martes, junio 26, 2007

Un circulo de tiza a la llanera

El teatro criollo no es únicamente el que se produce y exhibe en Caracas o en algunas ciudades allende las fronteras. Es también el que se obtiene por los esfuerzos de los teatreros que sobreviven en el interior de la república, esos que organizan temporadas y mantienen sus espectáculos sin que desde Caracas les presten mayor atención, salvo uno que otro funcionario que cumple su deber o los pocos periodistas y críticos que aún se interesan por esos trabajos estéticos de los que no viven en la capital. Recordamos esto, que puede parecer una queja, pero que no es más que una información complementaria para ambientar el importante hecho que en Guanare, precisamente el próximo jueves 28, además Dia Nacional del Teatro, será el estreno del montaje El circulo de tiza, versión libérrima de El circulo de tiza caucasiano, de Bertold Brecht (Alemania, 1898-1956), creado y puesto en escena por el maestro Alberto Ravara. La temporada se extenderá por tres semanas y existe la posibilidad que se le exhiba en Caracas durante el venidero septiembre, cuando consigan un espacio cónsono con su propuesta artística.
ELENCO PORTUGUESEÑO
El círculo de tiza
es una producción de Carlos Arroyo para la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa (CRTP), institución que ya alista su Festival Internacional de Teatro de Occidente, el cual para este año será su vigésimaquinta entrega, auspiciado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Arroyo comenta, como productor y líder de la CRTP, que pocas veces había tenido un elenco tan amplio y además tan convencido de su trabajo. Ellos son, pues: Wilfredo Peraza, Edilsa Montilla Jesús Plaza, Mayeli Delfín, Lihusmar Ostos, Julián Ramos, Elvis Collado, Simón Ortiz, Neyda Aular, Luis C. Barazarte, William Ocanto,Yorman Mejías, Jennifer Goyo, Yaleida Jaramillo, Elizabeht Prato, Samuel Velásquez, Carlos Soto, Alexandra Velásquez, Williams Jaramillo Randy Montilla, Mayerlis Torres, Enderson Castillo y el niño Jesús Arroyo.
La escenografia y el vestuario son creaciones de Rafael Sequera, las coreografias y el trabajo coral fueron resueltos por Ángel Garcia y Julia Carolina Ojeda.
DERECHO DE PROPIEDAD
Sobre las características del espectáculo, el teatrero Alberto Ravara (Trenque Lauquen, Argentina, 1952) advierte que su versión se ambienta o escenifica en un caserío de la llanura venezolana, precisamente donde los campesinos discuten sobre la legitimidad de la propiedad de las tierras del llamado Valle de Guafa. Algunos sostienen que el hato La Duquesa pertenece a una compañía foránea, pero la mayoría consideran que esos derechos de propiedad son de los campesinos. ¿La realidad copia al teatro o quien plagia a quien?
En ese contexto, llega al lugar un grupo de teatro caraqueño para realizar una labor artística al servicio de esa comunidad campesina, pero cuyo objetivo no es otro que materializar la experiencia pedagógica de montar, con actores profesionales y algunos habitantes de Guafa, El círculo de tiza, basado en el mito bíblico del rey Salomón y en la obra El círculo de tiza caucasiano de Brecht.
Ravara, con más de 25 años de trabajo en las comunidades venezolanas, comenta que la realidad y la ficción, en esta peculiar experiencia con la CRTP, se confunde en la inmensidad del llano “para contar una historia brava con un final justiciero, por la tenencia de un niño que es noble y plebeyo, tras lo cual, gracias a un circulo y a un juez, se obtendrá un veredicto certero, pues la madre de crianza seguirá cuidando al infante, mientras que en la conciencia campesina se robustece la convicción de que su reclamo histórico por la tierra es justo, pues la han cuidado por generaciones. El público de Guanare y poblaciones vecinas no necesitará de mayores explicaciones, porque el montaje es sumamente didáctico, sin caer en los consabidos panfletos. El teatro o el arte en general se explica por sí mismo”.
Con respecto al trabajo adelantado con la CRTP, Ravara comenta que ha intentado tomar el mito bíblico, “el cual alude al rey Salomón, y el texto de Brecht para así crear y crear a partir de nuestro ser y de nuestro contexto. El dramaturgo Scholem Aleijem me enseñó que el teatro es escuela de hombres y en ese sentido hicimos nuestra experiencia. Ensayo tras ensayo, ajusté la que fue la tercer versión y con el novel y entusiasta grupo discutimos cosas de la razón pura y de la razón sensible. De cada integrante surgió una chispa, para se hiciera justicia con razón en una sociedad donde la injusticia es la regla. Abrigamos el anhelo de expresar el amor de la fregona de palacio y el coraje de un pueblo. Nuestra tarea siempre estará inconclusa y la recreamos para que sea una nueva realidad cada vez que el telón se abra, porque nuestro mundo de adultos ya no es absoluto y en nuestros interrogantes radica la vida”.
Ravara comenta que Brecht elaboró El círculo de tiza caucasiano en 1944 y lo estrenó en la capital alemana, hacia 1954, con el Berliner Ensemble, tras modificar el final de la leyenda china y de una anécdota del poeta austriaco Klabund, que había utilizado en su creación

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