sábado, octubre 29, 2011

La homofobia no tiene disculpa

La temporada teatral 2011 de Caracas avanza con un promedio de 25 espectáculos de autores venezolanos durante cada fin de semana, a pesar de siniestras rémoras no artísticas. Eso es inédito y nos satisface afirmarlo. Las razones de tan positivo fenómeno cultural no las enumeramos ni explicamos en este espacio periodístico, pero sí hay subrayar que a lo largo de este histórico “año bisagra”, la homofobia ha sido uno de los temas que impactó a la audiencia, pues, se han presentado cinco montajes, de una programación de seis, contra esa lacra cultural que esparce odio y muerte en el mundo.
Y como no hay sexto sin quinto, el nuevo montaje antihomofóbico es La disculpa o El costo de la intolerancia, escrito y dirigido por César Eduardo Rojas Márquez para la Fundación El Galpón de San Fidel. Laboratorio de Investigación Teatral, el cual se exhibe en la Sala Marco Antonio Ettedgui, del edificio Rajatabla.
INTOLERANCIA
Vito, Rosa, Julio y Leopoldo Salvato, además de Roberto y Penelope Ricardo son los conspicuos personajes del melodrama La disculpa o El costo de la intolerancia que Rojas Márquez (caraqueño de 50 años) ha escrito y dirigido, dentro de un espacio no convencional, para romper lanzas contra las discriminaciones homofóbicas de una familia que desgració al compañero de uno de sus familiares, muerto por el VIH-Sida, pero al final el remordimiento cobra su victima propiciatoria.
Rojas Márquez (con más de 60 piezas escritas y unas 20 representadas) revela que en la isla de Margarita, durante los años 90, conoció a una pareja gay, con muchos años de “matrimonio”, que lo tenían todo para ser felices, pero no contaban que la muerte los desuniera en cuestión de meses. El sobreviviente quedó materialmente en la calle tras el funeral del amante, porque los familiares del difunto se apoderaron de todos sus bienes y también los del vivo, sin mayores explicaciones, ya que no existe una legislación sobre ese tipo de uniones sentimentales entre varones, aquí en Venezuela.
Con esa historia, Rojas Márquez elaboró el argumento de su obra, donde el sobreviviente Roberto, después de varios años visita a la familia de su amante Leopoldo y les presenta a Penélope, la hija que su amigo engendró en un vientre “alquilado”. Por supuesto que aquello genera explicaciones de todo tipo y al final muere el suegro Vito de un ataque al corazón, tras reconocer como el hijo que desobedeció, quien rompió las reglas, fue el único que pudo ser feliz, aunque pereció en el disfrute de su relación.
No es fácil digerir la saga de La disculpa porque ha sido construida sobre la pared de papelillo que separa al melodrama de la tragedia, pero tiene un asombroso efecto catársico entre la audiencia. Disfrutamos el espectáculo dos veces y nos conmovió ver correr unas cuantas lágrimas desde los asombrados ojos del público ante la crueldad que pudo anidar entre aquellos seres teatrales contra dos personas quienes se atrevieron a no ser tradicionales y trataron de vivir con su conducta diferente, pero la bruja mala de la homofobia a caballo sobre el indómito retrovirus de la inmunodeficiencia humana adquirida les dañó la fiesta.
Por supuesto que la ficción teatral sigue todavía en deuda porque hay más sagas como la que conoció Rojas Márquez, pero también otros dramaturgos deben experimentar, si les interesa.
ESPECTACULO
Rojas Márquez diseñó su espectáculo a partir de una cena o almuerzo de la familia Salvato para Ricardo y la no anunciada Penélope, para lo cual recurrió a un espacio semicircular, donde los personajes se sientan a la mesa oblonga para consumir pasta y beber vino. Esto crea especiales diagonales para la comunicación visual con el público y también para escuchar los parlamentos, pero todo fluye normalmente, con las falencias propias de cuando no se trabaja dentro de un espacio acústico solvente.
La novedad de esta puesta en escena es la utilización de un personaje fantástico que solo el público ve y en ocasiones Ricardo o Vito. Es Leopoldo quien, con el torso desnudo mientras ensaya una danza neoclásica, vigila la ceremonia de la comida de sus familiares y espera llevarse, cual Caronte, a su padre.
Una vez más, el hiperrealismo combinado con el realismo mágico sube a la escena caraqueña, confrontando con mucho placer a la audiencia, la cual disfruta y llora con tales exquisiteces, donde los olores del vino y de los aliños para la salsa de los espaguetis ponen en detalle de la cotidianidad.
COMEDIANTES
Felicitaciones para el primer actor Trino Rojas, Weidry Meléndez, Slavo Sorman, Luis Miguel Sánchez, Omar Churiòn y la jovencita Viviana Sandoval porque son los respetables comediantes que hacen posible “La disculpa”, apuntalados por Gigi Kurz, Felipe Rotjes y Miosothis Pineda.
SEIS CONTRA LA HOMOFOBIA

Homofobia es rechazo, aversión, odio, prejuicio o discriminación hacia hombres o mujeres homosexuales, que además involucra a bisexuales, transexuales y travestis, en toda la Tierra. El teatro, el cine y la televisión han sido utilizados para denunciar y combatir a la homofobia, prohibida por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su articulo 21, y por eso el teatro antihomofobia salta al escenario caraqueño de este 2011 y deja un récord nunca antes visto: seis obras. La primera fue El fantasma de Bonnie, de nuestra autoria, puesta en escena por Dante Gil y la agrupación Veneteatro; estrenada en la sala Rajatabla, después hizo una temporada en Los Teques; es la saga del minusválido Abdón que usa silla de ruedas y visita a un complicado intelectual homosexual, en su apartamento, para una entrevista, sin sospechar todo lo que ahí les pasaría. Amen del catalán Carlos Be, dirigido por Vladimir Vera, pieza conceptual sobre la homofobia en este planeta, la cual encarcela o mata a jóvenes y poetas y además se nutre con la pedofilia de sacerdotes católicos; se exhibió en el Celarg. El Trasnocho Cultural exhibe Vino la reina de Karin Valecillos y dirección de Jesús Carreño, cuyo nudo dramático es la frustrada temporada del grupo Queen en Caracas por la muerte de Rómulo Betancourt, y como un adolescente gay sale del closet para ser maleteado de su hogar por un papá homofóbico, en aquellos años 80. El autor Martín Hahn y el director Javier Vidal llevaron a Escena 8 la comedia Hombre casado busca, sobre los enredos de dos bisexuales que se citan cibernéticamente sin sospechar los complejos enredos familiares que deben afrontar. Y la quinta es la pieza de Rojas Márquez que analizamos en la nota principal de esta crónica. A raíz del Festival Nacional de Teatro 2011, organizado por la Alcaldía de Caracas y el Gobierno Bolivariano del Distrito Capital, presentarán nuestro monólogo Novia en rojo, sobre las vicisitudes existenciales del famoso transexual Esdras, puesto en escena por José Gregorio Cabello y con la performance de José Gregorio Becerra, para el 23 de noviembre en la Casa del Artista.


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