miércoles, enero 29, 2014

Murió el teatrero Eduardo Emilio Gil

Se marchó en silencio. Rodeado por familiares y amigos. Ahora ya es polvo. Iba a cumplir  71 años el  próximo 15 de febrero, pero los dioses, y no precisamente los del teatro, lo sacaron de escena. Era el artista Eduardo Emilio Gil, nacido en Niquitao, estado Trujillo, legendaria figura del teatro universitario de los años 60 y 70, pero quien pasa a la historia del teatro por haber rescatado a la Compañía Nacional de Teatro (CNT) -entre los años 2005 y 2012- y dejarla, moderna, fuerte y organizada, como está actualmente, en manos de Alfredo Caldera.
Contó, en su momento, que  cuando llegó a la CNT, “encontré una ausencia de organización y de estructuración de la institución como tal. Es decir no encontré la fortaleza que debe tener una corporación que está estructurada, que debe estar organizada para cumplir unas misiones claras o unos proyectos. Encontré un vacío, no sólo por el proceso del año anterior, donde hubo un tanto de desaparición, de disgregación, de mudanzas, etcétera. No había una estructura de lo organizativo y si había una total carencia de procedimientos que son las fortalezas de una institución. Eso en sus aspectos funcionales. Con eso fue lo primero que me encontré y desde entonces se ha  trabajado para responder a la solicitud expresa del Ministerio de la Cultura para refundar a la CNT. Darle la verdadera orientación territorial, además del trabajo diario de consulta, para poder dotar a la CNT de capacidades operativas basadas en una racionalidad y no en caprichos ni en antojos, sino en perfiles de trabajo de equipos y de proyectos que vayan entrando en relación con las comunidades que no han tenido oportunidad de acercarse al teatro. Y ahora vamos a responder con acciones concretas en el campo del repertorio, de la interpretación, de los niveles estéticos, que es una tarea de competencia de la CNT”.
Gil se propuso y lo logró, y ahora Caldera lo continua, hacer del teatro un encuentro con la gente. “El teatro tiene que buscar y dejarse tocar por la gente, dejarse colorear por la vida de la gente y recrear esa experiencia que es popular porque está en medio de la gente. El perfil del teatro para la CNT, tal como está definido en las políticas del Estado, es un teatro que vaya a todas las regiones, que trabaje para todos los públicos, en especial para los que han tenido menos oportunidades. Es un teatro que se detiene a hablar, a encontrarse, a intercambiar con las comunidades en formas diversas que van desde los foros hasta los talleres, pasando por las conversaciones, apoyando a los grupos emergentes. El teatro del cual yo estoy hablando es un teatro que se va a nutrir de esos nuevos actores que están surgiendo en esas comunidades y que tienen un compromiso. Es un teatro muy libre, muy apasionado, muy activo”.
Gil recordaba que la CNT es una asociación civil sin ánimo de lucro, creada por el decreto presidencial N° 133 del 22 de mayo de 1984, y tuvo como primer director a Isaac Chocrón en los años 80. “Nuestra misión no es otra que apoyar la labor de los trabajadores del teatro que contribuyen al desarrollo de las artes escénicas; facilitar a la población el libre acceso y uso expresivo del teatro como herramienta de consolidación de su participación comunitaria, para complementar la educación integral del pueblo venezolano. Somos, pues, una institución de apoyo a los creadores y creadoras de las artes escénicas nacionales para brindar al público una acción cultural educativa y de entretenimiento de calidad”.
Puntualizó Gil que la CNT, bajo su comando, se convirtió en una “institución” en el sentido más preciso del término. “De ser una simple oficina de producción teatral, ha pasado a ser una organización con bases sólidas desde el punto de vista administrativo, organizacional y conceptual. Ya tenemos manuales de organización, reglamentos internos y de personal nunca antes elaborados, así como definición de funciones, ingreso de profesionales calificados y la creación de cuatro gerencias, que responden coherentemente a las necesidades de un país ávido de la actividad teatral en cada uno de los 23 estados”.
Eduardo Emilio Gil ha corrido contra el tiempo y, al parecer, ha salido triunfador. Recibió el reto de hacer “nacional” a la Compañía Nacional de Teatro y se marchó seguro, como lo apuntalaba con documentos en mano, de que sí logró una gran parte de su cometido.

La Compañía Nacional de Teatro -fundada en 1984 y ahora en proceso de conversión en el Centro Nacional de Teatro-- no tiene en estos momentos un grupo o elenco en particular. Está, eso sí, o sembrando o explorando, lanzando aperturas y vinculaciones hacia las agrupaciones del teatro venezolano. Pero a medida que la organización de la institución le permita mayor capacidad operativa o mayor diversidad para su accionar, puede llegar a tener un elenco estable o un grupo piloto de exploración.
Por ahora, la CNT ha abierto sus puertas a las nuevas generaciones de egresados del Instituto Universitario de Teatro y de Unearte, porque es obligación por parte del Estado que si los forma debe además darles trabajo. Es gente joven bien preparada.


sábado, enero 25, 2014

Cuarenta años del teatro con Carías

Armando Carías es un  trabajador revolucionario del  teatro venezolano
Hace 40 años, un caraqueño de apenas 20 inició su camino creador destinado al maravilloso territorio de la infancia. Con las herramientas del teatro y del periodismo, comenzó un viaje que, cuatro décadas después, celebra junto a sus compañeros de ruta y con los niños y niñas a quienes ha dedicado su obra. Armando Carías, pues, cumple 40 años armando sueños, fantasías, realidades y conciencias. Es un artista integral y comprometido con los procesos de su país.
AMOR A LA UCV
Armando comenta que en los años 70 descubrió no solo el teatro sino también el periodismo y con ambos logró la definición de su proyecto de vida. “De esa época queda casi todo...en cualquier caso, todo lo que era y lo que he ido guardando en el morral de la experiencia. Pienso exactamente en el año 1974, cuando regreso a Caracas, luego que una gira  al Festival de Manizales, se transformara en seis meses viajando y actuando por países americanos, viviendo experiencias y aprendiendo lo que no pude en la Escuela Nacional de Teatro, la cual  por falta de presupuesto había cerrado el Inciba el año anterior. Regreso con sueños y proyectos que se materializaron en la Escuela de Comunicación Social de la UCV, mis estudios  de Dirección Teatral en el Centro de Estudios Teatrales, también en la UCV y la creación de mi primer grupo teatral, "Los Carricitos", con algunos de mis compañeros. Esos hechos están asociados con la UCV, lugar que por muchas razones, lo consideraba como una extensión de mi patio de juegos. En sus campos de Sierra Maestra y Estadium Universitario jugué béisbol, en los altos del Aula Magna, cuando ni remotamente pensaba en dirigir "El Chichón", ensayé mis primeras obras de teatro: El círculo de tiza  y  El mago de Oz, las cuales estrené en la Sala de Conciertos. En fin, son tantos los vínculos y tantos los afectos con esa casa vencedora de sombras, que es difícil separar estos 40 años que estaré cumpliendo en este 2014, creando y luchando por el teatro y la infancia, de los mágicos espacios diseñados por Carlos Raúl Villanueva, en los que no solo di  mis primeras correrías escénicas, sino que descubrí y amé todo lo que ahora soy. Por eso hacia la UCV solo tengo amor”.
NIÑOS Y NIÑAS
Advierte que hacer teatro para adultos nunca ha estado dentro de sus necesidades como creador ni se lo plantea como posibilidad futura. “Soy defensor  de una cultura que dé a la infancia el espacio y la jerarquía que niños y niñas tienen como sujetos de acción cultural. Entender y asumir esto en el contexto de una cultura adulta dominante no es sencillo. Y lo explico, como lo hago en una de los capítulos de mi libro "Chichones en mi cabeza": en el capitalismo, la dominación no es solo problema de clases sociales. La perversión de este sistema y su desigual estructuración, permean todos los ámbitos de la vida: la familia y las relaciones personales. Así, los sectores más vulnerables de la sociedad: ancianos, mujeres, personas con discapacidad, sexodiversos, infancia; entran en un círculo de dominación en el cual prevalece la fortaleza del poder, en este caso, ejercido por los adultos, quienes toman decisiones y las hacen cumplir. No subestimo el teatro para adultos ni deja de gustarme una buena obra hecha para ellos. Simplemente priorizo mí tiempo y el talento que pueda tener en función de "esos locos bajitos". Cuestiono  a esos creadores que asumen el teatro infantil como trampolín hacia el espectáculo de adultos o la televisión. Lamentablemente, nuestra escena está llena de artistas, directores y escritores que ven al teatro infantil como escalafón para algo que, de acuerdo a esta visión adulto-dominante, tiene mayor rango y jerarquía. Para ellos: buen viaje".
CHICHONES EN SU CABEZA
Después de dirigir, lo que más le gusta es escribir. Y algunos premios ha ganado, entre estos: Premio Nacional de Periodismo, por conjunto de micros radiales para la infancia; varios galardones de dramaturgia, entre estos: el Premio Municipal de Dramaturgia Infantil Aquiles Nazoa por Abuelo, ¿quién pintó el mar de rojo? y, en  fecha reciente, el Premio Municipal  de Literatura  Luis Britto García   por Chichones en mi cabeza,  no como texto teatral sino en la categoría "Investigación Social". "Chichones en mi cabeza" nació de la invitación que le hiciera el director de publicaciones de Fundarte, Kelvin Malavé, para publicar sus obras de teatro infantil. Le respondió con una contrapropuesta: acompañar algunas de las obras escritas, algunas en coautoría con su esposa Morelba Domínguez, con ensayos, artículos, ponencias y reflexiones en general producidos a lo largo de su carrera, no solo teatral sino periodística. La idea fue bien recibida y a partir de ese momento  comenzó a recopilar y seleccionar  materiales. Así se gestó ese inventario de su vida teatral, en el cual hay pensamiento, experiencia y posiciones  acerca del arte, la infancia, los medios y la sociedad. Tiene material, por lo menos, para dos libros más del mismo calibre: el primero reúne 499 páginas.
ORQUIDEAS AZULES
El comité que planifica la celebración de los 40 años de Armando Carías  realizará  actividades que se inician  en mayo y se extenderán hasta octubre de 2014. Meses dedicados a la niñez por medio de espectáculos, conciertos, foros, concursos, publicaciones, talleres y jornadas académicas que le darán a este aniversario el sentido de promoción cultural para la infancia presente en la obra del artista y comunicador. Han diseñado una programación que contempla: puesta en escena de la opera infantil Orquídeas azules de  Lucila Palacios; organizarán un encuentro de la canción infantil venezolana con la grupos, creadores e intérpretes. Se coordinarán jornadas de reflexión sobre el teatro infantil, con la participación de grupos y artistas; se creará la cátedra de dirección de teatro infantil. Se dictarán talleres de dramaturgia, dirección y actuación en teatro infantil, impartidos en todo el país. Se creará el Premio de Dramaturgia Infantil sobre el tema: La Infancia en la Revolución Bolivariana. Se creará la cátedra “Comunicación para la Infancia” en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Y se lanzará la colección editorial “Chichones en mi cabeza”, dedicada a difundir la dramaturgia infantil. Se publicará un Manual de Dirección para Teatro Infantil,  un afiche genérico y se editará “La Noticia del Tamaño de los Niños y las Niñas”, periodismo para la infancia.


Icono del teatro gay: Fresa y chocolate a la venezolana

Un espectáculo contra la homofobia que acentúa la historia criolla.
A buena hora, el teatro criollo tercia y acentúa su presencia en la lucha  que se libra en  el mundo contra  ese crimen de odio que es la homofobia; enfermedad psicosocial que se caracteriza  por tener una profunda aversión hacia los homosexuales, otra más de las manifestaciones del fascismo. Conocen los teatreros que el mundo se divide entre países que persiguen la homosexualidad y los que reconocen y amparan los derechos de gays y lesbianas, pero que en unos y otros persiste el odio hacia las relaciones íntimas entre seres del mismo sexo. Y por eso los hacedores de las artes escénicas están en combate.
El grupo Actoral 80, con su líder  Héctor Manrique a la cabeza, ingresó oportunamente a la liza anti homofóbica con el excelente espectáculo teatral Fresa y chocolate, del cubano Senel Paz (1950). Bien actuado por Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez y Wadih Hadaya, y con la pulcra producción de Carolina Rincón. 
Fresa y chocolate - nació del cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo y después se hizo cine (1994)  gracia a los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío- llega al teatro Trasnocho para plasmar  la cruda realidad social de la Cuba revolucionaria, durante varias décadas del siglo XX. Plasma la relación de  amistad que brota y se establece entre Diego, artista gay que cree en la libertad y trata de ejercerla, y David, estudiante universitario cargado de prejuicios en contra de la homosexualidad, quien además sigue las orientaciones del régimen castrista. La personalidad racional y desenfadada y tierna de Diego penetra y conquista  finalmente la mentalidad del revolucionario  David, quien reevalúa sus concepciones no solo de la homosexualidad, sino también sobre lo que significa ser un auténtico revolucionario, a pesar de su homofóbico compañero Miguel quien planea utilizarlo para espiar a Diego, persona a quien el régimen considera "aberrante y peligrosa”. El desenlace es el  nacimiento  de una fuerte amistad entre Diego y David, quienes se separan porque el artista gay sale de la isla en pos de otras metas.
No tiene Fresa y chocolate  un final edulcorado ni nada que se le parezca, solo una propuesta para que el público analice y tome una posición, porque sí  entre los antiguos romanos, griegos, chinos y egipcios la homosexualidad  era solo una manifestación más de la sexualidad  del ser humano, sin calificativos ni otra relevancia, las religiones judeocristianas y la era moderna hicieron cambiar tal situación, hasta castigar, censurar y prohibir tal expresión, por intermedio de la homofobia, que puede incluso llevar a la cárcel o a la muerte. En Cuba el odio ha disminuido porque incluso Fidel Castro admitió que su régimen se excedió y hasta una sobrina suya, Vilma Castro Espin, ahora es líder y defensora de los derechos de los LGTB.
El montaje venezolano que deja sin aliento al público por la veracidad de su representación, exalta el talento que como sobrio puestista y director de actores tiene Manrique y las notables condiciones que han desarrollado Rodríguez, Pérez y Hadaya. ¡Verlo es decir no a la homofobia!
Respetable trabajo artístico que ahora participa en el Tercer Festival de Teatro de Caracas, organizado por Fundarte, el 17 y el 18 de abril, a las 5PM, en el teatro Municipal, para así llegar a más espectadores venezolanos con su oportuno mensaje antihomofóbico y contra todas  las discriminaciones. 
CODA
Hay que recordar al público venezolano que aunque la homofobia está prohibida en Venezuela, según la Carta Magna de 1999, esa enfermedad esta tan enraizada en que la sociedad venezolana, que se pasaran muchas generaciones hasta que el respeto hacia los demás sea norma de vida y para la educación, y en especial las artes, son las herramientas.
Y es por  todo eso que Manrique y el GA 80 han escenificado Fresa y chocolate. Ellos creen y manifiestan que “la razón fundamental  para montar esta obra es que en la sumatoria de todas las voluntades estará la solución de nuestros problemas como sociedad, en Fresa y chocolate se ejemplifica como la marginación en cualquiera de sus estados sólo lleva a la fractura íntima y pública del hombre y esas fracturas y desarraigos llevan al empobrecimiento de las personas”.  Y reiteran que “el amor es una fuerza modificadora. Creemos  que si hay algo que le está haciendo falta a nuestra sociedad es el respeto a la vida, a las ideas de los demás, porque nos enriquecen”.

sábado, enero 18, 2014

Regresó el enemigo del pueblo a Torre BOD

En la Torre del Teatro del BOD hay un espectáculo imperdible
En la caraqueña Torre del Teatro, como los teatreros llaman cariñosamente al monumental edificio de BOD, en La Castellana, comienza la temporada teatral 2014 con varios estrenos y otras tantas reposiciones, precisamente de aquellos espectáculos más favorecidos por la crítica y el público. Tal es el caso de Enemigo del pueblo, según la versión que hice Ugo Ulive a partir del texto original de Henrik Ibsen (presentado en 1882),  muy bien producida por el grupo Skena, el cual comanda Basilio Álvarez, desde hace tres décadas.
Este Enemigo del pueblo es para nosotros no solo el mejor montaje de la temporada 2013, sino que también permite ponderar la actuación de Jorge Palacios, además de la severa dirección de un joven como Armando Álvarez, bien apuntalado por los comediantes Basilio Álvarez, Juan Carlos Ogando, Alejandro Díaz, Israel Moreno, Beatriz Mayz, Patrizia Aymerich,  Luis Ernesto Rodríguez, Valentina Ortiz y Daniel Colmenares, entre otros.
En esencia, este Enemigo del puebloversionado por Ugo Ulive, cuestiona crudamente los excesos en que pueden caer y hasta naufragar algunos  países democráticos, cuando son dirigidos por gobernantes malignos y mentirosos. Su saga se centra en el balneario de un poblado, el cual tiene contaminadas sus aguas por una bacteria muy peligrosa para la salud de los usuarios. El médico Tomás Stockman (Basilio), hermano del gobernador de esa comarca, Pedro (Jorge), da la voz de alerta y cunde el escándalo público. No conviene que se conozca la verdad que propala el galeno y logran silenciarlo, utilizando especialmente  el poder político y la nefasta manipulación de los medios de comunicación, los cuales le mienten descaradamente a la comunidad con una campaña mediática liderizada por el maquiavélico Pedro Stockman. El destierro o la miseria esperan al decente Tomás y su familia. 
Con la versión adaptada a los años 60 del siglo XX, el director Álvarez utiliza creativo apoyo audiovisual para crear la atmosfera donde se desenvuelven los hermanos Stockman: Tomas, humanista y preocupado por la salud física y mental de su comunidad, y Pedro, político con pretensiones que ve peligrar su carrera si impide el crecimiento del balneario ante la eventualidad de las enfermedades de sus usuarios. Pero se impone el poder sobre la verdad y como las bacterias no podrán ser manipuladas  mediáticamente, como sí lo hacen con el pueblo, más temprano que tarde generaran epidemias…pero ya eso es otra pieza teatral.
Los  espectadores  de Enemigo del pueblo además de ser impactados  por la claridad de la anécdota, presencian la utilización de varios actores que representan al pueblo y están en el patio de butacas, para aplaudir a Pedro y mofarse de Tomás,  con lo cual generan una absurda situación, porque son obvios embusteros.
Este juego con un falso pueblo  eleva la temperatura del espectáculo y provoca una catarsis casi explosiva del público, que comparará esa realidad con otras situaciones allende el escenario.¡Es un montaje altamente recomendable por su temática y las actuaciones ahí presentes!

Ninguneado escritor venezolano

Sus compatriotas aún no han podido leer su prestigiosa novela
El periodista y escritor Edgar Borges (Caracas, 1966), actualmente en España,  lamenta que su obra literaria, especialmente su novela La contemplación no haya sido editada en Venezuela, a pesar que la crítica europea le ha dado el okey. ¡Aplaudido afuera, ignorado en su terruño!
-¿Por qué no circula  su obra en Venezuela?
-Mis primeros libros de relatos si circularon, para entonces era un escritor inofensivo para ciertos grupos que, desde tiempos históricos, pretenden administrar el todo de la literatura nacional. Más tarde, mi mudanza al extranjero, las publicaciones de mis novelas en España y las reseñas de la crítica internacional o no sé qué cosa fue la causante de que se pretendiera imponer un silencio sobre mis libros. Y no me creo figura central o necesaria de nada, sólo ocurre que no tiene sentido negar lo que es evidente. Son muchos los venezolanos que me escriben interesados en mis libros.
-¿Las editoriales no pueden imprimir en Caracas o no hay negociación posible?
- No podría responder esa pregunta. Me dedico a la literatura en su fondo y en su forma en lo que respecta al asunto creativo. Mis opiniones sobre lo que ocurre en su entorno son apreciaciones; sin embargo desconozco cómo se maneja el mundo de la edición privada en actualmente. Antes el entorno de la edición pública era, en buena medida, el mismo grupo de amigos que se movía en la gerencia privada. No me gusta generalizar, en este caso sé que en Venezuela han existido y existen editores muy serios, no obstante, también es cierto que un grupo importante de personas con intereses literarios se han encargado de secuestrar el espacio de las letras en nuestro país.
-¿Qué  pierde el venezolano al no leer sus obras?
-Sería presuntuoso de mi parte dar esa opinión. En todo caso habría que preguntarse cuántas obras de venezolanos, tanto radicados en el país como en el extranjero, se están perdiendo los lectores. Tampoco podemos olvidar que la literatura tiene alas, los lectores siempre se las arreglan para conseguir lo que quieren leer. Ya son unos cuantos venezolanos que me han dicho compré un libro tuyo a través de un encargo por internet o con un amigo que viajó. Sin embargo, deploro que, por intereses ajenos al hecho creativo, muchos venezolanos no puedan decidir cuál ficción o cuál realidad les interesa para su biblioteca.
-¿Alguna editorial venezolana lo ha contactado?
- En el pasado, cuando vivía Leonardo Milla, Alfa Grupo publicó mi libro  Aquiles. El último fugitivo de la globalización. Después se perdió el vínculo, creo que más de uno ni sabe que existo y otros simulan creer que soy una persona de ficción. Yo le pregunto a los lectores venezolanos,  si tiene sentido ¿que La contemplación, mi novela que va para su tercera edición en España, traducida al italiano y que está siendo vertida  al francés y al polaco, no haya sido publicada en Venezuela?
-¿La presencia de una mafia enquistada en las directivas es la que impide ser editado en su patria?
- Eso es un secreto público. La literatura venezolana no ha logrado una fuerte presencia a nivel internacional a causa de esos grupos de amigos que le cierran las puertas a otras posibilidades. Operan como clanes que defienden sus intereses y los de sus conocidos. Luego es verdad que cuando sacan las estadísticas dicen “este año hemos publicado un millón de libros”. Lo que no le cuentan a los venezolanos es que de ese millón sólo promocionan y viajan a las citas internacionales cinco o siete personas que tiene la dualidad de ser funcionarios públicos y escritores, el mismo grupito. El resto de los publicados pasa como la gran masa invisible que les hace la corte a “los amigos literatos”. La historia de la literatura venezolana está  plagada de situaciones similares. Ahí tenemos el caso del poeta José Antonio Ramos Sucre, aún hoy no se habla de la indiscutible importancia de su obra en las famosas listas de “los grandes” que siempre se autocitan.
La crítica

 Borges, puntualiza que hace varios años, cuando aún vivía en Venezuela, “le presenté al presidente de Monte Ávila (escritor, por cierto), mi primer libro publicado en España, el cual venía precedido de muy buena crítica. Pero el comité consideró que no reunías las condiciones. Ante la respuesta del comité, le envié una carta en la cual relataba la historia del secuestro literario nacional. Después me enteré que esa carta había incomodado. En otro momento, cuando escribía el guión de una serie sobre Francisco de Miranda para una emisora de radio, me amenazaron con que haría sacar ese espacio de la programación porque yo estaba haciendo ficción con Francisco de Miranda, como si fuese un delito imaginar la historia. Al final el programa no salió pero en mí estaba claro que esta gente hacía cualquier cosa menos una revolución cultural. A partir de ahí me dije “nunca más” y me dediqué a mi trabajo afuera del país. No quiero pensar lo que hubiera hecho este señor si se entera que por aquella serie le puse a mi hija el nombre de Miranda. Quizá hubiera llamado al registro para impedir el sacrilegio. Es verdad que en algunos momentos he dado declaraciones o escrito artículos sobre el tema que quizá incomodaron a estos grupos. Sin embargo vivo en coherencia con lo que me gusta hacer: escribir. No voy por ahí diciendo que no me publican en Venezuela como si fuera un asunto personal, a mí me publican en el extranjero, me traducen, no me puedo quejar del trato de los lectores y de la crítica. Quiero dejar claro que mi crítica no es personal, mi crítica tiene que ver con un asunto general que nos debe interesar a todos los venezolanos. El arte no debe ser coordinado para que lo disfruten los coordinadores; el arte es un asunto de artistas y de público participante. La función de los coordinadores es cuidar la relación entre la obra y quien la recibe. Su función es regar el vínculo para despertar la sensibilidad hacia el acto creativo. Por otra parte, en Venezuela, por un asunto que desconozco, desde hace mucho tiempo la jerarquía cultural ha menospreciado la ficción”. 

sábado, enero 11, 2014

Carlota Sosa es Bette Davis desde febrero

Un gran diva en el teatro caraqueño del 2014
El actor, director, dramaturgo y empresario Luis Fernández no le da tregua al tiempo y es por eso que anuncia el inminente estreno del espectáculo Todo sobre Bette, en el teatro Trasnocho, a las 10PM, con la actriz Carlota Sosa, a partir del 7 de febrero. Sus vacaciones fueron en Caracas: trabajando para la empresa Mimi Lazo Producciones.
Todo sobre Bette, cuenta Fernández, fue escrita por Camilla Carr (Texas, USA, 1942), autora además de otra obra llamada El último verano en la bahía del pez azul, en la cual se basa el guión de la película Liz en Septiembre de Fina Torres. “Mimi Lazo trabajó en ese largometraje  y  por eso conocimos el texto que ahora dirijo y a su dramaturga durante el rodaje. Ella vio nuestro montaje de  A 2.50 la Cubalibre, pieza original de Ibrahim Guerra, y quedó impresionada con Mimi y con lo que hacemos en Venezuela y por eso nos puso a la orden su texto All About Bette: An Interlude With Bette Davis,  el cual fue estrenado durante  la temporada teatral londinense de 2012. Lo traducimos y ahora lo haremos conocer del público venezolano. Será nuestro homenaje a Bette Davis, la mujer que cambió la historia del cine”.
Mujer fascinante
 Fernández afirma que  la actriz Bette Davis, nació en Estados Unidos hacia 1908 y murió en Francia durante el 1989,  es un ícono, pero más allá de eso, la mujer, es una figura fascinante. “Rompió paradigmas y cambió la historia del mundo cinematográfico por sus luchas por la profesión. Me interesa siempre mucho la historia de los que no se conforman, los que cambian las reglas y redefinen el futuro de la humanidad. Ella lo hizo de la manera difícil, y siempre con gracia e ingenio. Nunca he soportado a las mosquitas muertas que andan por la vida con caretas de víctimas, las mujeres como Bette Davis son las que son y con eso modifican el mundo y cambian destinos y gobiernan un mundo naturalmente regido por hombres. Eso es digno de admirar y explorar en escena, siempre, claro está, desde sus fallas humanas”.
 Todo sobre Bette, como apunta Fernández,  está en pleno proceso de ensayos. “Es un unipersonal muy duro, pero luego del proceso que tuvimos con High,  el trabajo con Carlota, si bien es muy personal, profundo y sin treguas, es a la vez terapéutico, necesario y muy pertinente”.
Cuatro montajes
 Puntualiza que  estrena  el 24 de enero  y  además  informa  que esa obra, en inglés, también se monta este año en Nueva York. “Nuestro montaje ya fue seleccionado como parte de la representación venezolana al Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, 2014. Luego de los éxitos de Golpes a mi puerta en 2008, A 2,50 la cubalibre en 2010 y  High  en 2012, este sería nuestra 4 participación en el evento latinoamericano  más importante del teatro mundial,  representando a Venezuela”.
Viene “El vendedor”
Con respecto a planes inmediatos, Fernández comenta que lo próximo que se plantean con su esposa y socia Mimi Lazo, es un montaje de un autor venezolano. “Desde hace tiempo vengo con la idea de revisitar un texto que en su momento me marcó, El Vendedor  de Mariela Romero. Lo estamos estudiando porque hace rato me interesa explorar la violencia sicológica y sus consecuencias, y nos hemos propuesto hacer una exposición extrema y descarnada del espiral descendente del maltrato (sicológico y físico) y del morbo y fascinación que genera tanto en la víctima como en el verdugo, y sobre todo, en el testigo (el público). Nos lo hemos propuesto como un taller muy personal con dos de nuestros actores favoritos, Beatriz Vázquez y Christian McGaffney, que serían los protagonistas. También está en agenda la segunda temporada de  Chicago, el musical, que fue un exitazo de taquilla y que dejó a mucha gente con ganas. Este 2014 es un año, pues, intenso y de mucho riesgo, en el que espero que el público nos continúe acompañando como hasta ahora.
Comenzó con La alondra
Carlota Sosa lleva más de 30 años en los escenarios teatrales y otros tantos en los sets  y los platós de la televisión y cines locales venezolanos. Comenzó con La alondra de Jean Anouilh, dirigida por Javier Vidal, en la UCAB, y regresó  al teatro para  encarnar a una monja malandra, durante las temporada 2012, en la pieza   High  de Matthew Lombardo, al lado de Rafael Romero y Christian McGaffney, bajo la égida de Luis Fernández, Ella reconoce que ha sido uno de los personajes más difíciles de su carrera artística, pues le dio carne, sangre y sentimientos a “una monja malandra, una monja con un pasado oscuro, pues fue alcohólica y vivió en las calles de Nueva York, entre otras cosas”. Ahora está asumida para encarnar a la legendaria actriz Bette Davis, destacada  por su impactante disposición para corporizar  personajes antipáticos en diversos géneros cinematográficos.
La gran diva
Cuenta Fernández, para quien el tiempo y el espacio son sus grandes obsesiones,  que en Todo sobre Bette, la más grande diva del cine, el teatro y la televisión de todos los tiempos, Bette Davis (Ruth Elizabeth Davis), encarnada por la venezolana Carlota Sosa,  irrumpe en un set de filmación desierto. No sabe muy bien qué hace allí, quiénes la observan o qué es lo que se espera de ella. Sin embargo, como a lo largo de toda su vida, ella está dispuesta a darlo todo, por el público, dice ella, pero con la esperanza de que su hija se encuentre entre los presentes. Hace años que no hablan, a raíz del libro de memorias que publicara la joven y en el que la sataniza como madre. Pero si bien Bette guarda y cultiva sus resentimientos contra los hombres y el star system de la MGM, espera sin reproches que su hija perdone lo que deba perdonarle y vuelva a ella. Un lado frágil y desconocido de ella que apenas se atreve a exponer aquí, no sabe ella muy bien por qué.La razón de esta sombría reunión entre la diva y el público anónimo es la clave de todo, pero es algo que ni ella misma sabrá hasta que ya es demasiado tarde. Un recorrido cáustico y deliciosamente cruel por la carrera de una mujer que nunca se doblegó en un negocio regido por hombres desalmados.

Los 8 limbos de Xiomara Moreno

Ocho actores en busca de un escenario
La venezolana no solo crea hijos para la Patria. También enjuaga angustias y reafirma  valores y  amores que la mantienen viva al acudir al teatro. Ahí   lo demuestra mayoritariamente en todas las representaciones. Reiteramos nuestra existencial apreciación tras aplaudir y ponderar el espectáculo Limbos a partir de Obituarios y Mínimas, creativo y bien actuado montaje que exalta  la dramaturgia de Xiomara Moreno (Caracas, 1959) y el cual clausuró la caraqueña temporada 2013 en la sala Espacios Cálidos de Unearte, con nutrida presencia femenina.
Limbos a partir de Obituarios y Mínimas, producción de la Compañía Universitaria de las Artes-Teatro, es un artístico trabajo de los directores Miguel Issa, Costa Palamides, Diana Peñalver y Juan José Martins, quienes realizaron un espectáculo abierto, en espacio no convencional y con la característica de ser peripatético,  para ocho actores recién graduados.
Xiomara entregó a los puestistas, a partir de su libro Obras completas, tres  monólogos, dos comedias, dos obras psicológicas y una pieza en tres partes sobre cuentos de aparecidos. Y de ahí salieron los libretos para crear  cada una de las variopintas puestas, con sus ocho espacios escénicos, hasta lograr el montaje global: Obituario, La manzana de la discordia, Vida de pajaritos, La I griega, Todo nuevo, De una mujer, Todas las salidas son ciegas y Memorias de un viaje.
Gracias a ese montaje colectivo lograron crear impactantes situaciones de risa, melancolía, tristeza, locura, realidades concretas y propuestas estéticas, al mismo tiempo que les permitió confrontar sus propios trabajos escénicos, teniendo como hilo conductor la dramaturgia de Xiomara, todos adecuados a la dirección de arte de Efrén Rojas en los Espacios Cálidos.  
Los segundos artífices o creadores son  Argenis Ciriaco, Jiniva Irazabal, Joseph Rivero y César Augusto Roa, seguidos de Karlyn Alquinzones, Catherine Tadger, Karla Martínez y Noelia Rojas. Estos intérpretes se reparten, con ritmos sostenidos y sin desfallecer, entre sus múltiples personajes que van desde la farsa a la comedia de salón, usando el patetismo y un tanto de humor. Pocas veces se logra ponderar tal abanico de expresiones actorales  en un conjunto de jóvenes, trabajado minuciosamente por cuatro directores, duplicados en técnicas y estilos;  hay que resultar las cimas alcanzadas, en este orden, por Martín, Palamides, Issa y Peñalver (excelente su colofón escénico con el viaje en el Metro, en Memorias de un viaje).
Ocho comediantes ingresan, pues, al complejo mundo profesional, pero muy especialmente: Rivero, Roa, Ciriaco y Tadger, favorecidos notablemente por sus obras, aunque los otros cuatro nos desmerecen nada con sus composiciones. El tiempo y los diversos espacios donde se muestren terminarán consagrándolos porque talento y conocimientos  tienen. Les aconsejamos a los ocho que funden ya  una agrupación y se vayan a recorrer salas con ese espectáculo para así ganarse al público, ávido de nuevas experiencias e historias sobre la vida de l@s venezolan@s, porque eso muestra  Xiomara Moreno en sus piezas.
Con respecto al título del espectáculo, la autora puntualiza que cuando algo  queda a mitad de camino, cuando no se logra concluir o alcanzar una solución definitiva, estamos en  el limbo. ¿Qué opina  el  público?



viernes, enero 10, 2014

50 años de la revista Conjunto


Desde La Habana nos enviaron este email, verdaderamente explosivo  por su histórico contenido cultural, el cual dejamos al disfrute de nuestros lectores:
Conjunto cumple 50 años y comenzamos la fiesta, que celebraremos durante todo el 2014, con este semanario digital que traerá a los lectores de hoy hechos e ideas de la escena latinoamericana y caribeña actual en tres secciones: Páginas salvadas, que rescata materiales publicados en estas cinco décadas, algunos de los cuales son hoy de difícil acceso pero de permanente utilidad y en muchos casos debidos a grandes maestros de la escena; A viva voz, con textos valorativos y/o reflexivos de ahora mismo, y Escena de hoy, de carácter noticioso.
La revista de teatro latinoamericano fundada por Manuel Galich en la primavera-verano de 1964, abrió un espacio creciente para la difusión de la creación y el pensamiento teatral que ya alcanza hoy 170 ediciones, más de 19 mil páginas con ensayos, artículos de opinión, reseñas, entrevistas y crónicas, y que incluyen más de 230 textos teatrales que han contribuido a enriquecer los repertorios de muchísimos grupos. Las voces de más de tres mil colaboradores constituyen uno de nuestros tesoros en la inmensa red de relaciones con la vida de la escena.
La primera página de la revista resume el propósito fundador:
“La Casa de las Américas, consecuente con su propósito de estimular las expresiones culturales de América Latina, especialmente aquellas que no encuentran cauce bastante para su difusión, creó la revista Conjunto dedicada al teatro latinoamericano. Por eso en las páginas de esta revista se recogen críticas, estudios teóricos e informaciones acerca del movimiento teatral latinoamericano, así como textos completos de obras. Creemos cumplir un doble objetivo: ofrecer un campo para difundir lo que hacemos en teatro y romper la incomunicación entre nuestros teatristas.”
Medio siglo después, seguimos abriendo caminos.

 PÁGINAS SALVADAS
RACIONALIDADES ALTERNATIVAS CONTRA LA CULTURA DE LOS TOMATES CUADRADOS
Santiago García
 (Conferencia Magistral impartida en el III Congreso Internacional Cultura y Desarrollo, celebrado en La Habana, del 9 al 12 de junio de 2003)

Agradezco mucho la invitación para participar en este foro porque considero de gran importancia, en este momento que estamos viviendo en la América Latina, que quienes trabajamos en el campo de la cultura y del arte, participemos activamente en las discusiones, no solamente con nuestras obras, no solamente con la práctica, sino con la disposición y la acción de meternos dentro de los problemas, del conflicto, del caos. Más en Colombia, donde estamos en cierta medida en el centro, en el vórtice de ese torbellino caótico, de esa turbulencia --como dirían los matemáticos de la teoría del caos- y es necesario participar, hablar, discutir, exponer los puntos de vista de los artistas y de la gente de la cultura sobre la realidad.
Hace algunos años leí, con cierto abismo en mi pensamiento, una idea de Umberto Eco que decía que, en estos momentos caóticos que vive la humanidad, el verdadero papel del intelectual era quedarse callado. Parece un desplante ¿no? algo chistoso, pero a ese mismo desplante respondió con otro muy serio otro gran pensador, el novelista italiano Antonio Tabucchi, con un ensayo muy bueno que se llama La gastritis de Platón, en el que le refutaba, con hechos contundentes de la historia reciente de Italia, por qué el artista tiene que intervenir en los asuntos sociales y políticos, y no limitarse a su actividad artística.
Como mi verdadera actividad es hacer obras de teatro, más que una conferencia --lo que me cuesta mucho trabajo--, voy a echar una carreta, y para eso me tendré que apoyar mucho en mi práctica teatral de treintisiete años en La Candelaria, una experiencia que ha sido la de la creación colectiva. Como teatrero me he formado en esa especie de pantano caótico, un sistema de trabajo en el que hay tres elementos fundamentales que contribuyen a la creación de las obras: la memoria, que se va constituyendo como una cualidad fundamental para el trabajo del actor; la destreza, que se adquiere colectivamente, y es una habilidad del colectivo; y por último, la sensibilidad, que deja que fluyan las cosas espontáneas, lo que en cierta medida tenemos en nuestro subconsciente, como diría Jung --yo no soy junguista ni lacaniano ni freudista, pero me gusta leer a Jung--, que sería lo del arquetipo colectivo, un inconsciente colectivo que se desarrolla en un grupo y permite que haya una manera de pensar: Hoy el arte tiene que crear realidades a partir de la realidad misma, crear otra realidad que trascienda la realidad, hacia algo que no voy a llamar trascendental sino trascendente.
Las obras de arte que tenemos que hacer tienen que trascender la realidad para transformar el pensamiento de una sociedad. Y ese pensamiento es parte de la realidad, o sea, de la naturaleza. Es ese pensamiento humano el que transforma la naturaleza y el que contribuye a la transformación de la sociedad --o sea, de la realidad, o sea, de la naturaleza.
Para entrar en materia, los dos términos que centran este foro, el de la cultura y el del desarrollo, nos permiten pensar como el ser humano ha tratado a la naturaleza durante todos estos siglos, miles de siglos de resistencia del pensamiento humano en nuestro planeta, pues hemos procurado al máximo, con nuestro pensamiento, transformar la naturaleza para beneficio del ser humano y de la sociedad.
Pero muchas veces, y es lo que estamos viendo hoy - exactamente para el beneficio de la sociedad- se transforma la naturaleza en cierta medida para aniquilarla, y ni siquiera con esa aniquilación, con esa devastación, contribuir a la mejor vida del ser humano. Es tiempo de invertir los términos: el ser humano hoy en día lo que tiene que hacer es poner su pensamiento, sus conocimientos al servicio de la naturaleza, para ayudar a reconstruirla, a rehacerla, a pagar el mal tan tremendo que le hemos hecho con la ciencia y con el progreso después de tantos siglos. Es muy discutible que el arte tenga unas funciones específicas dentro de la sociedad, pero creo que una tiene que ser contribuir a resarcir el daño hecho a la naturaleza, a la realidad, dentro de la cual está el pensamiento humano.
DESARROLLO Y CULTURA
Aquí quiero hacer un breve análisis del problema del desarrollo y de la cultura. Parafraseando una frase citada aquí por Roberto Fernández Retamar, del famoso general fascista que decía que cada vez que oía mencionar la palabra cultura se llevaba la mano al cinto y a la pistola, con eso del desarrollo a mí me pasa que cada vez que dicen desarrollo me mando las dos manos a la cabeza.
Les hago una pequeña anécdota: unos polizontes se montaron en un barco en Colombia --son muchísimos los que van hacia el sueño dorado del gran desarrollo de los Estados Unidos--, y los atraparon casi antes de llegar al puerto, la mayoría muertos y quedaban dos vivos. Uno de ellos relataba lo que les había pasado allá, cómo al meterse escondidos dentro de un tonel, se fueron muriendo por falta de oxígeno, por falta de alimentos y de agua, y al final decía: "cuando empecé a ver amarillo, amarillo, amarillo, me acordé de lo que decía mi mamá: 'y cuando te mandes la mano a la cabeza... ya va a ser demasiado tarde'". Eso me pasa a mí cuando oigo la palabra desarrollo.
Este desarrollo que lleva ya sesenta años navegando por nuestro Tercer Mundo, con cinco siglos de capitalismo y sesenta años de desarrollo, empieza a funcionar, si mal no me equivoco, con el discurso de posesión de Harry Trumann en 1949, quien al hablar del programa de desarrollo que lanzó inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, decía: "Producir más, la clave del desarrollo, es una aplicación mayor y más vigorosa del conocimiento técnico y científico moderno."
Ahí aparece por primera vez el programa del desarrollo para los países subdesarrollados, ahí ya nos jodimos con el cuento de que somos subdesarrollados, porque habría que considerar bien qué es el desarrollo técnico científico aplicado con vigor. No quiero extenderme en hacer la historia de lo que fueron esos planes de desarrollo durante esos sesenta años, pero ese "vigoroso" apoyo lo vemos en la América Latina. Recordemos muy rápidamente el apoyo por el desarrollo con el respaldo a algunos gobiernos como los de Batista, Somoza, Trujillo, Pinochet, para terminar hoy con el apoyo al desarrollo del que nacieron Bin Laden y Hussein. Hasta ahí llegó el apoyo al desarrollo.
Hace dos o tres días celebramos en Colombia el día del medio ambiente, como defensa contra la devastación que se ha hecho de la naturaleza humana, y había una noticia aterradora, que decía que en el mundo hay dos mil millones de habitantes que no gozan de los recursos del agua, ¡dos mil millones en el planeta! Y en mi país, uno de los que tienen mayor riqueza hidráulica en el mundo, hay diez millones, la cuarta parte de la población, que no tiene agua potable. El ochenta por ciento de las muertes de niños en Colombia se debe a problemas de contaminación del agua. Son cifras desmesuradas. Y Colombia es un país que ha sido muy apoyado para el desarrollo en estos sesenta años: ahí están el Plan Marshall y la Alianza para el Progreso del Presidente John F. Kennedy. Y sobre eso también tengo aquí una cita, de cuando empezaron a llegar a Colombia los Cuerpos de Paz, la ayuda para el desarrollo de nuestro país, que fue tremenda -y mándense las manos a la cabeza. Decía Kennedy:
El mundo es muy diferente ahora, pues el hombre tiene en sus manos mortales el poder de abolir todas las formas de pobreza humana. A aquellos pueblos, en las chozas y en las aldeas de la mitad del planeta, que luchan por romper las trabas de la miseria masiva, les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenas acciones, en una nueva Alianza para el Progreso, para ayudar a los hombres libres y a los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza.
Esa ayuda para los gobiernos libres y para los hombres libres ya sabemos a partir de qué y cómo fue, cómo ha sido y cuáles los resultados.
La respuesta que ha habido en todo el Tercer Mundo, en la América Latina, África, Asia, Oceanía, hacia esos grandes planes, hacia esa planificación del desarrollo, ha sido, por parte de los gobiernos, de una entrega total a otros planes completamente distintos, que son los planes de saqueo. Ejemplo palpable lo tenemos en este momento en Iraq. Es el saqueo a las riquezas del petróleo de esos países lo que ha movido al pueblo norteamericano a apoyar a Bush con todo el palabrerío acerca de la libertad, de rescatar a esas pobres naciones como Afganistán y como Iraq y como Irán, y lo que viene, como Colombia, como Cuba y todos los países que ya tienen en la mira para ayudarlos, para hacer el saqueo total y el exterminio, no sólo de las riquezas materiales como el petróleo, sino de la cultura. Es lo que ha pasado en Bagdad con los grandes tesoros de la humanidad que había allí, donde nació el pensamiento humano, precisamente en Ur de Caldea, todos esos manuscritos y tablas, las ideas de la cultura y del ser humano, que fueron destruidas y saqueadas totalmente.
De manera que hoy en día necesitamos por parte de todos los científicos, especialmente de los antropólogos, de los sociólogos, de los pensadores, de los filósofos, una manera de pensar para rescatar a la humanidad de este latrocinio. Y afortunadamente ya se está haciendo y no es absolutamente negativo mi discurso, mi carreta que estoy echando acá, porque hay una serie de acciones muy importantes que se hacen en el mundo entero desde hace sesenta años, y desde hace miles de años, para contribuir a salvar la naturaleza.
Aquí tengo un pensamiento de Vandana Shiva, una mujer de la India, física nuclear y filósofa, que ha trabajado enormemente en este sentido de la contrapropuesta al desarrollo como proceso emergente, que dice así:
Una redefinición del crecimiento y la productividad como categorías ligadas a la producción de la vida y no a la destrucción, es así simultáneamente un proyecto político, ecológico, político y feminista, que legitima las maneras de conocer y de ser, que crea riqueza promoviendo la vida y la diversidad, que deslegitima el conocimiento y la práctica de una cultura de la muerte como base de la acumulación del capital.
Contemporáneamente las mujeres del Tercer Mundo, cuyas mentes no han sido aún desposeídas o colonizadas, están en una posición privilegiada para hacer visibles las categorías opuestas, invisibles, de las que ellas son custodios.
Hay un gran movimiento, como he podido constatar en Colombia, sobre todo de la juventud, de las mujeres, de los indígenas, de lo invisible de los países que están haciendo una lucha denodada que se empata con el pensamiento -por ejemplo en nuestro país- de los indígenas habitantes del Amazonas, que es un pensamiento de preservación de la naturaleza que tiene veinticinco mil años. Ellos hablan de veinticinco mil años de sabiduría, para rescatar la naturaleza y no contribuir a ese gran desarrollo, que lo podemos aceptar también. Son innegables los grandes progresos científicos y tecnológicos, y no los podemos echar a un lado sino saberlos conducir.
Hay niveles enormes de desarrollo de la ciencia, como los famosos tomates cuadrados que lograron hacer en la Universidad de California, en Davis, unos tomates que salieron cuadrados y que demuestran que el ser humano puede transformar la naturaleza de tal modo de hacer unos tomates que quepan en los empaques sin que sobre espacio, como con los tomates redondos que no caben bien en los envases. ¡Esos tomates cuadrados que economizan espacio son un invento del carajo, una contribución enorme al desarrollo humano!
Pero la contribución de la ciencia no se puede volver eso, como decía Bertolt Brecht en boca de Galileo Galilei en su magnífica obra. Al final, en la reflexión de Galileo -que es la de Brecht- sobre la bomba atómica, decía que los tiempos modernos van a ser aquellos en los que a cada exclamación de júbilo de un científico por un nuevo invento, va a responder un pavoroso alarido universal. Y es lo que estamos viviendo, lo que está pasando con cada invento que aplican en Iraq, con el espanto que a uno le produce saber que existen bombas como las que están utilizando allí, que hacen estallar la cabeza de la gente, que hacen cosas que jamás uno había soñado. Una guerra donde hay no sé cuántos miles de muertos del pueblo iraquí y por ahí... dieciocho soldados norteamericanos. ¿Qué tipo de guerra es esa cosa tan tremenda que nos están desencadenando?
De manera que ese término de desarrollo -también citando a Brecht- habría que tomarlo y desfamiliarizarlo, inyectarle un Verfremdung efect, volverlo extraño. Hay unos antropólogos nuevos, dentro de los cuales hay un colombiano que se llama Arturo Escobar, que han hecho un trabajo muy importante en la antropología postmoderna, digámosle así. Han hecho un diccionario de palabras a las que hay que ponerles el ojo para desfamiliarizarlas, lo obvio que significaba progreso volverlo problemático, y han creado una lista muy interesante, con palabras como mercado, necesidades, población, participación, sapiencia, y la más terrible de todas que es planificación. Ellos plantean que, en este juego de extrañamiento, de alienación, considerar el desarrollo como una invención, quiere decir que puede desinventarse, transinventarse de un modo distinto, y reinventarse para volverlo manejable, porque también necesitamos volver manejable para los desposeídos del mundo la palabra cultura.
La cultura es algo que nos implica enormemente a los que habitamos eso que han dado en llamar países subdesarrollados, la mitad del mundo que vivimos en chozas, como decía Kennedy, y que padecemos miserias masivas. Pero la choza es una solución de vivienda mucho más interesante, más digna de ser estudiada, más digna de habitarla el ser humano, que las soluciones de Le Corbusier, por ejemplo, la Ville Radieuse en Marsella, aquellos bloques de edificios colectivos, donde meten a la gente como en latas de sardinas. En cambio, las soluciones de vivienda en chozas pueden responder a planes de desarrollo de viviendas mucho más interesantes con la paja, o como en Colombia, donde hay toda una cultura popular de la guadua, es decir, del bambú, que ahora está muy de moda entre los arquitectos. Los materiales que brinda la naturaleza de una manera mucho más espontánea, sobre todo en las zonas húmedas, en la selva, son mucho más higiénicos que el cemento y el ladrillo, también mucho más costosos y que no conducen a soluciones importantes.
La cultura de los pueblos, como decía nuestro gran poeta brasileño Thiago de Mello recordando una frase de su abuelo, viene a ser una summa de conocimientos, una summa de saber, una adición de saberes, para poder hacer mejor --que es lo importante del saber-- la vida humana, para poder compartir nuestra existencia en la naturaleza, para crear una sociedad donde se privilegie la solidaridad del ser humano y no esto que estamos viviendo, el concepto de que quien manda, el que tiene el poder, es el que tiene el poder de aplastar, de invadir, que tiene la tecnología y los medios científicos más avanzados en sus manos para aplastar.
Esta es la historia de la humanidad a partir de las destrucciones de las sociedades paleolíticas superiores, como las civilizaciones cretenses, que habían llegado a un desarrollo tal -hoy en día se sabe-, donde pasaron dos mil o tres mil años en ese tipo de sociedades de solidaridad sin guerras, con un sistema, con una posibilidad cultural de desarrollo del saber y del conocimiento que permitía a la gente vivir en paz y en solidaridad, para encontrar un progreso, que es mejorar su vida, compartir el medio ambiente, por lo tanto, mejorar el planeta Tierra. Y eso me parece muy lógico.
Y uno a la selva del Amazonas no va a ver cómo la mejora; uno tiene que ir a la selva del Amazonas a ver cómo uno se mejora como ser humano. Entre las tribus que subsisten en el Amazonas hay una que lleva miles de años viviendo ahí, niños, viejos, desnudos ¡completamente desnudos! por miles de años y no los pica ningún insecto, comparten la vida con las serpientes, con cocodrilos, en la humedad. Y uno piensa en cómo irían a colonizar la selva amazónica los marines con todos esos aparatos y esas cosas por las que ven verde y esas vainas, y van a luchar con unos viejitos que andan completamente desnudos, como Adán. Eso es el resultado de toda una cultura milenaria para saber cómo se alimenta el hombre en la selva, cómo vive y cómo comparte la existencia.
Otra anécdota para evitar la "conferencia magistral": Resulta que a mí me invitaron a hacer un taller en Barranquilla con unos compañeros de teatro de allá, disciplinados y muy ansiosos por saber cómo se hace el teatro moderno. Yo estaba dictando mi taller y una noche para quitarle un poco de tensión al ambiente --yo había hecho la propuesta-- me invitaron a oír música y bailar. Barranquilla es muy parecido a Cuba y hay rumba, salsa, y todo eso es muy importante. Me llevaron a un bailadero muy famoso que se llama "50-50" porque queda en la Calle 50 con la Carrera 50, en una esquina. En ese lugar tienen unos aparatos musicales que hacen un ruido enorme y, cuando llegamos con todo el grupo, paró la música. El dueño del bar nos vio y fue a recibirnos, me conocía no sé por qué y me dice: "Maestro, venga, maestro, vamos a conseguirle un sitio para que se haga con sus amigos. Siga, siga". Y había un borrachito al lado, mirándolo todo, tenebroso, con un poco de sangre en la cabeza, y dice: "¿Maestro? ¿Qué maestro ni qué carajo? ¡Ni sabio será este!" --y lanzó un término que no me atrevo a decir aquí porque es muy soez-- "¡Ni sabio será este!"
Entonces fueron como a reclamarle por el atrevimiento que había tenido conmigo (en ese momento no había música, estaba todo en silencio). De pronto el tipo se vino así de bruces y cayó en el piso que era de baldosín, se estrelló y volvió otra vez a llenarse de sangre, aquello fue un acontecimiento. Y me dijeron: "Hay que ayudarlo, porque él es un gran compositor, vive aquí y es muy respetable." Y yo empecé a pensar en el cuento de maestro y sabio. Primero decía que yo no podía ser maestro, imposible, porque maestro es lo más grande que uno puede imaginarse dentro del pensamiento, dentro del sentir popular. Por ejemplo, Jesucristo era un maestro. Es el que sabe todo. Y después de maestro, como la categoría que viene más abajo, es sabio, para él yo no podía ser maestro y ni siquiera sabio. Y ahí vienen los sabios, los chamanes, los que organizan todas las cosas de la cultura.
A esos sabios, a esas personas que saben tanto de la vida, en Nuestra América, los trataron desde la Conquista muy mal, en esa devastación de la cultura que hubo en nuestro continente. A los sacerdotes que sabían, los chamanes, los sabios que conocían por tradición la realidad, la no realidad, los sueños, los llamaban en el idioma muisca, los guaches. Y a las indias vírgenes del sol las llamaban guarichas. Y el coro musical de los rituales de los muiscas se llamaba la guacherna. Los españoles redujeron esas tres palabras: guaches, guarichas y guacherna. La palabra vulgar que se usa muy comúnmente para designar un terrorista es guache, un ser del pueblo, horripilante, criminal y salvaje. Y con guaricha, que en Boyacá era el nombre de las vírgenes del sol, ahora se designa a las putas de más baja categoría, lo peor que hay en toda la putería. Y la guacherna, el coro del ritual, hoy designa, aceptado por todo el mundo, a un grupo de criminales, una guacherna es una manada de salvajes. Esa es la reducción cultural que sufrió nuestro pueblo.
Las acciones que se hacen para encontrar racionalidades alternativas --como las llaman los nuevos antropólogos--, para orientar la acción social con criterios diferentes a formas de pensamiento economicistas y reduccionistas, esas acciones alternativas se están dando con gran fuerza en nuestro país y yo creo que en toda la América Latina, como en Asia y en África. Una respuesta invisible. A mí me ha tocado ir a muchas regiones de Colombia a hacer talleres con el grupo La Candelaria, a meterme dentro del país, y he ido encontrando esos bastiones de resistencia, de defensa de la cultura ancestral, en contra de esta otra cultura de los tomates cuadrados.
Desde hace dos años un grupo de artistas e intelectuales nos reunimos para pensar cómo hacemos para luchar contra lo que se nos vino encima hace cinco años, que fue el famoso Plan Colombia, un plan para aplastar a Colombia en el cual intervienen directamente los Estados Unidos. Había gente que se iba a sumar, ya habían sacado la mano, y el papel de Europa ha sido tremendo, porque no se sabe si sí o si no, y cuando no, parece que sí, como pasa ahora con el señor Chirac, y con los alemanes que era que no a la guerra y luego no se sabe si sí o si no. Con el Plan Colombia pasó lo mismo. Fue un plan diseñado para acabar con el narcotráfico en Colombia en dos meses, al cual se le iba a destinar una suma de mil seiscientos millones de dólares. Mil seiscientos millones de dólares, claro, para comprar armamento de los Estados Unidos, armas de segunda mano... helicópteros de última generación, aunque los que llegaron no fueron de última generación y los bajaron los guerrilleros, a dos o tres le tiraron y fueron para abajo. Un fracaso porque no servían, o es que se venden los helicópteros, se venden todos esos materiales bélicos, pero no hay con qué mantenerlos. Cuesta muchísimo dinero mantener un aparato de esos, entonces quedan a un lado.
Los proyectos que mencionaba y estas racionalidades alternativas, las hemos encontrado en nuestros viajes por el país por todas partes. Los intelectuales formamos no una organización -hoy en día eso es muy difícil- sino un centro de discusión, de estudios, de intercambio de opiniones y lo llamamos Colombia en el Planeta, para ver cómo nos vinculamos con todos esos otros sectores para hacer la contrapropuesta al desarrollo. Y después de muchas discusiones logramos hacer cuatro actividades concretas, para que todo no fuera carretas y hubiera actividades importantes.
Una de ellas fue la Segunda Expedición por el Éxodo, de la cual se encargó la Corporación Colombiana de Teatro, con Patricia Ariza a la cabeza. Ya habían hecho un primer encuentro de los desplazados. En Colombia hay dos millones de desplazados por la guerra que sufrimos desde hace cincuenta años, ¡dos millones de campesinos desplazados de sus lugares que han tenido que ir a las grandes ciudades, a Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Barranquilla y se han creado barrios de desplazados!
Desde el punto de vista cultural es una gran tragedia pero ellos han logrado superarla. En este segundo encuentro de desplazados, en el que fueron a Bogotá cientos de personas desde muchos lugares de Colombia para participar en este foro, la norma de conducta era que no se echaran discursos, sino que cada quien contribuyera con algo de su cultura, con un poema, una canción, una danza, unos dibujos, videos, con formas expresivas como nos pone hoy en día la civilización en nuestras manos. Y así hubo una semana de maravilla, no de lamentaciones sino de rencontrar las culturas desplazadas, y de que esas culturas desplazadas entraran en conversación unas con otras y llegaran a alimentarse, a tener verdaderas propuestas de carácter alternativo.
Una segunda actividad organizada por Colombia en el Planeta fue la de reunir en Medellín jóvenes de proyectos culturales interesantes de todo el país. Allí participaron más de sesenta o setenta organizaciones juveniles y el encuentro se celebró en la zona de la ciudad más afectada por la violencia, el narcotráfico, la guerra, por el ejército, las guerrillas, en los barrios cercanos a las colinas nororientales que rodean a Medellín.
Una tercera actividad, celebrada en San Agustín, al sur de Colombia, fue el encuentro de los comunicadores. La cantidad de propuestas, de periódicos, radiodifusoras, productoras de videos, de organizaciones populares de trasmisión de conocimiento, de sabiduría popular es impresionante. Hay una gran cantidad de propuestas invisibles, que no se conocen, aparte de las grandes que manejan la opinión pública, porque hay una resistencia normal del pueblo a esa otra cultura que quiere ocultarle la verdad e imponerse.
Una cuarta actividad me correspondió a mí. Fue la de reunirnos en Villa de Leyva, donde radica una directora de teatro, Beatriz Camargo, que tiene un grupo allí y ha construido una sala que lleva más de veinte años trabajando y que tiene una gran influencia sobre ese sector indígena de Boyacá. Allí resolvimos hacer un encuentro de proyectos que tengan esta característica de propuestas alternativas con un tiempo de experiencia, quince, veinte años, que no sean improvisados.
Logré reunir veinte, aunque había muchos más, pero los medios económicos con que contábamos eran limitados --al fin el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos proporcionó un dinerito para hacerlo. Escogí en el mapa de Colombia veinte casos, veinte proyectos paradigmáticos donde se da ese tipo de respuesta al desarrollo y a la cultura, para que cada dirigente de proyecto expusiera su experiencia y se entrecruzaran todos esos conocimientos, se estableciera una red. Por eso se llamó "Mapa en red".
Hay que decir que Colombia tiene regiones características: arriba, al norte, está la región de la costa del Caribe; la central, y la región del sur donde está el Amazonas y la selva húmeda del Pacífico. De la parte norte, de la Guajira, fue un grupo muy bueno de Río Hacha que tiene como veinticinco años de trabajo cultural, se llama Grupo Yaiechi, que hace teatro y danza, y que participó en el mes de diciembre pasado en el Festival Don Quijote, de París, con una alta calidad, y es muy popular.
En Cartagena también hay muchos grupos culturales, y el más descollado es un barrio que se llama Mandela, un barrio de resistencia, de cultura afrocolombiana, que lleva muchos años trabajando y ha servido de simiente a proyectos de danza moderna como los de Álvaro Restrepo, también invitados a festivales internacionales.
En Barranquilla hay sobre todo un movimiento de mujeres, que buscan respuestas alternativas de producción. En Urabá, donde queda la primera ciudad fundada por Cristóbal Colón, que se llamaba Santa María la Antigua del Caribe, hay otro magnífico exponente de este tipo de proyectos invisibles, que tiene un Museo del Hombre, que tiene un grupo que trabaja en danza, en teatro y en música hace más de treinta años.
Después, más abajo en el Chocó, en Quibdó, donde confluyen las culturas negras e indígenas, también hay un centro cultural de enorme importancia. Está la labor de Villa de Leyva, en el centro del país, donde celebramos "Mapa en red". De Bogotá también fueron proyectos alternativos de la Corporación Colombiana de Teatro, con jóvenes, con ancianos, proyectos que yo llamaría invisibles, pero que son de gran importancia. Hay tres proyectos: uno de circo, uno con ancianos y otro con jóvenes de la calle, descarriados. De Cali, también hay un proyecto que se llama Circo para Todos, con jóvenes de los barrios populares, que también tiene una historia bien extensa.
Y en el sur del país, está el macizo central del Cauca, donde tienen gran influencia las culturas indígenas que se relacionan con las tradiciones incas. En Umaña, ya en la selva amazónica, hay unos centros muy importantes de comunicadores, de nuevas propuestas para la radio y la televisión con mucha calidad.
Por el Amazonas, donde está Leticia y en Puerto Nariño está trabajando con los grupos indígenas un bailarín egresado de la escuela de Cali, que se llama Floresmiro Rodríguez Mazabel, y ahora en julio va a hacer el tercer encuentro de culturas indígenas de esa región del Amazonas, en el que participan más de treinticinco grupos culturales, de danza, música y expresiones de sus veinticinco mil años de tradiciones.
Puerto Nariño, el lugar donde se va a hacer el encuentro, es una zona declarada Patrimonio de la Humanidad, que no se puede tocar --para transformarla, para "desarrollarla"--, este tercer encuentro va a ser con los treinticinco grupos ticunas y han invitado a grupos de la Guajira, de los wayú, a otros de la cultura del macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta, que son los kogui. Representantes por estos quinientos años después de la Conquista estarán con sus idiomas, costumbres, con sus vestuarios y con su pensamiento, es de verdad como encontrarse con un mama de esos, una maravilla para entender la vida, para entender la realidad. Con grupos como los sibundoy y otras culturas del macizo central colombiano. Y arriba, en el río Orinoco, cerca de la frontera con Venezuela, hay también otro centro cultural de una importancia grandísima.
Otro grupo que participó fue de una ciudad que se llama Silesia, cerca de Cali, y hay una pequeña ciudad llamada Sevilla donde en la cima de la colina está la casa de la cultura, bellísima, la casa más bella de la ciudad, que reúne aproximadamente tres mil jóvenes en proyectos de teatro, danza, música, artes plásticas, y es un movimiento impresionante.
Uno queda de verdad asombrado de ver cómo en medio de la guerra, de las más profundas carencias, nacen, se sustentan y están ahí estos grupos de trabajo cultural, con dirigentes que han trabajado durante mucho tiempo y sobre todo, con una gran cantidad de jóvenes.
Después de esa reunión de Villa de Leyva, que duró una semana en julio del año pasado, yo he ido a hacer talleres a distintas partes del país y me he encontrado con que las gentes que fueron allí, donde cada uno hizo su exposición, han reproducido este foro de "Mapa en red" en cada lugar. En enero de este año me invitaron a la Guajira, a Río Hacha y la sorpresa fue que me encontré con que había una reunión de ¡treinta grupos! de esa región, que hacen teatro y que existen desde hace tiempo con una calidad estupenda. Uno no va a impartir conocimientos magistrales sino a recibir conocimientos de las personas con las que va a compartir el trabajo, que en el fondo es lo que yo quiero sacar al máximo de esta reunión: saber de ustedes, conocer muchas cosas con las que yo pueda, con más vitalidad y energía, regresar a mi covacha en Colombia.
Yo aprendí muchísimo en ese encuentro de Villa de Leyva con las experiencias de estos compañeros que llegaban desde regiones tan sufridas, por ejemplo, había un compañero que venía de una región que se llama Los Montes de María, en la zona norte, del Caribe. Es un músico que toca un instrumento muy difícil que se llama la gaita, de origen caribe. Es una caña que tiene una bola, como de sebo, y una canilla. Suena muy parecido a la gaita escocesa pero es un instrumento autóctono y auténtico de esta región, que se ha mezclado y ha logrado hacer una simbiosis, que es una de las características de este tipo de cultura de resistencia al desarrollo, una hibridación con los tambores y con la música afrocubana que convive allí. Este maestro anda por toda la región enseñando a los jóvenes a tocar este dificilísimo instrumento. Y cuando se logra tocar, el que lo toca adquiere una posición muy importante dentro de su grupo social. Es que probablemente el sonido profundo de la gaita va a los profundos arquetipos del inconsciente colectivo de esas regiones. Y con ese instrumento él puede ir por todos lados. Si se encuentra con un retén de la guerrilla, del ELN, él empieza a tocar el instrumento y lo dejan pasar, igual si se encuentra con otro retén de las guerrillas de las FARC, o si se encuentra con el ejército, el tipo toca el instrumento y pasa. Y llega a las universidades, y ha podido entrar inclusive a la Orquesta Sinfónica de Santa Marta, que es la ciudad que queda ahí alrededor, para que ese instrumento sea adaptado y adoptado por la Orquesta para ser enseñado dentro de la cátedra de instrumentos tradicionales. Al lado de los saxofones, de los violines y del piano, logró imponerlo. En medio de la guerra, en medio de los conflictos y a todos los niveles, ha sido la gaita el instrumento de penetración para, inclusive, salvar la vida.
Con esta mentalidad nosotros hemos trabajado el teatro, y seguimos ahí sin que afortunadamente nos haya pasado nada grave, porque hacemos un teatro que afortunadamente lo disfruta mucho la gente, que no es muy bien mirado por los ojos del "establecimiento", pero que va a las profundas verdades, como la gaita, y cuando esos elementos son verdad, aun en las situaciones más conflictivas, son respetables.
Como conclusión, yo quisiera leerles algo de este antropólogo que mencionaba y que me ha servido mucho últimamente, además de los aportes de todos estos grupos de teatro, fantásticos, utópicos, que hay en el país. Para nosotros en la creación colectiva el aporte de los científicos siempre ha sido muy importante. Y esta reflexión de Arturo Escobar me viene como anillo al dedo para terminar: "Pareciera que está surgiendo un tipo de activismo transnacional, que modifica la cuestión de lo global y lo local, y que sugiere formas de pensar el mundo en términos de localidades, flujos y redes."
DON QUIJOTE EN CHIAPAS
De la gobernación de Chiapas nos invitaron en el 2001 a hacer una presentación por cinco ciudades: San Cristóbal de las Casas, Amantenango del Valle, Comitán, Tapachulas y San Juan Chamula. Íbamos diecisiete actores de La Candelaria con El Quijote -una obra que también presentamos aquí en Cuba-, y cuando llegamos a San Cristóbal, la capital, pues nos dijeron:
-Al día siguiente tienen una presentación en un pueblo vecino, que queda a una hora y media, llamado Amantenango del Valle, pero el problema es que allí no hay teatro --el programa ya había sido hecho por la gobernación--, y tienen que presentar la obra en un parque, al aire libre.
Yo les dije:
- Pero no, esta obra no ha sido hecha para presentarse al aire libre, es una obra de sala.
- Pero bueno, ya ha sido programada allá, ya están construyendo la tarima en el parque.
- ¿Y cuánta gente va a asistir?
- Aproximadamente dos mil personas.
- Imposible, porque cómo vamos a lograr la acústica... si esta es una obra de carreta, hablada... es El Quijote.
Y la tercera cualidad que nos expusieron era que el setenta por ciento de la población no hablaba español, sino un idioma llamado tzeltal.
Cómo hacíamos para representar para ellos El Quijote, de Cervantes, en castellano puro. Pero ya estábamos comprometidos, la obra estaba programada a las cinco de la tarde, no había tiempo para cambiar nada, pues tampoco podía hacerse a otra hora. Nos reunimos en el grupo y decidimos hacer la obra porque hay que trabajar para el pueblo.
Al otro día nos fuimos bien temprano, desde las diez de la mañana, y nos encontramos en la plaza del pueblo con la tarima que estaban terminando de construir, y las partes donde se cambiaban los actores atrás. Todo al aire libre, sin poder hacer la escenografía. La obra dura una hora y cuarenta minutos y habíamos logrado achicarla al máximo, pues la representación debía durar sólo hasta las seis, porque después no había luz, y además, estos señores no hablaban español, había que hacerles una cosa muy gestual, de una hora, y sintetizar al máximo la carreta, la parte oral. Así la preparamos.
Cuando empezaron a llegar las dos mil personas, lo hacían con sus vestidos muy bellos, negros con unos decorados rojos y verdes, con mucho colorido en medio del negro. Empezaron a ocupar sus posiciones y cuando la plaza estaba llena, era bellísimo ver al público, diez mil veces más bello que lo que había en la pobre tarima del lado de acá, tremendo decorado, y nosotros con nuestros disfraces del Quijote.
En la parte de atrás, donde se cambiaban los artistas a toda velocidad, había un borracho al lado que sí hablaba español, era medio rubio y estaba denigrando y diciendo: "¿Qué vienen a hacer aquí estas chingadas cotorreras, con mi gente de Amantenango del Valle, qué vienen a hacernos aquí?". Con toda su razón. Con tantas gentes que les llevan porquerías, el hombre estaba protestando. Al fin fueron unos enviados del gobernador, unos señores vestidos convencionalmente --porque las que se visten de indígenas son las mujeres y los niños, los hombres no--, le hablaron bajo y quedo y el hombre muy pacíficamente se retiró.
Empezó la obra y ¡oh, maravilla! esas dos mil personas en un silencio absoluto veían la obra. De pronto, se reían en unas partes que nunca habíamos pensado que eran cómicas, y en las partes cómicas a veces hasta lloraban, y terminó la obra con la gente prendida y como nunca habían visto teatro, nos aplaudieron muy poquito. Nosotros hacíamos una serie de inclinaciones y venias, nos inclinábamos, pero todos ahí, sin moverse. Y no se iban. Al final, vino una pequeña delegación del treinta por ciento que hablaba español y se acercó a decirle al enviado de la gobernación de Chiapas:
- Muy bonita la obra, y aquí estamos esperándolos para mañana.
- ¿Cómo?
- Que está muy bonita la obra y queremos que la vuelvan a presentar mañana.
- Pero es que ellos no son de aquí y están programados para otra ciudad.
- Sí, pero nosotros queremos que vengan mañana.
Y así interminablemente. La resistencia indígena. Costó un buen rato discutir con ellos para que se convencieran que aquello era algo para hacerlo una sola vez.
Y nosotros queremos volver allá, a ver qué pasó con la obra.
Después nos fuimos a San Juan Chamula, un lugar que nos sirvió de motivo para la próxima obra en la que estamos trabajando. Ese día yo no pude estar porque tenía una conferencia en otro lugar, pero fue el resto del grupo. Y se encontraron una iglesia iluminada por velas y candelabros, muy oscuro, donde se reunía un montón de gente en grupos, haciendo cada uno sus ritos, sus cantos, una música muy monótona todo el tiempo. Hay un montón de altares y alguna vez parece que allí se robaron los santos, y los indígenas volvieron a ponerlos, pero ahora son unos santos bajitos con las caras grandotas. Un ambiente realmente rarísimo, extra Verfremdung efect. Extrañísimo, porque allí uno parece sentir que conviven todas las tradiciones religiosas y culturales de los mayas con la religión católica como aparente fachada. Hay una hibridación cultural de una riqueza enorme y cada grupito, cada familia tiene derecho a hacer sus invocaciones y sus rituales por su cuenta en toda la iglesia. Eso, que se ha mantenido por muchísimos años, es una conquista del sincronismo cultural.
A nosotros nos afectó enormemente, porque en ese momento estábamos trabajando e investigando acerca del cuento de la energía, cómo es la energía que se produce entre el escenario y el público, qué tipo de relación tiene que haber para que se produzca un espectáculo trascendente, no trascendental, como decía al comienzo. Entonces ahí había una energía poderosa, fortísima, de ese cúmulo de conocimiento, de saberes, para comer, para curarse, para preservar la naturaleza de todas estas milenarias culturas y en coexistencia con la cultura española, cristiana. Eso nos dejó muy impresionados y ha sido nuestro tema de trabajo en las improvisaciones para la nueva obra que estamos montando y que quisiéramos hacer allí, con la invitación de los amables compañeros mexicanos, a ver si la podemos estrenar en San Juan Chamula.
 (Tomado de Conjunto n. 129, jul.-set. 2003, pp. 21-31.)