jueves, mayo 12, 2016

Otro "Tal para cual" más terapéutico

Los esposos Javier Vidal (63) y Julie Restifo (58) decidieron jugar al teatro con los sendos seres de carne y hueso que mejor conocen: ellos mismos. Y por eso retomaron el texto Tal para cual y lo transformaron en audaz e hiperkinetico show de stand up comedy, al cual presentan en el Teatro BOD; cuyos personajes teatrales plasman de manera directa y desenfadada su relación de más 30 años de vida en pareja, ciñéndose a un libreto de autoficción, puesto en escena por Julie.
Hay que puntualizar que Tal para cual es la obra 15 de las 24 que, exitosamente, Vidal hasta ahora ha escrito y representado; fue estrenada en la temporada del 2007 en el Trasnocho Cultural, pero nueve años más tarde, según lo que hemos ponderamos, es otra pieza, no solo por los perceptibles cambios en el guión, donde ahora hay más ficción edulcorada y menos crudas realidades, sino porque sus intérpretes lucen más maduros y por ende más versátiles en sus desempeños histriónicos. Es, por supuesto, mejor espectáculo.
Se trata, pues, de un nostálgico viaje de 90 minutos que va desde los inolvidables años 70 hasta la primera década del siglo XXI, tocando de soslayo el inicio de la era chavista y el patético deslave del estado  Vargas. Vidal, que es libre de contar lo que quiera de su vida íntima y familiar, hilvanó unas cuantas facetas auténticas y armó así un laberinto de monólogos  para ambos, con unas cuantas escenas complejas, hasta lograr plasmar como ha sido la vida de una pareja de clase media, que no es la Javier&Julie de la vida real, con unas cuantas aristas en sus relaciones, etcétera. Aquí la ficción supera la realidad y eso, aunque nos parezca mentira, es lo que la gente quiere degustar. Por eso el éxito cómplice de telenovelas y buen cine y ahora este teatro de Javier&Julie.
Aquellos que acudan al BOD creyendo que Javier&Julie es un streep tease con sus intimidades, esas que ruedan por pasillos de los canales de TV o por los meandros de las columnas de chismes,  podrán salir rabiando, ya que lo exhibido es una versión light o edulcorada o una  exquisita ficción teatral, nada de teatro-verdad, donde ambos terminan felices y esperando las ventajas de una edad dorada más calmada, donde habría nietos y más experiencias, porque los seres humanos o teatrales son de la misma materia de los sueños, como enseña aquel Próspero shakespereano, pero antes muestran unos bailes que son auténticos shows terapéuticos y unos cuantos pugilatos verbales, todo dentro de una gratísima atmósfera lúdica, donde cada espectador buscará su pedacito de sueño en ese polícromo escenario.

Si alguna virtud tiene este espectáculo es que atrapa al público más aburrido y lo hace participar en ese sueño de los ciudadanos Javier&Julie y sus personajes de Javier&Julie. No es difícil para los que conocen al matrimonio Javier&Julie diferenciar la ficción de la realidad, pero el público en general no tiene ese conflicto, porque hay singulares momentos del espectáculo que atrapan con sus peripecias y los desenlaces de sus crisis, donde es ostensible la comprensión, inteligente, de ese matrimonio teatral, que de alguna manera copia la realidad allende la escena. En síntesis, es terapéutico todo aquello. 

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