viernes, noviembre 14, 2014

Otro espíritu burlón

Siete actores para una historia de fantasmas con  final  feliz
El productor es la estrella del teatro. Así lo dice  Carlos Giménez ante las nuevas generaciones de teatreros, en 1991: “el productor debe ser el soporte principal de la acción artística, generador de proyectos, el que más necesita y espera la comunidad del espectáculo, finalmente el alter ego del artista”.
A 23 años de esas palabras, el teatro venezolano ha cambiado en cantidad, calidad y hasta sus financiamientos son diversos, porque se solidificó el teatro comercial y brotaron varios productores, dentro de los cuales destacan los caraqueños Carlos Scoffio (en un año de trabajo lleva siete producciones) y Eduardo Fermín, con ocho años de labores para una quincena de montajes.
Y es precisamente de Fermín (33 años) el espectáculo El espíritu burlón (Blithe Spirit)  que hace temporada en Teatro Trasnocho, dirigido por Basilio Álvarez. El cual muestra al exitoso novelista Carlos (Rafael Romero), aprendiendo ciencias ocultas por una novela que escribe, para lo que  organiza una sesión de espiritismo, en su casa,  con la  Madame Arcanos (Amanda Gutiérrez);ella  inesperadamente convoca al ánima de Elvira (Nohely Arteaga), la primera esposa del escritor, fallecida siete años atrás. La médium abandona la residencia sin saber lo ocurrido, porque solo Carlos puede ver y escuchar a Elvira, y su segunda esposa, Ruth (Catherina Cardozo), sólo cree lo que pasa  cuando comienza a ver eventos extraños en el hogar. Para complicar más las cosas, a la acción se suman  el Dr. Bradman (Alejo Felipe), la Sra. Bradman (Virginia Urdaneta) y la torpe criada Edith (Sandra Yajure), ocasionando disparatados enredos con los espíritus que ahí aparecen, visualizados también por el público.  
Y con respeto a El espíritu burlón, original del británico Nöel Coward (16.12.1899/ 26.03.1973), versión de Julio Quintanilla, debemos afirmar que es una obra teatralmente perfecta y desde que se estrenó en 1941 ha contado con el aplauso del público y la crítica mundial. Su estructura, una muestra de la mejor carpintería teatral, como diría José Monleón, va plasmando sus situaciones en el plano real y en el mágico, hasta que se dan todos los desenlaces deseados. Es, pues, un buen cuento, con fantasmas, bien realizado y con finas actuaciones desopilantes, especialmente Amanda Gutiérrez y  Nohely Arteaga por sus rocambolescos personajes. Todo eso ayuda a la buena digestión del montaje que busca entretener con las más añejas tradiciones del mundo mítico religioso.
Fermín asegura  que el teatro tiene futuro y espera que se haga cada día más y mejor teatro, y que más gente se meta en el negocio y se abran más salas. “Para mí todo espectáculo para el cual se venda un boleto es comercial. Lo que distingue uno del otro son las propuestas, el enfoque que se le dé, la promoción y la publicidad, además de un manejo inteligente de las redes sociales”.

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