viernes, marzo 25, 2011

Teatro feminista venezolano

El 8 de marzo de 1983, en Maracay, fue creado el grupo Teatro 8 de Marzo, bajo la influencia generada por la declaración del Decenio de la Mujer (1975-1985), por parte de la Unesco. Desde entonces, integrada, con diestras teatreras para la actuación, dirección y dramaturgia, la agrupación ha llevado a escena numerosos montajes en salas, plazas, calles y espacios no convencionales en diferentes regiones venezolanas, así como también en España y en países centroamericanos.
La agrupación maracayera vino a Caracas para presentar su espectáculo El último credo, con las desgarradas performances de Laura Vargas, Angie Chourio y Lorena Romero, en la sala Cabrujas, de Los Palos Grandes. Tras un corto diálogo con la directora y dramaturga Lali Armengol Argemi, hemos logrado esta entrevista que permite conocer el importante trabajo feminista de esas valiosas teatreras del estado Aragua.
-¿Es el único grupo exclusivo de mujeres, en Venezuela?
-Creo que sí. En otros países es diferente, como en México, Colombia, Inglaterra, España, EEUU y Australia. Los encuentros y festivales de mujeres lo evidencian. Lo exclusivo está referido a las actrices, a la dramaturgia y a la dirección.
-¿Qué las llevo a crear un grupo femenino e iniciar así una tarea en la cual llevan 28 años?
-Dejar de ser habladas. Escenificar una mirada diferente, también opuesta; lo internalizamos progresivamente como grupo. La valoración de nuestra subjetividad, nuestras historias y el camino andado por otras, confrontadas con el lugar asignado a las mujeres en el mundo, nos enfiló en el camino de la investigación y experimentación, la social y la teatral. Le tomamos gusto a la transgresión.
-Nuestro interés inicial era reivindicativo, queríamos divulgar los artículos más relevantes de la Reforma del Código Civil, lo que tenían adentro y cómo afectarían al nuevo estatus jurídico de las mujeres, la cotidianidad de las relaciones familiares y salir del capítulo que nos incluía junto a las y los menores de edad. Representaba un hito importante, era deshacerse de una parte de la carga legal discriminativo, solo una parte. La social es otra cosa, las costumbres, y el imaginario social decimonónico todavía dan vueltas dentro de las casas, en las escuelas, en todas partes… Todavía falta, aunque la legitimidad social del discurso de las mujeres está mucho menos silenciado que cuando empezamos.
-¿Qué reacciones han recibido de la comunidad y de los otros grupos teatrales?
-En el pasado, en los primeros años de teatro de calle recogimos un poco de todo, aplausos, malas palabras y malos gestos; una parte del público –principalmente las mujeres- agradecía que estuviéramos en la calle hablando de nuestros derechos y de los cambios legislativos y, otra, se indignaba con nuestra presencia y discurso. Fue una época apasionante. Estábamos invadiendo el espacio público. en circunstancias especiales nos tiraron hielo, tomates, huevos. Si no fuera por el hielo, hubiéramos podido imaginar que estábamos en un teatro isabelino.
-Como dato, en el escenario maracayero, hace 26 años el grupo de teatro decidió fundar la Casa de la Mujer Juana Ramírez, una ONG que trabaja en función de los derechos humanos de las mujeres y en el área específica de atención y prevención de la violencia contra las mujeres.
-Tenemos un público en Maracay que nos sigue – el que desde 1992 nos va a ver en las salas y antes en la calle- y valora nuestras propuestas escénicas y discursivas. Con los grupos teatrales de la región siempre hemos compartido amistosamente y profesionalmente, alguna que otra descalificación, pero ya ni me acuerdo. Para el sector teatral en general no somos ninguna referencia. Hacer teatro desde una perspectiva feminista, parece que no despierta “curiosidad” fuera de nuestro ámbito.
-¿Están conscientes de que hacen un teatro de género, o sea un teatro femenino?
-Nos ubicarnos en la corriente del teatro feminista. Teatro femenino no nos dice nada, o si dice, no nos identificamos. Me suena algo así como el eterno femenino y cosas de esas. En nuestra realidad venezolana y latinoamericana – tan despiadada para las mujeres - una se pregunta cómo el teatro feminista no ha impregnado la creación teatral, mientras las producciones con estereotipos sexistas, dosificadas con algo que parezca liberador o de “destape”, con la intención de seguir diciendo lo mismo, pueda tener tanto éxito. Bueno, es una manera de ubicarnos socialmente y teatralmente.
-¿Se identifican con el feminismo?
-Si. Es un reto civilizatorio. Un modelo incruento, por cierto.
-¿Y el teatro sobre el travestismo y/o la transexualidad como lo contemplan?
-No hemos hecho obras tocando temas de las comunidades LGBT. Tengo algunas referencias de grupos que abordan esta realidad con la intención de sensibilizar, compartir y hacerla visible y , otros , para provocar reflexiones sobre el concepto que tenemos de la construcción del género. Una manera de retar el sistema binario masculino/femenino y criticar el machismo. Hernán Marcado es autor de una excelente investigación sobre el travestismo teatral.
-¿Qué esperan del teatro y por qué no se entregan al cine?
-Primero que cambien las políticas culturales aniquiladoras. Mientras, continuar haciendo teatro de resistencia. Es impensable renunciar al placer de la creación y del que proporciona el proceso de apropiarse de un discurso propio , el que atraviesa la manera de mirar y estar y que no tiene fin.
-El teatro es uno de nuestros espacios para seguir en el intento de confinar a los “Aristóteles” de antes y de ahora, constructores, apóstoles expertos en misoginia. El cine es una puerta abierta. En este momento no tenemos nada concreto.
-¿Cuál es la posición intelectual ante la condición social de la mujer en Venezuela y en el mundo?
-La diferencia que marca el sexo entre mujeres y hombres se revierte en una desigualdad socialmente construida. La sociedad patriarcal occidental es muy hábil con los modos estratégicos de negar o perder la cuenta de lo que demandan o de lo que les ocurre a las mujeres, es una historieta repetitiva. Cada etapa histórica-política encuentra la manera de intervenir para enmascarar lo que imaginamos ser y lo que realmente somos. En este momento, por ejemplo, la mujer debe ser un espectáculo para otros.
-El desconocimiento de la historia genérica de las mujeres, ésta que las feministas investigadoras, historiadoras, pintoras, escritoras, fotógrafas y dramaturgas están sacando a flote, la falta de poder real, la ausencia en los cargos de poder, el cuerpo confiscado, junto a la costumbre de negar o naturalizar la insatisfacción, o las situaciones brutales y sus consecuencias en la muerte real y simbólica, consolidó la cultura de la negación personal, el ocultamiento del deseo y el silencio. Remontar esta historia es todavía una tarea pendiente para una gran mayoría de mujeres en la época denominada de la liberación de la mujer, y de la revolución tecnológica. La realidad de otras mujeres en culturas patriarcales, no occidentales, aún nos pueden hablar de la naturalización de más violencia y limitaciones.
-¿Cuál es su posición intelectual ante la condición social del hombre en Venezuela y en el mundo?
-La masculinidad tradicional está siendo cuestionada - igual que la feminidad- por hombres que se están repensándose como herederos de patrones impuestos. Están igualmente hartos del modelo patriarcal, que les exige una manera de ser, de pensar, sentir y desear. No me refiero quienes hablan de sus cambios porque lavan platos o cocinan, se trata de algo interno, trascendental.
-¿Qué planes tienen para los años venideros?
-Los planes empiezan con los deseos… queremos mostrar el trabajo que hacemos en el país y fuera sin tantos inconvenientes y limitaciones y, contar con una gruta mágica teatral. Itziar Elizondo, dice que poner palabras y testimonios a los silencios es un deber colectivo y civilizador, tanto en el teatro, en la literatura, en los medios audiovisuales .Yo estoy de acuerdo.
-¿Amigas o rivales de sus colegas teatreros?
-Nada que ver. No nos anotamos en las rivalidades, es una fuga de energía.
-Se ha dicho que la mujeres son actrices por su misma condición social y sexual ¿Ustedes están de acuerdo con eso?
-Qué pregunta tan paradójica… ¿Es bíblica o de los libros de confesiones de la Inquisición?


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