martes, enero 23, 2007

Yo soy Carlos Marx

La barquisimetana Gennys Pérez se encontró en la calle con el alemán Carlos Marx y se lo llevó a su apartamento. Dos años más tarde, el coautor del Manifiesto Comunista y padre de El capital le permitió ganarse el primer premio del Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturguia Innovadora 2006, organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, con la pieza Yo soy Carlos Marx.
Los 30 millones de bolívares de este galardón serán usados por Gennys para pagarle a su único hijo Néstor Antonio Pérez, “porque soy madre soltera”, un viaje a la capital española, “pues mi muchacho irá a una audición del equipo de fútbol de Real Madrid, ya que él, a sus 14 años, es un jugador con mucho futuro y quiero que haga su carrera y pueda así realizar sus metas, mientras yo sigo aquí luchando para sobrevivir, haciendo teatro y escribiendo telenovelas”.
Esta “madre soltera”, como ella lo revela sin molestia alguna, nacida el 27 de febrero de 1969 y graduada en el Instituto Universitario de Teatro, explica que Yo soy Carlos Marx es una historia de amor entre el padre del comunismo y su esposa Jenny, quienes moran en una alcantarilla de una urbe moderna, Caracas en este caso, porque son un matrimonio de excluidos, auténticos intelectuales revolucionarios que viven como indigentes. “La acción dramática es una relación de gobernador y gobernado. No es una pieza realista, porque combina una doble estructura de tiempos: los siglos XIX y XXI. Y está ambientada en una alcantarilla, porque el mismo Marx así lo describe, impresionado, en sus escritos”.
-¿Por qué escribió sobre ese personaje?
-Por la situación del país, por lo que estamos viviendo en este proceso revolucionario y por las preguntas que me hago diariamente: ¿hacia dónde vamos? ¿qué tipo de revolución socialista del siglo XXI es la que nos están vendiendo? Quería desmitificar a la gran figura emblemática del socialismo, pero después de releerla me di cuenta que escribí sobre la pobreza, la marginalidad, con una serie de contenidos muy actuales. No es teatro sobre el comunismo, sino sobre el hombre, sobre cómo la “marginalidad” nos está devorando. Es una pieza sobre el fracaso del idealismo, más no del humanismo. Un texto amoroso, que rescata al hombre, no al discurso político de lo que es el hombre, sino al hombre y su humanidad.
-¿Cómo nace Yo soy Carlos Marx?
-Yo iba por la avenida Baralt, la cual camino todos los días en ruta a mi trabajo en Rctv, y en un puesto de buhoneros, entre revistas de Play Boy, Vanidades y otras, vi una biografía completa sobre Karl Marx. Pregunté el precio y el vendedor me dijo: “25 mil, pero si se lo lleva se lo dejo en 20 mil”, la compré y desde ese momento supe que iba a escribir un teatro sobre Marx, y que esa era una señal. A los meses, mientras la leía, un gerente del canal me pidió que revisara una obra que habían “bajado” por Internet, Marx, en el Soho de Howard Zinn, para adaptarla y montarla. La leí y días después dije que no me interesaba hacer una versión de ese texto, porque no era una pieza teatral sino un discurso histórico sobre Marx, sin ninguna crítica. Le conté que estaba investigando al personaje y que tenía una pieza en camino, que la hiciéramos, porque montar un Marx que no estuviera inmerso en nuestra realidad, para mí, no tenía sentido. Así emprendimos ese viaje, que más tarde no pudieron seguir. Así que proseguí sola, durante un año, escribiendo y reescribiendo mi pieza, hasta que quedó lista, concursé y gané con Yo soy Carlos Marx.
-¿Qué exigencias tiene el montaje?
- Es un montaje urbano, sencillo, porque lo innovador está en el tratamiento del tema histórico, de sus personajes, el tiempo y el espacio históricos en un tiempo moderno, su mezcla, su alternación, su simbiosis. Lo novedoso está en el lenguaje, y en la composición de dos personajes psicóticos, bipolares, absurdos, marginales, pero inmensamente humanos. Estoy segura que sobrarán directores que quieran montarla, pues su discurso es muy vital para este momento histórico-social que estamos viviendo. Es tremendamente venezolana, y eso me hace muy feliz, porque soy tremendamente venezolana. Tiene 47 cuartillas y debe durar unos 90 minutos.
-¿Cuál es el teatro que necesita Venezuela?
-Tenemos un teatro de mucha calidad. Siempre lo hemos tenido. Y con toda honestidad creo que es uno de los mejores de Latinoamérica. Hace años atrás teníamos más clásicos en cartelera. Ahora todo el mundo quiere montar obras sobre Bolívar y Miranda. Es evidente que esos temas están de moda y tienen apoyo económico; es una visión muy primaria de afianzar una identidad, la identidad no tiene nada que ver con el nacionalismo exacerbado, la identidad es algo más amplia y más plural. Adoro la dramaturgia nacional y debería haber espacios y dinero para montar las nuevas voces del teatro venezolano, como lo son: Laly Armengol, Ana Teresa Sosa, Mariozzi Carmona, Javier Moreno, Vicente Lira, ¿y por qué no? : yo Gennys Pérez y otros que estamos todavía al margen de esta revolución y que también estuvimos al margen de la Cuarta República.
-Hay una polémica: teatro de arte vs. teatro comercial ¿qué partido toma usted en la discusión?
-Hago teatro y teatro es todo: de arte, comercial y comunitario. La vida me ha puesto en todos los caminos del teatro. No descalifico ninguna forma de expresión, siempre y cuando se haga con calidad y sentido del arte.
- Usted se ha ganado varios premios teatrales durante los últimos ochos años.
-Coincidió mi fuerza creadora con estos últimos ocho años, porque antes no escribía. Estaba en el teatro como actriz, más tarde como directora y desde hace más o menos ochos años elegí ser dramaturga, porque no dependo de nadie, sino de la Electricidad de Caracas, de mi computadora, de la tinta y el papel. Definitivamente no soy ni de este, ni de ningún régimen. Soy de este país.

Bibliografía

Yo soy Carlos Marx (2006), Casi obsceno (2004), El clan Butterfly (2002), El secreto de la felicidad (2001), Tócame (2002),Lobas (2001),v Carabobo Epopeya de Libertad (2001), La cuarta noche (2000), De Libertadores a Libertados (1999), Los albores de la revolución (1996), Los Inquilinos (1999), El club de los masturbadores (1998), Nostalgia de breve raso (1998) y Merry Cris (1997).

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