jueves, marzo 23, 2017

Mrozek y Ott o el relevo teatral que no cesa

Un texto de Mrozek teatralizado.
Slawomir Mrozek y Gustavo Ott prestaron sus textos teatrales para que sendas agrupaciones caraqueñas de jóvenes actores se presentaran en la sala Rajatabla y en el Teatro San Martín, buscando así las catarsis individuales y colectivas de artistas y espectadores, gracias a sus temas argumentales profundamente críticos. Un par de contundentes farsas en códigos del mejor teatro del absurdo, ambas destinadas a cuestionar las sociedades burguesas donde fueron escritas y ahora exhibidas. Teatro para pensar y divertir, como siempre.
SOCIEDAD ANTROPOFAGA
En este contexto  de “fabrica teatral”  es que vimos las  piezas En alta mar   de Mrozek (Borzecin, Polonia 29 de junio de 1930/ Niza, Francia, 15 de agosto de 2013 ) y Pavlov: dos segundos antes del crimen de Ott (Caracas, 1963), obras que ya habíamos ponderado , con otros elencos y directores,  años atrás, las cuales ahora lucen novedosas por sus cuidados trabajos escénicos y de producción. El teatro venezolano es, parafraseando al poeta colombiano Porfirio Barba-Jacob, un rio que no cesa y siempre luce undívago y cambiante.
 En alta mar es una divertida farsa centrada en una mujer y dos hombres adultos que tratan de sobrevivir sobre una balsa que flota en un océano y mientras esperan la muerte, de la cual tienen conciencia, tratan de saciar su natural hambre, para lo cual negocian entre ellos comerse a uno de ellos, con la esperanza de que alguien llegue a rescatarlos de ese inminente naufragio,   y para ello organizan todo un proceso electoral. En síntesis es una farsa sobre las costumbres de una comunidad burguesa clasista y su epilogo tiene una solución teatral, por supuesto, con la irrupción de un cuarto personaje, que es nada menos que un cartero. Es una pieza sustentada en la sátira, en lo insólito y en lo paradójico, que produce risa y conmiseración cuando se descubren las críticas que plantea el autor, un hombre que fue perseguid o por los nazis y los comunistas, porque era precisamente un amante de la libertad.
 Esta depurada producción, centrada en lo indispensable para el show teatral, fue adelantada por la agrupación Teatro del Gato Negro, una institución con 23 años de labores, la cual ha llevado a escenas numerosas piezas teatrales, teniendo una gran receptividad por parte del público y críticos. Está bajo   la dirección del reconocido dramaturgo, pedagogo y director Paul Williams (Rubén Pinto). Y los fantásticos personajes, para así calificarlos, son interpretados por Adalhiza Herrera, Jefferson Vargas, Felix Ríos y Ricardo del Castillo, quienes demuestran sus talentos equilibrados.
 Creemos que esta agrupación debe luchar para hacer más presentaciones porque su producto es de calidad y además una sensata crítica al abuso de poder, la alienación y la caprichosa organización de jerarquías, así como a la manipulación, la corrupción y los consabidos criminales intereses políticos, todo eso en un impactante ritmo para transmitir su punzante humor en situaciones absurdas, irónicas y preñadas de didáctico sarcasmo. Buen elenco y una severa dirección.
CONDICIONADOS
 El Teatro San Martín de Caracas y Textoteatro han producido una de las primeras piezas de Gustavo Ott y también una de sus obras más importantes: Pavlov: dos segundos antes del crimen. Fue escrita hacia 1986 y estrenada en la temporada 1991. Ahí se plasma como se gesta y se consuma el asesinato de la locutora radial Amada de la Noche, una especie de bruja y psicóloga que responde las más complejas preguntas intimas de sus nocturnos clientes telefónicos. Es una inteligente pieza para darle forma y justificar la denuncia de la nefasta influencia de los medios de comunicación, a partir de una aplicación de los experimentos del científico ruso, Iván Pavlov, sobre los reflejos condicionados pero sobre los seres humanos.
Contada comenzando por el final, y con un despliegue de humor a veces hilarante, la obra lleva al espectador desde la risa a la reflexión sobre temas insospechados que tocan a la familia, la religión, el control maternal, el matrimonio, el sexo, y en definitiva, esa incontenible vocación de la gente en meterse en la vida de los demás.
Se trata de una de las piezas icónicas del autor caraqueño que sirvió además para la internacionalización del mismo TSMC, con giras que llevó a los de San Martín a eventos internacionales en Rumania, Hungría, Dinamarca, Rep. Checa, España, Inglaterra, Mónaco, Marruecos, EE.UU., Chile, Rep. Dominicana, y Canadá entre otros. Además, Pavlov… fue producida durante la década de los 90 por importantes teatros foráneos como GALA en Washington DC, Divadlo Bez de Praga, Rosenteatret de Copenhague y El Vitral de Buenos Aires.
Esta vez, Pavlov, dos segundos antes del crimen regresa a la escena caraqueña bajo la dirección de María Brito y con un elenco integrado por Jennifer Morales, Adriana Bustamante, Leonardo Gibbs, Wilken Smith y Elmer Pinto, diestros actores, con la asistencia de dirección de Luis García e iluminación de René Dal Farra.
No hay nada nuevo que decir de este pieza, donde Ott teatraliza una crónica periodística sobre un asesinato y por eso, presenta primero el crimen y después avanza hacia todos los pormenores de cómo y porque se gesta el rocambolesco suceso.
Ott arrincona la tradicional ecuación dramática aristotélica (introducción, exposición, clímax y desenlace) y la realiza escénicamente a la inversa. Esto puede gustar o no, o confundir al espectador. Es una técnica que este dramaturgo usa muy a menudo y creemos sería más útil en el cine.
EL RELEVO QUE SE GESTA
Más allá de los contenidos de los espectaculos, hay que resaltar en ambos montajes la valiosa presencia de jóvenes profesionales de la actuación, pertenecientes precisamente a esa llamada “generación de relevo”, tan necesaria e indispensable para que las artes teatrales no fenezcan o se estanquen, toda una verdadera oleada de actrices y actores dispuestos a no solo ocupar, por intermedio de sus trabajos y talentos, el lugar que les corresponde sino también a impulsar y cambiar o contemporizar, como se espera, al teatro nacional.
Después habrá que escribir una crónica exhaustiva sobre ese impresionante y plausible relevo teatral que se ha estado gestando lentamente durante los últimos 10 años y de antemano advertimos que todos se han estado preparando con talleres, cursos exprés y hasta estudios académicos formales en Unearte y la UCV, al mismo tiempo que han incursionado en los festivales de teatro, bien sea breve o tradicional, o en montajes “ambulatorios”.
Hay que resaltar que durante el último semestre del 2016 la treintañera Compañía Nacional Teatro, en etapa de relanzamiento, hizo un amplio casting para seleccionar un grupo de comediantes destinados a sus espectáculos. De esa selección se contrataron a no más  de 50 intérpretes,  quienes tendrán talleres y montajes a lo largo de este  2017 y el 2018, labores que ya comenzaron con el espectáculo  El pez que fuma, versión escénica de Ibrahim Guerra sobre el texto original de Román Chalbaud, el cual además hace temporada hasta mediados del venidero mes de abril.
Además es imposible negar la presencia del dúo dinámico que hacen Orlando Arocha y Diana Volpe para crear sendos espacios teatrales, en el backstage de la Concha Acústica de Belo, para montar importante textos estadounidenses y mostrar ahí sendos festivales de teatro, además de espectaculos tutorados de nuevos directores.
A esta lista hay que agregar lo que se hace por el teatro en la UCV y muy especialmente en la UCAB, durante los últimos 40 años por Marcos Reyes Andrade y Virginia Aponte.
Y por supuesto la tarea del Teatro Trasnocho Cultural es innegable: tres festivales seguidos para propulsar a los nuevos directores.
Hay, pues, un importante relevo teatral y estamos reseñando solamente a la Gran Caracas y se nos quedan por fuera las provincias tan cercanas y tan lejanas al mismo tiempo, pero donde hay gente buena que sueña y trabaja como la que mora en Guanare

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