viernes, noviembre 20, 2015

Un Fausto anda por la avenida

Un retrato del artista venezolano César Rengifo.
César Rengifo (Caracas, 1915-1980) dio una entrevista a Ileana Azor Hernández  sobre su periplo teatral  para la  cubana Revista Conjunto (No.43/enero-marzo de 1980). Ahí afirmó  que pergeñó  su obra Un Fausto anda por la avenida, una de las últimas que legó, para enseñar como puede ser la destrucción de un hombre por el sistema capitalista al extremo de convertirlo en un monstruo. Ese personaje, Fausto, proviene de la clase popular y no pierde su contacto con ella, logra sustraerse de toda esa podredumbre y tomar conciencia para buscar de nuevo el ser humano que yace en él. “Es decir, es un anti-Fausto porque en el Fausto clásico lo eterno femenino y el amor son las motivaciones que conducen al personaje a la situación final de la obra pero aquí, en mi obra,  se transforma la idea, el amor es la humanidad”.
Hemos recordado a César Rengifo tras ver el lúdico espectáculo teatral-circense Un Fausto anda por la avenida, codiciada  creación colectiva liderizada por Marisol Martínez y ejecutada gracias al apasionado  talento de Elvis Chaveinte, Delbis Cardona, Gabriel Agüero, Rossana Hernández y Shakti Maal, quienes hicieron una breve temporada en el teatro Bolívar de Caracas.
Está claro que Rengifo no escribió su texto teatral para un montaje de circo de salón, el cual estos artistas  del siglo XXI sí logran plasmar, con sus códigos perfectamente. Ahí está, pues,  ese Fausto, el funcionario que después de años de servicio es desechado por el sistema y  cae en la extorsión, en el chantaje, en la estafa. Y  se muestra  el estafador- estafado, que camina por la avenida con los zapatos rotos acompañado de sus ángeles- demonios, del bien y el mal. 
El espectáculo, como lo han glosado ludicamente estos artistas, exhibe al Fausto estafado por el ilusorio plano material y sumergido  en el espejismo del dinero, y entregado al sube y baja de la ambición por el poder que corrompe hasta al más fuerte, en sus convicciones, para llegar al lugar de siempre: la búsqueda de uno mismo, a la eterna pregunta que se hacen cómicos y público: ¿Quiénes somos los hombres? ¿Hasta dónde llegamos?


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