Por ahora no hay otra exitosa dramaturga venezolana como ella. Vive sola en Miami, acompañada de sus hijos, Oriana y Nico. Ella, Indira Páez, no se quiebra y aquí nos los cuenta.
-¿Cuántas obras escritas y cuántas han sido representadas?
-Trece escritas y todas representadas, pero tengo una en proceso. Gracias a Dios y a mis amigos teatreros. Me di a conocer con La princesa triste, en 1996.Y, como dato para mis biógrafos y amigos directores y actores, no he cumplido 50 años, por lo que deben irse preparando. Me gradué de bachiller en 1985, a los 17, y mientras estaba de vacaciones, esperando mi ingreso a la universidad, para estudiar Derecho, hice un taller de teatro juvenil. Me llevó la curiosidad, pero resultó fascinante, apasionante y enamorador.Tanto que decidí cambiarme de carrera, olvidarme del Derecho y estudiar Artes en la UCV. A mi papá casi le da un infarto.
-¿Cuál es la más exitosa de todas y cuál más dinero le ha dado?
-La que se ha representado en más países ha sido Crónicas desquiciadas, pero la que se ha montado por más tiempo seguido es sin duda Amanecí como con ganas de morirme, gracias a ese motor de talento que es mi querida Rebeca Alemán. La obra tiene siete años seguidos en carteleras de distintas partes del mundo. Ahora, la que más ganancias económicas me ha dejado ha sido Loca, trasnochada y melancólica con mis admiradísimas Lourdes Valera y Nohely Arteaga, producida por mi amiga Jorgita Rodríguez y dirigida por mi amado Dairo Piñeres.
-¿De donde parte para crear sus obras y por ende sus personajes?
-Generalmente de mis experiencias personales... tengo muy poca imaginación (risas).
-¿Cómo se entiende con los directores y actrices?
-Muy bien, porque respeto profundamente el trabajo de todos y cada uno de los que formamos parte de ese experimento mágico llamado teatro... Y más allá, siempre agradezco a Dios que alguien escoja mis textos para montarlos. Me siento bendita cada vez que eso ocurre.
-Casi todo su teatro es femenino, o sea en temática y sus personajes, ¿cuándo le metes el diente a los hombres y los muestra tal cual son, porque ya experiencia con ellos también tiene?
-Jajajajaja.... bueno... lo que me pasa con las mujeres es que... me parecen heroínas. Cada vez más. Admiro profundamente la manera que tienen, o que tenemos, de levantarnos después de cada caída. De sumergirnos en la sonrisa de nuestros hijos para salir adelante, así tengamos el corazón magullado, la cuenta de banco vacía o el cuerpo lleno de cansancio y trasnocho. Creo que la mujer contemporánea es un tema infinito... así que en ella me inspiro: en esa que tiene que cumplir mil roles en un mismo día y al mismo tiempo... esa que es padre y madre, esa que emigra buscando mejores horizontes para sus hijos, o la que se queda en su país sembrando el futuro, la que trabaja a toda hora y ni se queja... la que sube cerro o viaja en avión. La mujer para mí, es un titán.
-¿Que hace ahora en Estados Unidos?
-Pues principalmente crío a mis hijos (risas)... Y estoy trabajando para Telemundo, en un proyecto muy hermoso de la mano de Roberto Stopello y Borja Pérez, del cual no puedo dar mayores detalles... Sigo con mi teatro siempre, acabamos de inaugurar la sala del Teatro Trail con Amanecí como con ganas de morirme, y en el Teatro Bar, de Miami, se presenta siempre Monologando, con textos de esta servidora entre otros, dirigidos por Manuel Mendoza. Estoy además escribiendo una pieza llamada A veces el corazón también se muda, basada en experiencias recientes de mi vida... porque escribir, es lo que siempre me salva de la locura, así como mis hijos me salvan de la tristeza.
-¿Lecciones de lo vivido en Miami?
-Pues... que una nunca termina de conocer a la gente... que las alarmas suenan y que una se hace la sorda... que a veces una cede tanto que se parte en dos...y que no vale la pena sacrificar la felicidad propia por la del otro porque al final terminan los dos infelices. ¡Experiencias!
-¿Seguirá en Miami o regresa a Caracas la horrible?
-Caracas nunca será horrible para mí. La amo con pasión y locura desmedida y la extraño todos los segundos de mis días. Pero escogí quedarme en Miami -a pesar de las dificultades que todos los inmigrantes enfrentamos- por mis hijos. Porque quiero que se sientan libres, de mente, de cuerpo, de discurso. Quiero que conozcan otros horizontes y amplíen su visión del mundo. Por ellos, vale la pena todo el esfuerzo y el guayabo.
-¿Y el teatro dónde se ha quedado?
-Todavía creo que el teatro es literatura viva, con alma y personalidad propias. Siempre repito, producto de mi experiencia, que el teatro es una expresión artística en donde se conjugan todas las demás: plástica, música, danza, retórica, lírica... y todo ocurre ante la mirada del espectador, que juega un papel importantísimo en la creación de esta maravilla, de este milagro que llamamos teatro. Sin público no hay teatro, porque el teatro no es para ser leído, sino para ser visto. Cuando escribo, sé que mis obras son simplemente bocetos de algo inacabado, que va a ser armado por el director, los actores, el iluminador, el escenógrafo, el vestuarista, el público. Es un acto delicioso de creación colectiva que me hace sentir acompañada, plena y viva. Es como hacer el amor... y no exagero.
-¿Cuántas obras escritas y cuántas han sido representadas?
-Trece escritas y todas representadas, pero tengo una en proceso. Gracias a Dios y a mis amigos teatreros. Me di a conocer con La princesa triste, en 1996.Y, como dato para mis biógrafos y amigos directores y actores, no he cumplido 50 años, por lo que deben irse preparando. Me gradué de bachiller en 1985, a los 17, y mientras estaba de vacaciones, esperando mi ingreso a la universidad, para estudiar Derecho, hice un taller de teatro juvenil. Me llevó la curiosidad, pero resultó fascinante, apasionante y enamorador.Tanto que decidí cambiarme de carrera, olvidarme del Derecho y estudiar Artes en la UCV. A mi papá casi le da un infarto.
-¿Cuál es la más exitosa de todas y cuál más dinero le ha dado?
-La que se ha representado en más países ha sido Crónicas desquiciadas, pero la que se ha montado por más tiempo seguido es sin duda Amanecí como con ganas de morirme, gracias a ese motor de talento que es mi querida Rebeca Alemán. La obra tiene siete años seguidos en carteleras de distintas partes del mundo. Ahora, la que más ganancias económicas me ha dejado ha sido Loca, trasnochada y melancólica con mis admiradísimas Lourdes Valera y Nohely Arteaga, producida por mi amiga Jorgita Rodríguez y dirigida por mi amado Dairo Piñeres.
-¿De donde parte para crear sus obras y por ende sus personajes?
-Generalmente de mis experiencias personales... tengo muy poca imaginación (risas).
-¿Cómo se entiende con los directores y actrices?
-Muy bien, porque respeto profundamente el trabajo de todos y cada uno de los que formamos parte de ese experimento mágico llamado teatro... Y más allá, siempre agradezco a Dios que alguien escoja mis textos para montarlos. Me siento bendita cada vez que eso ocurre.
-Casi todo su teatro es femenino, o sea en temática y sus personajes, ¿cuándo le metes el diente a los hombres y los muestra tal cual son, porque ya experiencia con ellos también tiene?
-Jajajajaja.... bueno... lo que me pasa con las mujeres es que... me parecen heroínas. Cada vez más. Admiro profundamente la manera que tienen, o que tenemos, de levantarnos después de cada caída. De sumergirnos en la sonrisa de nuestros hijos para salir adelante, así tengamos el corazón magullado, la cuenta de banco vacía o el cuerpo lleno de cansancio y trasnocho. Creo que la mujer contemporánea es un tema infinito... así que en ella me inspiro: en esa que tiene que cumplir mil roles en un mismo día y al mismo tiempo... esa que es padre y madre, esa que emigra buscando mejores horizontes para sus hijos, o la que se queda en su país sembrando el futuro, la que trabaja a toda hora y ni se queja... la que sube cerro o viaja en avión. La mujer para mí, es un titán.
-¿Que hace ahora en Estados Unidos?
-Pues principalmente crío a mis hijos (risas)... Y estoy trabajando para Telemundo, en un proyecto muy hermoso de la mano de Roberto Stopello y Borja Pérez, del cual no puedo dar mayores detalles... Sigo con mi teatro siempre, acabamos de inaugurar la sala del Teatro Trail con Amanecí como con ganas de morirme, y en el Teatro Bar, de Miami, se presenta siempre Monologando, con textos de esta servidora entre otros, dirigidos por Manuel Mendoza. Estoy además escribiendo una pieza llamada A veces el corazón también se muda, basada en experiencias recientes de mi vida... porque escribir, es lo que siempre me salva de la locura, así como mis hijos me salvan de la tristeza.
-¿Lecciones de lo vivido en Miami?
-Pues... que una nunca termina de conocer a la gente... que las alarmas suenan y que una se hace la sorda... que a veces una cede tanto que se parte en dos...y que no vale la pena sacrificar la felicidad propia por la del otro porque al final terminan los dos infelices. ¡Experiencias!
-¿Seguirá en Miami o regresa a Caracas la horrible?
-Caracas nunca será horrible para mí. La amo con pasión y locura desmedida y la extraño todos los segundos de mis días. Pero escogí quedarme en Miami -a pesar de las dificultades que todos los inmigrantes enfrentamos- por mis hijos. Porque quiero que se sientan libres, de mente, de cuerpo, de discurso. Quiero que conozcan otros horizontes y amplíen su visión del mundo. Por ellos, vale la pena todo el esfuerzo y el guayabo.
-¿Y el teatro dónde se ha quedado?
-Todavía creo que el teatro es literatura viva, con alma y personalidad propias. Siempre repito, producto de mi experiencia, que el teatro es una expresión artística en donde se conjugan todas las demás: plástica, música, danza, retórica, lírica... y todo ocurre ante la mirada del espectador, que juega un papel importantísimo en la creación de esta maravilla, de este milagro que llamamos teatro. Sin público no hay teatro, porque el teatro no es para ser leído, sino para ser visto. Cuando escribo, sé que mis obras son simplemente bocetos de algo inacabado, que va a ser armado por el director, los actores, el iluminador, el escenógrafo, el vestuarista, el público. Es un acto delicioso de creación colectiva que me hace sentir acompañada, plena y viva. Es como hacer el amor... y no exagero.
Mil gracias querido amigo por tu gentileza en hacerme esta entrevista... siempre has sido el testigo de mis locuras. Debo aclarar sin embargo que, mi segundo marido no abandonó el hogar. Nos separamos de mutuo acuerdo y buscando lo mejor para nuestros hijos. Te mando muchos besos y abrazos desde Miami, en donde tienes una casa :)
ResponderBorrarLeer el nombre de Indira en una obra, es garantía de risas, reflexiones, verdades de esas que a veces queremos ignorar... humor del bueno, pues... Felicidades, la Páez, que sigan los éxitos que ahora es cuando nos hacen faltan tus obras... Cariños desde la siempre querida Caracas
ResponderBorrarIndira Paez es sin lugar a dudas la maxima representacion de la mujer venezolana contemporanea, heroica en la multiplicidad de los caracteres que es capaz de interpretar, (esposa, madre, amiga, hija, hermana,dramaturga,MUJER)su teatro apasiona y seduce la inteligencia de intelectuales y mundanos por igual, el artista se siente dichoso de representar sus personajes, el espectador agradece quedar desnudo ante su magistral humor negro que guia a la reflexion, como buen venezolano burlando la desdicha para trasnformarla en risa.
ResponderBorrarTeiddy Gerardo Aponte, San Carlos, Cojedes, Venezuela
Peter Brook, dice que el teatro tiene que ser vivo, vivo porque emerge del contexto de su público: lo tosco está allí para trascender a un estado mayor: la forma. Y en esto el público no se equivoca. Es una manera de entender nuestra dramaturgia. Habría que empezar por allí hasta encontrar las divergencias, los contrarios que definan un teatro venezolano, y en su conjunto, en sus diferencias, los dramaturgo se las juega. El riesgo es la aventura con que cada quien asume tal discurso. Felicitaciones Indira, abrazos.
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