sábado, julio 13, 2013

El fantasma de Hiroshima

 “A mi hijo Néstor Antonio, para recordarle de qué estamos hechos”. Es la dedicatoria que Gennys Pérez escribió para su obra El fantasma de Hiroshima, una de las cinco  mejores de la Tercera Muestra de Dramaturgia Nacional, auspiciada por la Fundación Rajatabla, la cual se podrá ponderar durante la temporada 2014, según anunció William López, presidente de la institución.
Al preguntarle a Gennys Pérez (Barquisimeto, 1969) el por qué y el para qué de tal dedicatoria, respondió:
- Mi hijo Néstor Antonio Pérez, caraqueño desde el 7 de julio de 1993, es mi mayor angustia. En él veo mis pequeños triunfos, mi lucha diaria y mis grandes fracasos. Me aterra no haberle podido ofrecer un mundo mejor, un país mejor, una madre mejor. A mi amado hijo, como a todos nuestros jóvenes, le  tocó un mundo muy complejo, muy violento, muy negativo. Venezuela no es país para los jóvenes, quienes viven en una zozobra inhumana, la inseguridad los esclavizó al miedo y así no se puede vivir, no puedes desarrollar a plenitud tus dones. Esta obra está dedicada a él, porque le quise decir, que aunque el mundo sea un lugar muy hostil para los jóvenes y los niños, si hay amor, hay una posibilidad enorme de vivir y ser feliz; porque deseo, con todo mi corazón, que él saboree las mieles de una vida bonita, feliz, que viva con menos angustias con las que yo he vivido. Porque deseo que cuando viva una noche oscura, recuerde el poder divino de los rayos del sol, que piense más en las palabras amor, paz, felicidad, y ternura… porque de eso es que estamos hechos, lo demás es una pesadilla que algún día tiene que terminar.
-¿Cómo nació El fantasma de Hiroshima?
-Estaba viendo un programa de TV por cable sobre la guerra y la muerte en el mundo islámico, y cómo toda esa cultura de la violencia y la muerte influye en el mundo. Esa lucha de poder y dominio entre  la civilización del Occidente y la civilización del Oriente. Por alguna razón pensé en la masacre más cruel que hemos vivido, que fueron los bombardeos atómicos sobre Hiroshima. Y pensé que esa era una vergüenza en el honor de los USA, que jamás podría quitarse esa mancha. Pues ese ataque nuclear, el primero que se ha hecho en la historia de las guerras de la humanidad, abrió un portal de infinitas amenazas al mundo. Esa culpa, esa responsabilidad siempre la llevará USA en sus hombros. Esa fantasma siempre será una amenaza para todos los que habitamos en el planeta. Y comencé a escribir la pieza sobre esta reflexión, sobre esta angustia que me dio esa noche que vi ese programa. No pude dormir, y me puse a escribir como loca.
-¿Por qué ?
-Escribí esta obra porque me dio un ataque de angustia, un insomnio insoportable. Vivimos en un país más violento que Siria, aunque no lo queramos reconocer. En el momento que la escribí, Venezuela estaba en pleito con Colombia y los ánimos estaban muy caldeados, de hecho se había enviado a nuestros soldados a la frontera en franca declaración de un posible enfrentamiento. Fueron los artistas vestidos de blanco con sus canciones y llamado a la paz que enfriaron el ánimo bélico, y justo en esos día vi el programa ese sobre la guerra y la muerte en el mundo islámico, así que todo explosionó en mi interior, y me dio una especie de pánico, como si esa fantasma de Hiroshima se asomara nuevamente al mundo, pensé en mi hijo y el mundo de violencia que le hemos heredado a todos nuestros niños y jóvenes.
-¿Cuál es su mensaje ?
-No creo que haya un mensaje, o si lo hay no lo sé. A pesar de tocar un tema muy duro, no me lo vas a creer, pero yo escribí esta obra en una sola sentada, empecé como a las nueve de la noche y amanecí escribiendo, la terminé a las siete de la mañana, justo cuando el sol entra sin clemencia ni piedad a mi cuarto, y el sol me dio mucha paz, es decir comencé en una oscuridad total, con una angustia muy grande y terminé en un estado de quietud muy agradable. Fue una sensación, la seguí, me dejé llevar, escribí y ya… No pensé mucho, sólo me dejé arrastrar por lo que sentía… Si hay algún mensaje era que le quería decir a mi hijo, que el amor nos puede salvar de todo, incluso de la violencia y de la muerte
-¿Qué viene después?
-Estoy revisando una obra que me ha costado mucho escribir,  El fiscal, y me ha costado mucho por lo delicado del tema. Pero, esa imagen de la camioneta de Danilo Anderson hecha cenizas, es una imagen muy perturbadora que no me da descanso. La terminé hace dos años, y sigo corrigiéndola. Siempre salen informaciones nuevas sobre este acontecimiento, y escribir teatro, no es escribir noticia, ni crónica; entonces es una pieza a la que le temo, pero siento un gran compromiso con ese suceso, me marcó, me pareció increíble lo que pasó, y más increíble que nunca supimos en realidad quiénes son los verdaderos responsables. Es un tema muy poderoso, pero como Yo soy Carlos Marx es una pieza de una gran carga de energía negativa, un tema tabú, intocable en nuestra sociedad, una herida que ya nadie quiere recordar por todo los poderes que rodean el hecho. Ya estoy terminando la última corrección, y así quedará. También estoy escribiendo narrativa, muy lento, me cuesta.
-¿De qué vive usted ahora?
-De la caza y la pesca literarias. De mucho y de nada. Pero siempre de la escritura. Ya tengo un año parada en lo que respecta la Industria de la Televisión. Vivo de lo que me da la taquilla de Solo para Ellas aquí en Venezuela  y ahora en Chile. Doy talleres de escritura privados y en el interior del país. Algún guión que sale por ahí. En fin, de la caza y la pesca literarias.
PREMIOS LOGRADOS
Escribe con calidad y la premian, por eso contabiliza estos galardones: Premio Actors of the World de Dramaturgia en Londres (2010) con El fantasma de Hiroshima. Premio Nacional de Dramaturgia Innovadora (2006) Yo soy Carlos Marx; Premio Monte Ávila Editores de Autores Inéditos con El secreto de la felicidad (2005); Premio Fundarte en poesía 2004, con el poemario Lunas Marginales 2004; Premio Dramaturgia La Fiesta de Caracas  con De Libertadores a Libertados (2000); Premio de Teatro Regional de Maracay, La cuarta noche (2002), basada en la obra El perseguidor de Julio Cortázar, y ahora este III Premio de Dramaturgia de Rajatabla con El fantasma de Hiroshima.
EQUIPAJE LITERARIO
 Asegura tener escritas obras teatrales como: Yo soy Carlos Marx, El secreto de la felicidad, El Fantasma de Hiroshima, Sólo para ellas, Tócame, El clan Butterfly, El Club de los Masturbadores, Mala Palabra, La cuarta noche, De Libertadores a Libertados y Adorables criaturas. Tiene dos poemarios: Lunas marginales, premiado por Fundarte, y Malas camas. Ha comenzado a crear una novela que apenas está estructurando. Escribe muchas crónicas, a veces dos y hasta tres diarias, y  pergeña un libro, titulado Reflexiones dispersas, sobre la cotidianidad del venezolano.


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