jueves, noviembre 23, 2017

"Oscuro, de noche" o la violencia no tiene matices

Para Pablo su Venezuela esta presente
Oscuro, de noche de Pablo García Gámez conquistó el Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional que otorga la Compañía Nacional de Teatro 2017.
¿Qué trata su obra premiada con el Apacuana?
Kenny, hijo de Zenobia y Cristóbal, quiere comprase una moto para trasladarse por la ciudad.  Ocurre un hecho violento con Kenny como víctima.  Hay testigos que dan versiones y opiniones sobre el hecho; está la abuela Mercedes a la que no se le puede decir la verdad.  Aparece una serie de prejuicios colectivos: si es motorizado, no anda en buenos pasos; solo existe una religión como tal y el resto es brujería y así por el estilo; todo ello sugiere una reflexión en conjunto sobre la comunidad y nuestros prejuicios.  El tratamiento espacio-tiempo en Oscuro, de noche es muy particular; la pieza tiene un presentador, suerte de juglar-narrador oral; incluso, en el texto, la lengua reflexiona sobre sí misma. Oscuro, de noche es un acto de violencia sobre un motorizado y alude a la ligereza de algunos medios de comunicación que cambian la vida de una familia.
¿Satisfecho? 
No.  Siempre hay otro proyecto que quiero realizar.
¿Cuántos años en Nueva York?
A Nueva York llegué hace largos 23 años, pero voy a Caracas cuando puedo porque tengo familia.
¿Qué pasó con Venezuela?
Venezuela está ahí.  Siempre.  En los genes.  En el pasado.  En el futuro.  
¿Cuantas obras escritas hasta ahora? 
Hasta ahora llevo unas veinte piezas.
 ¿Cuantas premiadas?
Las premiadas, lo cual es muy bueno porque son reconocimientos, hasta ahora son: Blanco: HOLA (Hispanic Organization of Latin Actors), ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo) y premio Proyecto Asunción.  Noche tan linda: HOLA, ACE y premio Proyecto Asunción.  Las damas de Atenea se llevó un HOLA en 2015.  Yo no soy Lupita: HOLA y ATI, Asociación de Teatro Independiente.  Olvidadas, recibió el premio Abniel Marat en el Festival FuerzaFest 2016.  Por Olvidadas y La vieja herida HOLA me otorgó un reconocimiento especial por los logros en dramaturgia en 2017.  Y ahora el Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2017 para Oscuro, de noche.
¿Por qué en varias de sus obras están presentes las temáticas de la homofobia y la discriminación?
A pesar de reconocer que la discriminación por preferencia sexual está presente en muchas partes, debo señalar que la homofobia ha estado arraigada en la sociedad venezolana al punto de invisibilizarse.  A todo nivel.  Para muchos, lo primero que les viene a la mente cuando quieren agredir a alguien es gritarle ’marico’ Hay personas que justifican tales actitudes diciendo que es parte de nuestra cultura; otros no reconocen cuán discriminadores son e invocan el lugar común de ‘hasta tengo amigos maricos’. A todo nivel, repito. Lo que empieza a ser verbalizado termina proyectándose a niveles físicos y pasa a ser normal: en mis tiempos, muchos tenían como entretenimiento pasar por la avenida Libertador con el fin de agredir a los travestis; la opinión general era que los travestis eran personas a medias. Cuando la víctima de un hecho de violencia es homosexual o lesbiana, muchos apelan a ‘él/ella se lo buscó’.  
¿Qué ha pasado con el cine?
En este momento pienso en el teatro, tanto en el aspecto de la dramaturgia como en la investigación, en particular la relación performance-audiencia. Cuando no estoy escribiendo un texto, estoy buscando información sobre el teatro hispano y su relación con el público.  Claro, el cine es un reto y, de hecho, varias de mis piezas tienen un tono cinematográfico; si se diera, sería excelente, pero actualmente no lo estoy buscando.  Ojalá y él me encuentre a mí.
¿Cuáles obras suyas se han montado en Caracas?
En Caracas se presentó Oasis Pub, escrita junto con Elio Palencia.  En 2016 se realizó en la Galería de Arte Nacional la lectura dramatizada de Olvidadas con mis admiradas Francis Rueda y Aura Rivas, dirigida por Palencia.  El 26 de junio 2017, Oasis Pub se iba a presentar en el Teatro Principal producido por la Escuela de Teatro Ramón Zapata, de Valencia, pero por motivos “guarimbísticos” no se pudo.  Me queda la satisfacción de que a la gente de Valencia le interesó y produjo ese texto.
¿Repetiría de nuevo ese exilio y esa lucha para alcanzar metas? 
El exilio es una de las situaciones más complejas por las que puede atravesar un ser humano.  Es fuerte cuando debes decidir si salir o quedarte, pero viviendo en la alteridad.  Al formar parte de la diáspora, eres de aquí y de allá y a la vez no lo eres.  Vives en un estado liminal.  Cambia el panorama: por ejemplo, experimentas la xenofobia desde el otro lado, te conviertes en un otro. Tienes que tomar las riendas de tu vida y asumirte: se limitan los grises y si, por ejemplo, quieres que reconozcan la unión entre parejas del mismo sexo, tienes que ser partícipe. Una de las cosas más particulares que me sucedió aquí, en Nueva York, fue introducir una demanda a la Corte Federal para que reconocieran civilmente la unión de 24 años con mí pareja.  
¿Ya es ciudadano estadounidense?
No, soy ciudadano venezolano. Hace poco comencé a hacer las diligencias porque se siente un retroceso en cuanto a logros de las minorías. Hay ansiedad en el ambiente.
-¿Cómo sobrevive?   
La pegaste cuando dices “sobrevive” porque ando corriendo todo el tiempo. Actualmente soy profesor adjunto en City College y Brooklyn College de CUNY. Soy profesor de español.  En este momento estoy organizando lo que será mi tesis doctoral, revisando y seleccionando material sobre piezas contemporáneas del teatro hispano que apuntan a la memoria colectiva: aquí también se sufre de amnesia… es lamentable que se sepa poco de la historia del teatro en español de Nueva York.  También soy voluntario en un proyecto de GED: doy clases a adultos para que obtengan su diploma de secundaria. Pero a comienzos de año me otorgaron dos becas: IUPLR Mellon Fellowship y la Graduate Center Dissertation Fellowship para que realice investigaciones y complete la tesis doctoral en mayo 2018.
¿Qué pasa con los otros venezolanos que hacen teatro y viven en Nueva York?
Los venezolanos que hacen teatro están haciendo teatro. Lo que quiero decir es que los paisanos están entregados de lleno a sus respectivos proyectos lo que limita para compartir experiencias e incluso, diseñar proyectos. Ocasionalmente he tenido la oportunidad de ver trabajos interesantes en los que intervienen venezolanos.



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