sábado, enero 28, 2017

El general Zamora vuelve con la CNT

Un teatro sobre el general del pueblo soberano
 La programación que rinde tributo al año Bicentenario del General Ezequiel Zamora promovida por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC), a través del repertorio especial del Centro Nacional de Teatro (CNT), presentó el montaje del escritor venezolano César Rengifo: Un tal Ezequiel Zamora, el sábado 28 de enero en la Plaza Bolívar de Cúa, estado Miranda, cuna del líder del ejército de “Tierras y hombres libres” a partir de las 3:00 de la tarde.
Esta pieza teatral ambientada en la Guerra Federal (1859-1863), deleitó al público con una trama donde se enfrentan dos hermanos (Luis y Alberto) por diferencias ideológicas, uno queriendo enfilarse en las tropas zamoranas y el otro en el bando de los oligarcas. Esta pugna familiar deja en soledad en pleno campo de batalla a su madre y una hermana (con condición especial) lo que genera un desenlace fatídico. La matriarca para evitar más desgracias en su entorno se enlistó en las luchas de “Hombres y tierras libres” encabezadas por Ezequiel Zamora.
El director de la obra, Alejandro Ramos, adujo que esta historia que se pasea por el drama, los enfrentamientos y la tragedia por ideales políticos y sociales en los campos de Barinas, conmueve a los espectadores por las confrontaciones en el seno familiar y además por el trágico final. “Rememora el legado que dejó Zamora en los hombres y mujeres que proclamaron en sus luchas gritos de libertad e igualdad”, exclamó.
Más de 10 mil personas disfrutaron de este montaje del maestro Rengifo durante sus tres exitosas temporadas, desde su estreno en el año 2010.
Gira de obras en honor a Zamora
El presidente del Centro Nacional de Teatro (CNT), Alfredo Caldera, refirió que la gira especial impulsada mancomunadamente con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC), para celebrar los 200 años del General del Pueblo Ezequiel Zamora, continuará su programación con la creación del dramaturgo César Rengifo Lo que dejó la tempestad el viernes 24 de febrero en el Teatro José Daniel Hermoso en la ciudad de San Carlos, estado Cojedes.
Este mismo espectáculo será llevado al Teatro de la Ópera de Maracay (TOM), en Aragua, el miércoles 8 de marzo; posteriormente, arribará al recinto cultural Orlando Araujo de Barinas, el jueves 16 de marzo, y el viernes 14 de abril se presentará en la sede del teatro de la localidad de Guanare, en Portuguesa.
En el caso de la pieza artística producida por la Compañía Nacional de Teatro bajo la dirección de Carlos Arroyo:  Por aquí pasó Zamora , que incorpora elementos plásticos, teatrales, de danza y música en vivo, realizará un recorrido de su vida y obra a partir del 3 de marzo en el Teatro Lamas de Los Teques, estado Miranda; el 10 de marzo llegará a la región de San Carlos, en el estado Cojedes; el 30 de marzo se expondrá en Barinas y en Falcón hará lo propio el 6 de abril.

Todas estas acciones culturales se desarrollan gracias a las políticas que promueve y consolida el MPPC, en articulación con el Centro Nacional de Teatro y las gobernaciones Revolucionarias de los estados Cojedes, Aragua, Barinas, Portuguesa, Falcón, y la Alcaldía Socialista de Cúa.

Regresó Gardel

Sócrates y Héctor en la obra de Cabrujas.
El próximo 17 de julio José Ignacio Cabrujas Lofiego estaría cumpliendo 80, pero se marchó un 21 de octubre cuando había vivido 58 años. Dejó un valioso legado para Venezuela en el teatro, el cine, la televisión y la literatura. Aquí reseñamos su más importante pieza teatral, El día que me quieras, la cual ha sido llevada a la escena del Trasnocho Cultural para inaugurar la temporada 2017. Ahí, este intelectual caraqueño logró retratar a los venezolanos de manera cruda y dolorosa, pero pletórica de ese humor que caracteriza a este pais caribeño.
 Inicialmente tendrá 18 funciones, porque esta producción del Grupo Actoral 80 se va de gira internacional; es la cuarta vez que la redirige Héctor Manrique, con la producción de Carolina Rincón; la puesta en escena cuenta con las actuaciones de Héctor Manrique como Pio Miranda, Martha Estrada encarna María Luisa Ancízar y María Cristina Lozada es Elvira, Angélica Arteaga da vida a la virginal Matilde, Juan Vicente Pérez es Plácido Ancízar, Juan Carlos Ogando y Sócrates Serrano encarnan a Alfredo Lepera y Carlos Gardel, respectivamente.
El día que me quieras, estrenado en 1979, es un melodrama de tres mujeres angustiadas en una Caracas sometida al poder tiránico del   Benemérito y cuyas vidas son alteradas para siempre porque Carlos Gardel las visita de improviso en su casa de La Pastora, el 11 de junio de 1935, y ellas descubren que el comunista Pío Miranda no lo es a conciencia, sí es un chulo, quien sin piedad las ha engañado y además nunca ha tocado a su novia más allá de lo permitido.

Todas estas situaciones recreadas por la prolífica mente de Cabrujas nos hablan del fracaso del ser humano en su intento de mostrarse como algo que no es. Pareciera una obra escrita en la mañana de hoy, ha dicho Manrique en relación a los planteamientos de la obra, que en esta puesta en escena cuenta en su elenco con el primer actor Sócrates Serrano para interpretar al mayor mito de nuestra América, Carlos Gardel.

jueves, enero 26, 2017

Kafka y Einstein ahora bailan en el BOD

DELLI Y SCIAMANNA EN EL CAMERINO.
El colofón de aquel encuentro  fue a media luz y con música poco audible salvo para los dos caballeros que trataban de iniciar un baile, que podría ser tango, vals o danza judía, sin preocuparse del qué dirán de los contertulios del elegante salón literario  de Berta  Fanta, en Praga, donde tenían no menos de  90 minutos intentando  conocerse.
Lo más seguro es que ese científico alemán Albert Einstein le haya dado una clase perfecta al escritor checoslovaco Franz Kafka - empeñado en aprender a bailar como fuera- durante la tarde de ese primaveral día de abril de 1911, porque quiso hacerlo  y había surgido una amistad por encima de complejas sensibilidades y otras humanas diferencias.
Nunca se supo si Albert (Ulm,13.03.1879) y Franz (Praga,03.07.1883)  volvieron a encontrarse o si fue verdad que se conocieron, lo único cierto es que ahora, gracias a la magia del dramaturgo  argentino Mario Diament (Buenos Aires, 17.04.1942), esos caballeros históricos transformados en personajes teatrales  volvieron a verse para dialogar sobre sus existencias  y nuevamente cerraron los 90 minutos de su reencuentro  con su insólita danza para asombrar y conmover al publico caraqueño, además de instruirlo.
Franz y Albert en Caracas
No es frecuente encontrar en los escenarios venezolanos una pieza basada en entes históricos contemporáneos y menos de las proporciones del escritor Kafka y el físico Einstein. Pero ese espectáculo se estrenó e hizo una exitosa temporada como Franz y Albert en el Trasnocho Cultural, muy bien dirigido por Luigi Sciamanna, quien además actúa y hace pareja con Antonio Delli, en un correcta producción de Queiroz Publicidad. Pero Franz y Albert se mudaron a una sala del Centro Cultural BOD, donde se presentan  desde este viernes,7 pm; sábados y domingos, 5pm
Es por todo eso que recomendamos al público que pretende digerir mejor aquellos 90 minutos de diálogos nada frívolos, una rápida revisión en la web de las biografías de tan importantes personaje históricos, a quienes el escritor Diament ha materializado   para su ficción teatral y los hace participar en una interesantísima charla sobre la proximidad de las guerras, el judaísmo, el sionismo, el avasallante desarrollo tecnológico y la posible destrucción del mundo por la irrupción de artefactos de destrucción masiva.
Diament, el mismo que ha escrito obras sobre Bolívar y San Martin, Lou Salomé y Nietzsche, Martin Heidegger y Hannah Arendt, se leyó unas cuantas biografías  y textos de Kafka y Einstein, hasta obtener  la materia mágica  o ese barro que le permitió crear sendos personajes:  el obscuro y genial, además de receloso   y paranoico escritor  y el exitoso y optimista,   además de distendido  y bonachón, otro crédulo en las bondades socialismo, el   gran científico, autor de la teoría de la relatividad  y quien cambió para siempre los conceptos   de tiempo, espacio y movimiento, además de contribuir a la teórica desintegración del àtomo y su posterior aplicación bélica. ¡Un pecado que él nunca se perdonó! 
Ni banal ni elemental
No es banal ni elemental  el contenido del  diálogo teatral de Kafka y Einstein, ya que el dramaturgo se encargó de construir cada uno los personajes con características muy marcadas, especialmente al escritor repleto de dudas acerca de la naturaleza humana y su angustia  por la imposibilidad de una justicia verdadera, como lo refleja a lo largo de  sus cuentos y escritos, además de la  taras creadas por la presencia de su padre que le fomentaron un espantoso pesimismo acerca de  su futuro personal y además de la sobrevivencia de la humanidad.
Einstein, para Diament, luce exitoso y optimista con respecto a la sociedad naciente del progreso y la ciencia posibles en el siglo XX, además se muestra fascinado por las maravillas del universo que ha ido descubierto no solo con los ojos sino con la razón científica. Es, como se ha dicho, un jugador de la magia de salón y hasta ensaya pasos de baile con gracia y soltura, como lo hace finalmente con el desvalido Kafka.
En síntesis, son dos personajes simpáticos dentro de la densa complejidad de sus características, dos seres que no podían sospechar jamás lo que les pasaría a ellos ni a la humanidad con dos guerras mundiales   y la irrupción de apocalípticos artefactos atómicos brotados de los conocimientos sobre la desintegración del àtomo y la salvaje aplicación de la ley de la relatividad.
El espectáculo es placentero de principio a  fin por la dinámica de sus diálogos y por el talento histriónico de Sciamanna y Delli, quienes entablan una competencia para hacer digerible  todo ese cumulo de situaciones, unas sacadas de la  sórdida literatura del mismo  Kafka y otras de los complejos planteamientos de la física moderna.
No hay duda del gran aporte de Sciamanna a la dinámica del espectáculo, especialmente su kafkiano final cuando el mismo Kafka se le monta a caballo a Einstein para relatarle y sofocarlo con sus tragedias y sus miedos, antes de pedirle que le enseña a bailar.
 Advertimos, pues, a los lectores, eventuales espectadores que Franz y Albert es teatro culto, ese que no tiene desperdicio en ninguna de sus palabras y sus acciones. Es como un espectacular crucigrama de sólidos conocimientos, de esos que se adquieren no solo en las aulas sino en la vida misma, especialmente cuando hay pasión por la lectura de grandes autores. ¡Enhorabuena para los productores!

Falsedad y frustración

Y Sócrates Serrano encarnó al mítico Carlos Gardel.El teatro criollo avanza
Históricamente el cantante, compositor y actor de cine Carlos Gardel pasó el penúltimo mes de su vida en Venezuela entre el 25 de abril y el 23 de mayo de 1935. Se presentó en los teatros Principal y Rialto de Caracas entre el 26 de abril y el 14 de mayo. Después siguió su gira por América latina y el 24 de junio de 1935 murió en un insólito accidente aéreo en Medellín, Colombia, sin cumplir 45 años.
Ya era un mito argentino que se ha transformado en un ser mítico latinoamericano, gracias al teatro, el cine y la televisión, como lo afirma la investigadora Catalina Julia, quien cita obras como Matatangos.Disparen sobre el zorzal (1978) del chileno Marco Antonio de la Parra; El día que me quieras (1979) del venezolano José Ignacio Cabrujas, y del uruguayo Víctor Manuel Leites: El chalé de Gardel (1985).
GARDEL CABRUJIANO
Gracias a la dramaturgia de Cabrujas, Gardel llega a Caracas el 11 de junio de 1935, conoce a la familia Ancizar en su casa, canta en el teatro Principal y sigue su destino. Sobre lo que pasó con este célebre cantante y el pequeño grupo de cinco personas que lo tratan de palabra y obra es que el escritor pergeñó su fantástico texto El día que me quieras, uno de los grandes éxitos del teatro venezolano, estrenado en 1979; en su primer montaje se mantuvo en cartelera durante casi un año alcanzando cerca de 200 funciones. La pieza cosechó también el éxito internacional, siendo aclamada por la crítica en Nueva York, en donde se  realizaron  dos montajes, uno en 1983 y otro en 1987; en Chile, donde estuvo año y medio en cartelera, así como en Brasil, España, México, Argentina, Puerto Rico, Santo Domingo y Perú. En Colombia se le llevó al cine.
La temporada 2017 del Trasnocho Cultural comenzó este 20 de enero con El día que me quieras, según la versión escénica de Juan Carlos Gené, estrenada en la temporada 2005 del Ateneo de Caracas (plaza Morelos), donde Cabrujas sí logra retratar a los venezolanos de manera cruda y dolorosa, pero, sobre todo, pletórica de ese humor que tanto caracteriza a este pais caribeño. Serán inicialmente 18 funciones, porque después esta producción del Grupo Actoral 80 (GA 80) se va de gira internacional; es la cuarta vez que la redirige Héctor Manrique, con la producción de Carolina Rincón; la puesta en escena cuenta con las actuaciones de Héctor Manrique como Pio Miranda, Martha Estrada encarna María Luisa Ancízar y María Cristina Lozada es Elvira, Angélica Arteaga da vida a la virginal Matilde, Juan Vicente Pérez es Plácido Ancízar, Juan Carlos Ogando y Sócrates Serrano serán Alfredo Lepera y Carlos Gardel, respectivamente.
PRIMER MITO DE AMÉRICA
La obra recibe su título de una de las canciones más conocidas de Gardel y es, justamente la visita a Venezuela del recordado cantante de tangos, la excusa perfecta usada por Cabrujas para despertar de su letargo a esta sociedad sumida en la quietud y la pasividad. Ayer, como hoy, los cambios son mínimos y quizás tiene mayor vigencia que nunca
Gardel, considerado el primer y mayor mito de América, por azares del destino viene a cantar en la diminuta y cálida cotidianidad de la Caracas de 1935, para deslumbrar, además, cual relámpago, las añejas rencillas familiares del hogar de los Ancízar, familia cuya única herencia es un apellido aristocrático que llena a los personajes de nostalgias que los mantienen alejados de la realidad que viven y padecen.
El mítico cantante se cruza en la ficción con el supuesto intelectual marxista Pio Miranda, uno de los personajes mejor logrado del universo cabrujiano, desbordadamente humano en sí mismo con su ansiado como postergado viaje a la -hoy desaparecida y entonces floreciente- Unión Soviética, con el camarada Stalin siempre a flor de labios y una década de estéril noviazgo con María Luisa Ancízar a cuestas.
Todas estas situaciones recreadas por la prolífica mente de Cabrujas nos hablan del fracaso del ser humano en su intento de mostrarse como algo que no es, además de reflejar el derrumbe de un sistema político, en este caso, el ortodoxo comunismo. Pareciera una obra escrita en la mañana de hoy, por su ácida vigencia, ha dicho Manrique en relación a los planteamientos de la obra, que en esta puesta en escena cuenta en su elenco con el primer actor Sócrates Serrano para interpretar al mayor mito de nuestra América, Gardel, también conocido como el “Morocho del Abasto”.
El día que me quieras puede leerse como un melodrama de mujeres angustiadas en una Caracas sometida al poder tiránico del paradigmático Benemérito y cuyas vidas son alteradas para siempre porque Gardel las visita de improviso en su casa de La Pastora. Y ellas además descubren que el comunista Pío Miranda no lo es a conciencia, pero sí es un chulo, quien sin piedad ha engañado y además nunca la tocado más allá de lo permitido, porque la biología no le funciona sino en esa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
HONESTIDAD REVOLUCIONARIA
¿Qué quiso predicar Cabrujas? Queda el espectador en la libertad de interpretar lo que le llegue desde la escena, pero es obvio que se trata de discurso equilibrado entre la moral y la ética a la venezolana, donde se enseña que un verdadero revolucionario no es mentiroso jamás y lucha siempre por su ideología porque está plenamente convencido de ella y no porque quiere medrar, y además no abusa de la buena fe de quienes lo aman o creen en él. Hay, por supuesto, otras lecturas posibles, pero todas tienen un denominador común: la honestidad de un revolucionario nunca jamás puede ser puesta en tela de juicio.
En síntesis: Cabrujas sí creía en un proceso de necesarios y profundos cambios sociales, pero los mismos tenían que contar con hombres y mujeres convencidos y no por simple moda. ¿Por qué Cabrujas metió a Gardel en esa diatriba contra los falsos revolucionarios? Algunos afirman que lo hizo para respetar el origen del cuento familiar que lo impulso a pergeñar su sainete o su melodrama, otros apuntan que fue para derrumbar esos mitos de la farándula que sirven para adormecer a multitudes y hacerlas soñar en otros mundos supuestamente mejores.
Sea lo que sea, la presencia de esa gran estrella latinoamericana es un viento fresco que anima a los personajes encerrados de esa casona de La Pastora, un teatro que prosigue convocando multitudes en esta Tierra de Gracia y donde se le exhiba.
Por supuesto que es posible una lectura burguesa plana, esa que ayuda a la digestión y que no exige mayores complicaciones, pero estamos seguros que ese tipo de espectadores ya no existe en este país, después de largos 400 años de sufrida y constante vida teatral. 
Vimos este espectáculo y cuando ya casi nos lo sabemos de memoria, debemos admitir que publico lo disfruta como nunca antes lo habíamos palpado, a sabiendas que se trabaja para él, quedo fascinado por la novedad que le llegó desde el escenario, ese lacerante anatema sobre la falsedad y la frustración disfrazadas con el oropel de la dictadura gomecista.

Es importante que se haya exhibido en este crucial 2017, además las actuaciones de Sócrates, Angélica y Juan Vicente son maravillosas y les dan a sus personajes dimensiones y matices contemporáneos, al lado del sobrio Ogando, las señoriales Lozada y Estrada y el austero Manrique, crecido como nunca antes lo había visto.

miércoles, enero 25, 2017

El siniestro psiquiatra Edmundo cuenta su historia

El actor Manrique en su siniestro personaje.
El teatro venezolano siempre ha estado a la izquierda del Estado y mantenido relaciones con el Poder o los Gobiernos de turno porque sus artistas son gente civilizada y respetuosa de las leyes. Los gobernantes, casi siempre, han respetado la ideología de los teatreros y no han ido más allá de las formalidades establecidas, aunque hubo tiempos cuando los teatreros terminaron haciendo sus comedias en las cárceles o en los cielos, algunos,  y otros tantos fueron desaparecidos, tal como ocurrió en los tiempos del general Marcos Pérez Jiménez, según lo narra Héctor Rodríguez Bouza en su libro Ida y vuelta de la utopía, específicamente en el capítulo referido al grupo teatral Máscaras, fundado por César Rengifo en el año 1952.
Esto es bueno recordarlo, para tirios y troyanos, porque prosigue en temporada, en el teatro Trasnocho (todos los jueves, desde el 26 de febrero al  de 30 de marzo, a las 7PM), uno de los espectáculos más desgarrados y controversiales que nunca jamás se haya representado en esta Tierra de Gracia: Sangre en el diván, gracias al actor y director, además versionista, Héctor Manrique, donde se aborda una descarnada faceta de la vida real de Edmundo Chirinos (Churuguara, 12.08.1935/ Caracas, 24.08.2013). Un unipersonal para entender porque pasan ciertas cosas en nuestra Venezuela y para pedirle a Dios que nos salve siempre, porque los científicos o los sabios y las instituciones policiales, en ocasiones, son cómplices. ¿Cuántos como él hay por ahí, sueltos y además matando? ¿La echonería es otra pandemia? ¿No podemos ser más un país de cómplices?
AJUSTE DE CUENTAS
Griselda Gambaro enseña que toda escritura es teatral o susceptible de ser teatralizada y siempre generará una confrontación, porque el teatro es arte profundamente imbricado con lo social. Es acción escénica que, quien la ve, recibe un destello que lo ilumine, le de placer o ideas o imágenes que lo enriquecen, aunque sea mínimamente. No es elitista, ni críptico, ni superfluo.  A través de la estética teatral se puede decir no a la corrupción, a las dictaduras, al olvido de la memoria colectiva, desde lo teatral y lo no teatral. Por eso toda pieza de teatro es un ajuste de cuentas, un enfrentamiento más o menos inmediato con la sociedad. Es impredecible lo puede ocurrir con un público tras haber visto un espectáculo que le pegue en el estómago y lo haga maldecir desde muy adentro. Por eso el teatro tiene sus enemigos y estos están desvelados, además.
Y citamos a Gambaro (Buenos Aires, 24 de julio de 1928) porque leímos sobre Edmundo Chirinos, eminente médico, psiquiatra, psicólogo y político, quien tuvo un trágico epílogo vital, el cual ni él mismo hubiese deseado. Él, en su avatar existencial, se topó con una paciente, pero su naturaleza humana lo llevó hasta el asesinato, quizás para degustar el placer en situaciones extremas. La justicia venezolana lo condenó a una severa pena pero la muerte lo sacó de escena; convirtiendo su saga en una desgraciada lección de vida para todos aquellos que se creen autosuficientes, histriones, seductores y amantes del peligro. Y, además, su trágico desenlace le recuerda a la sociedad que los códigos de conducta de todas las profesiones son obligatorios para detectar la corrupción, terrible cáncer que derrumba imperios, como el romano, para citar a uno de tantos.
Ahora Chirinos revive porque desde el 10 de octubre de 2014 (en una sala del BOD) el Grupo Actoral 80 ha estado escenificando un unipersonal basado en el libro Sangre en el diván: el extraordinario caso del Dr. Chirinos, de Ibéyise Pacheco, dirigido y actuado magistralmente por Héctor Manrique. Ahí, el otrora famoso ex rector de la UCV y miembro de la Asamblea Constituyente y hasta candidato presidencial del PCV, revive semidesnudo y reposando en un diván blanco en medio de un alba habitación que puede ser una celda o un consultorio. Se viste parsimoniosamente para contar, muy convincentemente, lo que ha sido su vida profesional e íntima, haciendo énfasis en sus relaciones amatorias, causando hilaridad por el cinismo de sus cuentos o por la ingenuidad de sus juicios de valor sobre sus coterráneos. Incluso llega a producir conmiseración porque estaba enloqueciendo y no se sabía ni tampoco la sociedad se enteró hasta que mató a su paciente.
Manrique asumió tal caracterización tras un acucioso trabajo de estudio del complejo personaje y además logró una transformación física apuntalada en un preciso maquillaje actoral, interna y externo. Es un espectáculo ejemplar con su aleccionador y crítico contenido y por la pulcritud de la producción global. El histrión, sin juzgar a su siniestro personaje, juega con el público, en el buen sentido del término, y este, como es obvio, ríe, disfruta, pero queda en estado de shock. Lo vimos el año pasado. Y lo volvimos a ver, por supuesto, recientemente una función en el Trasnocho Cultural, y todo aquello es más contundente y estremecedor en estos tiempos. Por eso es que ya contabiliza más de 200 funciones y puede mostrarse mucho más, pero el artista se va de vacaciones, por ahora. Ojalá que los jóvenes actores y los veteranos también puedan verlo y hacerle un foro o pedirle un taller. ¡Gana el teatro entero!
HISTORIA REAL
En el libro Sangre en el diván: El extraordinario caso del Dr. Chirinos se cuenta la vida del polémico psiquiatra, quién fuera hallado culpable del asesinato de la joven Roxana Vargas (19 años), uno de los casos policiales más sonados de los últimos tiempos. Ella, estudiante de periodismo fue llevada por su madre, Ana Teresa a la clínica psiquiátrica de Chirinos. Ahí, él, como médico le dice que tiene esquizofrenia y le receta cura de sueños. La estudiante tenía problemas por su físico- estaba pasada de peso -y estaba enamorada de un hombre que la veía como su amiga. El doctor abusó de forma sexual de ella e inician una relación amorosa. Ella escribía en su diario y en su blogs en Internet lo que sentía y le pasaba. Un día no llegó a casa y fue hallada muerta. Chirinos fue condenado a 20 años de cárcel, pero murió cuando pagaba la condena en su casa. El libro está dividido en seis partes y una especial entrevista que le hizo Miyó Vestrini al susodicho personaje. El texto, pues, consta de: Capítulo I El Crimen, capítulo II La investigación, capítulo III El sospechoso, capítulo IV El delirio, capítulo V El diagnóstico, capítulo VI La sentencia y el anexo de la entrevista. Lo que se relata en esas páginas  es una saga triste pero sorprendente ocurrida en Venezuela en el año 2007 donde una familia perdió a una de sus integrantes porque conocía muchos secretos de un psiquiatra muy importante en el país, quien además atendía a políticos muy poderosos.  

domingo, enero 22, 2017

Guerra contra la homofobia

El director Johnny Romero.
Es posible que los teatromaníacos no sepan que el teatro venezolano tiene décadas en guerra contra la homofobia, enfermedad  psicosocial que afecta a numerosas personas que sienten rechazo y discriminan a hombres y mujeres definidos como homosexuales y además manifiestan públicamente su aversión irracional. Durante la segunda mitad del siglo XX, y especialmente al calor de algunas empresas culturales como El Nuevo Grupo, Rajatabla y Grupo Theja (Isaac Chocrón, José Ignacio Cabrujas, Román Chalbaud, José Simón Escalona, Carlos Giménez, Marco Antonio Ettedgui y Javier Vidal, entre otros) se mostraron piezas venezolanas o foráneas que plasmaron historias reales ficcionadas, cuyos protagonistas eran gays, para enseñar así que los enfermos no eran ellos sino quienes les adversaban, seres afectados de psicotismo, un rasgo de la personalidad que padecen algunas personas con conductas impulsivas, hostiles, agresivas e iracundas.
Esa guerra anti homofóbica ha permitido conocer aleccionadores espectáculos creados a partir de  textos como El pez que fuma, Los ángeles terribles, La revolución, La máxima felicidad, Escrito y sellado y La muerte de García Lorca, entre otros. Han combatido a través del arte teatral el desconocimiento y los prejuicios que están en la base de esa discriminación que sufren los gays y al mismo tiempo recalca que los homófobos son frecuentemente homosexuales ocultos, alterados por las religiones y desajustados mentalmente por la hipermasculinidad y la misoginia, entre otros excesos, además  de la ignorancia sobre las conductas sexuales y, por si fuera poco, con brutal desigualdad socioeconómica y la siniestra violencia institucionalizada, que son agravantes.
El siglo XXI ha estado muy activo teatralmente en Venezuela en su lucha contra la homofobia y por eso irrumpen varios autores, como Fernando Azpúrua con Niños lindos (un joven gay engañado por su enamorado se suicida) y ahora el veterano José Gabriel Núñez (cumple 80 años en octubre próximo) con Casa de sangre y cenizas (padre homófobo mata a su joven hijo por ser gay), bajo la dirección de Johnny Romero, la cual precisamente inauguró el Tercer Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, organizado y presentado por la Fundación  Trasnocho Cultural en su sala Espacio Plural, que comenzó el 13 de enero y culminará el 12 de marzo, tras presentar ocho montajes, puestos en escena por igual número de directores.
Política y sexo
La lectura política, siempre de denuncia contra el opresor y a favor de los oprimidos que José Gabriel Núñez propone en sus obras de teatro (no menos de 40 textos, la mayoría escenificados), ha sido un tema de gran interés para el novel director y actor Jhonny Romero, cuya tesis de grado se encauzó en la tarea de desentrañar los elementos políticos y sociales que yacían en cinco piezas estudiadas. Cuando leyó Casa de sangre y cenizas se emocionó porque entrevió lo complicado del trabajo de dirección que exige esa obra que se realiza en dos tiempos, quedando la posibilidad de representar la casa con una propuesta hiperrealista, contó Romero, de 24 años. Pero la puesta en escena que propone el director va más allá.  La casa del texto es “una casa de verdad” (un livingroom que se transforma en burdel), trasladada al escenario, lo cual se convirtió en el asunto “más escabroso” de la producción, como ha contado Romero.
El autor Núñez usa una criada para narrar, alternadamente ante un periodista, las historias  pasadas de una casona, ubicada en un pueblo de alguna provincia venezolana, en los tiempos de una dictadura (desde Castro hasta Pérez Jiménez), de la cual no quedan sino recuerdos del antiguo esplendor de aquel hogar, los cuales se corporizan y revelan lo ocurrido, años atrás. Es un monumental flashback, como en el cine, pero que ahí está resuelto con un elenco carente de experiencia, salvo el caso de esos dos auténticos profesionales, quienes encarnan a la prostituta y el papá homófobo. Son tres historias de amor: la madre y el padre, la hija y su novio universitario y el varoncito de la familia enredado con el sirviente; un trío romántico en medio de complejas relaciones sociales, de dominación total, hasta que todo se rompe y el muchacho muere tiroteado en la habitación de un burdel, porque su papá se entera que no pudo hacer nada con la ramera, ya que es homosexual, como lo presume su progenitor o se enteró de sus picardías homoeróticas. Este desenlace no es totalmente convincente escénicamente, pero eso fue lo que vimos y pudimos ponderar a lo largo de 90 minutos de duración global del montaje.
Juan Carlos Lira, Naír Borges, Sandra Yajure, Flor Colmenares, Giancarlo Ferrini, Darlin Durán, Carlos Enrique Pérez, Alfredo Timaure y Maiker Pereira conforman el aguerrido elenco de este dramón, donde se entrecruzan esas sagas románticas, desarrolladas en medio de las luchas estudiantiles y la nefasta intolerancia de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Creemos que el texto merece saltar al cine, pero ese es otro cantar. Johnny Romero, pues, se propuso materializar su reto y lo logró satisfactoriamente. Con un elenco profesional habría tenido mayor fuerza su trabajo, pero eso era lo que tenía.

sábado, enero 21, 2017

Cuatro vaginas hablan en Chacao

La periodista Marianella Salazar tambien es actriz. 
Héctor Manrique (cuyo nombre legal es Héctor Rodriguez Manrique) confesó a la revista Estampas, de El Universal, que el tema de la mujer empezó a interesarle seriamente cuando nació su primera hija, Maura Rodriguez Rincón. Al año siguiente, el 2001 llevó a escena el que ha sido, hasta ahora, su montaje más taquillero, Monólogos de la vagina, basado en el texto de la autora estadounidense Eve Ensler. “Esto de que las mujeres hayan tomado los escenarios es extraordinario, porque quieras o no, se están haciendo escuchar…
Por ejemplo, dijo Manrique.  “Monólogos de la vagina es una obra de denuncia, de reflexión. Es una obra revolucionaria en el mundo entero y que por un par de años se estrenó en más de 50 países. Es una pieza que toca el corazón de lo femenino. Con este montaje ha ocurrido eso que los griegos llamaban catarsis. El espectador se encuentra en la obra, se revela en ella, comprende algunas cosas de sí mismo. Recibe respuestas y genera preguntas. Aquí además de divertirte, recibes una denuncia. Yo creo que estas obras tienen, además, una virtud y es que hay gente que hace esfuerzo por verlas. Uno se consigue en las colas de las funciones gente que ha ahorrado su platica para ver este trabajo y eso para mí es extraordinario”.
¿Qué dicen los hombres cuando las mujeres hablan de sus intimidades en un escenario?
Creo que si para algo ha servido a los hombres estas propuestas es para conocer de lo femenino, de ese misterio… Cuando hice ese montaje en el Ateneo de Caracas yo husmeaba a través de un agujerito para ver la reacción del público, y me daba cuenta de que el hombre no se siente en su hábitat cuando va a ver este tipo de espectáculos. Hay un ejercicio en el que el hombre empieza a reconocer su responsabilidad, cuando se ve rodeado de mujeres y viendo, además, a una enfrente de él que empieza a reflexionar sobre sí misma. Muchos de los hombres que van a ver estas obras vienen a que les muestren lo que ellos han sido incapaces de ver, y lo digo por experiencia propia. Porque cuando en una pieza se habla de una mujer frígida y sobre la responsabilidad del hombre en relación con esa condición femenina, quiero creer que el caballero medianamente inteligente va a pensar en el tema cuando llegue a su casa. Es por eso que se llena la sala, porque son espectáculos que se comunican con la gente”.
¿Cuál es el problema fundamental de la mujer de hoy?
La profunda ignorancia que tiene de sí misma, problema que no sólo es culpa de ella sino de la sociedad. La mujer, en la catarsis que le brinda el teatro, termina descubriendo que le gusta lo que es. Las revelaciones de los personajes tienen un poder sanador. Creo que la fortaleza del teatro está en ser la expresión exacta del hombre. Aunque es cierto que no tiene un alcance masivo, pienso que si se hiciera más teatro y buen teatro tuviéramos una sociedad mucho más sana”.

 Monólogos de la vagina, estrenada en 1996 en el Centro de Arte HERE de New York, es una obra escrita por la feminista estadounidense, Eva Ensler luego de entrevistar a más de 200 mujeres. A través de los monólogos, Ensler retrata a la vagina como un símbolo del poder femenino y de la encarnación individual de la mujer.
 Debido a su popularidad, la pieza ha llegado a traducirse a más de 45 idiomas y se ha llevado a escena en 120 países y resultó ganadora del premio Obie en 1997. En Estados Unidos, la pieza se estrenó en el marco de un movimiento contra la violencia de género en 1996. Por otro lado, contó con un elenco que incluyó a la periodista Oprah Winfrey, a la rapera Queen Latifah y a las actrices Calista Flockhart, Winona Ryder, Jane Fonda, entre otros.
 En Venezuela, la obra se ha llevado a las tablas durante más de una década   a través del Grupo Actoral 80. Así, el público venezolano ha podido disfrutar de las actuaciones de: Mimi Lazo, Caridad Canelón, Gledis Ibarra Tania Sanabria Fabiola Colmenares, Julie Restifo, María Cristina Lozada, entre otras.
Y ahora Manrique está presentando en el Teatro del   Centro Cultural Chacao su montaje Monólogos de la vagina, el cual con las actuaciones de Tania Sarabia, Carlota Sosa, Julie Restifo y Marianella Salazar, desde el 19 al 29 de enero, jueves y viernes a las 7:00 p.m y los sábados y domingos a las 5:00 p.m. Ellas retratan los testimonios de mujeres de diversas edades, condiciones y actitudes. Ellas hacen hablar a sus vaginas, contar sus experiencias. La obra es producida por Carolina Rincón, para el Grupo Actoral 80.

jueves, enero 19, 2017

Volvió Carlos Gardel a Caracas

Sócrates y Héctor en "El dìa que me quieras"
La temporada 2017 del Trasnocho Cultural comienza este 20 de enero, a las 6 pm con la obra teatral más emblemática de José Ignacio Cabrujas, El día que me quieras, según la versión escénica de Juan Carlos Gené, estrenada en la temporada 2005 del Ateneo de Caracas (plaza Morelos). Serán inicialmente 18 funciones, porque después esta producción del Grupo Actoral 80 (GA 80) se va de gira internacional.
El día que me quieras es uno de los grandes éxitos del teatro venezolano. Estrenada en 1979, en su primer montaje se mantuvo en cartelera durante casi un año alcanzando cerca de 200 funciones. La pieza ha cosechado también el éxito internacional, siendo aclamada por la crítica en Nueva York, en donde se han realizado dos montajes, uno en 1983 y otro en 1987; en Chile, donde estuvo año y medio en cartelera, así como en Brasil, España, México, Argentina, Puerto Rico, Santo Domingo y Perú. En Colombia se le llevó al cine.
Ahora vuelve este El día que me quieras, una de las obras más emblemáticas de  José Ignacio Cabrujas; es la cuarta vez que la redirige Héctor Manrique, con la producción de Carolina Rincón; la puesta en escena cuenta con las actuaciones de Héctor Manrique como Pio Miranda, Martha Estrada encarna María Luisa Ancízar y María Cristina Lozada es Elvira, Angélica Arteaga da vida a la virginal Matilde, Juan Vicente Pérez es Placido Ancízar, Juan Carlos Ogando y Sócrates Serrano serán Alfredo Lepera y Carlos Gardel, respectivamente.
Manrique he dicho que El día que me quieras es, a su juicio, la más universal de un trilogía de piezas -completada por Acto cultural y Profundo- en “las que Cabrujas logra retratar a los venezolanos de manera cruda y dolorosa, pero, sobre todo, plenas de ese humor que tanto nos caracteriza”.
EL PRIMER MITO DE AMÉRICA
La obra recibe su título de una de las canciones más conocidas de Gardel y es justamente la visita a Venezuela del recordado cantante de tangos, antes de perder la vida en un accidente de aviación en Medellín (24 de junio de 1935), la excusa perfecta usada por Cabrujas para despertar de su letargo a una sociedad sumida en la quietud y la pasividad.
Gardel, considerado el primer y mayor mito de América, por azares del destino viene a cantar en la diminuta y cálida cotidianidad de la Caracas de 1935, para deslumbrar, además, cual relámpago las añejas rencillas familiares del hogar de los Ancízar, familia cuya única herencia es un apellido aristocrático que llena a los personajes de nostalgias que los mantienen alejados de la realidad que viven y padecen.
El mítico cantante se cruza en la ficción con Pio Miranda, uno de los personajes mejor logrado del universo cabrujiano, desbordadamente humano en sí mismo con su ansiado como postergado viaje a la hoy desaparecida y entonces floreciente Unión Soviética, con el camarada Stalin siempre a flor de labios y una década de estéril noviazgo con María Luisa Ancízar a cuestas.
Todas estas situaciones recreadas por la prolífica mente de Cabrujas nos hablan del fracaso del ser humano en su intento de mostrarse como algo que no es, además de reflejar el derrumbe de un sistema político, en este caso, el comunismo. “Pareciera una obra escrita en la mañana de hoy, por su vigencia”, destaca Manrique en relación a los planteamientos de la obra que agotara entradas  y que en esta puesta en escena cuenta en su elenco con el primer actor Sócrates Serrano para interpretar al mayor mito de nuestra América, Gardel, también conocido como el “Morocho del Abasto”.
El día que me quieras puede leerse como un melodrama de mujeres angustiadas en una Caracas sometida al poder tiránico del Benemérito y cuyas vidas son alteradas para siempre porque las visita de improviso de Gardel en su casa de La Pastora. Y ellas además descubren que el comunista Pío Miranda no lo es a conciencia, pero sí es un chulo, quien sin piedad ha engañado y además nunca la tocado más allá de lo permitido, porque la biología no le funciona sino en esa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
HONESTIDAD REVOLUCIONARIA
¿Qué quiso predicar Cabrujas? Que un verdadero revolucionario no es mentiroso jamás y lucha siempre por su ideología porque está plenamente convencido de ella y no porque quiere medrar, y además no abusa de la buena fe de quienes lo aman o creen en él. Hay, por supuesto, otras lecturas posibles, pero todas tienen un denominador común: la honestidad de un revolucionario nunca puede ser puesta en tela de juicio. En síntesis: Cabrujas sí creía en un proceso de necesarios y profundos cambios sociales, pero los mismos tenían que contar con hombres y mujeres convencidos y no por simple moda. ¿Por qué Cabrujas metió a Gardel en esa diatriba contra los falsos revolucionarios? Algunos afirman que lo hizo para respetar el origen del cuento familiar que lo impulso a pergeñar su sainete o su melodrama, otros apuntan que es para derrumbar esos mitos de la farándula que sirven para adormecer a multitudes y hacerlas soñar en otros mundos supuestamente mejores. Sea lo que sea, la presencia de esa gran estrella latinoamericana es un viento fresco que anima a los personajes encerrados de esa casona de La Pastora, un teatro que prosigue convocando multitudes en esta Tierra de Gracia y donde se le exhiba. Por supuesto que  es posible una lectura plana, esa que ayuda a la digestión y que no exige mayores complicaciones, pero estamos seguros que ese tipo de espectadores ya no existe en este país, después de largos 400 años de sufrida y constante vida teatral.