martes, septiembre 05, 2006

Theja abrió temporada 2006-2007

No es fácil, para un director de teatro, convertir o transformar o plasmar un texto de literatura dramática en un entretenido espectáculo escénico, que además sea breve y placentero. No hay formulas ni recetas que lo garanticen y si estas existieran el arte teatral sería un aburrimiento total porque no habría retos ni sobresaltos. La creación y el riesgo no existirían. Todo estaría seguro. La verdad es que el oficio del director teatral no es precisamente para cardíacos ni perezosos, porque además que los aspirantes tienen que utilizar la inteligencia, la cual no es solo para peinársela, si es que quieren descollar o al menos ser tomados en cuenta.. En resumen, el cuidadoso trabajo de un director es equiparable al de un chef o un experto cocinero: con los ingredientes básicos y de calidad debe elaborar un buen plato para sus comensales, que en el caso del teatro es el temible crítico de las mil cabezas, o sea el público. Claro está que hay buenos libros de cocina que sí pueden ser seguidos al pie de la letra por un aspirante, pero difícilmente la vianda le quedara como lo pinta u oferta el susodicho libraco. Ambos son oficios que requieren un toque de genialidad o de locura en algunos casos. No hay que olvidar, como cuentan y recuentan algunos, que la primera representación teatral se hizo para contar como aquel hombre había logrado cazar a una fiera, la cual le iba a proporcionar buenos trozos de carne para el invierno, además de su piel para cubrirse, en las noches de los días invernales, con su familia o la tribu. De ahí que la cocina y el teatro tengan puntos de coincidencia eternos. Ambos alimentan a hombres y mujeres: uno a los cuerpo y otro a las almas.
Eso que para algunos osados o ignorantes puede parecer fácil, pero no es así y sino pregúntenselo a Javier Vidal, que durante dos meses dejó de lado su mascara de comediante y se dedicó a materializar las tres obras cortas que ahora integran el delicioso espectáculo Tr3s, con el cual el grupo Theja ha inaugurado su temporada 2006-2007, en el Teatro Alberto de Paz y Mateos.Necesitó dos meses para lograr un novedoso y buen montaje con las tres eróticas piezas cortas, escritas, respectivamente, por él, su amigo y compañero de ruta José Simón Escalona y el maestro Román Chalbaud, las cuales ya habían sido estrenadas, junto a otros textos mínimos, durante el I Festival de Dramaturgia Breve, en 1999, realizado en el Teatro Alberto de Paz y Mateos. En esta ocasión, a casi siete años, hay un conjunto actoral diferente y, porque no decirlo, más cómplice, más entregado a sus oficio, o quizás mucho mejor ensayado.¡Cambio el cocinero , hay otros ingredientes y el contexto también!
Para la apertura de la temporada 2006-2007, Tr3s, o sea Yamal el anticuario (1995), A María Queras, todos las llaman Mari (1998) y Preguntas (1997) ha recibido una exhaustiva dirección y además un especial tratamiento actoral por parte de Gerardo Soto, Nacarid Escalona, Maigualida Escalona y Emerson Rondón. Vidal reconoce que para las tres piezas ha utilizado el mismo espacio escénico, el cual se transforma en función de sus argumentos que van desde los deseos prohibidos de una dama en una sociedad corrupta y decadente hasta las desaforadas conductas sexuales, sin dejar por fuera una extraña, pero siempre posible, relación de amor platónico. Él considera que las piezas por breves se pueden comer de un solo bocado, o quizás dos, según el tamaño de la boca del espectador o de su inteligencia, pero las tres se elaboraron con la misma dedicación. Él considera al texto como material fundamental, busca y rebusca hasta que lleva a la superficie lo que más le interesa. Se considera un servidor del texto, casi su esclavo. Y así, a punta de ensayos, con unos cuantos errores desechados, ha logrado los tres bocados perfectos. Se trata, pues, de un espectáculo multisápido, donde hay diferentes sabores, pero todos tienen el mismo aliño o material básico: el sexo en sus diversas manifestaciones o conductas, que van desde el interesado o negociado hasta el afectivo, deteniéndose en el platónico, en la exaltación sublime de lo imposible.
Son tres tramas diferentes que se interrelacionan además porque sus actores Gerardo, Emerson, Nacarid y Maigualida son los que cambian o intercambian las acciones y así obtienen un gustoso menú teatral cuyos ingredientes son misterio, melodrama y humor del absurdo, además de las deducciones sentimentales que “el critico de las mil cabezas” sacará de cada una de ellas.Se trata, pues, de una pequeña antología escénica, con autores que además tienen especiales experiencias en los medios audiovisuales y además provienen todos del teatro, por lo cual cada uno de los textos y sus montajes están laborados hacia la imagen, buscando un primer impacto en la audiencia, pero sustentados en las palabras precisas y en su virulencia. ¿Es un teatro para este siglo XXI donde lo audiovisual se encarga de pensar y decidir por la audiencia? ¿El viejo teatro está evolucionado hacia un lenguaje más visual, aupado por el cine y la televisión? ¡Habrá que ver más teatro, dentro y fuera de Venezuela, para aceptar ese cambio rotundo de ruta!
Yamal el anticuario, comedia con suspenso, presenta a tres seres atrapados por una especie de telaraña de la corrupción típica en un país subdesarrollado, donde se permite, donde todo se puede, siempre y cuando se respeten las apariencias. Es la historia de Miranda (Nacarid), esposa insatisfecha y además engañada por su marido, próspero banquero. Ella, para acompañar su hastío, paga su amante Jorge (Emerson) y hasta lo negocia con el anticuario Yamal (Gerardo) con tal de salvarse de la justicia. No hay que hacer mucho esfuerzo para encontrar la similitud de esos tres entes teatrales con otros de carne y hueso que son reconocidos en el mundillo sociopolítico venezolano. La “moraleja” es que el poder del dinero todo lo puede y hay de aquellos que no lo tengan. También se destaca la bisexualidad, sin disfraces, de los personajes masculinos
A María Queras, todos la llaman Mari es la rocambolesca historia de amor de la costurerita María (Maigualida), que hace su fantasía erótica, nunca satisfecha, con el dueño y diseñador jefe de una casa de modas. Un personaje homosexual, portador de sida, que para cerrar su historia pública y morir en paz, dejando además una viuda, decide casarse con la Queras que lo ha amado toda una vida, para lo cual él diseña el traje de bodas. Cruel texto, no exento de un tanto de poesía wildeana, por rotularlo algo de alguna forma. Es un texto fuerte, como ha dicho Vidal, que se traga de un solo bocado, por la crudeza de la situación y porque también tiene nexos con la realidad criolla.
Preguntas es un delicioso y habilidoso juego estilítisco de Chalbaud al estructurar una pieza con puras preguntas, hilvanar diálogos coherentes pero siempre interrogantes y además centrados en un alucinante juego erótico heterosexual de los jóvenes Rita (Nacarid) y Mario(Emerson) que los lleva de emergencia al consultorio de un odontólogo y como ahí se combina con el homosexual Esteban (Gerardo) y su impactante final: la enfermera(Maigualida) se levanta a Rita, mientras Mario y Esteban se marchan a un lugar muy especial, que no es precisamente una sala odontológica.¡Dos parejas homosexuales: qué modernidad!
En resumen, Tr3s es un triángulo cómico o de humor sobre la necesidad de amar de los seres humanos, una necesidad que se disfraza, que asume disfraces y que utiliza escenarios diversos, pero que al final concluye en lo mismo: la cópula sexual como preámbulo básico o fundamental para lo que vendrá después: la compañía para la soledad, o la soledad para otra soledad menos acentuada. Hay, como es obvio, otras lecturas posibles, pero optamos por la visión erótica del espectáculo.
Para aquellos exigentes de un teatro con escenografías y vestuarios, Tr3s es un deleite visual, pues comienza con una ambientación millonaria, lujosa y de buen gusto, donde destacan las lámparas y las alfombras, además de los muebles que son de verdad y no de utilería teatral. Todo eso va cambiando y culmina con mínimos elementos, pero antes hay un derroche de vestuario de firma.
En síntesis: un espectáculo en claves de comedia, que le recuerda al público que el amor tiene múltiples facetas y que siempre hay una dosis de sufrimientos hasta que se consigue. Algunos más exigentes dirán que son tres sainetes mejor vestidos y mejor actuados. Sea lo que sea, con el rotulo que se le quiera colocar, se trata de ¡una trilogía erótica para todos los gustos!
Y más allá de los dimes y diretes sobre los textos, hay que reconocer que sin esos actores difícilmente se habrían materializados las propuestas de los escritos de Vidal, Escalona y Chalbaud. Ellos disfrutan, gozan, están en comedia todo el tiempo y se exhiben como actores entrando en una madurez envidiable para muchos, especialmente Gerardo Soto.

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