sábado, octubre 22, 2011

Cacería de casados

Nadie niega que la televisión venezolana durante sus 59 años de existencia haya sido pingüe negocio. También hay subrayar como gracias al crecimiento de varias empresas televisivas decenas de miles de actores, técnicos, trabajadores especializados y los indispensables escritores contratados han ganado algo más que el cotidiano pan y hasta unos cuantos pudieron destacar y trascender para convertirse en ejemplares intelectuales o en los mejores de su especialidad, para referirnos solo al sector de los escribidores. Una pragmática versión, diríamos nosotros, de como el fin justifica los medios o como la práctica ordenada de un oficio siempre genera saber o ciencia.
Gracias a Dios hay en este siglo XXI más generaciones de libretistas o guionistas, donde descuellan personalidades más versátiles y más a tono con los tiempos actuales, como es el caso de Martín Enrique Hahn (Barinas, 1964), quien desde los años 90 -se hizo conocer con El desafío en 1994- ha desarrollado diversas temáticas y pergeñado novedosas técnicas para elaborar guiones fundamentales en diversos eventos televisivos exitosos y, por si fuera poco, también piezas teatrales ha escrito y estrenado, además.
Precisamente Martín Hahn-como se conoce popularmente al familiar del conspicuo y legendario músico Reynaldo Hahn-tras el éxito de rating de su telenovela La viuda joven, transmitida por Venevisión, y para disfrutar un poco de las ambrosías de la fama acaba de estrenar “la escandalosa” comedia Hombre casado busca, en el teatro Escena 8, bajo la eficaz dirección de Javier Vidal y con las impactantes actuaciones de Luis Olavarrieta, Beba Rojas y César Flores,
ESCANDALO
Lo de escandalosa no es un decir, pues, en el ámbito de la TV criolla, donde aún imperan insólitas y hasta caducas normas o códigos, un argumento como el que Hahn desarrolla en su cuarta pieza teatral, Hombre casado busca, no podría utilizarlo en telenovela criolla, aunque en ocasiones exhiben telefilmes similares en horarios especiales para “adultos” y servidos por el cable.
Hombre casado busca es una comedia sobre lo que le pasa a Miguel cuando, por curiosidad y una insatisfacción íntima, navega en una página de Internet para hombres casados que desean hacer sexo con otros caballeros desposados. Miguel, al parecer feliz pero con muchos interrogantes eróticos, planifica un encuentro en un parque solitario y en la oscuridad del sitio descubre que el personaje de su ciber cita es nada menos que el hermano de Karen, su esposa, o sea el cuñado Sigfredo.
Lo que sucede entre el insatisfecho Miguel y el cuñadito Sigfredo, casado y con varios hijos, y además desaforado por buscar y degustar otros placeres carnales, es una madeja de enredos inverosímiles en un contexto real y concreto, porque el autor, con su mentalidad telenovelesca, le pone ingenio y pimienta a la compleja situación de esos dos hombres que quieren pero no se atreven y cuidando no ser descubiertos por las conyugues que tienen que soportar o ser cómplices de las locuras de sus “medias naranjas”. Para resumir, la jocosa situación teatral: el final es abierto. Los varones sufren pero quedan con mayores libertades para proseguir probando o buscando, mientras que sus féminas pretenden pasar por bobas, que no lo son, aunque pueden optar por la resignación, o por cambiar de maridos.
HOMOFOBIA
La bisexualidad que plasma Hombre casado busca es otra de las conductas sexuales perseguidas por la homofobia, esa lacra cultural que ha existido siempre y que en algunos países lleva a la cárcel o la muerte a quienes practican lo que no está permitido o bendecido por las religiones y los códigos civiles. Pero resulta que la bisexualidad es más común y corriente de lo que se cree, porque el matrimonio es como una cortina de acero que todo lo tapa, hasta que tal cortina se deshace cual mantequilla, vaselina o cualquier lubricante erótico y todo se descubre, generando, como es la tradición, divorcios o separaciones violentas, con las consabidas lágrimas y las explicaciones que no explican nada a hijos y familias involucradas. Y por supuesto la bruja mala de la homofobia queda feliz y contenta porque “el mal no avanza, ha sido descubierto”, etcétera, al menos en los países tercermundistas donde el conservadurismo impera y desgracia a quienes atrapan.
Martín Hahn esta muy lejos de hacer recomendaciones morales o tomar partido por tal o cual de las conductas ahí plasmadas. Muestra, eso si, un divertido juego inteligente con los personajes y al final todo lo deja como al principio: para atreverse, porque el público tendrá que reflexionar o rechazar lo que ahí se muestra o ahondar más en sus visitas a las cibernéticas páginas, donde de cada diez webside hay seis de temática sexo con todas las conductas o comportamientos posibles o conocidos hasta ahora.
ESPECTACULO
El montaje que el director Vidal asumió con Hombre casado busca es el prototipo del teatro pobre o minimalista a la venezolana. Cámara negra, luces más o menos fuertes, un poco de humo y cuatro modernas sillas de plástico es todo lo que utiliza el puestista para una planta de movimientos intensos donde los actores dan todo lo que tienen para hacer verosímiles a sus personajes de machos en cacería de placeres menos tradicionales. El ritmo y las atmósferas que se consiguen son consecuencia de la férrea disciplina que Vidal les impone y es por eso que Luis Olavarrieta como cuñado Sigfredo avasalla a su oponente, el curioso Miguel quien gana el kino de la mala suerte al descubrir a su pariente político en “tenebrosas cacerías”. No queda duda alguna que Olavarrieta ha dado un sorpresivo gran salto en su carrera profesional actoral y lo demuestra exhaustivamente, mientras que Flores saca con dignidad su personaje, ayudado en parte por esa palanca que es Beba Rojas, “una todo terreno”, como su esposa Karen.
CUATRO POR AHORA

Desde el 15 de febrero de 1992, en el teatro Chacaíto con la comedia policial Crimen pasional, comienza el periplo escénico de Martín Hahn. Este dramaturgo tiene especial formación universitaria, pues egresó de la UCV como licenciado en Artes Escénicas, mención Cine, y además exhibe una maestría en Teatro Latinoamericano. Nada de empirismo o de cómo vaya viniendo vamos viendo, va con la academia por adelante, como dicen socarronamente algunos comentaristas. Hay que recordar que su ópera prima fue actuada por Carolina Cristancho, Carlos Carrero, Andrés Izaguirre, Fabiola Romero y Sun-Ling Antonetti, bajo la dirección de Rodolfo Drago. Era una pieza entretenida por la trama y por el complejo enredo en que se debatían sus personajes, porque había de por medio un marido tan celoso que ni el temible moro Otelo es un aceptable punto de comparación, así como también una dama apta para ser llevada a una clínica psiquiátrica, porque ella precisamente ha perdido la cabeza ante los románticos mitos masculinos que le vende el cine norteamericano. Después, Hahn escribió y pudo ver representadas, con notable éxito de público, sus piezas Tres reinas y Rey de Oros, con personajes muy sexuales, cosa nada rara. Y ahora prueba suerte con Hombre casado busca.

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