sábado, noviembre 20, 2010

Dios perdona

El escritor y director Paúl Salazar Rivas (Caracas, 1963) se dio el gusto, poco frecuente en el ámbito teatral, de mostrar en sendas salas caraqueñas sus espectáculos Yo soy John Lennon y Y que Dios nos perdone, producidos gracias a la Fundación Rajatabla y Producciones Pequeño Grupo, respectivamente, durante octubre y noviembre del crispado 2010.

El más reciente montaje que ha escrito y puesto en escena, se exhibe en el auditorio del Colegio Francia. En Y que Dios nos perdone propone una reflexión -como le corresponde por ser autor responsable con su época y su país- sobre qué ocurriría si la historia la escriben algunos perdedores, personas que no pudieron cumplir sus sueños. Y por eso terminó pergeñando, durante el año 2009, esta comedia, donde dos hombres y dos mujeres participan en una terapia grupal para descargar sus complejos pensamientos y lo hacen por intermedio de sus monólogos.

Los actores José Alfredo Figueroa, Jorge De Sousa, Marianela de Melo y Aura D’Arthenay dan vida precisa a los personajes respectivos de Soy un ex Menudo ¿Y qué?, Mis sobrinos o que felices éramos, Que viva el público ¿de porquería? y ¿Amor eterno?

De los cuatro monólogos, el más acabado, el que tiene mayor performance por la humanidad de su personaje, que sí logra atrapar al público, es Soy un ex Menudo ¿Y qué? Aborda ese fenómeno músico-juvenil de la década de los 80, cuando cinco jovencitos boricuas integraron el grupo Menudo, el cual tuvo altos niveles de popularidad entre las jovencitas de la época, despertando celos y hasta odio entre los chicos. Pero igualmente se convirtió en el sueño de otros adolescentes, un anhelo que guardaban en secreto: ser “un Menudo”, aspiración que obviamente pocos cumplieron. Después de 30 años, uno de esos hombrecitos de entonces, hoy cuarentón, confiesa lo que fue para él vivir con tal deseo.

Todo eso le sirve al dramaturgo para disertar sobre los sueños no cumplidos, la nostalgia por una época que no volverá jamás, y especialmente el amor, tema inacabado por ser hibrido psicológico y sexual, pócima física-mental que los humanos debemos probar sin miedo alguno, porque el Ser Supremo perdona.

Los otros monólogos habrá que degustarlos en otra oportunidad. Creemos que deben ser más trabajados con los actores en busca de una mayor teatralidad.


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