sábado, septiembre 20, 2014

Llegan las rumberas

La presencia pública, notoria y profesional del grupo Theja comenzó con el espectáculo Fulgor y muerte de Joaquín Murrieta, basado en la pieza homónima de Pablo Neruda, en el teatro del Ateneo de Caracas (cuando existía la quinta Ramia) en mayo de 1974. Para festejar los 40 años de ese rumboso y exitoso viaje teatral, su director-fundador José Simón Escalona Acosta ha escrito y montado su pieza Rumberas, la cual será estrenada el 26 de septiembre en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural.
CONTRA EL EMBUSTE
Escalona subraya que “somos nuestra historia, nuestras vivencias, y como dramaturgo, parafraseando a García Márquez, nos hace escritor la forma como las contamos, no la realidad de las experiencias. Pienso que cuando nos revisamos, en la historia particular, nacional y/o universal, nos reencontramos con nosotros mismos, descubrimos mucho de lo que somos, como individuo, como sociedad, como parte de una minoría o mayoría social. Nos visitamos como pueblo y como gente. Hablar de la juventud del inicio de los 80, en este país, es apostar a no olvidar, a que nadie nos cambie nuestra propia historia. Adverso esa “cultura” del embuste, de la mentira repetida muchas veces para inventar nuevas verdades que encubren una burla a los que tenemos memoria. Mi historia es la que yo viví y vivo, la que sentí y siento, la que me hice en la lectura y el estudio metódico, en el ejercicio de vivir. No me quedaré callado avalando una historia falseada”.
VISTA AL PASADO CERCANO
Puntualiza Escalona que los personajes de su  Rumberas  son jóvenes marginados por su condición, no solo sexual sino por la diáspora de la inmigración que conformó nuestra cultura, recordando a José Ignacio Cabrujas, “nuestra identidad consiste en no tener identidad”, el maestro nos recordaba que somos, al menos en ese tiempo, una mezcla de identidades. “La democracia venezolana fue generosa con todos los pueblos pobres de Latinoamérica, y antes acogió la inmigración europea que buscaba esperanza después de las guerras mundiales del siglo pasado. Aquí se asentaron, aquí tuvieron oportunidades de desarrollarse y en compensación colaboraron con engrandecer al país. Por supuesto que no me olvido de los pobres y desplazados que vinieron a Venezuela en la deslumbrante democracia ejemplo para el continente que se inició en los 60, colapsando la estructura sanitaria, educativa, de vivienda y trabajo del país. Tuvimos que cargar con la pobreza circunvecina. La democracia no podía cerrar las fronteras a esa inmigración depauperada y tampoco tuvo la destreza política y económica para incluirlos en el desarrollo nacional, no tenían educación ni oficio y acrecentaron la miseria social. También fuimos refugio de los perseguidos políticos por dictaduras de la región. Recuerdo como recibimos en el teatro a artistas chilenos, argentinos, uruguayos. Ellos encontraron en el teatro, en los periódicos, en la cultura, una manera de ganarse la vida.  Rumberas  no es una tesis sobre esa realidad social, pero respira el país a inicio de la década de los 80. Jóvenes con sueños, algunos sin el talento ni la preparación para alcanzar la realización profesional, pero el espíritu, el impulso de ser mejores, aspiracional, es algo que tenía la juventud de ese entonces de una manera más “inocente”. Creo que hoy día hay un materialismo y ambición de riquezas que superan las barreras éticas. Creo que  Rumberas  intenta repasar algo de eso que fuimos en contraste con lo que somos hoy día”.
TEATRO IRREVERENTE
Escalona pretende que la gente presente en  Rumberas  se entretenga y que al mismo tiempo pueda discutir una posible lectura de la obra. “Vivimos una rumba, ilusoria, y en ese sentido creo que ambas épocas tienen un signo que necesita de reflexiones y acciones.
Comenta   que “al inicio de los años 80 cierta crítica nos tildo de homófilos  perversos, porque le descubrimos al público una cara menos divertida de la vida gay. Lo sorprendimos revelándole un aspecto amargo, transgresor para las miradas superficiales sobre la homosexualidad y sus consecuencias. Hoy día soy más benigno con el público, quizás, y por supuesto con los personajes. Son entrañables y creo que conmoverán al público pero al mismo tiempo lo incomodaran. Nuestro teatro siempre es irreverente y  Rumberas  lo es”.
NACHO HUETT
El elenco de  Rumberas  lo encabeza Nacho Huett,  un actor emblema del Theja, no solo por su brillo y reconocida calidad, sino porque es un ejemplo del actor-performista Theja. “Iniciamos los ensayos sin su presencia, con un grupo de actores seleccionados entre los nuevos profesionales, todos egresados de talleres y con alto nivel de estudios teatrales, algunos con más experiencia que otros. Fue una manera de introducirlos en un taller-montaje a nuestro estilo. Lo hicimos de un modo distinto al de los Talleres de Jóvenes Artistas, pero bajo los mismos lineamientos artísticos. Cerca del estreno, integramos a Nacho, que ha sido una luz, una guía, un ejemplo del trabajo del actor de nuestra agrupación. Me siento agradecido de tenerlo en este espectáculo, y también a cada uno de los jóvenes talentos que nos acompañan como son  Kelvis Martínez, Juan Guzmán, Gerardo Lugo, Omar Salas y Carlos H. Pérez”,  puntualiza Escalona.
15 de 34  
 Rumberas, reconoce Escalona, es su  pieza original número 15 llevada a escena, pero tiene obras sin estrenar como  Alzao, Ejecutivas,  Burdel  y  Marineros; además de los monólogos  La Jefa  y  La Viuda , que conforman el espectáculo  Tipo Tipas . Tampoco cuenta sus versiones, algunas muy libres, sobre autores clásicos que suman 12. Siempre esa escribiendo, en este momento también desarrolla otra obra, la numero 34. Cree que por primera vez saca la cuenta. “Siempre me obligas a hacer tareas y memoria. Es posible que me olvide de algunas”, comenta.
CABARET
 Rumberas es un espectáculo de cabaret, con canciones de las grandes divas o rumberas tropicales de los años 40 del cine mexicano. Son seis personajes, todos masculinos, a inicios de los años 80 y en un bar de Sabana Grande, quienes se empeñan en revivir el brillo de la época de las rumberas, como un homenaje, con pretensiones culturales, pero que al mismo tiempo les sirva para inaugurar un Cabaret Teatro. Los personajes se travisten en María Antonieta Pons, Meche Barba, Ninón Sevilla, Amalia Aguilar y Rosa Carmina, rememorando también a Carmen Miranda y Tongolele. La música disco de inicios de los 80 como  Fame  de Irene Cara, los boleros de Los Panchos y los Mambos de Pérez Prados completan la banda musical del espectáculo. 





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