martes, abril 15, 2008

El teatro no es el mejor ni el peor de los negocios

El Teatro Trasnocho, con seis o siete espectáculos por semana, se ha convertido en eje de la actividad escénica de la capital venezolana. Lo ha logrado por la razón y la fuerza de su programación, la óptima gerencia y la afluencia del público hacia ese Ateneo del Siglo XX.
Al frente de la dirección artística del Teatro Trasnocho está el teatrero Moisés Guevara. Él evade hablar de “teatro comercial” y lo hace reiterando que “no sé a que llaman teatro comercial; para mí, como para muchos otros, hay teatro bueno y malo, y esto es para las cuatro formas del drama griego, pasando por el sainete, el drama histórico, la comedia brillante, el absurdo, la sátira, el grotesco, el vodeville, etcétera, sencillamente es bueno o es malo. ¿Quién dice que la comedia no es arte? La generalización, como en todo, no es buena, lo que sucede es que desde los romanos hasta nuestros tiempos la tendencia a lo ’grafico’ nos persigue. La platea grita ‘quiero esto’ o ‘aquello’ y es el creador el que decide que está dispuesto a dar. Hay entonces el teatro con concesiones, que con seguridad tiene éxito”.
Ante nuestra insistencia, él admite que hay salas comerciales para la compraventa del producto artístico, espacios que están obligados a mantener una relación comercial, porque fueron creados para ello. “Así como hay museos y hay galerías, pero nadie evalúa o etiqueta el trabajo de ningún artista por presentar su trabajo en una galería, las clasificaciones son de orden estético y no comercial. Una vez fui al Teatro Chacaíto y no volví porque no me gustó lo que vi, no lo clasifico; pero muchas veces asistí a los teatros Las Palmas, Los Ruices y Cadafe, donde se generaron grandes experiencias de teatro independiente que estaban obligando a revisar la relación compraventa”.
-¿Hay teatro comercial?
-Hay salas independientes prestadoras de un servicio y dependen de la taquilla. En ellas se presenta de todo y permanece en cartelera lo que se puede sostener, evaluado con los criterios de cada uno de los gerentes de esos espacios y con el apoyo del público. A mí me gustaría que se dejase de hablar de teatro comercial y comenzáramos a hablar de teatro independiente y de salas comerciales.
-¿Se gana con el teatro comercial?
-Yo acuñe, en una entrevista tuya, una frase que me encanta “el teatro no es el mejor de los negocios pero tampoco es el peor de los negocios”. El teatro se sostiene con el formato de producción que tenemos en este momento. En un país, con alto índice, el teatro continúa siendo muy económico. No llega a 40 dólares una entrada de teatro en Caracas. Estoy seguro que cuando tengamos más público, más apoyo de la empresa privada y un boleto con un precio acorde con el gasto y la inversión, volveremos a disfrutar de grandes producciones y por supuesto de los clásicos. Dejaremos de hacer lecturas dramatizadas de las obras que queremos hacer y simplemente las montaremos.
-¿Cuánto ganan los actores y las salas?
-El 100% de las producciones que manejo información están estructuradas como cooperativas. Eso no es nuevo y yo lo estoy haciendo desde hace 25 años. La primera vez que lo hice fue junto a Iraida Tapias y José Ignacio Cabrujas para la producción de El día que me quieras en Las Palmas, con el elenco original: ahí todos recibíamos efectivo en unos sobres que preparábamos con la taquilla diaria. La relación con todas las salas de teatro es a división de porcentaje en taquilla, en algunos casos 60% y 40%, en otros 50% y50%. Aquí se hace teatro de grupos. Todos tienen uno o inventan una sociedad de palabra.
-¿De qué depende el éxito de una pieza?
-No lo sé. Hay elementos: el elenco, la historia, la promoción. Además, la prestación de un buen servicio es parte de la clave, pero fundamentalmente es la calidad del espectáculo, porque nadie compra lo que no le gusta. Creo que el público se volvió a reencontrar con el teatro y el teatro se volvió a reencontrar con su sociedad. Falta mucho por hacer, pero creo que estamos en buen camino a pesar de la falta de políticas coherentes.
-¿La temática gay atrae público?
-Creo que eso pasó de moda. Nunca fue un criterio que privara al estudiar la programación en ninguno de los espacios que programo o programé. La burla del otro siempre produce hilaridad y hasta empatía en algunos casos, pero creo que nuestra sociedad creció en este sentido y somos respetuosos de las decisiones o preferencias de cada ser humano.
-¿Qué pasa con Ay Carmela y el Teatro Trasnocho?
-Es un nuevo éxito y lo disfrutamos junto al público. Hablar de la guerra, de la muerte, de la defensa de los principios éticos y morales, de la vida de dos actores en una coyuntura política nefasta como el periodo franquista habla de lo humano. Tiene mucho éxito porque es humana, es cercana y además está muy bien actuada y dirigida. Todos los montajes de esta pieza son exitosos y eso sorprendió hasta al dramaturgo que la escribió.
-¿Atraen público los actores de la televisión?
-Sí, por supuesto. La televisión es una gran pantalla y la gente quiere y admira lo que ve en ella. Y eso pasa con la televisión y el cine y pasa en Venezuela y pasa en el mundo entero. La gente viaja a Nueva York o a Londres para ver una determinada obra con un determinado actor.
-¿Cuantos espectadores pueden disfrutar del teatro comercial en Caracas?
-Mis cuentas hablan de aproximadamente 5 mil espectadores que asisten por fin de semana entre cuatro salas y seguramente me quedo corto porque casi todas tienen varias programaciones en un día.
-¿Qué futuro le espera al teatro?
-Creo que le espera un buen futuro. No puedo pensar distinto. No practico ninguna religión pero tengo esperanzas.
-¿Qué futuro sueña Moisés Guevara?
-Yo quiero seguir haciendo teatro, sueño con un país mejor y el teatro es su espejo, por eso me empecino en ello, en el buen teatro. En lo personal estoy planificando volver a dirigir.


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