viernes, febrero 20, 2015

Las madamas bailarán calipso en París

Benito Irady, gran luchador  de la cultura popular venezolana



El Carnaval de El Callao será declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad  por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con sede en París,  y para ello Venezuela presenta el respectivo expediente, el cual será firmado, oficialmente en las instalaciones  del Centro de la Diversidad Cultural, en Caracas, el próximo 23 de marzo.

La información fue suministrada por el presidente del Centro de la Diversidad Cultural, Benito Irady, quien subrayó que entre las  diversas tradiciones carnestolendas venezolanas, “una de las que más destaca por su vistosidad y originalidad es precisamente la relacionada con los Carnavales Tradicionales de El Callao, al sur del estado Bolívar”.

Recordó que  la Unesco ha reconocido, durante tres años consecutivos, manifestaciones culturales venezolanas que ahora son consideradas patrimonio de la Humanidad, como los Diablos Danzantes de Corpus Christi y la parranda de San Pedro. “Ya tuvimos una exitosa experiencia con el reconocimiento de la Unesco a la tradición oral del pueblo mapoyo (que ocupa parte del extremo noroccidental del estado Bolívar). Venezuela no puede caminar con la vista en alto si no nos reconocemos en nuestra potencialidad y en nuestra memoria. Es importante no dejar perder estas tradiciones, que nos hablan de lo que somos nosotros mismos”, manifestó.

Expediente Mapoyo. Puntualizo que desde el Centro de la Diversidad Cultural se trabaja intensamente  porque “tenemos varias manifestaciones culturales que están en peligro y ellas requieren una salvaguarda urgente. Y por eso propusimos  a la comunidad indígena de menor número de habitantes. El pueblo mapoyo ubicado en el municipio Cedeño, del estado Bolívar, con menos de  400 habitantes, quienes viven en una extensión territorial de  aproximadamente 250 mil hectáreas, atravesadas por dos ríos y a las orillas del  Orinoco, con unas  12 lagunas. Un territorio  donde  hay   minas de   oro, diamantes, bauxita y el codiciado oro azul  o  coltán, además del estratégico uranio. Pero  para los mapoyos  la mayor riqueza es el agua, porque la contaminacion de los ríos les impediría seguir viviendo. Esa comunidad, que  es modelo de desarrollo sustentable, produce  el 80 por ciento de los productos alimenticios que  necesitan. Son autóctonos y hasta ahora producen los que necesitan para vivir. Este expediente causo mucho interés en la Unesco y demuestra que nuestro  nuestro patrimonio inmaterial ya no es tan oculto como en otras épocas. Esto requiere un respaldo decidido, que ya lo tenemos, del  gobierno y de los 30 millones de compatriotas, porque todos los venezolanos debemos sentirnos hijos del pueblo mapoyo, a  pesar de que son una comunidad de unos 380 habitantes.



Fantástica contabilidad. La Unesco, que ha reconocido en Venezuela algunas manifestaciones culturales como patrimonios de la humanidad, tiene una lista  de más de 300 hechos culturales venezolanos, pero Benito Irady asegura que el fenómeno de las diversas manifestaciones culturales no se ha estudiado del todo, “porque yo recorro al país, a lo largo y a lo ancho, constantemente, y en esto llevo algo así como 40 años, y siempre me asombro de saber que hay cada vez más manifestaciones culturales  y hay algunas que no hemos llegado a contactar. No me atrevería a asegurar un número, aunque si hay una primera cifra que está en el Censo del Patrimonio Cultural, que elaboró el Instituto de Patrimonio. No me equivoco si digo que hay cientos de expresiones culturales vivas  en  todo el territorio nacional. El patrimonio cultural tiene varios ámbitos, por ejemplo: la lengua y  es el caso de las 34 lenguas indígenas, pero hay unas que están en proceso de recuperación como es la lengua cumanagoto y la guaiqueri, entre otras. Pero también lo son  las prácticas artesanales, como los tipos y las características de los chinchorros o hamacas, según las regiones donde realicen. Y si hablamos de gastronomía también hay diversas expresiones, porque nosotros comemos arepa o casabe, y hay variadas técnicas para elaborarlas.

DIVERSIDAD CULTURAL

Venezuela es una sociedad multiétnica y pluricultural,  que entiende como favorable el hecho de respetar y propiciar la vitalidad de sus muy diversas formas lingüísticas, creencias, costumbres y hasta sentimientos.  Para alcanzar este anhelo de país diverso, se han atravesado desde la época colonial por procesos complejos y en muchos casos dolorosos, donde la espada, la cruz, la ley o la inconsciencia cotidiana han sido recursos para ocultar muchos de los aportes de los pueblos indígenas, afrodescendientes, comunidades campesinas y de otras minorías. A pesar de los obstáculos,   propició mecanismos de resistencia en los que la tradición y la creatividad han permitido la salvaguardia de muchos saberes y prácticas. En este contexto y con el fin de ampliar y profundizar la democracia social, durante el año 2006 el presidente Hugo Chávez Frías creó el  Centro de la Diversidad Cultural que inició acciones para incentivar el desarrollo de redes sociales a partir de la organización de colectivos de las tradiciones populares, además de promover espacios de intercambio cultural, investigaciones y estudios a favor de la pluralidad,  sumados al fomento de la integración latinoamericana y caribeña. Esta fundación, adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, posee la más importante colección audiovisual, etnográfica y de documentos referidos al saber popular de Venezuela,  y lo difunde desde  sus sedes en Caracas y desde las Casas de la Diversidad Cultural distribuidas en todas las regiones del país.

CASI TRES SIGLOS 

El pasado mes de marzo del año 2014, la comunidad de El Callao recibió la certificación de los Carnavales Tradicionales como Patrimonio Cultural de Venezuela, en reconocimiento a esta manifestación cuyos orígenes se remontan a más de 110 años. Cada mes de febrero, las madamas, los negros medio-pinto y los diablos recorren las calles principales de El Callao, al compás del calipso, ritmo surgido de la mezcla cultural entre venezolanos y afrodescendientes de origen antillano y anglosajón, que llegaron a la zona fronteriza con Brasil, entre el siglo XIX y mediados del siglo XX. Dentro del conglomerado de personajes que conforman los carnavales,  destacan las madamas, que representan a las matronas y jóvenes en edad de casamiento, que conformaron la sociedad de esta población minera en pleno apogeo de la explotación del oro a mediados del siglo XIX. Las madamas eran damas afrodescendientes (aunque también hubo de origen indio y trinitario) provenientes de las colonias británicas y francesas de las Antillas que, junto a sus esposos, se radicaron en El Callao, donde muchas compañías explotaban las inmensas reservas de oro presentes en su subsuelo La mezcla de costumbres entre criollos y foráneos, así como la combinación del inglés, francés y castellano, generaron nuevas formas de manifestación cultural, destacando especialmente el ritmo musical denominado calipso callaoense, que hoy en día conforma la base de los carnavales de El Callao y que se interpreta con instrumentos de percusión, como el bum-bac y tambores de distintos tamaños


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