viernes, mayo 30, 2008

Ezequiel Zamora combate en 2009

“Lo primero que va a ver el público es un sol llanero que ilumina con rayos ocres a un grupo de jinetes que comanda una recua de ganado. Uno de ellos se llama Ezequiel Zamora, tiene 23 años, es dueño de una pulpería y vende reses. A su lado, Gaspers, un alsaciano que ya tiene años en Venezuela, donde se ha casado con la hermana de Zamora. Es él quien ha hecho leer a su cuñado libros sobre la Revolución Francesa, y lo ha puesto al día sobre los nuevos movimientos políticos del viejo mundo. Desde que comienza la película nos damos cuenta de que Zamora abre los ojos ante las realidades de su patria. Cuando llegan a Caracas conocen a Antonio Leocadio Guzmán, quien desde las filas de su partido, el Partido Liberal, lucha por las injusticias y por la liberación de los esclavos. Zamora así se acerca al Partido Liberal”.
Esos serán los primeras secuencias o fotogramas del largometraje Ezequiel Zamora, como lo cuenta su director Román Chalbaud (Mérida, 1932), otra producción de “ficción épica” de la Fundación Villa del Cine, realizada después de 18 semanas de grabación en diferentes espacios de los llanos venezolanos y Guarenas y Guatire. Está centrada en uno de los más importantes personajes del escenario social venezolano, líder de la Guerra Federal o Guerra Larga (1859-1863) y defensor de la idea de la Federación. “Ahí está la vida de Ezequiel Zamora, cuando era pulpero y vendedor de ganado, hasta que muere a los 43 años. En ese recorrido la película también mostrará paralelamente la vida política de todos esos años en Venezuela”.
Actores populares
Chalbaud, que con esta película completa 21 para su filmografía personal, comenta que una de las cosas más notables de Ezequiel Zamora es la incorporación como actores y extras de gente de las diferentes regiones en las que filmaron”. En cada una de las ciudades y pueblos donde rodamos, el personal de casting se dio a la tarea de conseguir personal para que interpretaran en la pantalla los personajes necesarios: soldados, campesinos, petimetres; el departamento de vestuario contaba con la suficiente cantidad de trajes y vestidos, de diferentes tallas, para esos noveles actores; el personal de efectos especiales y de dirección se encargó de adiestrarlos en el manejo de las armas, de las bestias y de los trajes. La experiencia fue altamente positiva. Habitantes de La Victoria, Paracotos, Valencia, Carora, Curarigua, El Coyón, Playa Paraíso, Paracotos, Nirgua, Barinas, Montalbán y Bejuma se convirtieron de la noche a la mañana en actores y serán importantes imágenes de la película”.
Afirma que una de las escenas más difíciles fue la batalla de Santa Inés. “Fueron 26 días de intenso rodaje. Disparos, muertes, explosiones, cañonazos, en las trincheras, en los bosques, en el famoso trapiche. Vivimos momentos intensos, muy cerca del peligro. Estuvimos al borde de peligrosos accidentes. La pericia, las precauciones, la mística contribuyeron a que no tuviéramos accidentes graves. Cada día trabajábamos alrededor de 150 personas. No olvidaremos jamás la experiencia. Conocer nuevas personas e integrarlos a nuestro proyecto fue algo inolvidable. En Nirgua, por ejemplo, recibimos de los extras una placa a mi nombre, pero para todo el equipo de la película. Si para ellos fue un hecho extraordinario, también lo fue para nosotros”.
Uno de los trabajos que más destacan en Ezequiel Zamora es el vestuario. “Este departamento está a cargo de Antonio Alfonso. La calidad de los diseños y de la realización están a la vista. Cuando se vea la película se darán cuenta de porque mi entusiasmo. Cada traje es independiente y por sí solo es capaz de ayudarnos a comprender al personaje que viste, pero al mismo tiempo cada traje está rodeado por un conjunto de trajes que si bien pueden ser disímiles unos con otros, deben equilibrarse entre sí para darnos una visión estética. Por lo general, en las películas de gran espectáculo hay la mala costumbre de que todos están estrenando ropa en cada una de las escenas. En Ezequiel Zamora hemos logrado que la ropa, aunque sea nueva, se vea usada. Se vea vivida, que es lo importante”.
Agrega que si se hace un balance de las piezas de vestuarios elaboradas para la producción se cuentan alrededor de 2.500 trajes confeccionados en los que destacan trajes de soldados, damas, hombres, niños, personalidades políticas de la época y campesinos. Igualmente el equipo de vestuario subrayó que se diseñaron más de 500 calzados de época para damas, botas para caballeros y más de 400 alpargatas para los campesinos. También se crearon los accesorios correspondientes al momento histórico, que en conjunto superan las 4.000 piezas entre las cuales se mencionan pines, charreteras, polainas, carteras, lentes, monóculos, correas, polvoreras y sombrillas, entre otros. Los sombreros también forman parte del trabajo del taller de vestuario de la Villa del Cine donde se realizaron más de 150 sombreros de cogollo y más de 50 sombreros de copa alta, media y baja”.
“El maquillaje, a cargo de Mary Duarte, es otro de los pilares de la película. Empezando por el personaje protagónico, Zamora, (Alexander Solórzano) que aparece desde los 23 años hasta los 43, hay un desfile de caracterizaciones donde podemos ver a José Antonio Páez (Julio César Mármol), Antonio Leocadio Guzmán (Antonio Cuevas), Guzmán Blanco (Luigi Sciamanna), Falcón (Vito Lonardo), Juan Vicente González (Israel Moreno), Paula Correa de Zamora (Dilia Waikarán), El Indio Rangel (Asdrúbal Meléndez), Tiburcio (José Torres), Martín Espinoza (Dimas González), Julián Castro (Gustavo Camacho), general Pedro Ramos (José Luis Montero), Monagas (Antonio Delli). Y así hasta 160. Es una superproducción a la venezolana”.
Asesorías y equipos
Reconoce que todos los detalles para la creación de Ezequiel Zamora han sido estudiados, cuidados. “Hemos tenido asesores históricos, militares. El equipo con que he trabajado es de primera clase. La fotografía de Vitelbo Vásquez. El sonido de Josue Saavedra. La música de Francisco Cabrujas, quien en sus composiciones trasmite emociones en torno a los temas de la guerra, del amor y del sentimiento de la madre de Zamora. La producción general es de Thamara Bozo y Víctor Fernández. Y uno de los atractivos de esta superproducción ha sido la escenografía establecida por el equipo de arte de la Villa en el Estudio 3, ubicado en Guatire, donde se recrearon las calles y plazas de la Caracas de mediados del siglo XIX”.
“Actualmente estamos en proceso de edición, porque tenemos que editar la película que será de 120 minutos como mínimo, y una versión para la televisión que alcanzará para seis o cuatro horas. Durante el montaje nos damos cuenta de la cantidad de trabajo que hemos hecho. Ha sido un gran reto. Nos gustan mucho los retos”.
Para el reconocido realizador, “Ezequiel Zamora ha sido un hermoso reto, ha sido una película muy difícil, por la cantidad de batallas, de decorados, mostrar la Guerra de la Federación fue muy difícil. Fue una experiencia maravillosa, estoy encantado con todo el equipo que trabajó pero falta lo principal, la sala con los espectadores”.
—¿Y cuándo se estrena?
—Eso ya no depende de mí. Debemos entregar la película montada en agosto, porque viene la musicalización y otras cosas. Creo que irá a las pantallas en febrero, pero antes puede ser que vaya a festivales internacionales.
Efectos
Una de las virtudes de la película tiene que ver con los efectos especiales. Durante el rodaje se construyeron escenas que no se pueden realizar por medios normales porque son peligrosas, un ejemplo son las explosiones; para ello se aplicó el uso de efectos especiales mecánicos. Con el objetivo de llevar a cabo estas técnicas e involucrase con los personajes los efectistas debieron leer el guión y documentarse en la historia de Venezuela para crear efectos acordes con la realidad de una época y el país. De acuerdo con lo señalado por Jorge Farfán, especialista en efectos especiales, para Zamora se utilizaron efectos de fuego, efectos de vientos y pirotecnia, en los que se incorpora la pólvora negra y los estopines para recrear impactos de bala, impactos de sangre y todo lo que rodea a los actores que necesite un impacto explosivo en la ficción.
Alexander Solórzano
En Ezequiel Zamora se cuenta con el protagonista Alexander Solórzano, quien con un amplio recorrido por las tablas, por primera vez protagoniza en el cine pero ha tenido participaciones en películas como El Caracazo, Juegos bajo la luna y Elipsis. Él dice que uno de los retos de interpretar al personaje dentro del género del cine ha sido el manejo de los códigos y el hecho de mantener actoralmente la secuencia de la historia.“Representar a este héroe, impulsor de la consigna ´Tierra y hombres libres’, ha sido un honor pues es un personaje de gran valor humano e histórico, de grandes proezas; yo lo considero un héroe. Ha sido un reto representar a un personaje tan lleno de matices, lleno de emociones, de sentimientos, lleno de contradicciones y frustraciones”.

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