espectáculos. En producciones especiales, o delicadas, incluso hay que plantear la necesidad de contar con actores o actrices suplentes o estar en capacidad de sustituir a un actante en pocos días. El negocio no puede parar, el espectáculo debe continuar. Esa es la norma internacional.
En síntesis lo sucedido con el actor Héctor Marcano es una advertencia de como el negocio del teatro, ese que puede producir cerca o más de 300 mil bolívares, en taquilla bruta, por mes, hay que manejarlo con pinzas, con sumo cuidado para no dañarlo, cumpliendo todos los requisitos legales y los privados, especialmente las exigencias legales del Seniat (ojo con las facturas y su respectivo RIF para los pagos), con los seguros contra accidentes, en fin nadie puede olvidarse de que hay seres humanos en la sala y en el escenario.

sábado, octubre 23, 2010

Lennon llega a Rajatabla

Artista feliz es el esposo de Aura D’Arthenay. Durante la última semana de octubre y la primera de noviembre estrenará cinco espectáculos teatrales que escribió y dirigió, aquí en Caracas. Un venezolano de bajo perfil para quien su trabajo teatral es siempre un acto de amor hacia su país y su pareja que además es actriz.
Ese marido tan trabajador y para quien su mujer resulta fundamental en todas las faenas de su vida, desde hace 20 años, no es otro que el director y dramaturgo Paúl Salazar Rivas (Caracas, 1967), el mismo que presenta Yo soy John Lennon, desde el 28 de octubre, en la larga muestra de obras criollas que Rajatabla produce y exhibe en su sede, en Unearte. Y además es el creador de la comedia teatral Y Dios nos perdone, la cual engloba cuatro monólogos, los cuales se podrán degustar en el teatro del Colegio Francia, del 7 al 21 de noviembre.
Lennon y Salazar Rivas
Yo soy John Lennon
, ganadora del Concurso para Inéditos de Monte Ávila Editores, del 2008, y una de las piezas seleccionadas en la muestra rajatablina, “nació del deseo de hacerle un homenaje a Joan Manuel Serrat, pero al iniciar la investigación, no veía la obra, solo la visualizaba a través de sus canciones, y fue cuando entendí que la idea entraba perfectamente con John Lennon, a quién admiro mucho, junto a Los Beatles, pues siempre me llamaron la atención como fenómeno social de masas. La idea no era hacer una obra didáctica, sino que había que levantar una historia donde Lennon y sus amigos de Liverpool calzaran en ella como excusa. El amor, la amistad, la lucha por cumplir los sueños, son temas muy tratados, y que seguirán tratándose. Creo que los momentos que vivimos se prestan para la obra. Ahora que tanta gente quiere irse de Venezuela puede que la obra les haga un guiño, pero eso lo reflexiono ahora, realmente no era algo premeditado”.
El autor Salazar Rivas reitera que el Lennon creado en Caracas es una excusa para hablar sobre como ser uno mismo para triunfar. “Lennon, cuando era joven, y estaba lleno de sueños, imaginó ser como Elvis Presley, hasta que comprendió que Elvis hay uno solo, y que tenía que tratar de ser John Lennon. Está bien tener referencias, inspiración en una persona y todo eso, pero el entendió lo importante de ser autentico, tener un propio estilo. Al ir pensando sobre como armar el rompecabezas de la obra nos pareció interesante ubicar la obra en Nueva York, justo en la semana que matan a Lennon, porque es una ciudad de inmigrantes, donde era uno más de ellos, aunque tal vez Lennon se sentía ciudadano del mundo. La obra se ubica en el año 1980 y por la magia del teatro se topará de frente con cuatro latinos extraviados en un apartamento neoyorquino, tratando de buscar su lugar en el planeta, con un sueño por realizar, al igual que Los Beatles años atrás, pero estos no quieren triunfar en la música, si no montar un restaurante. En mi obra está justificada la entrada de Lennon y Yoko a ese apartamento, donde el encuentro no solo sirve a Juan (venezolano), Ricardo (colombiano), Pablo (argentino) y Gregorio (mexicano), sino el mismo Lennon, quien se ve obligado -como ocurrió muchas veces- a defender su leyenda, siempre tratando de responder preguntas como si él fuera un gurú, reflexiona hasta sobre los Beatles y como logró su liberación, gracias a Yoko. Mi obra tiene que ver con la identidad ¿Por qué esos señores están ahí y no en sus países? Es la condición del inmigrante que busca la gloria fuera de sus fronteras”.
Para esta pieza tan ambiciosa, Salazar Rivas tiene en sus manos a una nueva generación actoral que sale de Rajatabla. “Tenemos un elenco brillante, formado académicamente y con una capacitación importante. Muy creativo, siempre proponiendo o vendiéndome ideas, o comprándome otras. No solo han hecho el trabajo de rutina al enfrentar un proyecto, obviamente han investigado sobre el tema Beatles, el tema Lennon y los que les ha correspondido han trabajo el acento del país de donde provienen. Recuérdese que en esta obra aparece en escena Lennon y Yoko Ono, un reto para sus intérpretes, y al igual que todos han enfrentado el compromiso con la seriedad del caso. Se conocen mucho y están comprometidos con el proyecto, son: Rafael Marrero, Gabriel Agüero Mariño, Jean Carlos Rodríguez, Abilio Torres, Rossana Hernández y Elvis Chaveinte. He aprendido durante el proceso, acompañado por mi asistenta Andrea Pedrón".
Segunda tanda
Salazar Rivas estudió hace 20 años, en los tiempos de Luis Pardi, en Escuela Nacional de Artes Escénicas Cesar Rengifo y lleva diez dirigiendo sus obras y la de otro autor que ha querido que le monten su texto. “Soy un director que escenifica sus obras, de no haberlo hecho, ahí estarían engavetadas. Estamos montando la pieza Y que Dios nos perdone, de nuestra autoría, con la cual Producciones Pequeño Grupo celebra 10 años de trabajo. Son cuatro monólogos, pero ensamblados en una puesta, donde los actores siempre están en escena, los textos son: Soy un ex Menudo ¿Y qué?, interpretado por José Alfredo Figueroa. Mis sobrinos o que felices éramos, materializado por Jorge De Sousa. Que viva el público ¿de porquería?, caracterizado por Marianela de Melo. Y ¿Amor eterno? , asumido por Aura D’Arthenay, mi esposa. Esto lo mostraremos en el teatro del colegio Francia, desde el 7 de noviembre. Estoy contento con el trabajo, sorprendido con los compañeros que se adaptaron a las condiciones más adversas y ahí están. Para este espectáculo se ha conformado un buen grupo de trabajo, elenco solidario que ha realizado el montaje sin ningún tipo de ayuda, y con las uñas. Sigo intentando escribir, engavetando obras, desarrollando ideas. Tenemos varios planes para el año que viene, veremos cual podemos hacer. Que no se me mal entienda, pero desde hace algún tiempo, cada vez que estrenamos una obra, tenemos la sensación que puede ser la última, o que pasará un tiempo para poder montarse de nuevo, cada día es más complicado, los espacios, los recursos, las necesidades del público hoy en día son otras. Pequeño Grupo es valiente, humilde, discreto, callado, pero trabajador, ese es un patrimonio para nosotros. Que digan lo que digan”.
Primera década
Desde su creación en el 2000, Producciones Pequeño Grupo no ha cesado en su empeño de contribuir a la investigación e incursionando en temas que dibujan el perfil humano a través de historias que se entretejen para llevar al público reflexiones de vida, desde la clave del humor. En su primera década ha estrenado nueve piezas de autor venezolano (ocho de Salazar y otro venezolano) con las cuales han realizado 15 temporadas en total. La lista es así: 2000:Don Shakespeare. 2001:Don Shakespeare y El Conserje (Catálogo para actores en busca de fama... o trabajo). 2002: Rivales Eternos (La historia de un magallanero) 2004: Un duende en Navidad. 2005: Zona Liberada (Hoy puede ser un gran día) y Rivales Eternos (La historia de un magallanero que fue caraquista por un día). 2006: Una prueba de amor (Comedia de amor infantil). 2006: Don Shakespeare. 2006:Un duende en Navidad. 2007:Don Shakespeare.2008: El ladrón está aquí (Basada en una mentira auténtica). 2009 y 2010: Los papeles de febrero de Oscar Acosta. 2010: Y que Dios nos perdone (cuatro monólogos).

Manteca a la venezolana

Para los que no tienen memoria o pretenden olvidarlo todo, menos que existen y conspiran contra la existencia de los demás, les recordamos que nada de lo que se hace en la escena teatral es producto del acaso. Lo que se exhibe es consecuencia de aportes, sueños materializados y trabajos de un conjunto de artistas en décadas anteriores y su incesante continuación de tal tarea. Y, fundamentalmente, porque hay público acrecentado y culturizado para exigir más productos y de más calidad. Reiteramos esto en tiempos de revolución, para que nadie se engañe y piense siempre en función de la comunidad, y así se pueda trabajar mejor o se aprecie con mayor conocimiento e interés lo que consume o en lo que se participa.
Y por eso rememoramos como el chileno Horacio Peterson (22 de abril, 1922/25 de noviembre, 2002) vino a Caracas desde Argentina para continuar el proyecto cinematográfico La balandra Isabel llegó esta tarde de Carlos Hugo Christensen, a finales de la década de los 40 del siglo XX. Asociado a la actriz y maestra Juana Sujo inició un movimiento didáctico y modernizador con las artes escénicas. Fundó la Escuela de Teatro del caraqueño Ateneo y en los años 70 creó el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas y logró ubicarlo en la salida Sureste del Metro de Bellas Artes, gracias al apoyo del Centro Simón Bolívar y el Conac (ahora Ministerio del Poder Popular para la Cultura), desde 1994.
Ese espacio existe para las nuevas generaciones de teatreros y sigue abierto gracias al apoyo del Estado y por la paciencia y el amor de Carmen Jiménez. Ahí suministran práctica y teoría a nuevos teatreros y además los exhiben, como lo soñaba Peterson, quien sí formó a miles de actores y actrices, montó más de 120 piezas y desarrolló un especial método de capacitación, el cual se aplica en su Laboratorio, ese que ahora necesita crecer para continuar siendo más útil y para llegar a más juventud que sueña con su mañana que es el del país que quieren ver.
Y fue en ese Laboratorio donde se mostró, durante tres semanas, al plausible y conmovedor espectáculo Manteca del dramaturgo, poeta y actor cubano Alberto Pedro Torriente. Una comedia dramática sobre un complejo momento en la vida de tres hermanos de distintas y definidas personalidades, quienes deben decidir sobre la vida de alguien y su ejecución. Es la noche de Año Nuevo y todo gira en torno a comenzar otro ciclo y una nueva vida.
Manteca es además una saga sobre un hogar en el día a día, sobre la unión y los lazos afectivos que deben prevalecer pese a la diversidad de pensamientos que puedan existir en ese núcleo sanguíneo. En la escena es la Cuba de la última década del siglo XX, pero ahora o mañana puede ser cualquier otro país, porque la raza humana es una sola y está cambiante y ondulante como el mar, como diría Porfirio Barba Jacob.
Este es un respetable trabajo actoral de Ernesto Montero, Jesús Delgado y Varinia Arráiz, comandados por Morris Merentes, con una obra sobre la esencia de la vida de los cubanos en las últimas décadas, donde usan lenguajes y acciones directas y aleccionadoras. Nada de diatribas gratuitas ni de panfletos. Todo lo contrario: una adustez que asombra. Una obra maestra de teatro a la cubana.
“Tal como dice uno de los personajes: la democracia de la que tanto se habla está dentro de esa familia, donde cada quien puede tener su manera de pensar pero la sangre se respeta”, reflexiona Morris Merentes en torno a su montaje, el cual ha sido todo un acontecimiento por su calidad, a la venezolana, lograda por tres jóvenes que asaltan la escena como si fuesen versiones prometéicas de una generación que no quiere ser como el último pasajero del vagón del tren de la historia. ¡Deben mostrarse en otras salas!



jueves, octubre 21, 2010

Cabaret es un drama romántico

Cabaret, una de las más exitosas obras de teatro musical de todos los tiempos, se presenta, por primera vez en Caracas a partir del 4 de Noviembre en el Teatro Teresa Carreño, de la mano de Magno Producciones y bajo la dirección de César Sierra, con coreografías de Vittorio Marsón y la dirección musical de Armando Lovera, con un reparto de artistas venezolanos que impactarán al público con ese montaje sin precedentes en nuestro país.
Este Cabaret reúne a un equipo técnico y artístico de primera línea dentro y fuera del escenario. Una producción nacional de factura internacional que viene a nutrir la cartelera teatral venezolana
En el espectáculo Cabaret se viven las emociones y sentimientos de un pueblo entrando en un momento crítico y un lugar en el que se intenta esquivar la realidad, disfrutando de la vida con extraordinaria ironía. En este ambiente, el maestro de ceremonias, interpretado por Luis Fernández, nos presentará la incipiente represión de la Alemania nazi de la época y guiará al espectador por dos historias de amor, la de los dos protagonistas de la obra: Sally Bowles (Naty Martínez) y Cliff (Adrián Delgado); la de la casera Fräulein Schneider (Francis Rueda) y el comerciante judío Herr Schultz (Cayito Aponte). Junto a Karl Hofman en el papel de Ernst Ludwing y Mena Napolitano como Fraulen Kost.
Completan el elenco Andrés Acuña, Armando Acuña, María Esther Alonso, Mariana Alviárez, Domingo Balducci, Yelitza González, Anthony Lo Russo, Melissa Marín, José Vicente Pinto, Catherine Pintos y Sabrina Salvador; junto a un numeroso ensamble y una banda de nueve músicos de primera línea en vivo.
-A Karl Hofman le preguntamos que cómo cambió de un trabajo dramático en Actos indecentes, la exitosa pieza del venezolano Moisés Kaufman, a una comedia como Cabaret.
-Bueno si la pregunta es en cuanto a la parte artística, muy sencillo. Los actores somos seres mutantes que nos obligamos a adaptarnos a cualquier tipo de género a la hora de ejercer nuestro oficio. Considero que lo grande que puede hacer un actor es poder ejercer esos cambios a la hora de hacer y construir personajes. Un día eres un viejo de 70 años, otro día eres un alemán de 32 años. La capacidad de mutar, de romper moldes para mí es maravillosa y admirable en un actor. Me fastidian los actores que siempre son ellos mismos y no caracterizan. Claro es una opinión muy personal, te puedo poner el ejemplo de Jhonny Deep, nunca es el mismo, inclusive muchas veces cuesta hasta reconocerlo. Cambia desde su aspecto físico exterior hasta las cadencias al hablar, que gran actor. Como por ejemplo Tom Cruise, es un actor que es muy correcto pero siempre lo vemos igualito en todas sus películas. Es así que cambio de un género a otro, que también eso es maravilloso hacer un drama y luego vas y haces comedia musical.
-Y si la pregunta se refería a lo contractual, pues mi compromiso para la primera temporada finalizaba el 25 de septiembre y lo cumplí. Seguir me fue imposible por tantos compromisos profesionales que tengo entre otras cosas.
-También es importante señalar que Cabaret no corresponde al género de comedia musical, más bien en un drama musical así como el fantasma de la ópera, Los Miserables, el género de la comedia musical va más hacia lo infantil u obras muy particulares. Ya todo lo que Broadway hace va más hacia el gran espectáculo musical y es a lo que apunta con este montaje el director César Sierra y la compañía Magno producciones.
-Diferéncianos, conceptualmente los roles antes señalados.
-No solo los voy a diferenciar conceptualmente sino que te voy a hablar “un poco” del análisis cuatridimensional de cada uno de ellos. Como te indiqué anteriormente el padre de Lord Alfred Douglas en la pieza Actos Indecentes es un hombre amargado, cascarrabias, lleno de dolor y rencor hacia la vida. Su primer hijo se suicidó, su segundo hijo, también homosexual, mantiene relaciones con el hombre más reconocido en la Inglaterra de finales del siglo XIX. Es un hombre que agrede psicológicamente a su esposa y a sus hijos. Y en donde su ego es más grande que su físico. En mi construcción de personaje es un hombre que comenzaba a sufrir el mal de Parkinson, en donde la artrosis fue venciendo su columna y sus rodillas, su desgaste muscular y orgánico producto de la práctica del boxeo fueron mermando sus condiciones físicas y corporales, llegando a medir 173 cm. Yo mido 185. Su voz estruendosa respondía a muchos vicios alcohólicos y tabáquicos. Su visión era irregular y limitada producto de los golpes sufridos en su práctica deportiva y su visión era hipermeópica. Esto es por decirte un resumen de lo que construí durante un proceso de largo estudio.
-Ahora con respecto a mi persona,Herr Ernst Ludwing, un joven alemán practicante de la filosofía nazi y militante del partido, es un hombre de 33 años, jovial, simpático, con ideas muy arraigadas a la filosofía anti-semita. Vive en el momento decisivo de una Alemania dividida entre un partido comunista y la ultra derecha y el partido de gobierno. Trafica mercancía de París para sobrevivir y para colaborar a la noble causa que él denomina y para la cual sirve: La Alemania nazi, el y su partido, está convencido de ello, luchan por construir una nueva Alemania. Es muy dinámico, entrador, simpático, agradable, es alto y elegante, de movimientos muy rápidos, A veces nervioso, otras tranquilo y manipulador. Hasta que realmente se quita la careta y vemos al verdadero alemán que odia a los judíos y fija posición ante ellos y hace valer sus pensamientos. Como verás dos personajes del cielo a la tierra.
-¿Tiene interés cultural una comedia musical como Cabaret para el contexto venezolano?
-Cualquier hecho artístico “de calidad” que se haga desde el punto de vista “profesional” y que junte a talento venezolano, que de oportunidad de trabajo, sea el género que sea, siempre tendrá que ver con el interés cultural de un país. En Argentina, por ejemplo, en la Calle Corrientes, te cansas de ver comedias de revista, un género que responde a un país, y cuando las ves tiene un hecho artístico y cultural. Cuando aquí presentan zarzuela u opera, no es una actividad que conlleve una connotación directa con nuestro hecho formativo cultural, pero es un género que hay que conocer y que ver. Cuando presentas lecturas dramatizadas, comedias ligeras, dramas, -siempre y cuando se hagan con la dignidad, calidad y profesionalismo que te subrayo arriba- estamos hablando de un hecho socio-cultural que es evidente. Ojala pudiésemos hacer obras de autores clásicos, con grandes montajes y aparatajes técnicos, pero las realidades han evidentemente cambiado, como en esa misma dinámica ha hecho que cambie la cultura del espectador. No corresponde a los actores ese punto.
- ¿Por que no se ha creado una sindicato de actores en Venezuela que verdaderamente sea el interlocutor de los comediantes con los productores o con el Estado?
-Pues mira yo con el tema sindical nunca me lo he llevado. No creo en ellos. En este país, por lo menos en el tema artístico, no he visto que resulte nada de ello. Siempre son sindicatos patronales y personales. Lo mío es el arte, trabajar para ello. Entiendo que hay un grupo de actores desde hace tiempo tratando de hacer algo al respecto y hay algo introducido en la asamblea. Si se llegase a generar por un grupo de colegas y eso cobra el efecto esperado me sumaré. No puedo ser doctor si no sé nada de medicina. Por lo tanto no puedo ser sindicalista porque no soy afín a la política. Lo que te puedo decir es que la cultura está hecha para ser difundida a la sociedad y para ellos trabajo, desde la televisión, desde las tablas, desde la pantalla grande, desde la radio y desde mi instituto de formación artística y actoral CICA, con ello creo cumplir con mi compromiso social y artístico.
- ¿Qué tiene en estudio para los próximos meses?
-Mucho trabajo, mucho afecto que dar a mis hijas y a mi familia. Los planes van apareciendo y los vas también creando desde tu mente. Por el momento terminar mi post-grado en la UCV de Mercadeo para Empresas, continuar creciendo con CICA y en cuanto a los artísticos, te los revelo cuando se cristalicen….. hay muchos y estoy dándome el placer de poder elegir.


miércoles, octubre 20, 2010

Cabrujas y su show telenovelesco

José Ignacio Cabrujas Lofiego (Caracas,17.07.1937/Porlamar (21.10.1995) nos duele a todos. Hasta sus enemigos lamentan su temprana desaparición porque era punto obligado de referencia y con quien se podía discutir. Como periodistas le sacamos hasta el último sumo y como teatreros también, tanto que una de sus columnas periodísticas tuvo un reconocimiento o un detalle hacia nosotros o hacia nuestro trabajo de reseñadores del acontecer escénico, al cual él respetaba. Ahí esta su obra teatral en proceso de ser editada toda, gracias al quijotesco accionar del critico y polemista Leonardo Azpárren Jiménez.
Cabrujas también se destacó en la redacción de guiones para numerosas telenovelas y hasta se transformó en un autentico renovador de ese género audiovisual tan importante. Y gracias al periodista Nelson Hippolytte Ortega, quien lo entrevistó extensamente para una tesis doctoral, durante los años 90 del siglo XX, hemos leído un primoroso texto donde el ilustre artista venezolano habla de ese genero audiovisual tan vital para estos tiempos.
La entrevista completa de Ortega está en la pagina Web Prodavinci.com, pero antes fue publicada en la Revista Iberoamericana 174, enero-marzo 1996, y aquí, para refrescar su memoria, hemos logrado una especial edición de ese valioso trabajo, el cual difundimos para quienes no lo conocieron evalúen sus criterios.
-¿Para qué sirven las telenovelas?
-¿Para qué sirve una ficción? Para que las personas adquieran un sentido superior de su vida, para que la gente se sienta mejor, representada dignamente… Ahora, fines prácticos, ninguno. ¡Claro! la telenovela puede tener fines prácticos secundarios y es bueno usarlos, la lógica lo dice en Latinoamérica, un continente atormentado por problemas donde habría que decir algo, entonces, sí como no, sirvió –como pasó en España con Cristal de la señora Fiallo– para que se redujera el porcentaje de cáncer mamario, un dato absolutamente concreto: la señora Fiallo logró reducir el cáncer mamario en un 20 por ciento, introduciendo esa trama en su novela.
-Pero ése es un espejismo que me parece desvirtuante de la propia telenovela. Hace poco UNICEF me invitó para plantearme los problemas de niños latinoamericanos y de cómo se podía hacer para insertarlos dentro de una telenovela. Yo descubrí allí una ingenuidad: ¿es que ellos creen que una telenovela puede hacer el milagro de que los niños latinoamericanos marchen bien o de que por lo menos se reduzcan sus problemas? Eso es una tontería. Una telenovela sirve para lo que puede servir cualquier obra de carácter literario: para provocar la imagen que tiene el ser humano de sí mismo; una sociedad de sí misma.
-La telenovela padece de cierto anacronismo ¿De dónde salió que tenía que girar en torno de la muchacha de campo, el ascenso social, el villano…?
-Ése es un tema latinoamericano de finales del siglo XIX. Si analizas por un momento toda la tradición del teatro popular latinoamericano, autores como Florencio Sánchez en el Río de la Plata, autores como Rafael Guinand en Venezuela, te darás cuenta de que el tema era casi siempre el hombre o la muchacha ingenua o el campesino engañado por el hombre de la ciudad; ése es un tema muy querido por el universo latinoamericano. Hay quien piensa que podría venir del Barroco, pero en todo caso si vuelves a pasearte por la novelística de Rómulo Gallegos, muy disfrazada de mensaje social y de etcétera, vas a encontrar al hombre civilizador y a la muchachita pobre, como en Doña Bárbara, y también vas a encontrarlo en María de Jorge Isaac, en Peonía…. Son temas latinoamericanos, incluso si nos pusiéramos a meditar un poco sobre el por qué son tan queridos, llegaríamos a la conclusión de que se parecen a la sociedad latinoamericana. La desconfianza del hombre culto, la desconfianza del poderoso, un pueblo oprimido, arrinconado, que ve en el poder, en el dinero, ve en la cultura, incluso, una amenaza.
-Y el amor siempre es el tema central del género.
-El hombre tiene unas características muy raras como lector a través de toda la cultura humana de Occidente: las únicas historias populares de la gran literatura son historias de amor; en realidad, no se ha escrito nada que le haya importado a la gente, me refiero a la gran literatura, que no sea una historia de amor. La guerra y la paz es un ejemplo. En una cátedra universitaria podrás decir que allí hay una reflexión sobre el pensamiento liberal y sobre el nuevo hombre post-revolucionario, entre muchas cosas… Pero, ¿qué hace a esa novela sobrecogedora? ¿Por qué el lector no puede abandonar su lectura? Por aquello de que… él la quiere a ella, y ella se casa con otro. Ése es el problema. Sobre esa autopista, Tolstoy inserta genialmente un universo filosófico y conceptual enorme, profundo, que sería una pena que el lector no lo tomara en cuenta. Cuando la BBC de Londres comenzó la transmisión de La guerra y la paz, en Yugoslavia, yo la veía mordiéndome las uñas y maravillado. Lo que estaba viendo era una historia de amor, y sólo esperaba que él la volviera a encontrar a ella. Para los hombres todo lo que es largo tiene que ser amor. La Ilíada es de amor y la Odisea mucho más. Esos “chorizos” que los hombres han creado –obras monumentales– son, en realidad, historias de amor. Parece mentira, pero no hay otra cosa que obligue a una persona a ver una cosa todos los días, y durante diez meses y doscientas horas de su vida.
-En alguna oportunidad acusaste a las telenovelas de pacatas porque no se podían trastocar los valores sociales, y, por otra parte, había realidades que no se mostraban. ¿Sigues de acuerdo con ese planteamiento?
-No, creo que no. No me reconozco a mí mismo diciendo eso. Si la única obligación que tiene un arte cualquiera es trastocar los valores sociales. Lo que sí recuerdo haber dicho es que la masificación de la telenovela, y por ende del medio televisivo, nos impone ciertas prudencias ante afirmaciones o contenidos que provienen de otras estructuras artísticas. Siempre he citado un ejemplo de un famoso monólogo de Shakespeare sobre el vino, en el cual mediante una forma poética se exalta el valor de que te emborraches como algo extraordinario, elevadísimo.
-Es posible que si logras traducir eso a un lenguaje popular y hacerlo tan impactante como pudo haber sido en su época ese lenguaje de Shakespeare y lo reproduces y catapultas para diez millones de personas, posiblemente terminarías creando una publicidad que favorece al alcoholismo. La televisión tiene una idea de lo que es el sentido público. Hay algo que la emparenta al cuerpo de bomberos, es demasiado masiva, como son los bomberos. El televisor se enciende en la casa con una alegría irresponsable, lo están viendo niños, lo están viendo viejos, o sea, todo el mundo; entonces debes imaginar quién te está viendo.
-La televisión tiene que tener un lenguaje cívico, eso forma parte de lo que yo llamo la humildad de la televisión. En ese sentido el artista tiene que ser humilde, entender que su lenguaje, por primera vez, se traduce en términos muy reales, por lo tanto no puedes estar diciendo disparates. Escuché hace poco un poema de un tipo que le dio Sida, lo leí en una revista americana donde el tipo decía: “me sabe a soda que me de un sida, pues. Lo pasé bien y lo asumo”. Bueno, magnífico. Yo lo creo y digo ¡qué palo de tipo!, pero yo no puedo decir eso por televisión: coño me dio Sida y para el carajo, no, porque cae en un universo brutalmente amplio.
-Para los lectores del poema esa señal pudiera derivar en un acto poético, en un acto violento de rebeldía, pero existe un gran porcentaje de la sociedad para quien eso no deriva en rebeldía sino en un aprendizaje. Yo nunca he tenido esos valores de que éste es bueno y éste es malo. Todavía desprecio esos valores, pero cuando la televisión los coloca, me he acostumbrado a que mucha gente espera de ti algo… la palabra es horrible… constructivo. Yo me he acostumbrado a respetar esa palabra en la televisión.
-¿Qué diferencia encuentras entre la telenovela de los años sesenta y la de los noventa?
-La diferencia tecnológica, de mayor realidad del género. Paulatinamente, ha ido conquistando una mayor realidad, ése es un proceso importante para analizar. La telenovela ha conquistado primero su propia autenticidad. Los que hemos escrito telenovelas a lo largo de ese escribir, nos hemos dado cuenta de algo: la telenovela existe como un género con unas características. El problema no está en alterar el género a fin de negarlo, sino en encontrar dentro de él su propio rescate, su propia trascendencia e importancia que lo catapulte como un gran género. Ése ha sido quizás el enigma, la tentación, el no sé, el espejismo, quizás. Estoy convencido de eso. Cuando yo escribí La Dueña, me convencí de que una telenovela culebrónica vale la pena; es decir, que el sustituto de la telenovela no puede ser el realismo, el realismo es una cosa absolutamente disparatada en la telenovela. Ésta se puede salvar, si ese es el caso, y si podemos utilizar esa palabra que me cuesta usarla… bueno, enaltecer, subir, elevar –diría– siempre y cuando sea fiel a sí misma, siempre y cuando no quiera introducir elementos que la desvirtúen, siempre y cuando no me avergüence el género. Hay una necesidad impostergable en el escritor de telenovelas del futuro, de entender que eso es la telenovela y aceptarla con cierta humildad, como es. Voy a utilizar recursos del melodrama, voy a utilizar recursos que provienen del siglo XIX, voy a utilizar unas peripecias, voy a utilizar algo que es muy deleznable para quien piensa la narrativa en términos realistas. La telenovela no se puede salvar por el realismo, la telenovela se puede salvar y se puede engrandecer y dignificar y llegar a extremos extraordinarios, a mi criterio, por Shakespeare, por Sófocles, por los griegos, no por el realismo.
-La telenovela es un delirio de la conducta. Si yo tuviera que definirla, utilizaría una palabra muy gringa porque no encuentro otra: la telenovela es el show del sentimiento, y no un espectáculo porque le temo a esa palabra en español. Espectáculo no es igual que show. Show es una confabulación de factores, de técnicas, de luces, de colorido, que sobre un acontecimiento, por ejemplo de tipo musical ocurre. Todos hemos visto un show de Sting por situar un valor de nuestra época. Si redujéramos a Sting a un realismo, ¿qué sería? Un señor con una precaria voz, muy vergonzosa voz. Imaginemos que lo tenemos sentado en esta sala donde estamos tú y yo hablando. ¿Que sería? Un señor que toca tímidamente esa guitarra y canta muy precariamente unas canciones; ése no es el Sting que tú y yo conocemos cuando lo vemos en un video donde su imagen, su voz y su guitarra son ultra amplificadas. De repente empiezan a funcionar pantallas gigantescas, su imagen se fragmenta, aparecen rayos láser y una cantidad de empaques sonoros, visuales y de entorno que logran que Sting se pueda catapultar como una figura moderna casi post-romántica, impetuosa, a tono con lo que el hombre de hoy en día considera una gran cosa, un gran acontecimiento.
-La telenovela participa de ese fenómeno. En la modesta fisonomía latinoamericana, ella trata de engrandecer, catapultar, exagerar, hiperbolizar un sentimiento, a fin de hacerlos absolutamente drásticos y perturbadores ante la masa. ¿Cómo se puede creer que una persona prende la televisión para ver la realidad? ¿Cómo se puede creer que un espectáculo de ficción sustituye a un noticiero? Eso es absurdo. Hoy en día hay noticieros lo suficientemente melodramáticos, convincentes para mostrarnos una noticia desgarradora en lo sentimental, en lo emotivo. La telenovela podría enfocar la realidad como lo decíamos la otra vez, como una textura, como un detalle, como un estilo, pero a fin de cuentas las características en sí de la historia determinan grandes acontecimientos.
-Todo en la cultura moderna, en la cultura audiovisual, incita a los grandes acontecimientos. ¿Quién hace televisión con los pequeños? Nadie. Son programas menores, subalternos que renuncian a la masa. Hay una desesperada necesidad en nuestro mundo del gran acontecimiento; es decir, los que vimos en televisión los cohetes norteamericanos en Bagdad… ¿estuvimos presenciando qué? ¿Una guerra? Para un hombre como yo eso no era una guerra, era un show tecnológico de la industria militar norteamericana y, a la vez, era un acontecimiento dramático frente a nuestros ojos.
-Se estaban produciendo unas muertes anónimas en esa especie de Nintendo; estábamos viendo morir personas, lo que no vimos cuando éramos niños durante la Segunda Guerra Mundial. En aquél entonces mirábamos una imagen fraccionada, unos cohetes que caían, unas bombas, unos disparos. Pero aquí CNN estaba transportando la vida, hoy pasa, ahora pasa. Por lo tanto dentro de esa estructura mental, donde un show musical tiene que ser lo nunca visto, lo nunca oído, no tiene sentido. Cuando uno va a escuchar –hablando en términos gringos– a Madonna, por ejemplo, ¿cuándo la vamos a escuchar en sus límites? Nunca. Madonna cada vez que hace un espectáculo para televisión, del cual se va a derivar un video, un video láser, o un disco compacto, hace algo único, irrepetible, definitivo. Madonna en la intimidad con una guitarrita, en sus propios límites… imagínatela… sólo por vía de excepción, que ya es un espectáculo. Entonces, decir en este instante la gran Madonna se reduce a este límite, es un momento reconocible, es un momento perdurable. Cuando la telenovela entra dentro de los límites del actual lenguaje audiovisual, debería mostrar lo nunca visto, por lo tanto el que hable de realismo, ¿qué está diciendo?, ¿qué significa eso? ¿qué es eso en la cultura de masas?, ¿qué es el realismo ante los hombres que ven televisión? Nada. La cuota de realismo que tienes en televisión es que el dólar amaneció a tantos bolívares o que el Dow Jones se cayó en tal y cual porcentaje.
-¿Qué buscas reflejar en tus telenovelas? ¿Tu condición de hombre de clase media?
-Sí, quiero reflejarme a mí mismo, mis sensibilidades, mis opiniones; quiero reflejar la dignidad de la gente que es un tema que me obsesiona. Quiero contar la historia de dignidades y no de enseñanzas. Me importan algunos símbolos que en esta sociedad son efectivos y emocionantes como la solidaridad. Supongo que lo que más tengo dentro de mí cuando quiero escribir una telenovela es decir con orgullo: ¡Somos gente estupenda!
-“El fracaso” si es que se puede llamar “fracaso” de El paseo de la gracia de Dios, precisamente por no tener el rating de Por estas calles te hizo decir en privado: “No quiero quedar como la abuelita de las telenovelas” ¿Qué significa eso?
-Que no quiero quedar como el tipo que trató de hacer pervivir un género… de verdad que no tiene sentido, son razones ya mías, de mi propia vida, pero ¡vamos! con esta novela terminó un ciclo de mi vida, no sólo el ciclo de la telenovela, un ciclo de mi vida. A mí no me gusta fracasar, yo le tengo pánico a esa palabra. Para mí la telenovela se me está transformando en un fracaso, en un fracaso. Yo no te estoy diciendo se acabó la telenovela para mí, no; al mismo tiempo he dicho a quien me ha querido oír que ésta es mi última telenovela.
-Y a lo mejor es verdad y nunca más hago otra, pero si hago otra es porque encontraré una manera de hacerla y una circunstancia de producción para hacerla absolutamente distinta a la de este momento. Es un discurso que tengo que meditar, no es fácil, tengo que ir contra mí mismo, contra vicios, contra hábitos, contra un know how que yo tengo de la telenovela. Ponerlo en el cesto de la basura, que es lo que quiero y no es fácil. Nada se pone fácilmente en la basura, pero necesito hacerlo porque no tiene sentido; es decir, una cosa que me doy cuenta que sería ya muy deshonesto conmigo mismo, me doy cuenta que eso está muriendo, muriendo…



martes, octubre 19, 2010

Esperando el respeto al trabajo

La mamá de un actor entró en agonía y su hijo salió volando para verla porque estaba a muchas horas de camino. Atrás dejó armado un lío no imposible de resolver: su trabajo era clave para el desarrollo de la comedia Esperando al italiano de Mariela Romero. En el teatro Trasnocho, mientras tanto, estaban obligados a controlar una inundación interna, porque les llovía desde el techo y el escenario era algo peor que una piscina con pirañas, y tenían que secarlo para las funciones del fin de semana.
El huérfano, porque eso es ahora el susodicho comediante, al regresar se entera que las funciones fueron suspendidas y que además, había sido ya sustituido por otro histrión. Con el duelo a cuestas, comenzó a escribir por Internet para contar los detalles de lo que pasaba y desde entonces las redes sociales han servido para todo, menos para mejorar el asqueante panorama de las relaciones obrero-patronales, especialmente en el ámbito de la actividades culturales, ni proponer terapias de choque para la crisis que amenaza a la sobrevivencia del viejo arte de Tespis, por ahora aquí en Caracas.
Llamamos a Moisés Guevara para que diera su versión sobre ese “crimen” –quitarle el trabajo a otro artista- que el supuestamente “estaba cometiendo”, y al final, nos ha enviado esta larga carta electrónica o email, que publicamos, con un email de anexo, porque creemos que las polémicas laborales se resuelven en los tribunales y no difamando a diestra y siniestra. Ese tipo de descargas viscerales daña al teatro en general, cosa que como hemos leído no le interesa a nadie, aunque, como dice, Oscar Wilde, “Todo hombre mata aquello que ama. Unos lo hacen con una mirada cruel; otros con una palabra halagadora. El cobarde lo hace con un beso; el valiente, con un cuchillo”. Y nosotros agregaríamos, que también se daña o se mata con un email escrito con la verde envidia, esa misma que fusiló al poeta en un camino de Granada, esa cuyo nombre no se repite porque empavaba.
El email de Moisés Guevara
Querido Edgard:
Toda vez terminada la jornada de funciones del fin semana en Trasnocho decidí en mi día libre salir de Caracas a descansar. Al regresar puedo observar con asombro como a través de una red social se ha permitido que se me “satanice” sin conocimiento de causa. Se drenan odios sin medida y, cual circo romano, un grupo de personas me canibaliza, agrede y ofende no solo a mi persona sino a una Institución en el marco de su noveno aniversario donde en primera instancia todo lo enunciado y celebrado hablaba de pluralidad y tolerancia.
Es imposible expresar mi opinión en un comunicado o página de Internet que no cumple una función netamente informativa, el enunciado es “Nos solidarizamos únicamente con…” si ya se establece una posición, entonces, a mi entender no existe derecho a réplica, simplemente se señala de manera irresponsable a un supuesto culpable.
El único periodista que se ha comunicado conmigo a la fecha eres tú. Razón por la cual me veo en la responsabilidad personal y profesional de responder. Te envío para tu análisis, evaluación y pública expresión lo que considero una realidad contundente, un email que recibí del actor Hernán Marcano el lunes de la semana pasada antes de que se iniciase este escándalo mediático. En el podrás encontrar expresiones de disculpa, aceptación de responsabilidad y más importante, la afirmación de no saber nada de la producción de la obra en cuestión el día lunes habiendo regresado a Caracas el día domingo. Afirmaciones de suspensión de temporada cuando en realidad lo que lógicamente estaba sucediendo era la suspensión de funciones día a día.
Me pregunto entonces ¿Quién manejo y aún maneja mal esta situación? ¿Mi persona o la producción de obra? Le respondí al actor presentándole mis condolencias y aclarando que si él no sabía nada de la producción el día lunes habiendo regresado a Caracas el domingo esa era también mi realidad. Le pregunte a donde me había llamado y al mismo tiempo que hace pública otra comunicación me responde que llamo al teléfono de la taquilla del Trasnocho (la atiende una computadora para informar la programación) y a un número telefónico que esta desactivado hace año y medio.
Un primer contacto de Hernán Marcano a mi persona que pudo convertirse en una aclaratoria de equívocos y mesa de conversación se va al trasto por oscuras y negras razones.
No te voy a pedir que confirmes todos los equívocos con el elenco ya que sería injusto pedirle a las actrices que se pronuncien en “dimes y diretes” que desestabilizarían una obra teatral que bien merece estar en los mejores escenarios nacionales e internacionales, pero la señora Caridad Canelón puede dar fe de “el escenario ideal es que todos se presenten en el teatro esta noche para la función”.
Me encuentro frente a unos productores que no asumen ninguna responsabilidad y a partir de aquí todo se dirime en “tu palabra contra la mía” Es deleznable que entre iguales se llegue a esto.
Moisés Guevara
Post data
La misiva de Moisés Guevara finaliza con esto:
Cierro con un ejercicio que cada día me agrada practicar más, revisar el peso y el significado de las palabras.
escándalo.(Del lat. scandălum, y este del gr. σκάνδαλον).
1. m. Acción o palabra que es causa de que alguien obre mal o piense mal de otra persona.
2. m. Alboroto, tumulto, ruido.
3. m. Desenfreno, desvergüenza, mal ejemplo.
4. m. Asombro, pasmo, admiración.
~ activo.
1. m. Dicho o hecho reprensible que es ocasión de daño y ruina espiritual del prójimo
El Email de Marcano
Lunes 11 de octubre de 2010
Querido Moisés, te escribo para pedirte en mi nombre, disculpas por todos los contratiempos que pudieron ocasionar esta ausencia, pensé que lo que se haría era que Tulio como director pudiese asumir esa función para que no se suspendiera y junto al elenco hablarles al público y así poder solventar sin suspender. El 90% de la acción esta en las tres maravillosas actrices y pienso que se podía cumplir así con la función, pero también entiendo que tienes normas que hacer cumplir.
Estas amargas noticias el destino no las avisa. El jueves en la tarde la recibí que estaba muy grave y avise al director para que se reunieran y te planteara la posibilidad de que la función se realizara de esa manera. El viernes en el aeropuerto a las 7.30am me dicen que acababa de morir y avise a Tulio que yo me iba. El sábado me avisaron que tuvo que suspender y que debía venirme para la función de la noche pues sino se iba a suspender temporada.
Honestamente y en medio de mi dolor y el de mi familia tome la decisión de quedarme para enterrar a mi madre, ese día a la 4.30pm. Y les avise que no podía venirme, era muy fuerte esa situación, y que me comprometía a regresarme el domingo. El sábado en la noche Tulio me llamo y explique todo esto y lo que emocionalmente me afectaba. Me comunico que había sido suspendida la temporada.
Me vine el domingo y desde el aeropuerto, te envié mensaje para ver si había la posibilidad de que retomáramos ese día con tu anuencia pero creo que ya las decisiones estaban tomadas y también comprendo tu responsabilidad como gerente y la engorrosa posición frente a la directiva.
Ayer avise que estaba en Caracas a las 2pm y aún no he recibido comunicación de la producción, solo las actrices comentándome su posición.
Sé que soy el responsable de esta situación pero lo humano pudo más en mí, y tú igualmente debes saber el significado de una madre para uno y más en estas circunstancias en donde deseas intentar una salvación cuando ya no es posible.
Asumo mi responsabilidad y la decisión que tome tanto el director y el productor. En 20 años de entrega a esta carrera nunca he faltado a ninguna función pero tampoco me había tocado vivir y sentir esa pérdida. Conoces de mi entrega y de mi trabajo en el medio, se me escapó de mis manos estos momentos y creo que tu posición y responsabilidad también era muy difícil.
Agradezco tu atención y nuevamente, mil disculpas,
Hernán Marcano
Nuestra opinión
Aquí Hernán Marcano debe acudir a lo que dispone la Ley del Trabajo de la República Bolivariana de Venezuela. Buscarse un abogado y plantear una demanda por haber sido despedido de su trabajo porque no pudo cumplir con un horario laboral, ya que estaba sepultando a su progenitora. Las normas dan de tres o más días como permiso remunerado.
Ahora sus empleadores, o sea los productores de la comedia de Mariela Romero, deben saber qué hacer, como es pagar y restituir al agraviado. El teatro Trasnocho me imagino que adoptará otra disposición.
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sábado, octubre 16, 2010

El Canoero del Caipe

A tres décadas de su mutis es urgente recordar que César Rengifo (Caracas, 1915/1980) es un artista integral como pocos han brotado en esta Tierra de Gracia. Siempre luchó para que su pintura y su teatro -dejó unas 40 obras- llevasen la presencia física y conceptual de Venezuela y sus habitantes. Quería un fantástico fresco o un inconmensurable escenario repleto de sabanas, ríos, garzas, caballos, reces y siempre sus pacientes y sufridos habitantes –indígenas, afrodescendientes, mestizos y blancos- dedicados a preñar la tierra para levantar sus familias, pero sin descuidar al baile, la poesía y el amor. Él con sus disciplinas creativas hizo lo mismo que Rómulo Gallegos (Caracas, 1884/ 1969) con su literatura, así los digerimos nosotros. Esa es la patria venezolana que aprehendimos, poetizada por ese par de gigantes caraqueños.
El humanismo de Rengifo no gustó a varias generaciones de teatreros, quienes prefirieron un teatro “más universal”, por ende “menos criollo” y se apasionaron por todo aquello que venia “allende las fronteras”. No se dieron cuenta que el estiércol del diablo sería su perdición y proporcionaría unos cuantos desastres sociales y por ende culturales, por adorar al becerro de oro negro. No obstante, sus palabras germinaron en algunas piezas de Gilberto Pinto, Román Chalbaud y Levy Rossell, además de otros poquísimos autores.
Y como para que nadie olvide ese deseo de Rengifo, la Compañía Nacional de Teatro (CNT), bajo la égida de Eduardo Gil, presentó, en la Sala Anna Julia Rojas de Unearte, el brioso espectáculo músico-teatral El Canoero del Caipe. Asombrosa adaptación escénica con precisa conducción del artista Alexander D’ León, que se basó en la obra del dramaturgo cojedeño Daniel Suárez Hermoso, quien a su vez se inspiró en el poema homónimo de Alberto Arvelo Torrealba (Barinas, 1905/Caracas, 1971).
Mitos llaneros
Con la participación de un nutrido grupo de artistas de la actuación, la danza y la música recia, ésta espectacular producción, que se ambienta en una teatral llanura minimalista, se estructura a través de un texto pletórico de referencias a las ánimas, al Diablo y otros entes fantasmales que tejen la leyenda llanera, a través de personajes como Florentino y el Canoero, una fabula que no es venezolana sino continental.
La obra, que logra teatralizar D´Leon, narra didácticamente la historia de un niño arrastrado por las aguas a un mes de nacido. Un pulpero lo rescata, bajo la protección de un espíritu que no se sabe si es benigno o maligno. Encariñado con el muchacho, el pulpero le regala un bongó o canoa sobre la cual prodigiosamente se desplaza.
Un día, en medio de la tempestad, llega a San Fernando de Apure o “La ciudad de la esperanza”, con dirección al Arauca, una figura exótica que ha remontado caños y fuertes corrientes de río. El ambiente de misterio envuelve la trama teatral para mostrarnos ese primer encuentro entre el Diablo, quien capitanea un bongó, y el Canoero, para informarle que su ánima ya le pertenece.
La atmósfera escénica conduce finamente a nuevos episodios y se muestra al Canoero enamorado de Maruja, quien se extravía y esto lo obliga buscarla de puerto en puerto. Cuando la encuentra, ya de regreso a su hogar, está casada con su padre. El conflicto resulta inevitable y se expresa en un fantástico desafío en el cual el canto y la muerte se conjugan, a través de acciones donde la presencia demoníaca mostrará su marca. Florentino vence al mal, pero el Canoero se desgracia.
Grecia en el llano
En síntesis, el subtexto literario de El Canoero del Caipe, gracias a esos inconmensurables vasos comunicantes de la cultura universal, es lo más puro de la antigua Grecia, base de la dramaturgia occidental. Ahí están: Edipo, Electra y otros mitos que, gracias a la música recia y las interpretaciones de sus cantantes, adquieren brillos poco frecuentes en los escenarios venezolanos, más dedicados a otro tipo de montajes. Recordamos como ésta República, que nos ha costado ríos de sangre y de lágrimas, es multiétnica y multicultural, donde nadie debe desplazar o ningunear al otro. ¡Un difícil equilibrio… que no es molestia alguna intentarlo y alcanzarlo!
Nosotros que pudimos disfrutar de la amistad y de las enseñanzas de César Rengifo, creemos que él se siente complacido de la tarea asumida por la CNT, y todo ese equipo ahí presente de jóvenes de las comunidades barinesas, para mostrar lo capaces que son como actores, como cantantes y como hombres y mujeres del llano, quienes reclaman, una vez más, sus derechos para estar presentes y con mayor frecuencia en todas las manifestaciones de la cultura nacional.
Imposible ignorar a Ángel Rivas, el Canoero; Daniel Vela como el Diablo y Danell Angulo transformado en Florentino, o a ese lorquiano elenco de hembras llaneras desafiando a la muerte para salvar a los hijos y sus machos, cual celosas custodias de la especie. En fin, talento es lo que ahí vimos y disfrutamos, además con músicos como Ismael Lobo y José Ramón Díaz.
En síntesis, El Canoero del Caipe ofrece un recorrido por los mitos e imaginarios del llano, donde la música recia marca el tránsito entre sus diversas atmósferas emocionales y diversidad de tonalidades. Junto a tales fantásticos seres se desarrolla una saga que logra establecer las bases de una autentica poética de la llaneridad, donde todo se celebra y todo es una despedida.
Opiniones ajenas
Para el dramaturgo Suárez Hermoso el Caonero es un Caronte, desandador de los ríos, “él va en la muerte y vive en ella en la presunción de su inocencia”. Según el director Alexander D´León, “es una obra que rinde culto a las leyendas de Barinas. Entes como las ánimas, el Diablo, Florentino, la viuda, el Canoero y Maruja, personajes cargados de trágicos azares, desventurados en ese gran escenario de la soledad. Este viaje en el bongo del Canoero del Caipe ha sido una intensa aventura llena de saberes que reafirmo, que aclaro y que descubro sobre el mágico mundo de nuestra llaneridad y que espero poder trasladar a cada público en todos los rincones de Venezuela gracias a la CNT”.
Artistas y técnicos
La magia escénica de El canoero del Caipe es posible por los talentos conjugados de estos artistas: Rosa Pavón, Elisa Jiménez, Teresa Rosario, Mery Carruido, Ledys Arroyo, Ramona Melero, Yuleima Mujica, Ángel Rivas, Daniel Vela, Danell Angulo, Deivi Sotillo, Carlos Rosales, René Ramírez, Marcos Rodríguez, José David Bojaca, Abel Bojaca, René Ramírez, David Ojeda, José Ramón Díaz, Ismael Lobo, León Padilla (arte), Wiljen Moens (vestuario), Pedro Carrasquel (canto), Ana Moncada (danzas), Jonathan Cardona (sonidos y efectos), Daniel Ramos y Eduard Martínez (personal técnico), Avilmar Franco (producción de campo) y Alexander D`León (director). Producción general: el equipo de la CNT.



Cleopatra en Los Teques

Isaac Chocrón cambió la ruta de vida del actor Dante Gil. Era su alumno en la cátedra “Shakespeare y el teatro isabelino”, la última que dictó en la Escuela de Arte de la UCV (2005), y logró convencerlo de la grandeza del poeta de Avon, del genio que, como dice el crítico Harold Bloom,”nos creo tal cual somos”. Este comediante (Caracas, 1980) se propuso como meta montar todo el repertorio del más grande dramaturgo isabelino: 35 comedias, historias y tragedias. ¡Proeza que ningún criollo ha intentado hasta ahora!
Y para hacer realidad su anhelo, porque los venezolanos serios son del tamaño del compromiso que asumen, Dante debutó con La tempestad, historia muy extraña por la profunda melancolía de su protagonista, el mago Prospero. La exhibió en la sala Leoncio Martínez, de la Casa de la Cultura de Los Teques (2009), con su agrupación Veneteatro, fundada en 1999 con un puñado de artistas del estado Miranda y empeñada en brindar una vitrina de promoción y difusión del teatro como herramienta de laboratorio escénico y profesional.
Dante para este Año Bicentenario mostró primero el monólogo Rivas el vencedor, que escribió, dirigió y actúo. Y continuó con su reto shakespereano al mostrar Marco Antonio y Cleopatra, considerada como la más importante de las tragedias amorosas, la saga de los amantes más intensos que brotaron del cerebro del escritor isabelino, la demostración más patética de la desgracia que acosa a los poderosos cuando quieren ser felices con el amor. Nuevamente en la sala Leoncio Martínez la magia la puso Shakespeare y sus actores fueron Charles Arias, Luisana Ortiz, Ulises Acosta, William Pérez, Melissa Muñoz, James Prada, Henry Pantoja, Mara Flores, Francisco Ortiz, Fátima Martins, Frailin Mendible, Betania Flores y Stefani Torres.
Considera Bloom que no es Marco Antonio y Cleopatra una biografía teatral de los personajes históricos y Shakespeare los muestra sin mucha intimidad, son unos desgraciados amantes condenados por el poder y la envidia del César que no puede ser feliz como quisiera.Es su texto mas sensual y ardiente y si se quisiera medir todo el poder shakespereano con una sola de sus obra podríamos hacerlo con esta pieza.
Y para Dante, la célebre pareja se suicida como símbolo de la gloria por encima de la derrota. Él se hiere con su espada cual si hubiese sido vencido por otro romano, mientras ella se hace morder de una víbora para entrar en un éxtasis que la llevará a su reencuentro con su amado.
Dante, con su versión y dirección de este espectáculo, plasma aspectos puntuales de la vida de los personajes, además de acentuar la seducción, la emoción, el amor, la gloria y la muerte de la reina de Egipto, Cleopatra (69 a.C/30 a.C), y del romano general Marco Antonio (83 a.C/30 a.C).
El espectáculo desprovisto de ornamentos inútiles y llevado a un minimalismo funcional, permite el acelerado ritmo de la saga, acentúa el drama de los enamorados acorralados por el envidioso César que anhela hundirlos. Todo se logra con las conmovedoras actuaciones de Luisa Ortiz y de Ulises Acosta en sus roles de reina y general enamorados y dispuestos a perecer antes de ser separados.
¡Ricardo III espera turno ahora Los Teques para el 2011 porque Veneteatro insiste!


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martes, octubre 12, 2010

John Lennon en Caracas

Carlos Gardel visitó a Venezuela en 1935, le cantó al Benemérito en Maracay, extasió al público caraqueño en el teatro Principal y visitó a la familia Ancisar en La Pastora. Se marchó a la eternidad a bordo de un desgraciado avión que partió del colombiano Medellín, hace 75 años. Otro artista legendario, John Lennon, nunca conoció a Caracas pero en Nueva York, el mismo día que lo mataron, hace ya 30 años, sí pudo tratar a un cuarteto de latinoamericanos, entre quienes estaba el venezolano Juan , como lo revela el dramaturgo Paúl Salazar con su obra Yo soy John Lennon, la cual se estrena el 28 de octubre, dentro del festival de nueva dramaturgia que adelanta el grupo Rajatabla.
-Recuerda Paúl los orígenes de esta pieza, desde su pasión por los Beatles hasta lo que ha pasado.
-Sobre los orígenes de esta pieza, debo ser -una vez más- absolutamente sincero, no puedo ser de otra forma. Mis obras siempre están enmarcadas en un acontecimiento, una fecha o personaje específico, recuerda a Rivales eternos (La historia de un Magallanero que fue caraquista por un día), que se centra en la rivalidad que tienen Los Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes, la obra se desarrolla el 31 de enero de 1994, último juego de aquella final Caracas Vs. Magallanes; ahí el béisbol es una excusa para hablar sobre la amistad. Y podría citar otros ejemplos, tengo otras obras engavetadas con el mismo perfil, una dedicada a un importante pelotero venezolano, gloria nacional, que a mi juicio ha sido poco a poco olvidado, cuando es un héroe patrio contemporáneo. Todo esto lo cito como introducción para explicar que la idea de Yo soy John Lennon nace del deseo de hacerle una obra homenaje a Joan Manuel Serrat, el cantautor catalán, a quién admiramos mucho; sabía que la obra se llamaría Yo soy Serrat y trataría de una persona cuya admiración es tal, que un buen día se cree, Joan Manuel Serrat, desatando serios problemas en su entorno. Así empezaría a armar el rompecabezas de la obra, esa es la metodología de nuestro trabajo, pero al iniciar la investigación para la diagramación, no podía ver la obra, solo la veía a través de sus canciones –lo cual no es malo, pero no era la idea- no conseguía por donde entrarle, la vida de Serrat no es tan “pública” como la de otros artistas, su música es muy conocida, no tanto su vida personal, solo algunas generalidades –lo cual no impide que se haga en otra oportunidad-, y fue cuando entendí que la idea entraba perfectamente con John Lennon, a quién admiro mucho, junto a Los Beatles, y que sabía mucho sobre estos, pues el tema de Lennon y Los Beatles siempre me llamó la atención como fenómeno social de masas, la relación John Lennon - Yoko Ono me parece legendaria, y fue cuando vi la obra claramente.
“Esto no le quita legitimidad al proyecto, pues lo que acabo de contar fue todo inicial, nunca se hizo nada con Serrat, el proyecto se empieza a levantar ya con, John Lennon, obviamente empecé a leer mucho más sobre Lennon, y Los Beatles, pero ya pensando en la obra, sabía que la idea no era hacer una obra didáctica sobre los Beatles, sino que había que levantar una historia donde Lennon y sus amigos de Liverpool calzaran en ella como una excusa. Pero fue complicado. Mi primera imagen fuerte con Lennon y los Beatles, fue el 8 de diciembre de 1980, tenía 13 años, cuando asesinan a Lennon y veo por la televisión lo afectada que estaban las personas, yo sabía que existían los Beatles y John Lennon, pero ahí empieza un interés particular sobre ellos y el fenómeno de masas que significaron”.
- ¿Cómo resume la anécdota o el argumento de su obra?
-El amor, la amistad, la lucha por cumplir los sueños, son temas muy tratados, y que seguirán tratándose. Creo que tan importante como “la historia de una obra” es “como la cuentas”, y si esa reflexión es cierta –lo cual no sé-, entonces, el tener los riñones de meter a Lennon y Yoko en una obra para hablar sobre la identidad, es correcto, y creo que eso encaja perfectamente en los tiempos que corren. Hablando de anécdotas. Usted me hace recordar que cuando pasó lo de Monte Ávila Editores, el jurado que seleccionó a Yo soy John Lennon, justificó su decisión argumentando: “por su acertado tratamiento de la anécdota”. Creo que “estos momentos” que vivimos se prestan para la obra. Hoy, que tanta gente quiere irse de Venezuela puede que la obra les haga un guiño, pero eso lo reflexiono ahora, realmente no era algo premeditado.
- ¿Por qué involucra al latinoamericano inmigrante en Nueva York con la historia de Lennon? Se lo pregunto por las similitudes que se presentan al ser la pareja Yoko-Lennon los visitantes al apartamento de los latinos, y porque más de un desalmado la vinculará con “El día que me quieras”.
-Lennon, es conocido como “El hombre de ninguna parte”, esto por su canción, “Nowhere Man”. Obviamente es una obra homenaje a Lennon que salpica a los Beatles, pero especialmente a Lennon, y no sólo su música, sino su posición sobre la lucha por la paz y los derechos humanos, pero este Lennon, creado teatralmente en Caracas, es una excusa para hablar sobre ser uno mismo para triunfar. Lennon, cuando era joven, y estaba lleno de sueños, imaginó ser como Elvis Presley, hasta que comprendió que, Elvis hay uno solo, que tenía que tratar de ser: John Lennon. Está bien tener referencias, inspiración en una persona y todo eso, pero el entendió lo importante de ser autentico, tener un propio estilo. Al ir pensando sobre como armar el rompecabezas de la obra nos pareció interesante ubicar la obra en Nueva York, justo en la semana que matan a Lennon. Nueva York es una ciudad de inmigrantes, donde Lennon era uno más de ellos, aunque tal vez Lennon se sentía ciudadano del mundo. Lennon, al morir tenía nueve años que no pisaba su natal Liverpool. Lennon, luchó -a su manera- por las minorías, no digo que específicamente por los latinos en Estados Unidos, pero recuerde que la obra está ubicada en el año de 1980, y que por la magia del teatro se topará de frente con cuatro latinos extraviados en Nueva York, tratando de buscar su lugar en el mundo, con un sueño por realizar, al igual que Los Beatles años atrás, estos no quieren triunfar en la música, pero quieren montar un restaurante.
“Paradójicamente, los Lennon–Ono, fueron una pareja que tuvieron que luchar arduamente para lograr la residencia en Estados Unidos. Es público y notorio, que el gobierno de Nixon trató por todos los medios en deportar a los Lennon, el destino hizo una extraña jugada haciendo que fuera Nixon el que tuviera que renunciar a la Presidencia de su país -1974- por el caso Watergate –que no tiene que ver con la historia- y es al año siguiente -1975-, cuando Lennon logra por fin tener un hijo con Yoko, cuando le dan la tarjeta verde”.
“En mi obra está bien justificada la entrada de Lennon y Yoko a ese apartamento, el encuentro no solo le sirve a Juan (venezolano), Ricardo (colombiano), Pablo (argentino) y Gregorio (mexicano), sino el mismo Lennon, quien se ve obligado -como ocurrió muchas veces- a defender “la leyenda Lennon”, siempre tratando de responder preguntas como si el fuera un gurú, reflexiona hasta sobre los Beatles y como logró su liberación, gracias a Yoko”.
“Mi obra tiene que ver sobre la identidad ¿Por qué esos señores están ahí y no en sus países? La condición del inmigrante que busca la gloria fuera de sus fronteras. Sobre lo de El día que me quieras, le voy a decir algo y pongo el amor incondicional a mi querida esposa Aura como garantía, y quienes me conozcan saben el valor que eso tiene para mí, es decir, no miento. Nunca en la vida cuando empecé a estructurar la obra, ni siquiera cuando mis pensamientos estaban con Serrat pensaba en El día que me quieras, por Dios ¿Cómo? Me disculpan el lugar común, pero El día que me quieras es un obra extraordinaria, que he leído no sé cuantas veces, tuve la oportunidad de ver en 1988-89, la segunda versión que el mismo Cabrujas montó, cuando Gardel fue interpretado por Héctor Mayertons, y la que montó el maestro, Juan Carlos Gené, con el Grupo Actoral 80, hace pocos años. Pero la obra de Lennon nace –ya lo expliqué- por mi admiración por Lennon, y por mi estilo de escribir. La primera vez que alguien me dice que la gente podría comentar algo así fue, Juan Ramón Pérez, excelente dramaturgo residenciado en Puerto La Cruz, quien me ayudó mucho con la obra haciendo algunas correcciones, pero eso sucede por la anécdota donde entran en escena dos grandes figuras populares de la canción, Gardel en una, y Lennon en otra, no por otra cosa, jamás compararía las obras pues no tienen comparación, El día que me quieras es una obra fundamental en la historia del teatro latinoamericano, punto”.
-¿Al ubicar su pieza en los años 80 no encuentra en ese pasado un desfase con los tiempos actuales?
-No, pues para hablar en “los tiempos actuales” solo tienes que saber como hacerlo, no digo que yo sepa, digo que puedes hablarle a la gente de tu contexto histórico escribiendo una obra ubicada en el año 23 antes de Cristo, pero cuyo objetivo sea hablarle a tu gente. Ahora, si voy hablar sobre los sueños de un grupo de latinos fuera de sus fronteras, y tomo a Lennon como excusa y veo que el camino es: La última semana que Lennon tuvo de vida. ¿Dónde la voy a ubicar en tiempo y espacio? Nueva York, 1980. Y aclaro que es obvio que se podría escribir una obra sobre Lennon pensando en el futuro, es decir, ubicarla en 2040 por decir algo, el centenario de Lennon –por ejemplo-, u otra cosa, y pensar, ver como armas eso ¿Me explico? La imaginación da para todo. Para hacer una obra de teatro sobre Lennon, no necesariamente tienes que poner a Lennon como personaje, incluso podrías no mencionarlo, eso vale para cualquier otra personalidad o situación. Nosotros lo hicimos, pero no necesariamente tiene que ser así. Uno puede hacer una obra sobre la independencia de un país sin ubicarla en ese contexto y espacio, sería hasta más interesante. Nuestros cuatro protagonistas no tienen nada que ver con los Beatles, y en el transcurso de la pieza ellos descubren -o creen descubrir- que sus vidas, la de cada uno, tienen similitud con algún Beatles, cada uno es una referencia de, John, Paul, Ringo y George. Yo tomé el contexto histórico de 1980, en Nueva York, pues ese año y esa ciudad murió. ¿La obra soportará el pasó del tiempo? No lo sé, seguramente no, tal vez el tema de Lennon la proteja hasta cierto punto, y aclaro que nunca usé a Lennon como gancho, la admiración que sentimos por él es legítima. Las canciones de Lennon han soportado el paso del tiempo, vea todo lo que ocurrió el pasado 9 de octubre de 2010, cuando éste cumpliría 70 años, una celebración a nivel mundial. El 8 de diciembre se cumplirán 30 años de su muerte, en abril pasado se cumplieron 40 años de la separación “formal” de Los Beatles. Claro, todo esto es por Lennon, Lennon es Lennon y la obra es otra cosa, pero por ser una obra sobre Lennon tal vez interese incluso dentro de algunos años. Hoy, en el marco de los 40 años de Rajatabla se monta Yo soy John Lennon.
-¿Cómo ha sido el trabajo con los actores que son una nueva generación que sale de Rajatabla?
-Esta nueva generación que sale de Rajatabla –la que conforma el elenco- ya tiene una experiencia solida. Podría responder la pregunta de muchas maneras, y verme obligado a explicar cada una de ellas. Ha sido: extraordinaria, sorpresiva, y dura. Solo explicaré la primera, las de más no tienen importancia, salvo para mí, pues nada tiene que ver con éste excelente grupo de actores. Yo soy director de teatro pues nadie montaba mis obras, y empecé a llevarlas a escena, o sea: soy un director que monta sus obras, de no haberlo hecho, ahí estarían engavetadas, punto. Nunca había trabajado como director con nadie que no fuera nuestro grupo, y empezar con Rajatabla, no fue fácil, pues es un gran compromiso. Ellos me invitaron y lo que me queda de vida se los agradeceré. Mi forma de ser, y mi manera de concebir el teatro, tal vez sean complicadas para trabajar fuera de mi grupo, yo no reviso la nevera y registro las gavetas en casa ajena, mucho menos alzo la voz, yo sigo las normas del dueño de la casa, y en la mía que sigan las de nosotros, eso sí, siempre tratando que la gente se sienta muy cómoda. Yo respeto la institución que significa Rajatabla, y muy agradecido por la oportunidad. No me han limitado en nada, si esto no funciona, será mi responsabilidad, de más nadie, y tendré que vivir con eso. Soy egresado hace 20 años de la Escuela Nacional de Artes Escénicas Cesar Rengifo y esa es una escuela muy disciplinada y formal, nuestro ciclo académico era de cuatro años. Yo tengo 10 años dirigiendo mis obras y la de algún otro autor que ha querido que le monte su texto, cosa que también me ha comprometido, pues no es lo mismo montar un texto de uno que un texto de otro autor, no es lo mismo dirigir con tu grupo que dirigir como un invitado de otro grupo, tal vez a muchos les parecerá una tontería, los respeto, pero para mí no. ¿Qué le puedo decir? Difícilmente se puede reunir hoy en día a un grupo de jóvenes con éste nivel que tenemos en Yo soy John Lennon y esto no es un saludo a la bandera, tenemos un elenco brillante, formados académicamente por Rajatabla, y con una experiencia importante, ya no sólo en esa institución sino en distintos grupos. Muy creativos, siempre proponiendo, siempre “vendiéndome” ideas, o no “comprándome” otras, no solo han hecho el trabajo de rutina que se hace al enfrentar un proyecto, hay un extra, obviamente han investigado sobre el tema Beatles, el tema Lennon, los que les ha correspondido han trabajo el acento del país donde pertenecen. Recuerde que en esta obra aparece en escena John Lennon y Yoko Ono, todo un reto para sus intérpretes, y al igual que todos han enfrentado el compromiso con la seriedad del caso, veremos que ocurre.
"El grupo se conocen mucho entre ellos y están comprometidos con el proyecto, son: Rafael Marrero, Gabriel Agüero Mariño, Jean Carlos Rodríguez, Abilio Torres, Rossana Hernández y Elvis Chaveinte, e incluso, Jean Franco De Marchi, -quien empezó a ensayar el proyecto-, todos son excelente actores. He aprendido mucho durante el proceso, acompañado por mi asistenta Andrea Pedrón. Ha sido duro, ellos no tienen idea lo que fue armar ese texto –solo Aura puede saberlo-, la obra es realmente sencilla, o pareciera, pero está plagada de guiños. El elenco es muy bueno, y creo que veremos 6 trabajos excelentes. Mis respetos a todos ellos. Y mi gratitud a la fundación Rajatabla".
-¿Y después que viene?
-Inmediatamente me voy a revisar, voy a reflexionar mucho, pero después de ambos partos. Paralelo a los ensayos de Yo soy John Lennon, estamos montando la obra con que Producciones Pequeño Grupo, celebra sus 10 años de trabajo: Y que Dios nos perdone, de nuestra autoría, son cuatro monólogos cortos, de los 10 que escribimos, pero que están ensamblados en una puesta, donde los actores siempre están en escena, los textos son: Soy un ex Menudo ¿Y qué?, interpretado por José Alfredo Figueroa. Mis sobrinos o que felices éramos, interpretado por Jorge De Sousa. Que viva el público ¿de porquería?, interpretado por Marianela de Melo. ¿Amor eterno?, interpretado por Aura D’Arthenay, mi esposa. Esto lo montaremos en el auditorio del colegio Francia, estoy contento con el trabajo, sorprendido con los compañeros que se han adaptado a las condiciones mas adversas y ahí están. Con este montaje de Y que Dios nos perdone se ha conformado un buen grupo de trabajo, un maravilloso equipo, un elenco solidario que hemos realizado el montaje sin ningún tipo de ayuda, y con las uñas, y verán un trabajo de calidad. Sigo intentando escribir, engavetando obras, desarrollando ideas, soñando. Tenemos varios planes para el año que viene, veremos cual podemos hacer, realmente no está fácil la cosa. No me mal entienda, pero desde hace algún tiempo, cada vez que estrenamos una obra, tenemos la sensación que puede ser la última, o que pasará un tiempo para poder montarse de nuevo, cada día es más complicado, los espacios, los recursos, las necesidades del público hoy en día son otras, pero esto no es una lloradera, nosotros seguimos trabajando, con optimismo. Pequeño Grupo es valiente, humilde, discreto, callado, pero trabajador, ese es un patrimonio para nosotros. Que digan lo que digan.
- ¿Cómo encuentra al teatro venezolano actual?
-Aclaro, primero que nada, que es un tema delicado, que en este espacio –que agradezco- no podré hablar todo lo que pensamos sobre tan complejo punto. Nosotros tenemos más de 20 años haciendo teatro, lo cual no nos autoriza a nada, uno -u otros- puede tener 20 años haciendo mal las cosas, pero por esos 20 años podemos dar nuestra opinión. Todos tienen derecho a realizar teatro, y el teatro que quieran. Juro que nunca entendíamos eso que antes pasaba, de que la gente de televisión no hacia teatro –salvo muchas excepciones- o viceversa. Le aseguro que hace 25 años era más o menso así. Pero quienes hemos hecho teatro desde siempre, por que nos gusta, por vocación, o por lo que sea, y no por una situación coyuntural que ha obligado a unos compañeros -provenientes de otros medios ajenos al teatral- a tomar cuanto espacio teatral exista, bien sea por las pocas oportunidades que ahora hay en televisión, la situación económica, o la razón que sea, se nos hace más complicado todavía. Y esto lo pongo como contexto, pues veo al teatro sin espacios, los que hay están tomados, y no hay recursos, salvo el autofinanciamiento, y al parecer eso obliga a realizar concesiones en distintos puntos, tanto los grupos como los gerentes de salas, que incluye elenco y texto. Repito que esto lo digo con respeto, y como una generalidad. El tema es complejo, pues el derecho de hacer teatro es legítimo para todo el mundo, y eso no lo voy a discutir. Hemos hecho piezas que han dado que hablar, que son recordadas, hemos presentado espectáculos con buena aceptación de público y crítica, y andamos por ahí… invisibles ante algunos entes. Hoy me pregunto ¿Cómo hicimos? Por el esfuerzo de los involucrados en cada proyecto. Discúlpeme que hable desde nuestra experiencia, pero muchos grupos legítimamente se quejan que se les han eliminados sus subsidios, y tienen todo su derecho a quejarse, les apoyo en sus quejas, pero existimos grupos que nunca los hemos tenido, y siempre los hemos pedido, y por alguna razón no se ha logrado, grupos que no tenemos una fuente de ingreso producto de una buena situación económica familiar –lo cual es extraordinario, ojalá fuera nuestro caso- u otras, no, sino de trabajar duro, con mística y tesón, es decir, grupos que no tenemos fuentes de ingreso personales, ni del Estado, y que ahora casi no tenemos espacios, que tenemos que batallar para presentarnos en algún lado, en fin. Sé que quien esto lea dirá que es por nuestra responsabilidad, y seguramente lo sea, yo solo entiendo que en Producciones Pequeño Grupo tenemos 10 años partiéndonos el alma para tratar de hacer el mejor teatro posible, y ya ve. Hay grupos que se han ganado a pulso su posición, su espacio, son muchos, Rajatabla, por ejemplo, patrimonio cultural del país, y muchísimos otros, eso es otra cosa, no estoy diciendo que pongan a todos los grupos en un mismo saco, pues cada uno está en un contexto distinto. La cartelera está repleta de obras, lo cual es bueno, y muchas de autor venezolanos, lo cual es buenísimo, pero no sé. Creo que si hace falta algo de compromiso en el teatro que se está haciendo hoy en día, y nos incluimos en esa falta –si es que la hay- seguramente un sociólogo ligado al medio teatral estudiará en su momento lo que ocurre, pero parece que todo se debe al momento histórico que estamos pasando, parece que la gente lo que quiere es reírse en el teatro, y entonces pensamos que “al público hay que darle lo que quiere”, los encargados de las salas que se tienen que autofinanciar necesitan las butacas ocupadas, y quieren elencos de cierto cartel, esos elencos necesitan llenar la sala para cubrir sus necesidades pues esa es su fuente de ingreso, por lo que no entraran en ciertos proyectos que no tenga ciertas características, en fin, y no estoy descalificando al público, pero hay una pieza por ahí que no calza en el asunto. A la gente les gusta ver cosas buenas. Talento sobra, aquí hay directores y dramaturgos, consagrados y otros en vías de serlo, que si están escribiendo, proponiendo un teatro de calidad, con contenido, cito de memoria a un pequeño grupo, Karin Valecillos, Lupe Gehrenbeck, Elio Palencia, Gennys Pérez, Mónica Montañés, Juan Ramón Pérez, Romano Rodríguez, José Tomás Angola, José Antonio Barrios, Darío Soto, Job Jurado, Roberto Azuaje, Carlos Roa, Javier Moreno, César Rojas, Rubén Darío Gil, Juan Martins -unos con más logros que otros o más establecidos, pero excelentes todos-, por citar solo algunos, son muchos, y que me disculpen los que se me pasaron, porque son muchos, el punto es otro. Y no estoy citando a los más establecidos ¿Qué pasa con esas obras de estos señores que seguramente están engavetadas? Pues se han montado muchas de ellos ¿Y cuantas no? ¿Por qué? ¿Cuántos directores podrán hacer un buen trabajo con ese material? Dicen que el teatro tiene reflejar la realidad de su sociedad, el tiempo que les ha tocado vivir ¿Cuántas obras reflejan eso y nadie las quiere o puede montar? ¿Cuántos grupos y directores se van perdiendo por ahí en la dura lucha? Sé que sobrevive el más tenaz, pero Dios mío, a veces ni eso ayuda, el sistema es muy duro y perverso…. Y que Dios nos perdone.