Un dramaturgo que sí ama su país,a pesar de las rémoras. |
Honrar honra, enseña el poeta cubano José Martin, y
lo citamos como preámbulo en esta
entrevista con Elio Palencia (Maracay,
1963) un artista silencioso y
trabajador, que solo se lo conoce por su ya larga lista de piezas teatrales, montadas todas con éxito, como el reciente
espectáculo Aru, amante de las mujeres,
al cual hemos considerado como el mejor
de la temporada 2015.
¿Cuál es su
análisis del estado actual del teatro criollo? ¿Qué propone o qué ofrece?
No creo contar con suficientes datos para un
análisis serio y más aún cuando soy de los que piensan que no hay uno, sino
muchos teatros. No obstante, mi percepción es positiva, pues pese a lo
fragmentario del medio y al aún exiguo apoyo de unos sectores público y privado
que –excepciones aparte- no terminan de comprender el hecho teatral y su
función orgánica dentro de una sociedad, contamos con renovadas energías,
diversidad y una inmensa voluntad de seguir haciendo con expresiones libres y
empáticas, llevando a puerto discursos, con o sin fines de lucro, con riesgos
de vuelo artístico o como saludable y legítimo entretenimiento, contribuyendo a
crear nuevos públicos y consolidarlos, pese a los innumerables obstáculos,
generalmente materiales. Al hilo de lo cual, no estaría mal en estos tiempos que
otros sectores volvieran la mirada hacia lo que hacemos porque tal vez tengamos
algo qué decir en esto de la “cultura del trabajo” y la “capacidad productiva”
a través de ese arte milenario gracias al cual la humanidad puede seguir
viéndose a sí misma. ¿Respecto a mí? Seguir trabajando, procurando lealtad a
mis necesidades expresivas, sentido lúdico, respeto a los otros y disposición a
aportar algo al entorno en el que vivo.
¿Cuál es su
balance profesional en este 2015? ¿Satisfecho?
Estoy muy satisfecho. Contabilizo: una propuesta de
guion para cine, una teleserie para niños, la adaptación de La ópera de tres Centavos, la
dramaturgia para el musical Aireteatro
pop tributo a Mecano, el cual se estrenó exitosamente en Maracaibo y,
encima, haberme dado el lujo de dirigir y producir teatro con un equipo de excepción.
Sería un desagradecido si no me considerase satisfecho. Eso sin contar con
reposiciones y nuevos montajes de algunas
de mis piezas (Mátame, mamá, Habitación
para hombre solo, Promoción Honor a
mis Padres, Penitentes en Valencia y en México D.F.) y haber sido
incluido en las antologías de Leonardo Azpárren Giménez y de Paso de Gato. Son privilegios que, a mi
juicio, debe ser honrados con gratitud, más trabajo, riesgo y, a ser posible,
con generosidad.
¿Qué planes
tiene para el 2016, en lo referente a estrenos, con producción propia, o ajena?
En teatro, mover el montaje de Aru, amador de las mujeres, pues es un trabajo hecho principalmente
con el criterio de un alcance popular y el objetivo de ser llevado a la mayor
cantidad de espectadores. Ojalá encontremos el apoyo institucional y la
sensibilidad entre los gerentes culturales, para ello. Lo intentaremos. En
cuanto a montajes de textos, para la celebración de los 30 años de Teatrela
–que ya comenzaron en el 2015- se tiene
previsto el estreno de Donde caerme viva
bajo la dirección de Costa Palamides, con maravillosas actrices que le han
acompañado a lo largo de tres décadas (Eulalia Siso, Norma Monasterios, Nirma
Prieto, Diana Volpe, Marisol Mateus). Un honor
que me tiene muy emocionado, de verdad. Por otra parte, el grupo Primera
Escena, que llevan Ángel Pájaro y Weidry Meléndez, va a producir el musical
para niños Miniña, una yegua de otra
tierra. También espero que el espectáculo Aireteatro pop tributo a Mecano, concebido, producido y dirigido el
talentoso zuliano Marcos Meza, concrete sus presentaciones en Caracas y en otras
ciudades del país. Para abril, en Buenos Aires estrenarán una de mis primeras
piezas Secuestro Rosa que,
paradójicamente, aquí no se ha estrenado en el ámbito profesional. Por otro
lado, espero que los proyectos audiovisuales vean salida para su producción y
difusión en las pantallas.
¿Cómo es la
obra que tiene Palamides para estrenar?
Es una pieza escrita en 2014 en la que juego con
ciertas recurrencias de mi trabajo. Creo que Donde caerme viva coincide con la línea de La
quinta Dayana, Detrás de la avenida y Penitentes
en cuanto a temas como la justicia, la
sexodiversidad, la religiosidad y la violencia urbana e intrafamiliar, en una
voluntad de compartir preguntas y ahondar más eso que podría llamarse “el
personaje venezolano”, en este caso, todos mujeres. Desde mis primeras piezas, la indagación en
lo femenino ha formado parte de mis motivaciones. Ya en 1989 escribí Secuestro
Rosa y posteriormente Del alma querida, en la que quise
trabajar la memoria nacional más reciente y la maternidad. La reina del soufflé, Mátame
mamá, Doña Bárbara, la perfecta ama
de casa, Remota, amiga remota y
algunos monólogos también han tenido su fuente en visiones y preguntas sobre el
mundo de distintas mujeres de nuestra Venezuela.
¿Qué está haciendo con su dramaturgia, especialmente para su difusión
afuera?
No hago mucho, la verdad. Siempre
he tenido la impresión de que mi imaginario y esa búsqueda en el personaje
venezolano, sus contradicciones y sus contextos, que es lo que más me mueve,
difícilmente tendrían receptividad en otros países. Y, ojo, eso no lo digo como
un valor, se da así, y punto: cada uno atiende a sus estímulos y necesidades
expresivas, y estas pueden coincidir o no con pocos o muchos lectores o
espectadores. Por eso mi afán y mis esfuerzos han sido más por la difusión en el
país a través de la publicación, cosa más difícil que de costumbre, últimamente. No
tan en broma, he dicho alguna vez que si mis piezas llegarán a alguien de Guasdualito,
Moruy o Pejugal, yo me daría por muy satisfecho. Para mi sorpresa, me he
encontrado con que no sólo han hallado eco en el interior del país, sino
también en otras latitudes, generalmente en ámbitos alternativos. Arráncame
la vida, por ejemplo, tuvo más de cien funciones en México DF y acaban de
hacer una adaptación en Valencia, España. Penitentes
se montó en Puerto Rico, Panamá y
para el público latino de Nueva York, y ahora Secuestro Rosa será exhibida en Buenos Aires. Aparte del sitio web (www.eliopalenciadramaturgia.com)
desde donde se pueden bajar mis textos y que está conectada con la de Gustavo Ott, no
hago mucho más. Me gustaría lograr la traducción de algunas piezas, pero es
algo que sin, apoyos institucionales o patrocinios, resulta bastante difícil.
¿Usted
dicta talleres de dramaturgia o de guiones?
He conducido un taller para Monte Ávila Editores y algunos cortos para
la CNT. También he realizado clínicas de
guion en el Laboratorio del CNAC. Han sido experiencias muy gratificantes y
agotadoras por lo exigente que me resulta, pues mi concepción de la enseñanza,
inscrita en el ejercicio de la mayéutica o el docente como “partero”, suele ser
poco ortodoxa y demandar mucha sutileza. El extremo respeto y cuidado que me
impongo para con el imaginario y la voz de cada participante, suponen grandes
esfuerzos añadidos. Para mí es un lujo, porque salvo excepciones, la docencia
sigue siendo muy mal compensada económicamente. Por eso suelo ser muy selectivo
a la hora de aceptar este tipo de responsabilidades. Pero siempre estoy abierto,
me gusta. Nutre muchísimo y supone una posibilidad reciclarse y confirmar que,
independientemente de valoraciones, uno tiene una experiencia para susceptible
de ser compartida y cuya socialización resulta, sin duda, un aporte adicional
al del propio trabajo dramatúrgico.
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