sábado, marzo 31, 2012

De todas,todas


Se invita al público caraqueño a reflexionar sobre las vicisitudes del amor y la soledad, sentimientos claves para la vida humana, presentes en la comedia de argumentación homosexual De todas, todas, de José Simón Escalona Acosta (Venezuela, 1954), la cual hace temporada en la sala Escena 8. Recordamos, una vez más, que cuando cae el telón surge un dialogo íntimo entre espectador y obra, una secreta conversación que puede durar años y suscitar grandes evoluciones en su manera de ver el mundo; porque, como lo ha escrito el teatrero Eduardo Gil, el objetivo último de cualquier obra teatral, desde los griegos hasta nuestros días, es conseguir el bien general, contribuir a hacernos mejores  personas y ciudadanos conscientes;
No es De todas, todas la primera ni la última pieza que entrega Escalona Acosta sobre tramas de conductas gais y donde están presentes la soledad y el amor, las dos caras de la vida humana; antes hizo conocer los controversiales espectáculos creados a partir de sus cuatro textos: Cuatro esquinas (1979), Marilyn, la última pasión (1983), Jav y Jos (1985) y A María Queras la llaman Mari (1999). Hasta ahora su producción dramatúrgica general suma 12 obras, de las cuales 11 han sido representadas por el grupo Theja.
TRILOGIA
Para el autor, De todas, todas es su análisis muy personal sobre el amor y la soledad, que en este caso está centrada en una pareja de gais (El Señor y El Joven), la cual atraviesa una crisis de definición de rutas. Pero antes él representó De todo corazón (1995), sobre una pareja heterosexual que intenta relanzar una relación tras 15 años de separación, y después De todos modos (2003), donde una cuarentona pretende acompañarse o enamorarse alternando el erotismo de dos veinteañeros.
Este dramaturgo no lo dice en las entrevistas, ni tampoco lo asoma en los textos, pero con esta trilogía de la esperanza o de las expectativas, que ahora ha visto completada en la escena, lanza una seria invitación a meditar sobre las diversas etapas de la soledad del ser humano, sin distingos de conductas  sexuales, y además durante etapas claves del periplo existencial: juventud, madurez y en la frontera de la ancianidad. El amor y la soledad no son banalidades ni frivolidades de fin de semana, para este intelectual venezolano.
HOMOFÓBICOS ABSTENERSE
Escalona Acosta, enamorado del amor, puntualiza que De todas, todas, propone al público un análisis sobre “esa maravillosa relación que todos los seres humanos conocemos, pero que ahí, habita en cuerpos masculinos y no en las parejas heterosexuales, porque es la audiencia quien debe responderla o seguir interrogándola sobre la identidad y la ética de la convivencia. No es, por supuesto, para homofóbicos ni nada parecido”.
El Señor (más de 50) y El Joven (no más de 35 años), encarnados por Gonzalo Velutini (formado en Rajatabla) y Nacho Huett (supercapacitado en el Theja), son los patéticos personajes necesitados de mucho amor  y dispuestos a todo en esa lucha contra la soledad, que logró materializar el director Javier Vidal, a partir del opus que le encomendó  su amigo Escalona Acosta, y con las indudables entregas creativas de tal pareja de comediantes. Ellos se jugaron finamente entre el stand up comedy, el monólogo convencional y las intimistas comedias de dos personajes quienes al final terminan conciliando sus desavenencias hasta la próxima vez que estén al borde de  otra ruptura o logren consolidar una amistad capaz de llevarlos finalmente en la barca de Caronte. Todo materializado en la terraza de un apartamento y con mínimos elementos de cocina y un gimnasio improvisado.
Velutini asume al personaje de El Señor, como enamorada loca refinada y supuestamente capaz de cederlo todo para no quedarse con la soledad, lleva el creciente ritmo del  espectáculo (un acto largo con 12 escenas, para 80 minutos) hasta que Huett asume el control escénico y logra una brillante y memorable performance como masculino stripper, además de unas veristas escenas donde El Joven trata de asumirse en su nuevo derrotero como heterosexual, con novia y dispuesto a casarse y procrear; pero al final todo se le derrumba y regresa al apartamento de El Señor, tras ser calificado por su ya ex mujer como “marico”. Conmovedoras actuaciones y una fina y lúdica puesta en escena para cerrar la trilogía romántica de Escalona Acosta.
NI EXTRAÑA NI AJENA
La temática homosexual en el teatro venezolano no es extraña ni ajena. Desde la tragedia griega Edipo Rey hasta la criolla De todas, todas han pasado muchos siglos y unas cuantas persecuciones y anatemas por atreverse a mostrar o insinuar personajes con conductas sexuales no convencionales en los escenarios. Escritores  costumbristas, como Leopoldo Ayala Michelena (en El barbero y algo más), crearon personajes desviados o zoquetes para generar hilaridad entre el público de la Caracas anterior a la  quinta década del siglo XX. Después, desde los años 60 hasta cerrar la centuria y cuando avanza  ya la segunda década del XXI, Isaac Chocrón, Román Chalbaud, José Gabriel Núñez, Gilberto Pinto, José Simón Escalona, Javier Vidal, Elio Palencia, César Rojas, Xiomara Moreno, Johnny Gavlosky, Marcos Purroy, David Osorio Lovera, Julio Bouley, Néstor Caballero y más recientemente nosotros, hemos escrito unos cuantos textos sobre tales “desviaciones”. Ahí están, pues, entre otros: Réquiem para un eclipse, El pez que fuma, Todo bicho de uña, Los ángeles terribles, La revolución, La máxima felicidad, Escrito y sellado, Bang Bang, La buhardilla, Eclipse en la casa grande, Detrás de la avenida, Penitentes, Las puntas del triángulo, El último piso en Babilonia, Mister Juramento, Novia en rojo, El fantasma de Bonnie y El carnaval de Marilyn. Además se ha mostrado numerosas piezas foráneas que han sido aplaudidas por el público.

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