martes, octubre 26, 2010

Allende muere en Valencia

Sigue el periplo escénico del monólogo Allende, la muerte de un presidente en Venezuela. Se estrenó durante la temporada caraqueña de 2008, bajo la dirección de Luis Fernández y con la actuación de Roberto Moll. Y ahora se anuncia otro montaje, a cargo de Humberto Segura y con el comediante Luis Rivas, durante los días 5 y 6 de noviembre, a las siete de la noche, en el Teatro Municipal de Valencia, para luego hacer presentaciones en Caracas. .
Este texto, original del dramaturgo argentino Rodolfo Quebleen, recrea las últimas horas del presidente Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Se estrenó en inglés, en abril del 2006, en Theater for The New City de Nueva York y se reestrenó en septiembre del mismo año para el aniversario de la muerte del mandatario chileno. El director de cine chileno Fernando Valenzuela filmó en Manhattan la película 1973 revoluciones por minuto con el texto del monólogo y fue presentada en varios festivales.
En esa oportunidad, el director Segura, nacido en Chile, y residenciado en Venezuela desde los ocho años de edad, indaga en ese episodio de la historia chilena que marcó su vida, la de su familia y la de cientos de compatriotas que tuvieron que exiliarse. Por su parte, el actor venezolano Luis Rivas, quien estudió teatro en la Universidad de Chile y ha participado en más de 15 películas, 60 obras de teatro y 18 telenovelas, encarna al personaje de Allende.
- Al director Segura le preguntamos cómo llegó ese texto a sus manos.
-Descubrí la pieza por un artículo publicado una revista a propósito del montaje que hiciera Luis Fernández, protagonizado por Roberto Moll. Como chileno, hijo de exilado político, el personaje de Allende siempre me ha interesado. Me llamó mucho la atención que se estuviera haciendo esto en Venezuela, pero no tuve oportunidad de acudir a Caracas para verla. Cuando supe que ya no se estaba montando más, pensé que era una lástima y que debía mostrase en todas partes. Me entró la idea de montar la pieza, me imagine que a Luis Rivas le interesaría ya que lo conozco desde hace tiempo y sé que siente un especial cariño por Chile y que tenía ganas de volver a hacer teatro. A través de un amigo que hace teatro en Nueva York conseguí el correo de Rodolfo Quebleen y sin más le escribí. Le comenté mis motivaciones, y le pedí su venia para montar la pieza. Me respondió encantado y me envió el texto e inmediatamente nos pusimos a trabajar.
-¿Cómo es su propuesta de montaje?
-Es una propuesta minimalista, basada en el trabajo actoral; utilizamos la menor cantidad posible de recursos externos, tales como escenografía, utilería y efectos. La idea es hacerla lo más fácil de montar para poder viajar con ella y así mostrarla a la mayor cantidad personas posibles, sin limitaciones de espacio físico. Apoyado en el talento de Luis Rivas se logra el objetivo de contar la historia y hacer que llegue, que el público la sienta sin necesidad de mayores recursos.
-¿De dónde sale Humberto Segura y por qué se presenta con este monólogo tan comprometido en sus denuncias?
-Empecé en el teatro a principios de los 90, en el Taller del Método con Bonnie Morín. Me animaba la idea de dirigir, hice el curso de actuación y participé en varios trabajos del taller. Al mismo tiempo me desempeño como productor de radio y televisión en Valencia y mi labor profesional se orienta hacia el área audiovisual. He trabajado en distintas productoras y canales regionales. También como freelance he realizado comerciales para TV, documentales corporativos, programas de TV, programas en radio etcétera. Siempre quise volver al teatro y ahora lo hago con esta pieza. Mi padre salió de Chile luego del golpe de Estado y llegamos a Venezuela, cuando yo tenía ocho años de edad. En casa nunca se nos habló de política, después supe el porqué, crecí sin conocer la historia de mi país, ni de mi familia. Cuando empiezo a hacerme preguntas, investigo y descubro el personaje de Allende, su historia me atrajo desde el primer momento. Este trabajo es un proceso de conocimiento personal, de mis raíces, de explorar esa historia por la cual hoy en día miles de chilenos han hecho su vida en el exterior, han tenido sus hijos (como los míos) en otra patria y de alguna manera han influenciado sus vidas en estos países. Siento que es una historia que debe ser contada una y otra vez, que no debe ser dejada al olvido es una deuda con esa gente que dio su vida por un ideal.
-¿Qué esperan con este montaje?
-Con Luis espero llegar a la mayor cantidad de personas posibles, sin distinción de credos.
LUIS RIVAS REFLEXIONA
“La vida verdadera de Allende, reseñada por un dramaturgo, se podría penetrar en dirección a un escenario, con el sentido histórico y el enfrentamiento circunstancial, a la muerte, donde nace, como contradicción y en instantes lo que se ha vivido.El autor, Quebleen, pudo tomar este doblez, para adherir al relato una valoración objetiva de lo menos conocido: la vida común de Allende en ese desenlace trágico de sus últimos momentos. Aglutinar el cuento pasado, el amor a su vida familiar, sus amigos, sus ausencias, sus errores, entre otras cosas, no le restaron vigencia a su capacidad como estadista y líder de excelencia. Nada común, digamos en el núcleo de los políticos. Esto ya es una provocación como personaje para un actor. Más que el signo ideológico me gusta de Allende su confirmación de humanista, base de su cromatismo como persona y un reto nada fortuito para representarlo. Si alguna vez, Cabrujas nos habló de cercanías, porque esas figuras de plenitud como Hamlet, o cualquiera excluyen nuestra realidad aunque con ellos comprendamos la génesis de otros, aquí en el mismo continente nace Allende y la esencia diferencial es que un argentino lo escribe, un chileno la dirige y un venezolano lo interpreta”.
Añade que, sin orden cronológico, recuerda haber conocido al “perro” Olivares, persona muy cercana a Allende al frecuentar un restaurante en la calle Merced, de Santiago. “En la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile fui alumno de Víctor Jara. Nunca me enteré de sus actividades políticas y nunca conocí a Salvador Allende. Chile, para mí, es simplemente mi segunda Patria, y los afectos no se olvidan”,puntualiza el comediante.
-¿Qué se había hecho, por qué aquí en Caracas no se le vio más?
-Vivo en Valencia y durante dos años hice un programa radial, un programa muy exitoso en Unión Radio, “la Hora del Burro”. La mayor parte del tiempo la paso leyendo o escribiendo. Tengo algunos guiones o participo en ellos. Con César Bolívar hice la película Muerte en alto contraste. Estoy dedicado a la investigación del teatro venezolano, y sé Edgard que te va a encantar que te diga que tengo unos libros por publicar: Cronología del espectáculo teatral en Venezuela y Bibliografía teatral cabrujiana.También tengo algunos intentos poéticos y activo un Historial del teatro venezolano.
“En parte la salud me obligó a un retiro, pero sin teatro no se puede vivir. Mi anhelo era volver y ya se concretó con el monologo Allende, la muerte de un presidente. Luego estamos preparando El daño que hace el tabaco de Chejov y lo infaltable: Humor en general, ya te supondrás con quien.
-¿Expectativas?
-El mayor número de funciones posibles en todo el país. Quisiéramos ir a Chile y tal vez a Nueva York donde vive Quebleen. Como la propuesta del montaje está fundamentada en el trabajo actoral, con muy pocos requerimientos escenográficos y de utilería podemos movilizarla con facilidad. Igualmente estamos abiertos a instituciones, escuelas y a cualquier espacio para hacerla.



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