viernes, febrero 05, 2016

Dos icebergs teatrales en Caracas

Rodolfo Porras ahora mostrará su pieza teatral sobre la cultura del petróleo.
Un iceberg es una gran montaña de hielo que flota en los mares fríos, tras la ruptura de un glaciar. A primera vista aparenta  no ser grande y  esto es porque apenas un 10% de su volumen es visible en la superficie y el 90% está sumergido. Debido a las características de esa masa flotante, existe la frase “es solo la punta del iceberg”, lo cual significa que una situación o problema es solo una pequeña parte de lo que puede ocurrir. En psicología, existe la teoría del iceberg de Hemingway, la cual dice que “solo atendemos aquello que es visible a simple vista y lo demás pasa inadvertido”, tal como ocurre con un iceberg.
Hacemos esta introducción porque durante la temporada 2015 se presentó en el Trasnocho Cultural el espectáculo teatral La punta del iceberg del español Antonio Tabares, puesta en escena por Javier Vidal. Y este año, en el Teatro Nacional se verá la pieza La punta del iceberg, dirigida por  su autor Rodolfo Porras, ganador del III Premio Nacional de Dramaturgia César Rengifo 2016, consistente en un premio en metálico, el diploma respectivo, la publicación del texto y un aporte para su escenificación por parte de Fundarte, la fundación cultural de la Alcaldía del municipio Libertador.
La punta del iceberg  de Tabares alude a los enigmáticos suicidios de cuatro trabajadores  y  la respectiva investigación que apunta hacia sus agudos y peculiares problemas personales, agravados por estrés laboral y falta de apoyo profesional (psicólogos sociales y psiquiatras), quienes cayeron en agudas depresiones que los lanzaron a sus desenlaces, según una directora de la empresa española.
La obra del caraqueño Porras (1958) es la historia de dos hombres y una mujer  durante El Caracazo  (la rebelión popular del 27 de febrero de 1989. Son tres actos íntimamente ligados entre sí, pero cuyo trasfondo en la explotación petrolera y muy especialmente la llamada cultura del petróleo. Y su título se refiere precisamente a lo que no vemos en escena, a lo que está debajo. Es una metáfora sobre el crudo y todo lo bueno y lo malo que eso ha significado para los venezolanos. El espectáculo se podrá ver durante el primer semestre de este año.
Y por eso ahora dos dramaturgos coinciden  no solo en los títulos sino también en lo oculto que tienen esas obras para sus públicos y como lo descubren.


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