martes, marzo 10, 2020

¿Su pasaporte por favor?


Passport, pieza teatral de Gustavo Ott (Caracas, 14 de enero de 1963), es la saga de Eugenio, o Eugenia,  que se escenifica, o transcurre, en una estación ferroviaria, cuando este personaje joven es interrogado por un soldado y un oficial, al tiempo que le retiran su documento de identificación, su pasaporte, para iniciar ahí un procedimiento absurdo en apariencia pero que sí sucede  y obedece a ciertas costumbres anómalas de la conducta humana en este continente americano, de norte a sur o de este a oeste.
 Él, o ella, intenta comunicarse con los militares de turno  pero no logra ser comprendido y es sometido a una serie de vejámenes a su integridad física y moral. Es una especie de calvario a que sometido un pasajero o turista frustrado en un lugar inhóspito, una especie de reten fronterizo se deduce, hasta que al final todo se resuelve y el pasaporte vuelve a las manos de su propietario.
Passport, de Gustavo Ott, fue estrenada en Octubre del 1991 en la Sala Cuarta Pared de Madrid, puesta en escena por Javier Yagüe. En Octubre de ese mismo año se mostró en la Sala Horacio Peterson del Ateneo de Caracas,  en una producción del grupo Textoteatro, bajo la dirección de José Domínguez. En abril del 2003 se exhibió nuevamente en la Sala Horacio Peterson del Ateneo de Caracas en producción del Teatro San Martín de Caracas bajo la dirección de Luis Domingo González y el elenco lo integraron   María Brito, David Villegas y Alfonso Rey.
Ahora, en esta Caracas agitada de marzo del 2020, Passport permite ponderar el excelente trabajo  global de Jeizer Ruiz, Antonio Delli y Angel Pelay. Un trabajo que mejor cuidado en el vestuario y en los elementos escenográficos podría hacer una temporada comercial en alguna sala caraqueña, para comenzar. Llama la atención porque ha permitido conocer la paciencia y el talento de un joven director, Danny Cruz, para materializar  su propuesta.Ahí hay talento si lo cultiva.
Si la memoria no nos falla, ya habríamos visto a Passport en la sala San Martín, hace algunos años, cuando Ott luchaba precisamente por imponer su teatro en esta su balcanizada ciudad.


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