sábado, septiembre 06, 2014

Caracas aplaude otros teatros de USA

"Buena gente" sigue en La caja de fósforos
Van cinco desopilantes espectáculos y quedan otros tres por ser ponderados, los cuales están en etapa de producción. Es lo que subrayamos  y exaltamos, por ahora,  del  Primer Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense, que se  realiza desde el 12 de julio y culmina el 12 de octubre en las salas La caja de fósforos y El dedal, ubicadas en el backstage de la Concha Acústica de Bello Monte.
Las obras  Pterodáctilos  y  Talk Radio, de Nick Silver y Eric Bogosian, muy bien dirigidas  por Orlando Arocha y Elvis Chaveinte, respectivamente, inauguraron tan ilustrativa temporada, auspiciada por la embajada de United States of America,  con la participación de unas 80 personas, entre comediantes, directores, técnicos y diseñadores. Y la paradoja es que se hace con textos de norteamericanos, quienes desnudan descarada y descarnadamente a su  sociedad. 
La temporada ha proseguido, recibiendo notable apoyo de los espectadores, con Buena gente  de David Lindsay-Abaire,  El truco de la cama   de Matt Moses y La casa del sí  de Wendy Mac Leod,  bien puestos en escena por Diana Volpe,  Arocha y  Chaveinte  y Jonell Paz, los cuales subrayaron, como los anteriores montajes, que la temática de las relaciones familiares  y sus respectivos derrumbes son preocupación e interés de la comunidad estadounidense, especialmente después de las guerras de Corea y Vietnam, conflictos que avisaron el ocaso o la caída del tan famoso ideal American Dream, el cual prometía que gracias al esfuerzo y la determinación de cada uno de los habitantes se podrían superar las diferencias sociales y alcanzar  la felicidad.
Lindsay-Abaire enfatiza como  el desempleo, aunado a malas prácticas sociales, como el chismorreo desmedido y las discriminaciones raciales y sexuales, especialmente la homofobia, desencadenan crisis en los sectores sociales menos favorecidos y les agrava la cotidianidad que los lleva a la miseria. Carolina Leandro, Jonathan Mora, Eulalia Siso, Haydee Faverola, Carlos Abbatemarco y Rosalía Blanco dan vida satisfactoriamente  sus complejos personajes.  
María Alejandra Martín, Ignacio Marchena,  Emily Caraballo y Ana Melo, metidos o jugando o trasladando no menos de 50 maletas, estremecen  al público por el feminismo de Moses, quien arremete sin contemplaciones contra los matrimonios mantenidos con simples apariencias y carentes de satisfacción de las más íntimas fantasías.
El fantasma del magnicidio de John F. Kennedy revive en la escena como desencadenante de un reiterado y  sórdido drama de incesto, aupado por una maternidad perversa, tal como lo escribió Mac Leod. Logra conmover gracias a las excelentes caracterizaciones obtenidas por Sabrina Rodríguez, José Manuel Suárez, Loly Sánchez, German Manrique y Lismar Ramírez.

El teatro de USA siempre ha estado orientado  a enfatizar las relaciones de los humanos con Dios, la moral y mostrar moderadamente -edulcoradas, dicen algunos- todos los conflictos del individuo exacerbados ante un sistema de explotación capitalista. Y ahora Caracas lo contempla.

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