miércoles, noviembre 16, 2016

Cardenio de Pulido

Periodista, novelista, poeta y ahora irrumpe en el teatro.
  El personaje teatral Cardenio está de moda. Hace temporada en Buenos Aires, donde nueve piezas de William Shakespeare se exhiben, y también se muestra ahora en Caracas, gracias al periodista y escritor José Pulido (Villa de Cura, 01.11.1945), quien hizo una prolija investigación y optó por escribir su ópera prima, Cardenio herido, para que Marta Velazco la dirigiera correctamente, en pulcra producción de la Fundación Rajatabla, la cual se presenta en la sala Anna Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de la Artes; gracias al reposado trabajo de  los actores veteranos Pedro Pineda y Carlos Carero, además de los esmerados jóvenes Daniel Landa, Jesús Enrique León Meléan, Valentina Garrido, Sara Scuzzarello y Slavko Sorman; y todo funciona, en menos de 90 minutos, dentro de un dispositivo escénico creado por Asdrúbal Meléndez y Kimiko Suzuki.
José Pulido, con todo el bagaje cultural creado en 44 años de periodismo, seis novelas, dos libros de cuentos y cuatro poemarios, debuta ahora como autor teatral con Cardenio herido, texto inspirado en La historia de Cardenio, una pieza que se le atribuye a Shakespeare. Hizo una investigación exhaustiva y optó por escribir su propio texto como homenaje al autor de Hamlet y Miguel de Cervantes Saavedra, en ocasión de los 400 años de la muerte física de tan excelsos autores de las lenguas inglesa y castellana.
Como escritor, Pulido sabe del valor exacto de las palabras y de lo importante de la originalidad. Reconoce que las casualidades son tan abundantes que ya ni asombran; pero a veces dan qué pensar. “Hace unos meses estaba empeñado en analizar con mucho detenimiento los capítulos de El Quijote donde aparece la historia sobre el cuarteto amoroso de Cardenio y Rescinda, y de Fernando y Dorotea. No he leído jamás que quedó de la obra teatral que dicen escribió   Shakespeare sobre el personaje de Cervantes, pero conozco la escritura de ambos: son brújula de todo sentir y de todo crear. Entonces me dediqué a pergeñar una pieza en homenaje de estos autores, quienes murieron con pocos días de diferencia. No solo los unió el drama de Cardenio: fueron dos seres humanos que se convirtieron en lenguaje”.
Recuenta Pulido que la pieza sobre La historia de Cardenio, la última escrita por Shakespeare que se perdió, no existen sino alusiones, pero se dice que la pergeñó en colaboración con John Fletcher. En el registro londinense de libros, de 1613, se informa que John Heminges, socio de Shakespeare en la compañía teatral Los hombres del rey, fue remunerado después de la representación en la corte de seis comedias, una de ellas era La historia de Cardenio, y afirma que fue estrenada el 10 de mayo de 1613. Volvió a representarse ante el Duque de Saboya el 8 de junio de ese año. “La ficha en el registro es el único dato que se conoce sobre la representación de La historia de Cardenio.
El personaje Cardenio, pues, le pertenece a Miguel de Cervantes y su saga comienza en el capítulo XXIII de El Quijote de la Mancha. Al parecer, Shakespeare leía a Cervantes con interés y decidió hacer una obra de teatro con este capítulo. Thomas Shelton tradujo al inglés la primera parte de El Quijote en 1612.
En el siglo XVIII, Lewis Theobald escribió Doble falsedad o los amantes afligidos y fue un espectáculo muy exitoso, el cual se representó durante muchos años. Cuando falleció, tras haber declarado que había encontrada la obra shakepareana original y que su texto era, pues, una adaptación, el obispo Warburton compró su biblioteca y el texto de La historia de Cardenio desapareció, al parecer como el cocinero del religioso encendía el fuego de su cocina con cualquier papel que tuviera a su alcance y se sospecha que sin saber de qué se trataba, agarró el manuscrito de Shakespeare y lo quemó. Una leyenda urbana más sobre el poeta de Avon.
 Con todo eso que investigó y leyó Pulido fue que brotó Cardenio herido, en cuya saga se revela como Cardenio y Luscinda se aman desde la adolescencia, pero cuando él decide pedirla en matrimonio la envían a trabajar para un duque. Don Fernando, el hijo menor del susodicho duque, enamora y además engaña a la joven Dorotea, pero también enreda en sus mentiras y argucias a Luscinda, con quien se casa. Cardenio huye enloquecido y herido en lo más profundo de su corazón. Un día se encuentran Cardenio y la joven Dorotea sin saber quiénes son y entonces ella dice: “En esta región hay un duque cuyo hijo menor es un traidor engañoso. Me juró que me amaba y que sería mi esposo y se aprovechó de mi debilidad momentánea. Luego se alejó y se casó con otra”. Entonces pronuncia el nombre del traidor: “Se llama don Fernando” y la obra avanza hacia su cima dramática más elevada, cuyas jóvenes parejas y sus padres, verán como sus destinos se cruzan en una obra llena de humor, pasión y mucha música”.
No hay duda que novel dramaturgo Pulido captó la esencia del texto cervantino y lo desarrolla, dentro de las categorías aristotélicas y sin mayores audacias. La veteranía con el oficio literario le permitió crear unos diálogos ligeros y poéticos, de tal manera que le sirvieron a la directora Velazco para un buen desempeño, ayudado además por los comediantes criollos que la secundaron.  Creemos que el montaje –el cual transcurre en un escenario desangelado y carente de elementos evocadores- requiere de más funciones para los ajustes normales de la acción escénica, pero el público puede ya disfrutar de una obra escrita por un venezolano sobre un personaje que tiene dos padres tan importantes, como Cervantes y Shakespeare.
.Además, en este montaje de Cardenio herido, logrado gracias al aporte fundamental que le hizo el aragüeño Pulido, se convierten en personajes teatrales los genios del inglés y del castellano: Shakespeare y Cervantes. Ellos comentan y presencian lo que ocurre, cual divertidos voyeristas. Ahora los caraqueños los verán y lo más seguro es que aplaudirán, porque ayer, como hoy, el amor es lo único por lo cual vale la pena vivir y sufrir otro tanto, porque el amor es esa curiosa trampa que ha prolongado   la especie humana desde la época de las cavernas, para fijar un punto de arranque.
SHAKESPEARE EN ARGENTINA
“Vivir es actuar obras de Shakespeare”, lo dijo alguna vez el crítico Harold Bloom. Y si hoy resucitara encontraría a sus personajes dando vueltas por Buenos Aires, donde ahora hay nueve obras suyas en cartel. Pero es mucho más que un homenaje a 400 años de la muerte del escritor sinónimo de teatro en todo el mundo. La pasión shakespereana va mucho más allá, puntualiza una crónica del diario Clarín. El desafío de enfrentar un clásico y, a la vez, la adrenalina de lograr algo nuevo con eso, es uno de los motores que animan a los que, este año, se metieron con sus obras: Martín Flores Cárdenas dirige Otelo. Pero como sus textos son sólidos y ricos como pocos, hay otra versión de esta tragedia: un Othelo, con hache y un subtítulo que aclara: “Termina mal”, su director, Gabriel Chame Buendía. Sacarlo del “museo” y traerlo a la calle, como en sus orígenes, es el objetivo de Francisco Civit que dirige Ricardo III. Otro que vivió en la tierra natal del escritor la experiencia shakespereana es Patricio Orozco, quien dirige Cardenio, que está en escena por primera vez en Buenos Aires. Juan Gil Navarro también fue atrapado por la “locura shakespereana” con Shakespeare todos y ninguno.  Y hay otro rey inglés en un escenario porteño: Rey Lear, que dirige Martín Barreiro. Para Alfredo Martín, director de La tempestad, la elección tuvo que ver con los conceptos del enemigo y la traición. Gonzalo Demaría es autor y director de Sangre, sudor y siliconas, basada en Tito Andrónico.  Para Mónica Viñao, directora de Señora Macbeth (texto de Giselda Gambaro en una versión de Macbeth), la belleza del material radica en la potencia de los personajes. Además de su teatro, hubo en escena poemas como Conjuro de Venus y Adonis, que dirigió Viviana Foschi. Todos piensan reestrenar en 2017, porque para las grandes pasiones humanas y también sus miserias, hay un gran espejo: William Shakespeare.

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