Carlos Gardel visitó a Venezuela en 1935, le cantó al Benemérito en Maracay, extasió al público caraqueño en el teatro Principal y visitó a la familia Ancisar en La Pastora. Se marchó a la eternidad a bordo de un desgraciado avión que partió del colombiano Medellín, hace 75 años. Otro artista legendario, John Lennon, nunca conoció a Caracas pero en Nueva York, el mismo día que lo mataron, hace ya 30 años, sí pudo tratar a un cuarteto de latinoamericanos, entre quienes estaba el venezolano Juan , como lo revela el dramaturgo Paúl Salazar con su obra Yo soy John Lennon, la cual se estrena el 28 de octubre, dentro del festival de nueva dramaturgia que adelanta el grupo Rajatabla.
-Recuerda Paúl los orígenes de esta pieza, desde su pasión por los Beatles hasta lo que ha pasado.
-Sobre los orígenes de esta pieza, debo ser -una vez más- absolutamente sincero, no puedo ser de otra forma. Mis obras siempre están enmarcadas en un acontecimiento, una fecha o personaje específico, recuerda a Rivales eternos (La historia de un Magallanero que fue caraquista por un día), que se centra en la rivalidad que tienen Los Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes, la obra se desarrolla el 31 de enero de 1994, último juego de aquella final Caracas Vs. Magallanes; ahí el béisbol es una excusa para hablar sobre la amistad. Y podría citar otros ejemplos, tengo otras obras engavetadas con el mismo perfil, una dedicada a un importante pelotero venezolano, gloria nacional, que a mi juicio ha sido poco a poco olvidado, cuando es un héroe patrio contemporáneo. Todo esto lo cito como introducción para explicar que la idea de Yo soy John Lennon nace del deseo de hacerle una obra homenaje a Joan Manuel Serrat, el cantautor catalán, a quién admiramos mucho; sabía que la obra se llamaría Yo soy Serrat y trataría de una persona cuya admiración es tal, que un buen día se cree, Joan Manuel Serrat, desatando serios problemas en su entorno. Así empezaría a armar el rompecabezas de la obra, esa es la metodología de nuestro trabajo, pero al iniciar la investigación para la diagramación, no podía ver la obra, solo la veía a través de sus canciones –lo cual no es malo, pero no era la idea- no conseguía por donde entrarle, la vida de Serrat no es tan “pública” como la de otros artistas, su música es muy conocida, no tanto su vida personal, solo algunas generalidades –lo cual no impide que se haga en otra oportunidad-, y fue cuando entendí que la idea entraba perfectamente con John Lennon, a quién admiro mucho, junto a Los Beatles, y que sabía mucho sobre estos, pues el tema de Lennon y Los Beatles siempre me llamó la atención como fenómeno social de masas, la relación John Lennon - Yoko Ono me parece legendaria, y fue cuando vi la obra claramente.
-Recuerda Paúl los orígenes de esta pieza, desde su pasión por los Beatles hasta lo que ha pasado.
-Sobre los orígenes de esta pieza, debo ser -una vez más- absolutamente sincero, no puedo ser de otra forma. Mis obras siempre están enmarcadas en un acontecimiento, una fecha o personaje específico, recuerda a Rivales eternos (La historia de un Magallanero que fue caraquista por un día), que se centra en la rivalidad que tienen Los Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes, la obra se desarrolla el 31 de enero de 1994, último juego de aquella final Caracas Vs. Magallanes; ahí el béisbol es una excusa para hablar sobre la amistad. Y podría citar otros ejemplos, tengo otras obras engavetadas con el mismo perfil, una dedicada a un importante pelotero venezolano, gloria nacional, que a mi juicio ha sido poco a poco olvidado, cuando es un héroe patrio contemporáneo. Todo esto lo cito como introducción para explicar que la idea de Yo soy John Lennon nace del deseo de hacerle una obra homenaje a Joan Manuel Serrat, el cantautor catalán, a quién admiramos mucho; sabía que la obra se llamaría Yo soy Serrat y trataría de una persona cuya admiración es tal, que un buen día se cree, Joan Manuel Serrat, desatando serios problemas en su entorno. Así empezaría a armar el rompecabezas de la obra, esa es la metodología de nuestro trabajo, pero al iniciar la investigación para la diagramación, no podía ver la obra, solo la veía a través de sus canciones –lo cual no es malo, pero no era la idea- no conseguía por donde entrarle, la vida de Serrat no es tan “pública” como la de otros artistas, su música es muy conocida, no tanto su vida personal, solo algunas generalidades –lo cual no impide que se haga en otra oportunidad-, y fue cuando entendí que la idea entraba perfectamente con John Lennon, a quién admiro mucho, junto a Los Beatles, y que sabía mucho sobre estos, pues el tema de Lennon y Los Beatles siempre me llamó la atención como fenómeno social de masas, la relación John Lennon - Yoko Ono me parece legendaria, y fue cuando vi la obra claramente.
“Esto no le quita legitimidad al proyecto, pues lo que acabo de contar fue todo inicial, nunca se hizo nada con Serrat, el proyecto se empieza a levantar ya con, John Lennon, obviamente empecé a leer mucho más sobre Lennon, y Los Beatles, pero ya pensando en la obra, sabía que la idea no era hacer una obra didáctica sobre los Beatles, sino que había que levantar una historia donde Lennon y sus amigos de Liverpool calzaran en ella como una excusa. Pero fue complicado. Mi primera imagen fuerte con Lennon y los Beatles, fue el 8 de diciembre de 1980, tenía 13 años, cuando asesinan a Lennon y veo por la televisión lo afectada que estaban las personas, yo sabía que existían los Beatles y John Lennon, pero ahí empieza un interés particular sobre ellos y el fenómeno de masas que significaron”.
- ¿Cómo resume la anécdota o el argumento de su obra?
-El amor, la amistad, la lucha por cumplir los sueños, son temas muy tratados, y que seguirán tratándose. Creo que tan importante como “la historia de una obra” es “como la cuentas”, y si esa reflexión es cierta –lo cual no sé-, entonces, el tener los riñones de meter a Lennon y Yoko en una obra para hablar sobre la identidad, es correcto, y creo que eso encaja perfectamente en los tiempos que corren. Hablando de anécdotas. Usted me hace recordar que cuando pasó lo de Monte Ávila Editores, el jurado que seleccionó a Yo soy John Lennon, justificó su decisión argumentando: “por su acertado tratamiento de la anécdota”. Creo que “estos momentos” que vivimos se prestan para la obra. Hoy, que tanta gente quiere irse de Venezuela puede que la obra les haga un guiño, pero eso lo reflexiono ahora, realmente no era algo premeditado.
- ¿Por qué involucra al latinoamericano inmigrante en Nueva York con la historia de Lennon? Se lo pregunto por las similitudes que se presentan al ser la pareja Yoko-Lennon los visitantes al apartamento de los latinos, y porque más de un desalmado la vinculará con “El día que me quieras”.
-Lennon, es conocido como “El hombre de ninguna parte”, esto por su canción, “Nowhere Man”. Obviamente es una obra homenaje a Lennon que salpica a los Beatles, pero especialmente a Lennon, y no sólo su música, sino su posición sobre la lucha por la paz y los derechos humanos, pero este Lennon, creado teatralmente en Caracas, es una excusa para hablar sobre ser uno mismo para triunfar. Lennon, cuando era joven, y estaba lleno de sueños, imaginó ser como Elvis Presley, hasta que comprendió que, Elvis hay uno solo, que tenía que tratar de ser: John Lennon. Está bien tener referencias, inspiración en una persona y todo eso, pero el entendió lo importante de ser autentico, tener un propio estilo. Al ir pensando sobre como armar el rompecabezas de la obra nos pareció interesante ubicar la obra en Nueva York, justo en la semana que matan a Lennon. Nueva York es una ciudad de inmigrantes, donde Lennon era uno más de ellos, aunque tal vez Lennon se sentía ciudadano del mundo. Lennon, al morir tenía nueve años que no pisaba su natal Liverpool. Lennon, luchó -a su manera- por las minorías, no digo que específicamente por los latinos en Estados Unidos, pero recuerde que la obra está ubicada en el año de 1980, y que por la magia del teatro se topará de frente con cuatro latinos extraviados en Nueva York, tratando de buscar su lugar en el mundo, con un sueño por realizar, al igual que Los Beatles años atrás, estos no quieren triunfar en la música, pero quieren montar un restaurante.
“Paradójicamente, los Lennon–Ono, fueron una pareja que tuvieron que luchar arduamente para lograr la residencia en Estados Unidos. Es público y notorio, que el gobierno de Nixon trató por todos los medios en deportar a los Lennon, el destino hizo una extraña jugada haciendo que fuera Nixon el que tuviera que renunciar a la Presidencia de su país -1974- por el caso Watergate –que no tiene que ver con la historia- y es al año siguiente -1975-, cuando Lennon logra por fin tener un hijo con Yoko, cuando le dan la tarjeta verde”.
“En mi obra está bien justificada la entrada de Lennon y Yoko a ese apartamento, el encuentro no solo le sirve a Juan (venezolano), Ricardo (colombiano), Pablo (argentino) y Gregorio (mexicano), sino el mismo Lennon, quien se ve obligado -como ocurrió muchas veces- a defender “la leyenda Lennon”, siempre tratando de responder preguntas como si el fuera un gurú, reflexiona hasta sobre los Beatles y como logró su liberación, gracias a Yoko”.
“Mi obra tiene que ver sobre la identidad ¿Por qué esos señores están ahí y no en sus países? La condición del inmigrante que busca la gloria fuera de sus fronteras. Sobre lo de El día que me quieras, le voy a decir algo y pongo el amor incondicional a mi querida esposa Aura como garantía, y quienes me conozcan saben el valor que eso tiene para mí, es decir, no miento. Nunca en la vida cuando empecé a estructurar la obra, ni siquiera cuando mis pensamientos estaban con Serrat pensaba en El día que me quieras, por Dios ¿Cómo? Me disculpan el lugar común, pero El día que me quieras es un obra extraordinaria, que he leído no sé cuantas veces, tuve la oportunidad de ver en 1988-89, la segunda versión que el mismo Cabrujas montó, cuando Gardel fue interpretado por Héctor Mayertons, y la que montó el maestro, Juan Carlos Gené, con el Grupo Actoral 80, hace pocos años. Pero la obra de Lennon nace –ya lo expliqué- por mi admiración por Lennon, y por mi estilo de escribir. La primera vez que alguien me dice que la gente podría comentar algo así fue, Juan Ramón Pérez, excelente dramaturgo residenciado en Puerto La Cruz, quien me ayudó mucho con la obra haciendo algunas correcciones, pero eso sucede por la anécdota donde entran en escena dos grandes figuras populares de la canción, Gardel en una, y Lennon en otra, no por otra cosa, jamás compararía las obras pues no tienen comparación, El día que me quieras es una obra fundamental en la historia del teatro latinoamericano, punto”.
-¿Al ubicar su pieza en los años 80 no encuentra en ese pasado un desfase con los tiempos actuales?
-No, pues para hablar en “los tiempos actuales” solo tienes que saber como hacerlo, no digo que yo sepa, digo que puedes hablarle a la gente de tu contexto histórico escribiendo una obra ubicada en el año 23 antes de Cristo, pero cuyo objetivo sea hablarle a tu gente. Ahora, si voy hablar sobre los sueños de un grupo de latinos fuera de sus fronteras, y tomo a Lennon como excusa y veo que el camino es: La última semana que Lennon tuvo de vida. ¿Dónde la voy a ubicar en tiempo y espacio? Nueva York, 1980. Y aclaro que es obvio que se podría escribir una obra sobre Lennon pensando en el futuro, es decir, ubicarla en 2040 por decir algo, el centenario de Lennon –por ejemplo-, u otra cosa, y pensar, ver como armas eso ¿Me explico? La imaginación da para todo. Para hacer una obra de teatro sobre Lennon, no necesariamente tienes que poner a Lennon como personaje, incluso podrías no mencionarlo, eso vale para cualquier otra personalidad o situación. Nosotros lo hicimos, pero no necesariamente tiene que ser así. Uno puede hacer una obra sobre la independencia de un país sin ubicarla en ese contexto y espacio, sería hasta más interesante. Nuestros cuatro protagonistas no tienen nada que ver con los Beatles, y en el transcurso de la pieza ellos descubren -o creen descubrir- que sus vidas, la de cada uno, tienen similitud con algún Beatles, cada uno es una referencia de, John, Paul, Ringo y George. Yo tomé el contexto histórico de 1980, en Nueva York, pues ese año y esa ciudad murió. ¿La obra soportará el pasó del tiempo? No lo sé, seguramente no, tal vez el tema de Lennon la proteja hasta cierto punto, y aclaro que nunca usé a Lennon como gancho, la admiración que sentimos por él es legítima. Las canciones de Lennon han soportado el paso del tiempo, vea todo lo que ocurrió el pasado 9 de octubre de 2010, cuando éste cumpliría 70 años, una celebración a nivel mundial. El 8 de diciembre se cumplirán 30 años de su muerte, en abril pasado se cumplieron 40 años de la separación “formal” de Los Beatles. Claro, todo esto es por Lennon, Lennon es Lennon y la obra es otra cosa, pero por ser una obra sobre Lennon tal vez interese incluso dentro de algunos años. Hoy, en el marco de los 40 años de Rajatabla se monta Yo soy John Lennon.
-¿Cómo ha sido el trabajo con los actores que son una nueva generación que sale de Rajatabla?
-Esta nueva generación que sale de Rajatabla –la que conforma el elenco- ya tiene una experiencia solida. Podría responder la pregunta de muchas maneras, y verme obligado a explicar cada una de ellas. Ha sido: extraordinaria, sorpresiva, y dura. Solo explicaré la primera, las de más no tienen importancia, salvo para mí, pues nada tiene que ver con éste excelente grupo de actores. Yo soy director de teatro pues nadie montaba mis obras, y empecé a llevarlas a escena, o sea: soy un director que monta sus obras, de no haberlo hecho, ahí estarían engavetadas, punto. Nunca había trabajado como director con nadie que no fuera nuestro grupo, y empezar con Rajatabla, no fue fácil, pues es un gran compromiso. Ellos me invitaron y lo que me queda de vida se los agradeceré. Mi forma de ser, y mi manera de concebir el teatro, tal vez sean complicadas para trabajar fuera de mi grupo, yo no reviso la nevera y registro las gavetas en casa ajena, mucho menos alzo la voz, yo sigo las normas del dueño de la casa, y en la mía que sigan las de nosotros, eso sí, siempre tratando que la gente se sienta muy cómoda. Yo respeto la institución que significa Rajatabla, y muy agradecido por la oportunidad. No me han limitado en nada, si esto no funciona, será mi responsabilidad, de más nadie, y tendré que vivir con eso. Soy egresado hace 20 años de la Escuela Nacional de Artes Escénicas Cesar Rengifo y esa es una escuela muy disciplinada y formal, nuestro ciclo académico era de cuatro años. Yo tengo 10 años dirigiendo mis obras y la de algún otro autor que ha querido que le monte su texto, cosa que también me ha comprometido, pues no es lo mismo montar un texto de uno que un texto de otro autor, no es lo mismo dirigir con tu grupo que dirigir como un invitado de otro grupo, tal vez a muchos les parecerá una tontería, los respeto, pero para mí no. ¿Qué le puedo decir? Difícilmente se puede reunir hoy en día a un grupo de jóvenes con éste nivel que tenemos en Yo soy John Lennon y esto no es un saludo a la bandera, tenemos un elenco brillante, formados académicamente por Rajatabla, y con una experiencia importante, ya no sólo en esa institución sino en distintos grupos. Muy creativos, siempre proponiendo, siempre “vendiéndome” ideas, o no “comprándome” otras, no solo han hecho el trabajo de rutina que se hace al enfrentar un proyecto, hay un extra, obviamente han investigado sobre el tema Beatles, el tema Lennon, los que les ha correspondido han trabajo el acento del país donde pertenecen. Recuerde que en esta obra aparece en escena John Lennon y Yoko Ono, todo un reto para sus intérpretes, y al igual que todos han enfrentado el compromiso con la seriedad del caso, veremos que ocurre.
- ¿Cómo resume la anécdota o el argumento de su obra?
-El amor, la amistad, la lucha por cumplir los sueños, son temas muy tratados, y que seguirán tratándose. Creo que tan importante como “la historia de una obra” es “como la cuentas”, y si esa reflexión es cierta –lo cual no sé-, entonces, el tener los riñones de meter a Lennon y Yoko en una obra para hablar sobre la identidad, es correcto, y creo que eso encaja perfectamente en los tiempos que corren. Hablando de anécdotas. Usted me hace recordar que cuando pasó lo de Monte Ávila Editores, el jurado que seleccionó a Yo soy John Lennon, justificó su decisión argumentando: “por su acertado tratamiento de la anécdota”. Creo que “estos momentos” que vivimos se prestan para la obra. Hoy, que tanta gente quiere irse de Venezuela puede que la obra les haga un guiño, pero eso lo reflexiono ahora, realmente no era algo premeditado.
- ¿Por qué involucra al latinoamericano inmigrante en Nueva York con la historia de Lennon? Se lo pregunto por las similitudes que se presentan al ser la pareja Yoko-Lennon los visitantes al apartamento de los latinos, y porque más de un desalmado la vinculará con “El día que me quieras”.
-Lennon, es conocido como “El hombre de ninguna parte”, esto por su canción, “Nowhere Man”. Obviamente es una obra homenaje a Lennon que salpica a los Beatles, pero especialmente a Lennon, y no sólo su música, sino su posición sobre la lucha por la paz y los derechos humanos, pero este Lennon, creado teatralmente en Caracas, es una excusa para hablar sobre ser uno mismo para triunfar. Lennon, cuando era joven, y estaba lleno de sueños, imaginó ser como Elvis Presley, hasta que comprendió que, Elvis hay uno solo, que tenía que tratar de ser: John Lennon. Está bien tener referencias, inspiración en una persona y todo eso, pero el entendió lo importante de ser autentico, tener un propio estilo. Al ir pensando sobre como armar el rompecabezas de la obra nos pareció interesante ubicar la obra en Nueva York, justo en la semana que matan a Lennon. Nueva York es una ciudad de inmigrantes, donde Lennon era uno más de ellos, aunque tal vez Lennon se sentía ciudadano del mundo. Lennon, al morir tenía nueve años que no pisaba su natal Liverpool. Lennon, luchó -a su manera- por las minorías, no digo que específicamente por los latinos en Estados Unidos, pero recuerde que la obra está ubicada en el año de 1980, y que por la magia del teatro se topará de frente con cuatro latinos extraviados en Nueva York, tratando de buscar su lugar en el mundo, con un sueño por realizar, al igual que Los Beatles años atrás, estos no quieren triunfar en la música, pero quieren montar un restaurante.
“Paradójicamente, los Lennon–Ono, fueron una pareja que tuvieron que luchar arduamente para lograr la residencia en Estados Unidos. Es público y notorio, que el gobierno de Nixon trató por todos los medios en deportar a los Lennon, el destino hizo una extraña jugada haciendo que fuera Nixon el que tuviera que renunciar a la Presidencia de su país -1974- por el caso Watergate –que no tiene que ver con la historia- y es al año siguiente -1975-, cuando Lennon logra por fin tener un hijo con Yoko, cuando le dan la tarjeta verde”.
“En mi obra está bien justificada la entrada de Lennon y Yoko a ese apartamento, el encuentro no solo le sirve a Juan (venezolano), Ricardo (colombiano), Pablo (argentino) y Gregorio (mexicano), sino el mismo Lennon, quien se ve obligado -como ocurrió muchas veces- a defender “la leyenda Lennon”, siempre tratando de responder preguntas como si el fuera un gurú, reflexiona hasta sobre los Beatles y como logró su liberación, gracias a Yoko”.
“Mi obra tiene que ver sobre la identidad ¿Por qué esos señores están ahí y no en sus países? La condición del inmigrante que busca la gloria fuera de sus fronteras. Sobre lo de El día que me quieras, le voy a decir algo y pongo el amor incondicional a mi querida esposa Aura como garantía, y quienes me conozcan saben el valor que eso tiene para mí, es decir, no miento. Nunca en la vida cuando empecé a estructurar la obra, ni siquiera cuando mis pensamientos estaban con Serrat pensaba en El día que me quieras, por Dios ¿Cómo? Me disculpan el lugar común, pero El día que me quieras es un obra extraordinaria, que he leído no sé cuantas veces, tuve la oportunidad de ver en 1988-89, la segunda versión que el mismo Cabrujas montó, cuando Gardel fue interpretado por Héctor Mayertons, y la que montó el maestro, Juan Carlos Gené, con el Grupo Actoral 80, hace pocos años. Pero la obra de Lennon nace –ya lo expliqué- por mi admiración por Lennon, y por mi estilo de escribir. La primera vez que alguien me dice que la gente podría comentar algo así fue, Juan Ramón Pérez, excelente dramaturgo residenciado en Puerto La Cruz, quien me ayudó mucho con la obra haciendo algunas correcciones, pero eso sucede por la anécdota donde entran en escena dos grandes figuras populares de la canción, Gardel en una, y Lennon en otra, no por otra cosa, jamás compararía las obras pues no tienen comparación, El día que me quieras es una obra fundamental en la historia del teatro latinoamericano, punto”.
-¿Al ubicar su pieza en los años 80 no encuentra en ese pasado un desfase con los tiempos actuales?
-No, pues para hablar en “los tiempos actuales” solo tienes que saber como hacerlo, no digo que yo sepa, digo que puedes hablarle a la gente de tu contexto histórico escribiendo una obra ubicada en el año 23 antes de Cristo, pero cuyo objetivo sea hablarle a tu gente. Ahora, si voy hablar sobre los sueños de un grupo de latinos fuera de sus fronteras, y tomo a Lennon como excusa y veo que el camino es: La última semana que Lennon tuvo de vida. ¿Dónde la voy a ubicar en tiempo y espacio? Nueva York, 1980. Y aclaro que es obvio que se podría escribir una obra sobre Lennon pensando en el futuro, es decir, ubicarla en 2040 por decir algo, el centenario de Lennon –por ejemplo-, u otra cosa, y pensar, ver como armas eso ¿Me explico? La imaginación da para todo. Para hacer una obra de teatro sobre Lennon, no necesariamente tienes que poner a Lennon como personaje, incluso podrías no mencionarlo, eso vale para cualquier otra personalidad o situación. Nosotros lo hicimos, pero no necesariamente tiene que ser así. Uno puede hacer una obra sobre la independencia de un país sin ubicarla en ese contexto y espacio, sería hasta más interesante. Nuestros cuatro protagonistas no tienen nada que ver con los Beatles, y en el transcurso de la pieza ellos descubren -o creen descubrir- que sus vidas, la de cada uno, tienen similitud con algún Beatles, cada uno es una referencia de, John, Paul, Ringo y George. Yo tomé el contexto histórico de 1980, en Nueva York, pues ese año y esa ciudad murió. ¿La obra soportará el pasó del tiempo? No lo sé, seguramente no, tal vez el tema de Lennon la proteja hasta cierto punto, y aclaro que nunca usé a Lennon como gancho, la admiración que sentimos por él es legítima. Las canciones de Lennon han soportado el paso del tiempo, vea todo lo que ocurrió el pasado 9 de octubre de 2010, cuando éste cumpliría 70 años, una celebración a nivel mundial. El 8 de diciembre se cumplirán 30 años de su muerte, en abril pasado se cumplieron 40 años de la separación “formal” de Los Beatles. Claro, todo esto es por Lennon, Lennon es Lennon y la obra es otra cosa, pero por ser una obra sobre Lennon tal vez interese incluso dentro de algunos años. Hoy, en el marco de los 40 años de Rajatabla se monta Yo soy John Lennon.
-¿Cómo ha sido el trabajo con los actores que son una nueva generación que sale de Rajatabla?
-Esta nueva generación que sale de Rajatabla –la que conforma el elenco- ya tiene una experiencia solida. Podría responder la pregunta de muchas maneras, y verme obligado a explicar cada una de ellas. Ha sido: extraordinaria, sorpresiva, y dura. Solo explicaré la primera, las de más no tienen importancia, salvo para mí, pues nada tiene que ver con éste excelente grupo de actores. Yo soy director de teatro pues nadie montaba mis obras, y empecé a llevarlas a escena, o sea: soy un director que monta sus obras, de no haberlo hecho, ahí estarían engavetadas, punto. Nunca había trabajado como director con nadie que no fuera nuestro grupo, y empezar con Rajatabla, no fue fácil, pues es un gran compromiso. Ellos me invitaron y lo que me queda de vida se los agradeceré. Mi forma de ser, y mi manera de concebir el teatro, tal vez sean complicadas para trabajar fuera de mi grupo, yo no reviso la nevera y registro las gavetas en casa ajena, mucho menos alzo la voz, yo sigo las normas del dueño de la casa, y en la mía que sigan las de nosotros, eso sí, siempre tratando que la gente se sienta muy cómoda. Yo respeto la institución que significa Rajatabla, y muy agradecido por la oportunidad. No me han limitado en nada, si esto no funciona, será mi responsabilidad, de más nadie, y tendré que vivir con eso. Soy egresado hace 20 años de la Escuela Nacional de Artes Escénicas Cesar Rengifo y esa es una escuela muy disciplinada y formal, nuestro ciclo académico era de cuatro años. Yo tengo 10 años dirigiendo mis obras y la de algún otro autor que ha querido que le monte su texto, cosa que también me ha comprometido, pues no es lo mismo montar un texto de uno que un texto de otro autor, no es lo mismo dirigir con tu grupo que dirigir como un invitado de otro grupo, tal vez a muchos les parecerá una tontería, los respeto, pero para mí no. ¿Qué le puedo decir? Difícilmente se puede reunir hoy en día a un grupo de jóvenes con éste nivel que tenemos en Yo soy John Lennon y esto no es un saludo a la bandera, tenemos un elenco brillante, formados académicamente por Rajatabla, y con una experiencia importante, ya no sólo en esa institución sino en distintos grupos. Muy creativos, siempre proponiendo, siempre “vendiéndome” ideas, o no “comprándome” otras, no solo han hecho el trabajo de rutina que se hace al enfrentar un proyecto, hay un extra, obviamente han investigado sobre el tema Beatles, el tema Lennon, los que les ha correspondido han trabajo el acento del país donde pertenecen. Recuerde que en esta obra aparece en escena John Lennon y Yoko Ono, todo un reto para sus intérpretes, y al igual que todos han enfrentado el compromiso con la seriedad del caso, veremos que ocurre.
"El grupo se conocen mucho entre ellos y están comprometidos con el proyecto, son: Rafael Marrero, Gabriel Agüero Mariño, Jean Carlos Rodríguez, Abilio Torres, Rossana Hernández y Elvis Chaveinte, e incluso, Jean Franco De Marchi, -quien empezó a ensayar el proyecto-, todos son excelente actores. He aprendido mucho durante el proceso, acompañado por mi asistenta Andrea Pedrón. Ha sido duro, ellos no tienen idea lo que fue armar ese texto –solo Aura puede saberlo-, la obra es realmente sencilla, o pareciera, pero está plagada de guiños. El elenco es muy bueno, y creo que veremos 6 trabajos excelentes. Mis respetos a todos ellos. Y mi gratitud a la fundación Rajatabla".
-¿Y después que viene?
-Inmediatamente me voy a revisar, voy a reflexionar mucho, pero después de ambos partos. Paralelo a los ensayos de Yo soy John Lennon, estamos montando la obra con que Producciones Pequeño Grupo, celebra sus 10 años de trabajo: Y que Dios nos perdone, de nuestra autoría, son cuatro monólogos cortos, de los 10 que escribimos, pero que están ensamblados en una puesta, donde los actores siempre están en escena, los textos son: Soy un ex Menudo ¿Y qué?, interpretado por José Alfredo Figueroa. Mis sobrinos o que felices éramos, interpretado por Jorge De Sousa. Que viva el público ¿de porquería?, interpretado por Marianela de Melo. ¿Amor eterno?, interpretado por Aura D’Arthenay, mi esposa. Esto lo montaremos en el auditorio del colegio Francia, estoy contento con el trabajo, sorprendido con los compañeros que se han adaptado a las condiciones mas adversas y ahí están. Con este montaje de Y que Dios nos perdone se ha conformado un buen grupo de trabajo, un maravilloso equipo, un elenco solidario que hemos realizado el montaje sin ningún tipo de ayuda, y con las uñas, y verán un trabajo de calidad. Sigo intentando escribir, engavetando obras, desarrollando ideas, soñando. Tenemos varios planes para el año que viene, veremos cual podemos hacer, realmente no está fácil la cosa. No me mal entienda, pero desde hace algún tiempo, cada vez que estrenamos una obra, tenemos la sensación que puede ser la última, o que pasará un tiempo para poder montarse de nuevo, cada día es más complicado, los espacios, los recursos, las necesidades del público hoy en día son otras, pero esto no es una lloradera, nosotros seguimos trabajando, con optimismo. Pequeño Grupo es valiente, humilde, discreto, callado, pero trabajador, ese es un patrimonio para nosotros. Que digan lo que digan.
- ¿Cómo encuentra al teatro venezolano actual?
-Aclaro, primero que nada, que es un tema delicado, que en este espacio –que agradezco- no podré hablar todo lo que pensamos sobre tan complejo punto. Nosotros tenemos más de 20 años haciendo teatro, lo cual no nos autoriza a nada, uno -u otros- puede tener 20 años haciendo mal las cosas, pero por esos 20 años podemos dar nuestra opinión. Todos tienen derecho a realizar teatro, y el teatro que quieran. Juro que nunca entendíamos eso que antes pasaba, de que la gente de televisión no hacia teatro –salvo muchas excepciones- o viceversa. Le aseguro que hace 25 años era más o menso así. Pero quienes hemos hecho teatro desde siempre, por que nos gusta, por vocación, o por lo que sea, y no por una situación coyuntural que ha obligado a unos compañeros -provenientes de otros medios ajenos al teatral- a tomar cuanto espacio teatral exista, bien sea por las pocas oportunidades que ahora hay en televisión, la situación económica, o la razón que sea, se nos hace más complicado todavía. Y esto lo pongo como contexto, pues veo al teatro sin espacios, los que hay están tomados, y no hay recursos, salvo el autofinanciamiento, y al parecer eso obliga a realizar concesiones en distintos puntos, tanto los grupos como los gerentes de salas, que incluye elenco y texto. Repito que esto lo digo con respeto, y como una generalidad. El tema es complejo, pues el derecho de hacer teatro es legítimo para todo el mundo, y eso no lo voy a discutir. Hemos hecho piezas que han dado que hablar, que son recordadas, hemos presentado espectáculos con buena aceptación de público y crítica, y andamos por ahí… invisibles ante algunos entes. Hoy me pregunto ¿Cómo hicimos? Por el esfuerzo de los involucrados en cada proyecto. Discúlpeme que hable desde nuestra experiencia, pero muchos grupos legítimamente se quejan que se les han eliminados sus subsidios, y tienen todo su derecho a quejarse, les apoyo en sus quejas, pero existimos grupos que nunca los hemos tenido, y siempre los hemos pedido, y por alguna razón no se ha logrado, grupos que no tenemos una fuente de ingreso producto de una buena situación económica familiar –lo cual es extraordinario, ojalá fuera nuestro caso- u otras, no, sino de trabajar duro, con mística y tesón, es decir, grupos que no tenemos fuentes de ingreso personales, ni del Estado, y que ahora casi no tenemos espacios, que tenemos que batallar para presentarnos en algún lado, en fin. Sé que quien esto lea dirá que es por nuestra responsabilidad, y seguramente lo sea, yo solo entiendo que en Producciones Pequeño Grupo tenemos 10 años partiéndonos el alma para tratar de hacer el mejor teatro posible, y ya ve. Hay grupos que se han ganado a pulso su posición, su espacio, son muchos, Rajatabla, por ejemplo, patrimonio cultural del país, y muchísimos otros, eso es otra cosa, no estoy diciendo que pongan a todos los grupos en un mismo saco, pues cada uno está en un contexto distinto. La cartelera está repleta de obras, lo cual es bueno, y muchas de autor venezolanos, lo cual es buenísimo, pero no sé. Creo que si hace falta algo de compromiso en el teatro que se está haciendo hoy en día, y nos incluimos en esa falta –si es que la hay- seguramente un sociólogo ligado al medio teatral estudiará en su momento lo que ocurre, pero parece que todo se debe al momento histórico que estamos pasando, parece que la gente lo que quiere es reírse en el teatro, y entonces pensamos que “al público hay que darle lo que quiere”, los encargados de las salas que se tienen que autofinanciar necesitan las butacas ocupadas, y quieren elencos de cierto cartel, esos elencos necesitan llenar la sala para cubrir sus necesidades pues esa es su fuente de ingreso, por lo que no entraran en ciertos proyectos que no tenga ciertas características, en fin, y no estoy descalificando al público, pero hay una pieza por ahí que no calza en el asunto. A la gente les gusta ver cosas buenas. Talento sobra, aquí hay directores y dramaturgos, consagrados y otros en vías de serlo, que si están escribiendo, proponiendo un teatro de calidad, con contenido, cito de memoria a un pequeño grupo, Karin Valecillos, Lupe Gehrenbeck, Elio Palencia, Gennys Pérez, Mónica Montañés, Juan Ramón Pérez, Romano Rodríguez, José Tomás Angola, José Antonio Barrios, Darío Soto, Job Jurado, Roberto Azuaje, Carlos Roa, Javier Moreno, César Rojas, Rubén Darío Gil, Juan Martins -unos con más logros que otros o más establecidos, pero excelentes todos-, por citar solo algunos, son muchos, y que me disculpen los que se me pasaron, porque son muchos, el punto es otro. Y no estoy citando a los más establecidos ¿Qué pasa con esas obras de estos señores que seguramente están engavetadas? Pues se han montado muchas de ellos ¿Y cuantas no? ¿Por qué? ¿Cuántos directores podrán hacer un buen trabajo con ese material? Dicen que el teatro tiene reflejar la realidad de su sociedad, el tiempo que les ha tocado vivir ¿Cuántas obras reflejan eso y nadie las quiere o puede montar? ¿Cuántos grupos y directores se van perdiendo por ahí en la dura lucha? Sé que sobrevive el más tenaz, pero Dios mío, a veces ni eso ayuda, el sistema es muy duro y perverso…. Y que Dios nos perdone.
-¿Y después que viene?
-Inmediatamente me voy a revisar, voy a reflexionar mucho, pero después de ambos partos. Paralelo a los ensayos de Yo soy John Lennon, estamos montando la obra con que Producciones Pequeño Grupo, celebra sus 10 años de trabajo: Y que Dios nos perdone, de nuestra autoría, son cuatro monólogos cortos, de los 10 que escribimos, pero que están ensamblados en una puesta, donde los actores siempre están en escena, los textos son: Soy un ex Menudo ¿Y qué?, interpretado por José Alfredo Figueroa. Mis sobrinos o que felices éramos, interpretado por Jorge De Sousa. Que viva el público ¿de porquería?, interpretado por Marianela de Melo. ¿Amor eterno?, interpretado por Aura D’Arthenay, mi esposa. Esto lo montaremos en el auditorio del colegio Francia, estoy contento con el trabajo, sorprendido con los compañeros que se han adaptado a las condiciones mas adversas y ahí están. Con este montaje de Y que Dios nos perdone se ha conformado un buen grupo de trabajo, un maravilloso equipo, un elenco solidario que hemos realizado el montaje sin ningún tipo de ayuda, y con las uñas, y verán un trabajo de calidad. Sigo intentando escribir, engavetando obras, desarrollando ideas, soñando. Tenemos varios planes para el año que viene, veremos cual podemos hacer, realmente no está fácil la cosa. No me mal entienda, pero desde hace algún tiempo, cada vez que estrenamos una obra, tenemos la sensación que puede ser la última, o que pasará un tiempo para poder montarse de nuevo, cada día es más complicado, los espacios, los recursos, las necesidades del público hoy en día son otras, pero esto no es una lloradera, nosotros seguimos trabajando, con optimismo. Pequeño Grupo es valiente, humilde, discreto, callado, pero trabajador, ese es un patrimonio para nosotros. Que digan lo que digan.
- ¿Cómo encuentra al teatro venezolano actual?
-Aclaro, primero que nada, que es un tema delicado, que en este espacio –que agradezco- no podré hablar todo lo que pensamos sobre tan complejo punto. Nosotros tenemos más de 20 años haciendo teatro, lo cual no nos autoriza a nada, uno -u otros- puede tener 20 años haciendo mal las cosas, pero por esos 20 años podemos dar nuestra opinión. Todos tienen derecho a realizar teatro, y el teatro que quieran. Juro que nunca entendíamos eso que antes pasaba, de que la gente de televisión no hacia teatro –salvo muchas excepciones- o viceversa. Le aseguro que hace 25 años era más o menso así. Pero quienes hemos hecho teatro desde siempre, por que nos gusta, por vocación, o por lo que sea, y no por una situación coyuntural que ha obligado a unos compañeros -provenientes de otros medios ajenos al teatral- a tomar cuanto espacio teatral exista, bien sea por las pocas oportunidades que ahora hay en televisión, la situación económica, o la razón que sea, se nos hace más complicado todavía. Y esto lo pongo como contexto, pues veo al teatro sin espacios, los que hay están tomados, y no hay recursos, salvo el autofinanciamiento, y al parecer eso obliga a realizar concesiones en distintos puntos, tanto los grupos como los gerentes de salas, que incluye elenco y texto. Repito que esto lo digo con respeto, y como una generalidad. El tema es complejo, pues el derecho de hacer teatro es legítimo para todo el mundo, y eso no lo voy a discutir. Hemos hecho piezas que han dado que hablar, que son recordadas, hemos presentado espectáculos con buena aceptación de público y crítica, y andamos por ahí… invisibles ante algunos entes. Hoy me pregunto ¿Cómo hicimos? Por el esfuerzo de los involucrados en cada proyecto. Discúlpeme que hable desde nuestra experiencia, pero muchos grupos legítimamente se quejan que se les han eliminados sus subsidios, y tienen todo su derecho a quejarse, les apoyo en sus quejas, pero existimos grupos que nunca los hemos tenido, y siempre los hemos pedido, y por alguna razón no se ha logrado, grupos que no tenemos una fuente de ingreso producto de una buena situación económica familiar –lo cual es extraordinario, ojalá fuera nuestro caso- u otras, no, sino de trabajar duro, con mística y tesón, es decir, grupos que no tenemos fuentes de ingreso personales, ni del Estado, y que ahora casi no tenemos espacios, que tenemos que batallar para presentarnos en algún lado, en fin. Sé que quien esto lea dirá que es por nuestra responsabilidad, y seguramente lo sea, yo solo entiendo que en Producciones Pequeño Grupo tenemos 10 años partiéndonos el alma para tratar de hacer el mejor teatro posible, y ya ve. Hay grupos que se han ganado a pulso su posición, su espacio, son muchos, Rajatabla, por ejemplo, patrimonio cultural del país, y muchísimos otros, eso es otra cosa, no estoy diciendo que pongan a todos los grupos en un mismo saco, pues cada uno está en un contexto distinto. La cartelera está repleta de obras, lo cual es bueno, y muchas de autor venezolanos, lo cual es buenísimo, pero no sé. Creo que si hace falta algo de compromiso en el teatro que se está haciendo hoy en día, y nos incluimos en esa falta –si es que la hay- seguramente un sociólogo ligado al medio teatral estudiará en su momento lo que ocurre, pero parece que todo se debe al momento histórico que estamos pasando, parece que la gente lo que quiere es reírse en el teatro, y entonces pensamos que “al público hay que darle lo que quiere”, los encargados de las salas que se tienen que autofinanciar necesitan las butacas ocupadas, y quieren elencos de cierto cartel, esos elencos necesitan llenar la sala para cubrir sus necesidades pues esa es su fuente de ingreso, por lo que no entraran en ciertos proyectos que no tenga ciertas características, en fin, y no estoy descalificando al público, pero hay una pieza por ahí que no calza en el asunto. A la gente les gusta ver cosas buenas. Talento sobra, aquí hay directores y dramaturgos, consagrados y otros en vías de serlo, que si están escribiendo, proponiendo un teatro de calidad, con contenido, cito de memoria a un pequeño grupo, Karin Valecillos, Lupe Gehrenbeck, Elio Palencia, Gennys Pérez, Mónica Montañés, Juan Ramón Pérez, Romano Rodríguez, José Tomás Angola, José Antonio Barrios, Darío Soto, Job Jurado, Roberto Azuaje, Carlos Roa, Javier Moreno, César Rojas, Rubén Darío Gil, Juan Martins -unos con más logros que otros o más establecidos, pero excelentes todos-, por citar solo algunos, son muchos, y que me disculpen los que se me pasaron, porque son muchos, el punto es otro. Y no estoy citando a los más establecidos ¿Qué pasa con esas obras de estos señores que seguramente están engavetadas? Pues se han montado muchas de ellos ¿Y cuantas no? ¿Por qué? ¿Cuántos directores podrán hacer un buen trabajo con ese material? Dicen que el teatro tiene reflejar la realidad de su sociedad, el tiempo que les ha tocado vivir ¿Cuántas obras reflejan eso y nadie las quiere o puede montar? ¿Cuántos grupos y directores se van perdiendo por ahí en la dura lucha? Sé que sobrevive el más tenaz, pero Dios mío, a veces ni eso ayuda, el sistema es muy duro y perverso…. Y que Dios nos perdone.
Excelente entrevista. Es el Paul Salazar que conozco: humilde, sincero, entregado... Una pasión que camina.
ResponderBorrarExitos, Paul.