sábado, abril 19, 2014

El coronel sigue en su lucha a la venezolana

El legado  del montaje original de 1989.
El anciano coronel, inventado y teatralizado por Gabriel García Marquez  y Carlos Giménez,  nunca recibe la carta del Ministerio de Guerra de Colombia sobre su pensión como veterano combatiente  y, por supuesto, la miseria y la soledad   los consume a él y su mujer, dejando a no se sabe quién el gallo por el que mataron a su hijo Agustín en la gallera.
Esa saga -bajo las lluvias de octubre en un poblado colombiano a la rivera del gran rio, durante los años 50 del siglo XX- nuevamente está en los escenarios venezolanos gracias al director Pepe Domínguez quien asumió la reposición del espectáculo El coronel no tiene quien le escriba, estrenado hace 25 años en Maracay, el cual se mostró ahora en el Festival de Teatro de Caracas, con la original escenografía de Rafael Reyeros, la música exquisita de Federico Ruiz  y las  profesionales producciones de Rebeca Ríos y Carlos Scoffio para el  grupo Rajatabla. 
El texto de El coronel no tiene quien le escriba es revisitado e interpretado con imágenes y frases de La hojarascaLos funerales de la mama grande y esa atmósfera penumbrosa y mágica  de Cien años de soledad. El coronel y su esposa, además del médico, no tienen nombres, son símbolos de sectores de la sociedad colombiana  o latinoamericana, pero Agustín, así como otros personajes claves de la anécdota, tiene  nominativos.
No es panfleto. Es una sobria y amarga reflexión sobre la historia de un viejo militar retirado que pudo lucrar con los trofeos económicos de la revolución en la cual participó, pero  quien opto por ser honrado y esperar una pensión. Es una denuncia  sobre la desidia de los gobernantes latinoamericanos empeñados en tener  en condiciones  similares al más salvaje e inhumano esclavismo a sus ciudadanos.
Para el remontaje 2014 de El coronel no tiene le escriba, Domínguez retomó el texto utilizado por Giménez, revisó exhaustivamente los videos de versiones anteriores y armó así un elenco con Aura Rivas, Francisco Salazar, Gonzalo Velutini, Marcos Alcalá, José Sánchez, Loly Sánchez, Rafael Ortiz, Vicente Lezama, Johnny Torres, Vicente Bermúdez, Demis Gutiérrez, Leo Puello y Gustavo Torrealba, entre otros.
El espectáculo es trepidante y centrado en el desempeño actoral de sus histriones. La acción se inicia en un humilde rancho de hojalata y ahí mismo termina, después de plasmar o mostrar  a un pueblo arruinado en las riveras del rio y conocer las miserias de sus habitantes, entregados a sepultar a sus muertos y envidiar  las riquezas de los dirigentes. Y el mayor punto de acción y emoción  se logra con una riña de gallos que da fortuna y muerte a pobres y ricos.
Son 90 minutos que no permiten ni un pestañeo por la virulencia de sus acciones y la veracidad de sus actores, como Aura y Francisco, además de Marcos, Gonzalo  y todo ese puñado de jóvenes, como Bermúdez y Gutiérrez.
El coronel no tiene quien le escriba, más ensayado y depurado de los nervios propios del evento festivalero, seguirá en la escena caraqueña: primero en Chacao y después en el Nacional, hasta ahora.
¡Venezuela, pues, conoce así su coronel del siglo XXI, gracias a los actores rajatablinos y al  talento de Pepe para revivir todo aquello y   Rajatabla vuelve a la cresta de la ola!

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