lunes, octubre 19, 2009

Ocho Francis Rueda

Desde el pasado mes de julio, cuando la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) asumió el pleno control y la programación de los espacios teatrales, los cuales administró el Ateneo de Caracas durante 26 años, la exhibición de diversos eventos culturales no se ha detenido, gracias a la gerencia de Miguel Issa. Se han presentando las más prestigiosas agrupaciones y además, lo más importante, el público se ha volcado mayoritariamente hacia las salas Anna Julia Rojas, Horacio Peterson y Conciertos para disfrutar y aplaudir lo que ahí les han mostrado gratuitamente.
Entre los montajes que hemos visto destacamos al unipersonal Encuentro con Francis Rueda, coproducción de la Compañía Nacional de Teatro y el Teatro del Duende, puesto en escena por el maestro Gilberto Pinto. Ahí siete personajes femeninos y uno masculino denuncian la soledad existencial de los humanos, gracias al histrionismo de esta primera actriz, que tiene más de 40 años en esos avatares.
Francis Rueda (Caracas, 17 de abril de 1949) enseñó ante su audiencia una serie de entes creados a partir de hechos reales e históricos. Comienza con Lucrecia, venezolana de la Primera República que espera ser ahorcada o fusilada por los realistas, como lo escribió Gilberto Pinto en su monólogo Lucrecia, y prosigue Greta Garbo, prostituta criolla que desgasta su vida en un campamento petrolero, según la creó Miguel Otero Silva en su novela Oficina Nro.1;Laurencia, aguerrida protagonista de Fuenteovejuna de Félix Lope de Vega; Ramona, matrona caraqueña de El rompimiento, de Rafael Guinand; la despechada y vengativa Medea de la versión de Jean Anouilh sobre la original Medea de Eurípides; la vocalista rumbera Clitemnestra, de la canción escrita para los espectáculos de la Cátedra del Humor de la UCV; el mágico payaso Clov de Final de partida, de Samuel Beckett; y culmina con la loca guerrillera Brusca la rompefuego, de Lo que dejó la tempestad, de César Rengifo.
Encuentro con Francis Rueda es, pues, un excelente espectáculo creado con ocho segmentos del más puro teatro y otros ocho apasionados momentos de conversación, donde se revelan intimidades de cada uno de los personajes, para reiterar, finalmente, la inquebrantable decisión de esta primera actriz de no abandonar jamás su profesión, mientras le queden fuerzas para cumplir con sus agotadoras experiencias artísticas.
Hay que reiterar como este montaje, estrenado durante la temporada de 2006 y del cual se han exhibido 70 funciones hasta hora, tiene dos niveles de disfrute escénica: uno político y aleccionador sobre el rol de la mujer, y otro centrado en las intimidades y las características de la profesión, esa irrefrenable inclinación a jugar a ser el otro, al placer y a la angustia de la transfiguración, hasta llegar a la complementación del ser humano a través del arte de la actuación, como ha expresado la comediante. ¡El público criollo hizo su catarsis!

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