viernes, julio 14, 2006

Millones de aplausos para Valeria y Mónica

Desde la noche del 7 de junio de 1996 la vida cambió para esa desconocida periodista de 29 años, divorciada y con una niñita de 36 meses. El director Gerardo Blanco y la actriz Mimí Lazo, desde la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, la metieron por la puerta grande del teatro exitoso, ese que tiene público siempre, el que deja abundantes bolívares en la taquilla y el que desvela a críticos e investigadores de los espectáculos con aciertos de audiencia, como es el unipersonal El aplauso va por dentro.
A diez años de su debut, Mónica Montañés Chalbaud informa, por las cuentas que ella y su amiga Mimí Lazo llevan sin pelarse una sola fecha, que hasta la semana pasada se habían realizado unas 2.300 funciones y que más de 300 mil espectadores y espectadoras, dentro y fuera de Venezuela habían disfrutado de su famoso monólogo. “También me han sido pagados mis derechos de autores, porque esos reales son sagrados”.
-¿Qué ha pasado con la mujer?
-Cosas muy buenas, además de ser madre de nuevo; mi bebe tiene dos años y se llama Tomás; seguí escribiendo teatro e ingresé a la televisión como libretista, y precisamente ahora estoy al frente de un proyecto para Venevisión, el primero que hago sola y cuyo nombre no se puede revelar por ahora. He crecido como ser humano y como escritora o intelectual, tanto en el teatro como en la televisión, y todo eso es comprobable.
-¿Qué piezas teatrales siguieron a El aplauso va por dentro?
-Son cuatro, más nada: Sin voz, que es sobre el cierre de un periódico y está inspirada en lo que pasó con El Diario de Caracas; Caí redonda, que es como un homenaje a las madres de mi generación; hay una brevísima de nombre Por cierto, que no es otra cosa que un chisme sobre la sociedad caraqueña, y Yo, tu, ella, la más reciente, que es una historia sobre tres tipos de mujeres que se conocen cuando hacen un vuelo internacional.
-¿Por qué esas cuatro piezas no alcanzaron el mismo éxito de la primera?
-Claro que sí me he preguntado por qué mis cuatro piezas siguientes no han tenido la misma resonancia de El aplauso va por dentro. Pero ese hecho no me ha perjudicado ni afectado, afortunadamente. Mimí Lazo dice que a mi el éxito me llegó sin siquiera haberme atrevido a soñarlo, ya que con El aplauso va por dentro no me planteé nada de lo que podría pasar porque era mi primera pieza y yo no estaba buscando el éxito ni nada parecido. Seguí escribiendo porque, honestamente, gozo haciéndolo. Yo me enfermo sino escribo, yo disfruto mucho con eso.
-¿Qué le quitaría o que le añadiría a El aplauso va por dentro?
-A mi la obra me cambió la vida y para siempre. No cambiaré nada ni tampoco le agregaré porque todo lo que escribí sigue vigente, como es el miedo de los hombres hacia las mujeres arrechas. Una vez te lo dije, pero no salió publicado así, que cuando ahora veo a mi monólogo, quisiera ponerme a llorar por la mujer que lo escribió, porque me da ternura ella y porque en esa pieza había y hay muchas preguntas que no tenían respuestas posibles para ese momento. Por supuesto que he estado viendo la obra a lo largo de estos diez años y he mantenido contactos con la gente que la disfruta, hombres y mujeres.
Agrega que ella sí está segura de que El aplauso va por dentro llegó en el momento preciso, “porque sucedió esa cosa rarísima, esa cosa que no se puede buscar y es que una necesidad de una autora se conecta con la necesidad del público al verla. Y esto es rarísimo porque nadie sabe cuál es la obra teatral que necesita ver y porque no puede decirlo de antemano. La gente se conectó y sigue pasando. Lo que sí puedo decir es que a raíz de mi monólogo aparecieron otros más y como epílogo vino Luis Fernández, el esposo de Mimí Lazo, con su unipersonal No eres tu ¡Soy yo! y su programa de radio, Sexo sentido”.
-¿Qué propone o plantea en esa telenovela que escribe ahora para Venevisión?
-Me he podido dar cuenta de una cosa, como me lo ratificaron algunas personas que la leyeron, que no es una telenovela “cuaimística”. No está cargada hacia ninguno de los bandos. No dice que la culpa sea de los varones o de las mujeres, sino que enseña lo difícil que es vivir en pareja y mucho más en estos tiempos cuando ha habido un crecimiento por dentro de las mujeres, quienes ahora son más dueñas de sus destinos y no están dispuestas a calarse unos hombres.
-¿Las mujeres son dueñas de su destino?
-Yo creo que sí. Las mujeres no se calan a los hombres y estos tampoco las soportan porque todo el día están en guerra y nosotros estamos a la defensiva.
-¿La televisión da más posibilidades para escribir que el teatro?
-No, la televisión da los medios para que después se pueda escribir teatro. Entre una telenovela y otra, me puedo dar el lujo de escribir mi teatro. Así yo me financio mi teatro.
-¿Entonces el teatro es lo que le gusta?
-Sí, escribo teatro porque me gusta, porque quiero y por una necesidad de ego, porque el ego del escritor es inconmensurable. Nosotros los escritores creemos que tenemos algo que decir y que los demás tienen que escucharnos o compartir lo que nosotros escribimos. Pero también me gusta escribir para la televisión porque nos da un buen dinero. Y añadiría algo para el teatro y la televisión, y es que todos los escritores tenemos una utopía.
-¿Cuál su utopía ?
-La problemática femenina es mi utopía.Todavía las mujeres somos víctimas de una gran injusticia y para superar eso es que puede servir la televisión, porque les enseñará a ser más libres por dentro y mas reconocidas socialmente. Las mujeres tenemos que luchar definitivamente por la igualdad real con los hombres. Y aquí debo subrayar que las mujeres venezolanas somos muy madres,hacemos mucho por los hijos y nos olvidamos de nosotras mismas. Nosotras criamos a nuestras hijas como unas guerreras pero no formamos a los varones para que sean las parejas de esas mujeres, porque los seguimos consintiendo y después no consiguen esposas... porque ellas no se los calan.
-¿No ha pensado escribir para los hombres, que tienen muchos problemas?
-Sí, claro que sí, porque además tengo un hijo varón. Estoy interesada por ese tema, porque al hombre le toca, y le seguirá tocando, calarse la revolución femenina con la cual lo hemos despojado de roles que tenía ancestralmente.Creo que mi próxima obra de teatro es sobre un varón y una mujer, un hombre mayor y una joven. Por primera vez voy a escribir sobre esa situación que a todos nos preocupa.
Valeria se internacionaliza
Nadie, ni ella misma, creyeron en el éxito que iba a depararle El aplauso va por dentro, singular montaje donde una cuarentona divorciada y madre, la arquitecta Valeria (Mimí Lazo) enfundada en un mono rojo intenta hacer unos ejercicios aeróbicos que, supuestamente, la pondrán “buena” para la cita que tendrá horas más tarde con un caballero casado o en proceso de separación. En medio del ajetreo de los ejercicios, Valeria reflexiona sobre sobre su condición femenina y al mismo tiempo ansía que el hombre, con quien hasta ese momento compartía algo más que unas relaciones de alcoba, la llame y le celebre el cumpleaños; pero él, utiliza el celular para decirle que esa noche no podrá salir y no podrá verla, provocando, como es lógico, una crisis a la desajustada mujer.
Pero el público, que es para quien se hace el teatro, disfrutó de aquello y lleva diez años aplaudiendo a la autora y a la actriz que ha internacionalizado el montaje.
Mónica Montañés no sabe por qué aún no se ha llevado El aplauso va por dentro a la televisión, aunque sí han hecho muchas telenovelas a partir de su Valeria y la soledad de la mujer a unas edades, especialmente a partir de los 40 años.
Para el cine ya existe un guión, escrito por la misma Mónica, pero el Cnac nunca ha querido aprobarle un crédito para rodarlo.
Desde el exterior le han pedido los derechos a Mónica para llevarla a escena y es posible que sea México el primer país que se abra a un montaje local; lo mismo puede ocurrir con Argentina, donde Catherine Fullop le pidió los derechos para llevarla a las tablas con ella como protagonista.

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