sábado, julio 06, 2013

¿413 o 185 años tiene el teatro?

¿Cuántos años tiene el teatro en Venezuela? Diríamos 413 si aceptamos aquel documento sobre el primer espectáculo representado en Caracas, el 28 de junio de 1600,  o solo 185 si partimos del decreto que el Libertador firmó en Santafé de Bogotá para autorizar la construcción de un teatro en Caracas, el 13 de noviembre de 1828. Eran tiempos de la Gran Colombia y nada se movía en esta urbe sin el visto bueno del altiplano. Ahí hay un tema para valiosa investigación sobre la saga de nuestro teatro, ese que sus artistas y su pueblo han vivido y celebrado a lo largo de ya varios siglos.
Esta es una invitación para que críticos  y artistas investigadores busquen entre los archivos  bolivarianos y  organicen la documentación necesaria para que un día, ojalá durante en este asombroso siglo,  las autoridades redacten un decreto más acorde con la verdad histórica. Quien no mira al pasado no entiende el presente y mucho menos comprenderá el futuro.
Mientras tanto, y ciñéndonos a los hechos históricos, recordemos estas palabras del dramaturgo y pintor Cesar Rengifo (Caracas, 1915-1980):
“Nuestro teatro es y será  el producto de hondos y tenaces esfuerzos colectivos, y de ninguna manera producto de individualidades o de realizaciones aisladas del pueblo venezolano y sus aconteceres”.
Esto lo escribió para el programa del caraqueño Primer Festival de Teatro Venezolano, en 1959, evento con 15 montajes de obras criollas, y el cual era consecuencia de un movimiento teatral impregnado de vocación, de ética y consecuencia del trabajo colectivo. Nadie vivía del teatro, los teatreros trabajaban en otras cosas y hacer teatro significaba incluso gastos de su propio bolsillo, como podría recontarlo  ahora el maestro Humberto Orsini, uno de los sobrevivientes de aquellos tiempos, quien todavía instruye en los claustros de la Unearte, a sus 87 años.
 A seis décadas de ese memorable festival que sirvió de lanzamiento para toda una vibrante dramaturgia nacional, el teatro ha crecido y lucha para tener un perfil propio en el contexto americano y mundial, y es precisamente por su ebullición creativa y la petición de sus artistas y público que durante los últimos tres años aquí en Caracas se ha dado una singular revolución teatral: se rescataron los viejos teatros, se fabricaron otros y la capital no tiene menos de 20 espacios del Estado, los cuales se han usado para  un circuito teatral y dos festivales que han sido muy bien recibidos por multitudes de tirios y troyanos.
Hay, pues, un fenómeno cultural, que nunca se pensó en 1959: un teatro comercial que depende de la taquilla  y cada fin de semana presenta no menos de 50 montajes, y otro teatro, mal llamado “oficial”, que llamaríamos “popular”, el cual  se hace con aportes financieros del Estado. Dos tendencias que tienen audiencias y plenan las salas de la Gran Caracas. Sendos estilos que cuentan con centenares de artistas y miles de espectadores, los cuales cuestionan la misma realidad. No es frívolo ni complaciente.

Y para concluir, queremos resaltar la gestión adelantada por el poeta y artista Freddy Ñañez al frente de Fundarte durante los últimos tres años. Sus festivales y el actual circuito, donde participan desde Mimi Lazo, Basilio Álvarez Héctor Manrique y otros artistas, son una muestra de sabia gerencia cultural.

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