Azul y no tan rosa, ópera prima cinematográfica
de Miguel Ferrari, pasó de 100 mil espectadores durante el primer mes de
exhibición. Eso hace soñar al director y guionista, y a todo el magnífico
equipo humano que trabajó en ese memorable largometraje venezolano.
Ferrari explica cómo nació
este proyecto y cómo se materializó en lo financiero:
-Hace
unos años, cuando se estaba aprobando en España la ley de matrimonios
igualitarios, me sorprendió muchísimo los debates retrógrados que se abrieron
en los sectores más conservadores de esa sociedad. Investigué sobre el tema
en Latinoamérica y las historias de discriminación y crímenes por homofobia
eran alarmantes. Quise escribir una historia que tratara sobre el derecho de
cualquier persona a ser y pensar diferente.
Comenta,
que lograr el financiamiento de una película no es tarea fácil. “Luego de
tener un sólido guión, debes montar el proyecto y es allí donde debes pensar
como director y productor para vender tu historia. Esta debe ser lo
suficientemente atractiva y factible para generar interés en las personas que
van a evaluarlo. Esta película cuenta con el financiamiento del Centro
Nacional Autónomo de Cinematografía y el Programa Ibermedia. La producción es
de Plenilunio Film & Arts y Factor Rh Producciones en asociación con La
Villa del Cine y la productora española Malas Compañías. Venezuela y España
unidas en este largometraje, mi ópera prima, además”.
-
¿El guión cómo se elaboró? ¿Hay sesgos reales o biográficos?
-El proceso de
elaboración es complejo y, desde mi punto de vista, el más importante.
Requiere un importante trabajo de investigación sobre la historia que quieres
contar. Las
vivencias y la capacidad de observación son herramientas fundamentales para
cualquier artista en su creación. Cuando obtuve información suficiente,
diagramé la historia y los personajes. Luego estructuré el guión en actos,
cuidando sobre todo los puntos de giro porque eran claves para que el
argumento avanzara. Luego desarrollé el guión.
Puntualiza que el tema central de Azul
y no tan rosa gira en torno a la relación de un padre y un hijo que se
reencuentran y se ven obligados a solucionar sus diferencias. “Mi película es
una historia sobre el amor, la amistad, sobre la familia en su sentido más
amplio. No quería hacer un dramón de película sino plantearla de manera
fresca, cotidiana y que lograra identificación con cualquier tipo de
espectador. Simplemente quería mostrar una historia atractiva, con personajes
cercanos y que el espectador descubra a otros seres que no son tan diferentes
a ellos. No es una historia biográfica, pero cada uno de los personajes tiene
algo de mí. Es lógico... soy su creador. Tampoco está basada en algún hecho
en especial, aunque hay situaciones que se plantean y que ocurren diariamente
en todo el mundo y en especial en Latinoamérica.
-La
película tiene como temática el amor prohibido y está enfrentada a una
sociedad machista y homófoba. ¿Cómo logró resolver las escenas o las
situaciones y el trabajo actoral?
-La observación y las vivencias
son fundamentales en el desarrollo de cualquier acto creador. Para un actor
esto es clave y un director que haya sido actor, posee herramientas
adicionales muy útiles para contar historias. Además, mi formación en dirección
cinematográfica en Madrid ha sido fundamental para enfrentar este trabajo.
Tengo una gran influencia de mis maestros españoles y eso se siente en el
lenguaje visual de la película.
En
relación al trabajo que desarrolló con los actores, Ferrari enfatiza que “el
ser actor me permitió profundizar la empatía con ellos y conocer así sus
temores y sus mecanismos para activar cada emoción. Sabía exactamente qué
hacer para lograr lo que necesitaba de ellos en cada secuencia. Es por eso
que les traté y les dirigí como a mí me gustaría que lo hicieran los
directores conmigo. Dándoles confianza y haciéndolos sentir cómodos. Sin
juzgarlos, ni evaluarlos y mucho menos presionarlos... estimularlos
reconociéndoles cada logro. Es por eso que establecimos una relación frontal,
sincera y de respeto mutuo”.
-
¿Qué problemas se superaron para rodarla y estrenarla?
-Fue un trabajo complejo por las
características de la historia. Se filmó en Venezuela (Caracas, Mérida y
Aragua) y España (Madrid) y para ello se requirió un gran esfuerzo logístico.
Se armaron equipos por cada área para
llevar a cabo la filmación de la película. Convoqué a Alexandra Henao para la
fotografía y a Marcelo Pont-Vergés para el arte. Ambos son grandes
profesionales que conectaron inmediatamente con la historia y que tenían algo
fundamental para mí: sensibilidad y buen gusto. Además tuve un experimentado
equipo de producción que encabezó Rodolfo Cova.
-¿No
ha pensado que puede mostrarla en teatro?
-En realidad nunca me lo he
planteado. Si bien es cierto que en la película se hacen ciertos guiños al
teatro, esta es una historia que nació para ser contada en cine por su
lenguaje y su narrativa. Está impregnada de imágenes que cuentan mucho y que
sería imposible reproducirlas en el teatro. De cualquier manera no
descartaría en un futuro desarrollar una versión para el teatro. Nunca se
sabe.
-¿Y
ahora?
-Ahora viene una etapa
interesante. Festivales y distribución internacional. También me voy a tomar
un año de descanso para preparar mi próximo proyecto cinematográfico, del
cual hablaré en el momento adecuado.
¿Sexo de las hormigas?
Que
la homofobia mata se reitera, una vez más, de manera estrujante, gracias la ópera prima de
Miguel Ferrari, protagonizada por Guillermo García (Diego, fotógrafo gay),
Sócrates Serrano (Fabrizio, ginecólogo gay), Ignacio Montes (Armando,
hijo adolescente de Diego) e Hilda Abrahamz (Delirio, transexual femenino),
entre otros comediantes como Carolina Torres, Elba Escobar, Juan Jesús
Valverde, Beatriz Valdés, Aroldo Betancourt, Daniela Alvarado, Alexander Da
Silva, Arlette Torres y Juan Carlos Lares, quienes ahí se la jugaron para
crear un buen largo sobre “el sexo de las hormigas”, como alguien del ámbito cinmeatográfico calificó a
la homosexualidad en la pantalla.
Ficha
Miguel Ferrari, 30 de agosto, Caracas, 1966. Actor,
egresado del Instituto de Formación para el Arte Dramático IFAD (1.986).Licenciado
Cum-Laude en Teatro, mención Actuación, Unearte (1.997). Diplomado en
Dirección Cinematográfica. Séptima Ars, Escuela de Cine y TV de Madrid,
España (2.000).
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