miércoles, septiembre 27, 2006

35 años después regresa "Tu país está feliz"

El poemario Tu país está feliz del brasileño Antonio Miranda, versionado por Carlos Giménez (1946/1993) y con la música de Xulio Formoso, hizo debutar al grupo Rajatabla en el Ateneo de Caracas aquel 28 de febrero de 1971. A más de 35 años de aquel suceso artístico, el cual sirvió para alterar la paz bucólica del teatro venezolano por las consecuencias que tuvo tan peculiar espectáculo y además la insurgencia estética de la agrupación que comandaba aquel “huracán argentino”, vuelve ese montaje, con actores y director diferentes, a la Sala Anna Julia Rojas, de la institución ateneísta, desde mañana, a partir de las ocho de la noche.
Historia
Ese debut de Rajatabla con Tu país está feliz “dividió la historia del teatro venezolano en un antes y un después”, como escribió para ese entonces el periodista Igor Molina. El espectáculo, como tal, era un híbrido de recital poético, con unos actos actuados, un endemoniado ritmo escénico, una música pegajosa y un texto en prosa preñado de unas cuantas consignas revolucionarias y de toda esa versión caribeña de la rebelión de la juventud francesa de 1968, y para rematar hasta había un fugaz desnudo colectivo, lo cual era una novedad para la época.
José Tejera, Mariel Jaime Maza, Juan Pages, Gustavo Gutiérrez, Leopoldo Regnault, Francisco Alfaro, José Ramón Ortiz y Enrique Serrano, además del músico Xulio Formoso y el baterista Juan Gómez, integraron el primer elenco.
Fue tal el éxito de ese primer montaje que duró tres años en cartelera, además de varias giras nacionales e internacionales, lo cual obligó a que Giménez hiciera varios cambios en la puesta y agregara más intérpretes.
En la temporada de 1984 fue remontado Tu país está feliz, para lo cual Giménez revisó, con el poeta Miranda, el texto y agregó otros comediantes.
¿Qué por qué gustó tanto aquello? Porque reflejaba la Venezuela de esa época, un país saudita, feliz en apariencia pero con muchos deseos de emigrar allende los mares, además de una gran descomposición social.
Siglo XXI
Para la nueva producción se respetan las líneas generales del primer montaje que hizo Giménez. El elenco de Tu país está feliz de 2006, que viene a ser el espectáculo número 100 de Rajatabla, fue seleccionado, tras los consabidos castings, y quedó integrado por Rafael Marrero, Jesús Viera, Roxana Hernández, Carolina Gentile, Indira Jiménez, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Jean Carlos Rodríguez y Eliseo Pereira, acompañados por los músicos Xulio Formoso (con 35 años de experiencia), Jerry Maneiro y Ángel Suárez. El director repositor es José Domínguez. La iluminación es un aporte de David Blanco, la producción artística está a cargo de Gerardo Luongo y la producción general es de Francisco Alfaro.
El actual gerente general de Rajatabla, Francisco Alfaro, explica que volvieron a montar Tu país está feliz porque era un proyecto de hace varios años destinado a homenajear a Giménez y Tejera, “quienes se fueron de gira”. También porque querían hacerlo conocer a la generación del siglo XXI. “Revisamos los textos y los poemas y nos dimos cuenta que tienen una vigencia absoluta por su canto de protesta y por su rebeldía. Además está dirigida a la juventud de este siglo y porque necesitamos que ese público nos acompañe en los otros proyectos que tenemos en mente. No hay que olvidar que el teatro es el barómetro de un país, como lo enseñó Federico García Lorca y lo repetía Giménez”.
Tu país está feliz se exhibirá de jueves a sábados, a las 8:00 pm y los domingos a las 6:00 pm, hasta finales de octubre.
¿Se repetirá la historia?
Verbo metálico
Sobre lo que fue Tu país está feliz de 1971, el mismo fundador de Rajatabla, tal como aparece en nuestro libro Carlos Giménez/Tiempo y espacio (1993), lo describe, en carta al poeta Antonio Miranda: “Aquel 28 de febrero del 71 en el viejo escenario del Ateneo se escuchó por primera vez la voz de Xulio Formoso invitando a nuestra generación a venir al teatro por el camino de la poesía. Poesía que era amor compartido, traducido en exigencias y duras penas, verbo metálico, blandido clamando al despertar de tu conciencia. Tú vivías en Los Chaguaramos, edificio Edén, tercer piso, apartamento 15, y lanzabas un grito de socorro. Como lo confesabas desde tu libro éramos egoístas y pobres, la soledad nos hacía daño y coleccionábamos tarjetas postales. Al llamado de tu poesía respondieron miles de jóvenes, la ciudad se llenó de pintas donde se denunciaba la falsa felicidad del país, y la música de Xulio -simple y desasistida- se puso clandestinamente de moda. Miriam Fletcher lanzaba su toque de atención desde su leída columna ‘El mundo que yo veo’, en El Mundo, y Napoleón Bravo nos sostenía desde sus primeros gloriosos programas de radio. Era tiempo de esperanza. Desde esos días nada nos fue a medias; los intelectuales negaron el espectáculo al principio, y al grupo después. Se nos acusó de todo. No obstante el agua siguió el curso del río, y con nosotros creció la alegría, el entusiasmo, la polémica, nuestra propia vida, por decirlo de una vez. Rajatabla se hizo nuestra vida. Como virtud y defecto ha sido y es difícil determinar los límites que definen al artista-rajatabla del hombre-rajatabla. Seguramente se hizo carne en nosotros aquello que pregonabas con inocencia adolescente: el hombre ama todas las cosas, las individualiza, se proyecta en ellas y en amar se recupera”. Y finaliza aquella misiva con el clímax de Tu país está feliz: “Persigo la imagen que hice de mí, y siempre estoy en deuda conmigo mismo”

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