sábado, junio 04, 2011

Perdón y reconciliación

Todo espectáculo teatral es político porque está dirigido o destinado a conmover a los seres humanos. Reiteramos esto, que puede parecer elemental, porque la periodista y artista Virginia Aponte y su agrupación AGOteatro producen y exhiben sendos montajes con las obras Flores de papel y Tras una puerta cerrada del chileno Egon Wolff, en la sala Escena 8, los cuales sí están seriamente comprometidos con la realidad venezolana, sin ser panfletos, sino todo lo contrario.
Virginia Aponte reconoce que lo fundamental de su balance artístico ha sido consolidar la organización Agoteatro como grupo profesional al tener actores formados a los largo de muchos años y quienes le permiten conseguir a través de sus caracterizaciones verdaderos personajes. “Personajes que me hacen posible crear en lo artístico. Cuento con un equipo académico que hace teatro en la mayor madurez tanto, como profesión, como desde un pensamiento personal que les da la estatura para enfrentar retos complejos como los que nos plantea un autor de la dimensión intelectual y humana de Wolff. Después de 40 años de trabajo en este medio recojo los frutos de un esfuerzo constante. Me siento en la capacidad a mis 60 años de entregar en lo artístico lo mejor de mis posibilidades como profesional y como ser humano”.
-¿Cuál es la intención política de este trabajo artístico?
-En Flores de papel, estrenada en el Chile de 1970, hay que evidenciar nuestro momento histórico a través de la reflexión de un ser humano que se encuentra en un país que está sufriendo una convulsión social similar a la nuestra. El Merluza no es el malo, al igual que Eva no es la víctima. Tanto El Merluza como Eva son víctimas y victimarios al mismo tiempo. Clases sociales enfrentadas y pérdida la capacidad de diálogo. Nadie escucha a nadie y esto genera la peor violencia y ante la violencia sólo nos queda recoger destrucción. Los bandos no son de buenos y de malos...esos bandos son posturas que generan gríngolas que impiden ver lo que hay a mi lado, donde sólo existe un punto de vista y el otro se convierte en enemigo.
-En Tras una puerta cerrada, 30 años después, Egon Wolff nos da la salida y abre una puerta al amor...es en el perdón y en la reconciliación que el ser humano tiene una apuesta personal para darle salida a la sin salida que hemos forjado con nuestro olvidos y egoísmos. Somos un grupo de profesionales que creen en esta opción. Y por eso estamos haciendo un teatro que exige una actitud reflexiva del público y no una evasión ante las situaciones que estamos enfrentando todos en Venezuela hoy.
-¿Cuál es el balance estético?
-Tengo lenguaje propio. Existe en los trabajos de AGOteatro un sello nuestro. Hacer un recorrido por ellos a partir específicamente del año 2000, cuando presenté la trilogía Evocaciones, traduce en hechos lo que estoy afirmando. Es a partir de unos viajes a Canadá y Nueva York cuando supe que nadie es profeta en su tierra y sentí que existía una estética que podía ser valorada. Hacer la palabra imagen poética en un espacio vacío ha sido mi reto y mi recompensa. Mi tesis al graduarme en 1975 se llamó ''Imagen y poesía", después de haber vivido esa idea durante toda mi vida profesional, siento que comprobé mi hipótesis.
-¿Valió la pena este trabajo?
-Tanto valió la pena que hoy hemos consolidado AGOteatro como opción de acción ante la necesidad que tenemos todos de darnos un tiempo para reflexionar juntos una salida para todos. Tanto valió el esfuerzo que hoy más que nunca sabemos lo que somos como gente encaminada a un teatro claramente de investigación y trabajo en común. Queremos decir y hacer por eso nuestro trabajo el cual orienta a mantener el proyecto Medatia que no es otra cosa que dar una opción de educación abierta a aquellos menos favorecidos por sus circunstancias de vida. Como diría El Merluza: ''Yo no tengo la culpa de haber nacido donde nací..."
-¿Qué rémoras han tenido que superar?
-Quizás la más fuerte ha sido la nuestra. Entender que como grupo debemos ser realmente consecuentes con nuestras maneras de apostar por el otro y que si no somos nosotros quienes nos esforzamos nadie lo va a hacer por uno. Debimos entender que la exigencia empieza en casa y todavía estamos en esa lucha grupal. Ser más amigos, más generosos y dejar nuestros propios egoísmos es parte de la apuesta.
-Después viene la dificultad económica que siempre es una realidad con la que hay que enfrentarse. ¿Quién quiere apoyar un negocio que no da mucho dinero? ¿Quién quiere apostar por unos artistas que no significan una apuesta ganadora al ser desconocidos comercialmente? ¿Quién quiere apostar por aquellos que no se plantean la evasión como medio de alcanzar una mayor audiencia?
-Somos un no. Hace años tuve la oportunidad de montar “Antígona” y durante esa experiencia comprendí que hay que decir que no ante la mentira o la injusticia. Y ya sabemos que Antígona fue enterrada viva, enterrar una conciencia es un camino más fácil que enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.
Somos memoria
“Querido Edgar, gracias por dejar que salga de mi corazón este torrente de palabras que desgraciadamente me estaban ahogando. Todo lo que digo es mi verdad en estos momentos, por lo menos es mi apuesta por esta Venezuela que se nos cae a pedazos. Quiero pensar que tenemos salida. Quiero apostar por una salida justa y me siento comprometida con esta idea. Creo que la memoria es necesaria y por eso opté por Egon Wolff, pienso que él nos entregó una memoria que puede darnos luces más claras para enfrentar los conflictos... Y por último y quizás lo más verdadero que te he dicho a través de estas líneas: tengo el privilegio de estar rodeada de personas extraordinarias que son quienes conforman el grupo de AGOteatro y Medatia. Por ahora, parte de los actores son: Wilfredo García, Soraya Siverio, Lerryns Hernández, Unai Amenábar, Marcos Salazar y Rebeca Pan-Dávila”.

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