jueves, julio 21, 2016

Piacoa se mudó a Caracas

Espectáculo para fin de semana en el teatro Municipal
Viento en popa con el relanzamiento de la Compañía Nacional de Teatro (CNT).Ya alistan audiciones, a finales de este mes de julio, para elegir al elenco -no menor de 15 actores y actrices, reforzados por cinco profesionales- que participará en los montajes de cuatro piezas (tres criollas y una foránea) para integrar la primera programación de la temporada 2016 y 2017, en una sede que sería el Teatro Nacional, en la esquina de Cipreses, como en otrora época. Contratos y sueldos de intérpretes y directores de los espectáculos estarán regidos por un tabulador del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Así la agrupación será una alternativa fija en la programación de la capital venezolana.
Cabe recordar que la CNT fue creada el 22 de mayo de 1984 por decreto Presidencial y su director Isaac Chocrón Serfati la inauguró con su comedia Asia y el lejano oriente, puesta en escena por Román Chalbaud. Actualmente, según su directivo, el sociólogo Alfredo Caldera, es “una institución comprometida con los procesos de cambio que vive nuestra sociedad y que participa activamente en las manifestaciones de la actividad teatral que se desarrollan en las distintas latitudes del país. La investigación, la capacitación, la documentación, la conservación, el trabajo con las comunidades y el rescate de la memoria del teatro se suman a su repertorio”.
Ese viento en popa que empuja a la CNT es el contundente y mágico espectáculo Peludas en el cielo, de Gustavo Ott, estrenado el pasado jueves 7 de abril en Teatro Baralt, el cual después hizo dos funciones en el Festival de Caracas, según puesta en escena lograda con firmes actuaciones de Vanessa Vásquez, Luis Domingo González, Francis Rueda y Aura Rivas, bien dirigida por Carlos Arroyo, dentro del dispositivo escenográfico que diseñó Rafael Sequera. Ahora tiene temporada en el caraqueño Teatro Municipal.
Esta pieza, ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2015, la pensó Ott como comedia de tesis, porque dentro del lenguaje, entre el humor y la situación cómica, está la idea del continente recobrado pero sin garantías; una Latinoamérica como antídoto y escudo, pero también como amenaza, desengaño y derrota. Peludas en el cielo “funciona como monstruo y me gusta pensar que esa bestia no está fuera de los personajes, sino en lo más íntimo de sus deseos”. Ahí, a lo largo de 75 minutos, se materializa el universo de cuatro venezolanos que viven en la población de Piacoa (Delta Amacuro), cuyos anhelos y carencias pueden extrapolarse a cualquier realidad local o universal. Ott confesó que ese texto le tomó varios años; estuvo en el Delta en el 2011, precisamente dictando algunos talleres organizados por la CNT, y de allí viene “ese paisaje”.  
A la Piacoa teatral la acechan miles de mariposas palometas peludas, las cuales son calamidad, oscuridad y amenaza de múltiples enfermedades eruptivas, por esta razón sus habitantes se encierran en sus casas, ante esta plaga que oscurece el día y pasa sin dejar mayores males. Esta metáfora construida a partir de un fenómeno natural de la región, le sirve a Ott para hablarnos de lo que nos caracteriza como sociedad.
 La morada de las Pachecos es el epicentro de esta saga. Allí está Yesenia, afectada por un dolor en la pierna derecha, por un accidente que le ocasionó una mariposa peluda, y su hija Mariana, quienes se ven obligadas a encerrarse, porque las palometas están por llegar. Intemporalmente se presentan los otros personajes: Luis Domingo González, director de cultura de la Alcaldía de Piacóa, además de director de teatro y brujo, entre otros oficios, y Rita, maestra graduada, quien desatará el conflicto de la obra, al generar la ambición y proyectar los más íntimos sueños y caprichos de cada uno de los personajes, así como su verdadero carácter, por la intempestiva noticia de que puede haberse ganado la lotería.

Con Peludas en el cielo entendemos que la poesía es un espacio perdurable, que nos acompaña durante toda la vida. ¿Por qué no venderla? ¿Por qué no exportarla? ¿Por qué no traficarla? A eso se reduce Piacoa, el mundo y nuestros sueños. Una síntesis de cada uno de nosotros, indica su director Carlos Arroyo.

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