sábado, septiembre 28, 2013

El "Inolvidable" de Carlos Márquez Capecchi

Tiene 87 años y está en la escena venezolana
Desde Guanoco a la eternidad histórica de la cultura criolla, haciendo escala a lo largo de seis décadas en numerosos escenarios, sets y platós de Caracas. Podría ser la síntesis de esta reseña sobre Inolvidable, hermoso espectáculo con el cual el primer actor Carlos Márquez Capecchi decidió despedirse de las artes escénicas, porque “a los 87 años ya no se está para actuar, sino para esperar la muerte en la tranquilidad del hogar”, al lado de su tercera esposa, Dolores Beltrán, como él mismo lo dijo.
Respetamos la decisión de Márquez Capecchi  para su despedida tan teatral - se escenificó durante dos fines de semana en la sala de Conciertos de Unearte- la cual aplaudimos a rabiar por la obvia honestidad, de tal acto celebratorio, con su último trabajo actoral, logrado, gracias al afecto, la paciencia y la creatividad  que aplicaron el dramaturgo José Gabriel Núñez y el director Ibrahim Guerra. Ellos hicieron lo posible para que Inolvidable no fuese únicamente un revisión existencial  del artista, sino que diese una valiosa información inédita sobre varias décadas de los avatares del teatro caraqueño, y, por si fuera poco, una excelente demostración de las  dotes histriónicas que él conserva, porque cómicos, periodistas, médicos y militares jamás se retiran, siempre serán eso, hasta siempre.
Márquez Capecchi, quien ha escrito un texto biográfico, le contó al escritor  Núñez varias facetas de su vida y este estructuró un monólogo, con apoyatura musical de Tony Monserrat. Lo obtenido, según pudimos apreciar, es una deliciosa recreación, a partir del unipersonal El canto del cisne de Antón Chejov, enriquecido con anécdotas del actor  y del hombre, como son sus desencantos por los personajes que quizo hacer y nunca se los dieron para que los encarnara, como aquellos legendarios príncipes Hamlet y Segismundo de  Shakespeare (Hamlet) y Calderón (La vida es sueño), auténticas metas consagratorias para muchísimos  comediantes en etapa cruciales de sus carreras profesionales.
El comediante Márquez Capecchi  fundamentalmente se asume como aquel Vasili Vasílievich, anciano histrión que termina la función con la cual pone punto final  a su carrera teatral y quien se queda  viendo desde el escenario la sala vacía para iniciar un melancólico viaje a través de sus recuerdos, tal lo propone Chejov en El Canto del Cisne.
No queda duda alguna que Inolvidable es un gran tributo a la nostalgia que ha acompañado a este histrión venezolano, quien luchó denodadamente para llegar a ser lo que es: primera figura en el arte de la interpretación, la cual, según reitera Ibrahim Guerra, es la actividad más arraigada, genéticamente, en todo ser viviente, y más, si a este lo complementa el intelecto, tal es el caso de  Carlos Márquez Capecchi.
Como Aristóteles pide en todo acto teatral un conflicto para la expiación de la audiencia, Márquez Capecchi  revela su gran saga de amor, con las luchas y el amargo  final, tal como ocurrió con la pionera Juana Sujo, su  primera esposa, insigne actriz y productora del mejor teatro de arte durante décadas. Desaparecieron las risas y el silencio fue elocuente, pero el público estalló minutos después cuando interpretó el tango Cuesta abajo y el bolero Inolvidable. ¡Y cayó el telón!


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