jueves, julio 28, 2011

Hamlet no tiene época, dice Gené

Juan Carlos Gené y Mike Amigorena: ¿Extraña pareja? El director y el actor de Hamlet. Uno es sinónimo del teatro “serio”; el otro posa de excéntrico, juega al “rockstar” y protagoniza telenovelas. Juntos, harán una nueva puesta de Hamlet, en el Teatro Alvear de Buenos Aires.

Aquí, gracias a la periodista Adys González De La Rosa y por intermedio del diario Clarin, hablan de los desafíos de este clásico, el cual nosotros se lo brindamos a nuestros sufridos teatreros venezolanos, teniendo en cuenta que Gené vivió en Caracas y dejó obra en el teatro venezolano.

Hace más de dos años que se viene comentando en el ambiente teatral la posible puesta de Hamlet con dirección de Juan Carlos Gené, y Mike Amigorena en el rol protagónico. Después de muchas idas y vueltas, cambios de sala y suspensiones temporales, por fin, se estrena el 6 de agosto en el Teatro Alvear.

La cosa es muy sencilla, a una empresa se le ocurrió hacer Hamlet y me llamaron, aclaro que puse todas las condiciones para que dijeran que no, y dijeron que sí”, cuenta Gené entre risas. “Lo primero que propuse fue a Mike Amigorena. Yo lo conocía como actor y me resultaba absolutamente la persona indicada, estoy hablando de conversaciones de dos años atrás, éramos más jóvenes entonces”, bromea.

La puesta usa la traducción que hizo Luis Gregorich en 1980 y que protagonizó Alfredo Alcón en el papel del príncipe, esta vez reversionada por Gené. Y la ubicación temporal está definida, fundamentalmente, por el vestuario.

Hamlet no tiene época; si uno analiza las cosas del texto se da cuenta de que eso no era esencial para Shakespeare -explica el director-. En cuanto al vestuario es como si te ubicaras al comienzo del siglo XX, con anacronismos. Han tenido mucha influencia en mi concepción y la del equipo la serie de personajes de Magrit, el pintor belga, esa especie de asesinos burocráticos que él retrata vestidos de oscuro, muy correctos y con galeritas”.

Amigorena, que se mantuvo toda la entrevista en pose de discípulo reflexivo y silencioso, afirmó: “En esta versión los soliloquios están concentrados pero poseen la carga que tendrían si fuesen dichos enteros, es un aprendizaje. Tenemos una confianza depositada recíprocamente. No tengo tantas experiencias en las que haya podido decir: ‘pedime lo que quieras ’”.

-¿Por qué se retrasó el proyecto?

Gené: La productora Fenix Entertainment Group hizo un acuerdo con el Complejo Teatral San Martín para trabajar en el Alvear, que era uno de mis teatros codiciados porque tiene un bello escenario. Primero hubo dificultades por la sala, problemas de empresa. Y después la cuestión de las salas en Buenos Aires, están los elencos haciendo cola para entrar en ellas, las cosas se dieron para que fuera así.

Amigorena: Además, en ese tiempo yo estaba en Paseo La Plaza con La noche antes de los bosques, de Koltés. Tenía proyectos, películas que no se concretaban, y no podíamos arrancar oficialmente, eso también hizo que se dilatara. Pero desde el primer momento que me ofrecen hacer Hamlet , y que supe que iba a estar Juan (Gené), todos los otros proyectos se marchitaron. No podía comprometerme en ese instante y lo ubiqué como lo próximo que iba a hacer, y así fue.

-¿Cómo enfrentan el montaje de “Hamlet” en este momento de sus respectivas carreras? ¿Qué motivaciones y desafíos implica?

Gené: Hace muchos años me plantearon dirigir el Teatro San Martín, cosa que hice y acepté como un destino; dije ‘ alguna vez lo iba a tener que hacer’. Dirigir Hamlet también era un destino. No es algo que yo produje ni intenté, fue una circunstancia profesional a la que me entregué con muchísimo entusiasmo hasta el agotamiento. La motivación que tengo es esta especie de fraternidad con Hamlet desde hace muchos años. Su grandeza, misterio, pequeñez, contradicciones, las extravagancias del texto, todo eso me inspira ternura. Como actor tampoco fue mi proyecto: nunca creí ser el actor apropiado para ser Hamlet.

Amigorena: Hacer Hamlet no era mi sueño, se convierte en él cuando me lo ofrecen. Pienso que todos los personajes llegan en el minuto justo. En el momento que estaba apto para hacer un marciano, vino y me tocó un marciano, la antítesis de esto. De esa misma manera te toca Hamlet, todo eso de la mano del apéndice de Shakespeare acá hoy, que es Juan. Entre ambos le pusimos mucha fuerza, hay algo profundo que me conecta con él y con hacer Hamlet a mis casi 40 años.

-Harold Bloom, estudioso de Shakespeare, enfatiza que el personaje de Hamlet tiene una carga que trasciende al drama en sí.

Gené: Es que a Hamlet la obra le queda chiquita. A mí me parece que es como si uno pusiera un gran órgano en una capillita muy pequeña. Este personaje excede el argumento y la relación con los otros personajes, al mismo tiempo que crea mezclas químicas de ser-hacer que son impresionantes. A la vez, se ha transformado en un mito universal, una especie de figura crística, como Beethoven, pertenece a la humanidad. Es el retrato más bello del hombre moderno con toda su propia condena. En 2009 hice un taller que se llamó “Sistema Hamlet”, y en 2010 continué con otro que era “Volviendo a Hamlet”. Lo que siempre compruebo es que la obra es un estímulo para el actor. Contiene tal volumen de verdades humanas que son absolutamente teatrales, porque Hamlet es un ser del teatro, no se puede sacar de ahí. Pero mi gran taller Hamlet es este.

-¿Cómo se trabaja con un personaje así, más allá de las acciones concretas que indica el texto?

Gené: He seguido una técnica que yo llamo fenomenológica. Me sonrío cuando lo digo porque el término es pedante, pero es bastante sencillo el asunto: cuál es el fenómeno, qué pasa ahí. Dejemos que la interpretación la haga el público. Es como abrir una cebolla, van apareciendo los planos y finalmente un núcleo que es imposible traducir, hay que dejarlo en su propia ambigüedad, contradicción y misterio. Esta es la peripecia de Hamlet .

Amigorena: Yo tengo un aroma vago a esa filosofía, soy una persona reflexiva, tiendo a eso, evalúo al otro, a mí. Esas cosas las traigo sin saber que Hamlet vive haciendo esto. Tuve la suerte de contar con Juan, que me iba lavando los vicios, apuntalando y confirmando lo que quiere decir el personaje a través de soliloquios tan legendarios, hechos tantas veces. Te encuentras con una complejidad nunca vivida, ahí empiezas a absorber primero del libro y después de los subtextos.

-Siempre se habla de la actualidad de los clásicos, pero esta puesta de “Hamlet” hoy en la avenida Corrientes, ¿cómo creen que dialoga con el público y el teatro porteños?

Gené: En cuanto al resto del teatro me llama la atención que de pronto va a haber varios Hamlet simultáneos en Buenos Aires. Y no sé cómo será con el público. Hamlet es una especie de mito universal que curiosamente se relaciona con la rebelión juvenil frente a la corrupción adulta. Esta imagen la tiene todo el mundo aunque nunca lo haya leído, todos saben que Hamlet dice “Ser o no ser” y mira una calavera. Lo que me importa es intercambiar con el público este mito para ver qué le dice a cada uno, pero eso yo nunca lo sé. Y jamás apuesto al éxito. Intento una puesta muy sencilla que descansa en dos cosas: texto y actores.

Amigorena: Yo tengo la mejor expectativa con el público, siento mucha plenitud y todavía no estrenamos. La consecuencia de eso es buena, aún en el fracaso. Porque si hay algo tuyo que está hecho, el éxito o el fracaso no alteran esa sensación.

H H

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