viernes, marzo 25, 2016

Ron, karaoke y mujeres apasionadas

Innovar es clave para sobrevivir en el teatro criollo.
Javier Vidal Prada no teme revisiones ni reescrituras o remontajes de sus textos teatrales. Su primogénito Jan Vidal Restifo se apoderó de la pieza Ambas tres (2001) y la redujo, quirúrgicamente, para un intenso espectáculo de 50 minutos,  y además la retituló Hasta el último trago. Ahora, bajo la dirección de Julie Restifo, hace temporada en el Urban Cuplé, con las actrices Marianne Suarez, Andreina Álvarez y Alberto Centeno quienes dan vidas, de maneras impactantes, a Minerva, Kore e Isis (dos hermanas y una prima), féminas que no se dejan aplastar por las nada fáciles circunstancias  que atraviesan.
Este positivo obricidio, como lo llamaría Rodolfo Santana, acentuó su humor negro en el drama de tres mujeres quienes viven normales crisis existenciales por arribar a su primera cuarentena  y un poquito más allá, y además están marcadas como sobrevivientes del deslave de Vargas (1999). Se reúnen en un bar para drenar sus complejas situaciones y ahí afloran sus intimidades: embarazo no deseado por una relación con un cubanito de 20 años, amores fugaces o fantasías eróticas, complejas peripecias para pagar cuotas de las tarjetas de crédito y otras trampas de la sociedad de consumo que acorrala a la clase media, además de la quimera de un viaje al Norte en pos del esquivo futuro. Tremendo trío de hembras inteligentes que desafían leyes machistas y salen airosas por los mutuos consejos que se dan.
No es fácil para el espectador digerir el crudo enredo existencial de los tres personajes de Hasta el último trago y la comedia oscila peligrosamente en la cuerda floja del melodrama, pero la directora Restifo inventa o retoma los positivos usos del ron (especial para actrices y actores) y pone a las mujeres a beber y cantar, en un improvisado karaoke, una serie de temas románticos apropiados para las circunstancias que ellas atraviesan.
El ritmo del montaje es impactante y atrapa al público que podría terminar hasta bebiendo y cantando a coro los desenfadados temas de esas tres mujeres indómitas.

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