martes, septiembre 25, 2007

Fedra Lopez se destaca en dos espectáculos

Después de disfrutarla en los roles que realiza en el vodevil Angustias de la edad mediana, de Indira Páez, y la comedia negra Casa en orden, de Ana Teresa Sosa, no se le puede negar el calificativo de primera actriz a Fedra López (Argentina, 5 de julio de 1965). Llegó a Venezuela como bailarina y después de diversos personajes cómicos en la televisión devino en roles importantes de una veintena de telenovelas, hasta que se atrevió a dar el salto al teatro con la curiosa pieza El amante, de Harold Pinter, dirigida por César Bolívar.
VODEVIL CRIOLLO
Fedra (su nombre de “pila” es María Fernanda López Bernini) realiza cinco roles en la pieza de Páez, que van desde la niñez hasta la madurez avanzada, como lo exige Angustias de la mediana edad. Parodia cómica sobre la clase media venezolana, desnudada en su vida diaria, de manera irreverente, ácida y mordaz. Esa es una prueba contundente del concepto, el estilo y hasta el compromiso de esta dramaturga, ganadora de varios premios, y con otros textos en las carteleras de la española Barcelona y la exultante Miami, desde el año pasado.
En Angustias de la mediana edad, especial vodevil donde Fedra comparte escena a lo largo de 70 minutos con Sebastián Falco, Astrid Carolina Herrera y Malena González, lo que se persigue y se logra es plasmar en escena los más cruciales quehaceres de la medianía: lo sexual, social, económica y cultural, especialmente esos que nos lleva a aparentar lo que no somos, a demostrar y mostrar más que existir. “Ahí se lucen todos, encarnando a diversos personajes que, desde una aula de clases, descubren vivencias que giran en torno a las circunstancias de la clase media y las diversas maneras de enfrentar las crisis por la perdida del poder adquisitivo, el estatus social, la adolescencia y el imparable envejecimiento”, comenta Páez y refrendamos nosotros.
Ahí, Fedra -madre de los adolescentes Betsabé y Eros- no solo compone cinco personajes diferentes, sino que imprime un especial ritmo a sus acciones físicas, al tiempo que juega con voz y cuerpo, todos en perfecta sincronía con los desempeños de sus cuatro compañeros. Por supuesto que su experiencia como bailarina y actriz -estudió dos años en la escuela de Nelson Ortega -le permiten salir airosa de ese espectáculo donde la estrella es la pieza como tal.
COMEDIA
Pero si a su compleja performance en Angustias de la edad mediana se le puede ponderar como un trabajo de ”oficio”, el cual además no es nada fácil y exige dominio de “las tablas”, donde Fedra se consagra como intérprete por su personalidad y virtuosismo en el manejo de su aparato físico y en especial sus tonos vocales, es con Casa en orden. Ahí encarna a la amiga de una madre desesperada por el futuro de sus hijos ante el diagnostico de un incurable mal y se transforma en “salvavidas” de esa familia diezmada por el hampa y que ahora es atacada por la misma naturaleza.
No es fácil digerir el argumento de Casa en orden, especialmente en el contexto venezolano donde no hay suficiente cultura ante la muerte y se la tiene como la fsalida inexorable y donde hasta el humor puede ser tomado de mal gusto, aunque Indira Páez escribió la pieza, Amanecí con ganas de morirme, que plantea la muerte como hecho nada despreciable y clave para entender la razón misma de la existencia.
Es una educativa “comedia negra” con la cual Ana Teresa Sosa quiebra lanzas para que sus compatriotas aprendan a tomar la nada fácil decisión de asumir la muerte como un día más de la existencia y no adopten actitudes tristes ante hechos inexorables, sino salir de la escena de la vida de manera consciente, racional y hasta festiva. Enseña, con delicado humor, las vicisitudes de una madre, con dos hijos descarrilados, que al enterarse de una noticia terrible y con las locuras de su mejor amiga hace inventario sobre lo que ha sido su vida y decide poner su casa en orden, al tiempo que trata de disfrutar hasta los últimos segundos de una vida que se la quita una enfermedad incurable.
No es que Páez y Sosa sean ahora filósofas de la muerte, no, nada de eso. No hay que desesperarse ante la inevitable y hay que seguir viviendo hasta más allá de la muerte misma, gracias a la sensatez de poner una casa en orden. Ahí está la clave de la pieza, donde precisamente Fedra encarna a la histérica que mueve cielo y tierra para que su amiga no se entierre antes de tiempo y organice sus cosas y convenza a sus hijos que deben seguir hacia adelante aunque ella haga mutis. Es una especie de huracán que se lleva por delante la pesadez de la patética situación y coloca la risa no sólo en los personajes que encarnan Virginia Urdaneta, Adriana Romero Joan Manuel Larrad y Ámbar Díaz. Su actuación es orgánica, con voz en registros agudos y con un ritmo aleccionador para que aquellos que dicen que “en la televisión no hay intérpretes de calidad”.
Tras haber visto a Fedra López en casi todos su roles actorales, desde sus rumbosos bailes hasta el delirante personaje de la amiga que pone orden en la casa de la amiga moribunda, pasando por los estrambóticos personajes del Show de Joselo o los convulsos roles de la televisión romántica hay que admitir que es toda una primera actriz y que los mejores personajes están ahí, esperándola, porque exhibe talento y disciplina, además de compañeros y compañeras dispuestos a apoyarla, tal como lo hacen en estas piezas, dirigidas equilibradamente por Sebastián Falco y Aníbal Grunn, las cuales se exhiben en el teatro Escena 8.

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