martes, enero 13, 2009

¿La gordura puede frustrar unos amorios?

En el teatro, como en otros rubros de la vida, el éxito va unido a la suerte o hasta con el mismo estado del tiempo atmósferico, como en las corridas de toros. No existe la piedra filosofal que convierte lo malo en bueno y eso permita ganancias millonarias, cuando hay un negocio de por medio. Recordamos esto, que puede parecer una perogrullada más, porque Héctor Manrique (Madrid, 14 de enero de 1963), más conocido como “el zar del teatro venezolano del siglo XXI”, ya tiene los derechos para montar las comedias Gorda (Fat Pig) del estadounidense Neil LaBute y Un dios salvaje (Le dieu du camage) de la francesa Yasmina Reza, las cuales impusieron impresionantes récords de taquilla en Europa y varios países americanos. “Venezuela no es la excepción”, advierte.
Dotado de ejemplar capacidad para actuar y dirigir, y además comandar su empresa de show bussines -apuntalado por su esposa Carolina Rincón- este Héctor Manrique (nombre artístico de Héctor Rodríguez) es capaz de exhibir tres o cuatro espectáculos simultáneamente en Caracas o en otra urbe venezolana. Está muy feliz con esas dos piezas, versionadas por Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Pero ahí no culminan sus planes, porque en el espacio de su grupo G-80 –sótano 1 del edificio San Martín de Parque Central- exhibirá una versión escénica de El príncipe Hamlet del “contemporáneo” William Shakespeare. También se apoderará de las salas de Corp Banca con las reposiciones de Todos los hombres son mortales y Las mujeres también de Fausto Verdial. Pero el filete miñón de su temporada será Petroleros suicidas, de Ibsen Martínez, melodrama criollo que evocará y suscitará la insoslayable evaluación de lo que pasó durante el paro petrolero de 2002.
Con respecto a quienes serán los intérpretes de las comedias “importadas”, Manrique no soltó prenda, pero si asegura que serán profesionales reconocidos. “Sé que en Bogotá también montan Gorda y están buscando a la protagonista con prolijas audiciones, ya que Helena debe pesar, por lo menos, unos 110 kilos, porque es la historia de amor con obstáculos de una mujer, con sobrepeso, que llama la atención de Tomás, un ejecutivo que a pesar de los sentimientos comienza a sentir la presión social y los efectos en su imagen exitosa, gracias a su elección emocional. Un dios salvaje es una crítica a las descarnadas y descaradas relaciones de los padres con sus hijos. Son obras que impactarán a los venezolanos, lo aseguro”.
Habla con satisfacción de las 220 funciones que hizo durante la temporada 2008 con los montajes de Al pie del Támesis, Final de partida, Todos los hombres son mortales y Las mujeres también. “Fue muy positiva. Además participamos en los festivales regionales de Occidente, Oriente y en los Andes, y fuimos a una gira por España. Este 2009 también haremos nuestras rondas, nacionales e internacionales”.
Los únicos escollos que Manrique & Rincón contempla, por ahora, son los respectivos cupos en las salas teatrales caraqueñas para mostrar la mayoría de sus montajes, que serán protagonizados por reconocidas actores y actrices, pero se exhibirá en Maracaibo, Valencia Maracay Porlamar, entre otras ciudades, porque hay una audiencia cautiva. Y como no tiene miedo a los retos, está dispuesto a utilizar otros escenarios caraqueños descuidados o que han sido marginados por la razón de la sin razón.

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