domingo, septiembre 13, 2015

Cómo hacer una película que se gane Festival de Venecia

Por primera  vez Venezuela gana un premio en el Festival de Venecia
1.- Una primera regla vale para Venezuela. No sé si valga para República Dominicana. Tienes que hacer un esfuerzo colosal y olvidarte de la polarización. La polarización distrae, cansa, te chupa energías, te carga de odio, y así no puedes salir a hacer un filme. No es inmoral dejar de describirse en los estrechos parámetros de la polarización: inmoral es fracasar cuando te toca gritar “¡Acción!” 
2.- Escoge una buena historia. Es el punto de partida básico. Las historias son la base de nuestra industria, del cine y la televisión. No hay recetas sobre qué clase de historias funcionan indefectiblemente, pero tienen que ser buenas historias. Si me preguntas cómo saber si una historia es buena, te diría que son aquellas historias que de sólo comenzar a imaginártelas, te roban la atención, te emocionan, y tú dices internamente ¡coñoooo! Puedes ver el rostro de los personajes, escuchar cómo hablan e incluso, cuando escribes, esas historias son capaces de sacarte una lágrima. Luego se las comienzas a contar a otros, y esos otros abren los ojos, se quedan cautivados, y te dicen “Sigue, sigue contando…”
Tampoco hay recetas sobre cómo se inspira uno para una buena historia: Marcel Rasquin cuenta que se le ocurrió la historia de “Hermano” subiendo de Maiquetía hacia Caracas, al contemplar un barrio de ranchitos, tal vez con unos niños persiguiendo sudorosos un balón de futbol. La historia de “Desde Allá” se forjó a cuatro manos, según dice la ficha técnica: idea original de Memo Arriaga y Lorenzo Vigas. ¿Se estaban tomando unos tequilas, y comenzaron a hablar y empezaron a aparecer los personajes? Habrá que preguntarles sobre esa alquimia cuando la película se estrene en Venezuela.
3.- El guión, estúpido, el guión. Una cosa es tener una buena idea y otra cosa es un buen guión. En el cine, no hay buenas historias si no se cuentan en buenos guiones. 
Una buena idea la tiene hasta el poeta amigo de uno en Sabana Grande que vive insistiéndote, escocés de por medio: “Yo tengo un cuento arrechísimo, de cuando fui guerrillero, esa vaina si se lleva al cine sería un exitazo.” No te auto engañes ni te dejes engañar: la buena idea es la base, la mercancía que se va a exportar. Pero el barco es el guión. 
Un mal guión arruina cualquier buena idea, no te la salva ni un director genial, ni unos actores inspirados. Por supuesto que hacer un buen guión es una actividad altamente profesionalizada, codificada, estandarizada, que debe ser la continuación natural de la buena idea. Tanto así que, por ejemplo, ya ningún guionista que se respete escribe guiones en Word, sino empleando softwares: sea el de acceso gratuito Celtx, sea el costoso Dramatica que usan en Hollywood. Si no los presentas en la resolución que te dan esos softwares, nadie te toma en serio. Y hacen bien al no tomarte en serio.
4.- No siempre los directores son guionistas. No siempre los guionistas son directores. En Europa, por una tradición cultural, sueles ver en los créditos: “Escrita y dirigida por…” En Estados Unidos, por una tradición industrial, hay más división del trabajo, la historia es de alguien, sea original o basada en un libro, los guionistas son dos o tres, y el director es un contratado de los estudios. El dueño de la película es el productor, que puso los reales o convenció a los inversionistas de apostar. Por eso, el Óscar a la mejor película se le entrega al productor, que no siempre es el director. 
Hay excepciones: las películas de Woody Allen, aunque se hagan en USA, dicen indefectiblemente: “Written and directed by Woody Allen.” Allen es un judío neoyorkino que hace cine de autor, en la tradición cultural europea.
5.- ¿Qué tenemos en Venezuela? Un poco de todo. Se sigue la tendencia europea del cine de autor, y los directores son guionistas, productores y dueños del filme. Esto da como resultado que una gran proporción de nuestros guiones sean poco eficaces a la hora de narrar las buenas ideas que puedan tener nuestros inspirados y emprendedores directores.
6.- ¿Lo anterior tiene solución? Puede ser. Existe la figura del analista de guión, que lee tu historia, se sienta a tu lado, con la experticia de cómo desarrollar un cuento sin contradicciones (el espectador aborrece las contradicciones, cuando se queja con frases como “Pero bueno, ¿este personaje no y que…?”). Cuando llevas un proyecto al CNAC para Desarrollo de Guión de Largometraje, si logras ganar el beneficio del programa, te pueden asignar un tutor o analista de guión. Eso siempre es bueno. Puede ser Ana Sanz-Magallón, Frank Baiz o Gustavo Michelena. No los peles, es un lujo.
Rasquin cuenta que su analista de guión es una Screenplay Doctor australiana, que trabaja como analista para proyectos en Hollywood, así que tuvo que escribir la primera versión en inglés y luego traducirla. En el caso de Desde Allá si concibes una historia a cuatro manos con Memo Arriaga, tienes al lado al coautor de  Amores Perros21 Gramos y The Burning Plains. Mejor Screenplay Doctor imposible.
6.- Lo anterior muestra que si tú desde el principio te das cuenta de que no eres tan arrecho como para hacerlo tú sólo a punta de bolas, y si desde la estructuración de la historia y del guión empiezas a buscar a los mejores pues va bien, vas bien… Dale por ahí…
7.- Consíguete un buen productor, el mejor, para que monte el proyecto ante el CNAC, ante Ibermedia, que convenza a otros productores de cine amigos de él en torno a tu buena idea y tu mejor guión. Porque a los productores tú los convences con un buen guión, intachable, eficaz para conducir la historia de marras. 
Búscate alguien como Rodolfo Cova, que ha producido: La Hora Cero,   Azul ni Tan Rosa  (ganadora del Goya)  Papita, Maní Tostón  (récord histórico de taquilla en Venezuela) y ahora  Desde allá, León de Oro en La Mostra 2015 en Venezia.
Si convences a Cova, y te juntas con Michel Franco (Después de Lucía), y también convences a Edgard Ramírez para que sean productores ejecutivos, vas bien, sigue sin desviarte.
8.- Si has llegado a este punto, confía en tu instinto, confía en tu idea. Los coproductores mexicanos querían que el filme se hiciera allá, pero al parecer el señor Vigas razonó de manera sencilla y sentimental: Yo soy venezolano, esta es una película venezolana, que ocurre en Caracas. Así que la haremos en Caracas. Y así se hizo.
9.- Respeta tu estilo, no lo cambies por querer agradar a los productores, a los analistas de guión, a los habladores de pendejadas. Repito, si has llegado a este punto, es que vas bien. Modestia sí, y escuchar a los demás porque siempre pueden decirte algo que no has notado: pero también mucha firmeza. Somos venezolanos, nos conocemos. A cada rato te vas a encontrar con un tipo(a) que te va a decir: “No contrates a ese actor, tiene acento chileno” “Ese director de fotografía es chimbo.” “Si sigues por ahí va a ser un fracaso.” Respóndeles: “Hazlo tú güebón, a ver adónde llegas”.
Al ver el tráiler, intuyo que la narración de Vigas es personalísima, veo muchos focus pulling, que pasan de un rostro a un objeto, con una música de piano sutilísima al fondo (dije tráiler). Creo que el señor Vigas es fiel a lo que siempre ha pregonado, que no le gusta el cine Hollywoodense con sus persecuciones y voladuras de carros, etc. No tienes que imitar a Hollywood para ser bueno. Si Vigas escogió otra manera de narrar y acaba de ganar la Mostra, no hay nada que discutir, porque con el éxito no se puede discutir, a menos que a uno lo mueva la envidia.
Por oposición, si te gusta el estilo de Hollywood, si quieres contar una historia que se monte sobre la acción, y menos sobre la evolución psicológica interna de los personajes, estás en tu derecho.
 Papita Maní Tostón  es una historia que Vigas jamás contaría, es una comedia romántica al estilo clásico de Hollywood, que podría ser hasta una franquicia: puedes cambiar la rivalidad Caracas-Magallanes por Yankees-Medias Rojas o Real Madrid-Barcelona, y funciona igual porque parte de un arquetipo, la historia de Romeo y Julieta pero con Happy Ending. Y el que dice que es mala, que es un fiasco, es simplemente por envidia. Dos millones de espectadores la prefirieron por encima de todas las otras películas que se han exhibido en la historia de la industria en Venezuela. O sea que metió más público que cualquier título de la saga de El Señor de los Anillos, Harry Potter, e incluso Rápidos y Furiosos. Dicen que Titanic metió más gente, pero los números y las estadísticas de esa época no son confiables.
10.- Trabaja duro en el rodaje, no te duermas en el autobombo, no te eches a perder, debes ser obsesivo con el trabajo, pero tratar de transmitir buen humor y no angustiar a tu equipo. Recuerdo que el gran fotógrafo Néstor Almendros en su libro  Días de una cámara  decía que lo más importante para un cineasta era mantener una buena salud. Yo diría que física y mental. Hay demasiadas tentaciones en este trabajo aparte del ego de uno mismo, y los colegas saben a qué me refiero, demasiada gente bonita, demasiadas fiestas, vinos, y esas otras sustancias que te alteran la percepción, así que pareciera que una cierta disciplina y distancia es recomendable.
En los rodajes en que he participado, no se aceptan parrandas. Cuando las hay todos los días, la película es un fracaso. Para celebrar están el “Rope it up!” (¡Recojan que nos vamos!) y las dulces mieles de los festivales y las premieres.
Bueno, y a moverse, que hay que hacer promoción, distribución, exhibición (búscate a los mejores profesionales en esa área), y a llevar tu mensaje al público, al lado de los actores, siempre sonriente, elegante, discreto en tus declaraciones políticas (volvemos al punto 1), sin sentir vergüenza por el país en que naciste, con orgullo de haber hecho algo bueno por el cine y por Venezuela. 
El público es el soberano. El público decidirá si te apoya o no en las salas. No lo acuses de bruto sino colma las salas para ver tu filme. Revísate: ¿Por qué alguien debería entrar a ver tu historia si al lado puede escoger entre Interestelar o Intensamente? Tu película tiene que ser tan buena o mejor que Interestelar y que Intensamente. Es así de simple. Y así de difícil. “Yo no soy tan pedante, yo no me planteo esos dilemas”. Bull shit. Ya de entrada pareciera que estás tratando de justificar un bodrio. La verdad terrena es que cuando llegues a las salas, vas a tener al lado en el Multiplex 6 salas con títulos de Hollywood, y vas a tener que competir con ellos, quieras o no. La Ley de cine te da la protección de dos semanas-cine, pero nada más. De ahí en adelante tienes que competir en base a talento: o alcanzas los porcentajes del competitivo o te sacan la película. La vida es así, no la he inventado yo.
Felicitaciones a todo el equipo de  Desde allá  que nos ha dado la felicidad y el orgullo de ganar un festival grado A en el que nunca había sido aceptada una película venezolana.
¡Nos vemos en la premiére en Caracas!
Óscar Reyes-Matute




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