sábado, marzo 30, 2019
domingo, marzo 24, 2019
Entre Rómulo y Pablo
Nadie
lo esperaba. Surgió el proyecto y se puso en marcha. Inaugurar la temporada
2019 de la caraqueña Compañía Nacional de Teatro con sendos espectáculos: uno
totalmente nuevo y otro con una pieza estrenada el año pasado.
Fue
así que el pasado 14 de febrero, a las 7 pm en la Sala Alberto Ravara del
Centro Teatral de Occidente de Guanare, se estrenó la versión escénica de Los
inmigrantes de Rómulo Gallegos, nuestro escritor más emblemático y ex
Presidente de la República, autor de la novela Doña Bárbara donde,
precisamente, hay un fantástico fresco sobre la civilización y la barbarie
presentes en la patria venezolana.
Aníbal
Grunn, coordinador del Núcleo Portuguesa de la Compañía Nacional de Teatro, y
además director del espectáculo Los inmigrantes, originalmente escrito y
editado en 1919, es la historia de dos
extranjeros: un judío y un italiano, quienes se encuentran en una plaza
caraqueña y comienzan a contarse sus vidas, con momentos felices y sus
desdichas, desde que llegaron a Venezuela. Hermosa historia, llena de esa gran
maestría en la narración galleguiana, con una vigencia absoluta. Saga llena de
amor, de burlas, de buenas noticias y de malos momentos. Historias impregnadas
de nostalgia y con un profundo agradecimiento a esta tierra que supo cobijarlos
y darles no sólo dinero, bienestar y trabajo, sino una familia.
Recuerda
Grunn que en aquel cuento de Gallegos
los hijos de los inmigrantes, nacidos ya en Venezuela, se casan y
comienzan una nueva familia, esta vez de venezolanos que se arraigan aquí, con
la perspectiva optimista que nuestro gentilicio podía abrazar en aquellos años
y que era la envidia de muchas naciones en desgracia.
Cuenta Grunn
que el año pasado, durante las clases del Taller de Formación de la
Compañía Regional de Portuguesa, vieron dramaturgia y leyeron el cuento para
hacer una versión teatral. Dividieron la obra en escenas y a cada estudiante le
correspondió dialogar una escena. Los escritores fueron Jhessika Betancourt,
Emili Valladares, Yonder Carrizalez, Sinait Lameda y Gabriel Jurado, “gente
joven que prometen mucha más piezas”, acota Grunn
“Al final el
producto nos gustó tanto que decidimos proponerle a la Compañía Nacional de
Teatro, cuyo director general es Carlos Arroyo, para coproducir el montaje.
Aceptaron y comenzaron los ensayos. Hicimos un receso por el Festival de
Teatro, en el mes de noviembre y al regreso de este 2019 retomamos los ensayos
y la producción”.
Los
personajes de la versión teatral de Los inmigrantes son:
Abraham (el judío), Doménico (el italiano), Domitila (esposa de Abraham),
Franchesca (esposa de Doménico), Abraham (joven), Domitila (joven), Sara (hija
de Abraham y Domitila), Samuel (hijo de Abraham y Domitila) Giácomo (hijo de
Doménico y Franchesca), cuyos roles están resueltos por
Wilfredo Peraza, Giuseppe Fischetti, Mercy Mendoza, Carlos Moreno, Rosangélica
Sánchez, Jhessika Betancourt, Sinait Lameda, Yonder Carrizalez y Gabriel
Jurado.
Grunn
coordinó todo el trabajo de escritura así como la dirección general de la
puesta en escena. La propuesta escénica, el vestuario, la iluminación y la
música, también son producto de charlas, discusiones e investigación cada uno
realizó. “Teníamos una referencia de un video que se había hecho para
televisión, pero ninguno lo vio hasta que la puesta estuvo terminada y nada
podía contaminarlos La historia teatral, ubicada Caracas, transcurre en cinco
épocas diferentes: 1925,1942, 1945,1950 y 1955.
La
producción del Núcleo Portuguesa es de gran formato donde “la experiencia de
escribir con estos muchachos fue maravillosa. Cada día descubríamos más cosas y
siempre tuvimos en cuenta no traicionar al autor en su propuesta de conflicto.
Además, lo difícil fue encontrar un mismo estilo todos, como así mismo mantener
lo romántico y tan particular de la pluma de Gallegos. Sobre todo con
muchachos cuyas edades oscilan entre los 14 y los 20 años. Es importante
destacar que casi nadie conocía a Gallegos, por haberlo leído y mucho menos el
cuento. Verlos emocionarse y hasta llorar con el final sorpresivo e inesperado,
fue algo que nunca me podré olvidar”-
Los inmigrantes se
verán en Caracas, por ahora hizo 16 funciones y no menos de mil personas lo
aplaudieron. Así comenzó a escribirse la historia del Núcleo Portuguesa.
PABLO GARCÍA GÁMEZ
La Compañía
Nacional de Teatro se presentó en el teatro Alberto de Paz y Mateos, desde el
27 de septiembre hasta el 4 de noviembre de 2018, con su espectáculo Oscuro,
de noche, texto de Pablo García Gámez que ganó el Premio Apacuana de
Dramaturgia Nacional 2017, el cual fue llevado a escena por Carlos Arroyo y
actuado por el elenco estable de la CNT.
Oscuro de
noche es la trágica historia
de Kenny, un trabajador bancario, de 25 años, que es asesinado en una avenida
para robarle su moto, y de todas las vicisitudes que tienen que afrontar sus
familiares y amigos para recuperar su cadáver y lograr darle cristiana
sepultura.
Es, pues, un obra
dramática, no convencional, donde el autor García Gámez apunta a la médula de
la esfera privada de una familia que ha sido desequilibrada o
herida. El detonante es el hecho que le ocurre al Kenny y lo que
importa es ver qué pasa en el mundo de su madre Zenobia, su padre Cristóbal, su
abuela Mercedes y su novia Lucía, además de toda una serie de trabas
burocráticas que surgen para complicar las exequias.
En ese primer
montaje de Oscuro de noche trabajó un doble elenco por lo cual ahí
participaron los comediantes Francis Rueda, Adriana Bustamante, Luis Domingo
González, Gustavo Rengel, Ariana León, Dora Farias, Marxlenin Cipriani,
Randymar Guevara, Gustavo Meléndez, Trino Rojas, Kala Fuenmayor, Adrián Jiménez,
Angélica Rinaldi, Yordano Marquina, María Tellis, María Brito, Andy Pérez, Vito
Lonardo y Jorge Canelón. La música era, sin duda alguna, un creativo ensamble y
el vestuario utilizado es la Compañía Nacional de Teatro, ente adscrito al
Ministerio del Poder Popular para la Cultura desde mayo de 1984.
En este montaje el director Carlos Arroyo
juega con elementos de las estéticas expresionista, realista y circense, hasta
lograr crear un conmovedor e impactante espectáculo, para no más de 90 minutos
de exhibición escénica.
Otro de los atractivos que hizo que la pieza
llamara la atención del público fue que varios de los personajes son
interpretados por distintos actores que rotan sus roles entre una función y
otra, lo que invita al espectador a volver a ver la pieza para disfrutar de las
diferentes propuestas actorales.
Ahora Oscuro, de Noche tendrá una segunda temporada en la sala del
Teatro Alberto de Paz y Mateos, del 21 al 31 de marzo de 2019, con funciones de
jueves a domingo, a las 4 PM. Vale destacar que durante las 24 funciones de su
primera temporada la pieza fue muy bien recibida por las más de 2.500 personas
que asistieron a la actual sede artística de la Compañía Nacional de Teatro
para disfrutar de la obra.
El elenco del actual Oscuro,
de Noche lo conforman: Francis
Rueda, Adriana Bustamante, Ludwing Pineda, Gustavo Rengel, Ariana León,
Marxlenin Cipriani, Randymar Guevara, Gustavo Meléndez, Trino Rojas, Gerardo
Luongo, Angélica Rinaldi, Yordano Marquina, María Alejandra Tellis, María
Brito, Dora Farias, Jean Manuel Perez, Vito Lonardo y Jorge Canelón,
integrantes del elenco estable de la CNT. La música es un creativo ensamble
además de un especial trabajo de musicalización por parte de Julia Carolina
Ojeda y los percusionistas Andersson Figueroa y Jorge Canelón hijo y el
vestuario es de la CNT
Comentario general necesario: ahí hay valiosa gente
que trabaja para materializar un presente y erigir un futuro .Artistas
comprometidos con su país.
Los 48 años de Rajatabla
Carlos Giménez |
Ya han transcurrido no menos de 48
años de la compleja historia teatral venezolana y lo manifestamos porque
hemos visto: entre aquel 27 de febrero
de 1971,el espectáculo músico teatral Tu país está feliz, dirección de
Carlos Giménez y su original guión basado en el poemario homónimo de Antonio Miranda,
con la música fabricada por Xulio
Formoso, y, durante el pasado 16 de marzo de 2019, el melodrama La gata sobre el
tejado de zinc caliente, con dirección y versión de Javier Moreno sobre el texto original de
Tennessee Williams y producido por Williams López, para la agrupación
Rajatabla que el ahora comanda. Dos
formas o maneras de vivir en este balcanizado continente.
Ahí, y hay que subrayarlo para la
historiografía teatral que ha de venir, porque Venezuela prosigue a pesar de
los tropezones, que esos dos montajes se han mostrado, en distintas épocas, en
la misma parcela (al norte del Teatro Teresa Carreño y la plaza Morelos) donde
estaban la quinta Ramia y el soberbio
teatro que diseñó Carlos Raúl Villanueva para la primera sede del Ateneo de
Caracas, y el galpón que construyó el MOP mientras se erigía la soberbia
edificación que terminó siendo la sede de la actual Universidad Experimental de
las Artes.
TU PAÍS ESTA FELIZ
Tu país está feliz, que era una crítica
futurista para la sociedad venezolana de las décadas posteriores, renovó el
gusto del público durante las tres últimas décadas del siglo XX y ayudó principalmente para crear y
acrecentar a la agrupación Rajatabla, la cual verdaderamente revolucionó a las
artes escénicas criollas, además de ser el motor de los diez primeros
Festivales Internacionales de Teatro, aupados por el Estado venezolano y esa
extraordinaria mujer que era Maria Teresa Castillo.
Con los mutis de Giménez (1993) y
Francisco Alfaro (2011), la locomotora teatral de Rajatabla disminuyó velocidad
y ahora esta reducida a cinco personas que sobreviven en la sede y no han
dejado de entregar discretas producciones, esperando quizás que el mítico Godot
llegue al valle de Caracas, para decirlo metafóricamente.
La desaparición de Giménez, un
artista que dedicó los 46 mejores años de su vida a inventar y reinventar la
escena venezolana; un hombre, como lo ha escrito Aníbal Grunn, quien al
despertar cada mañana ya estaba generando ideas y proyectos, en los cuales
involucraba a todos aquellos que eran capaces de montarse en el loco carrusel
que lo hacía girar por el mundo. “Tuvo muchos enemigos durante su vida y aún
ahora después de muerto. Pero los principales enemigos son aquellos que no
siguen haciendo teatro, los que detienen el proceso creador, los que no luchan,
los que sienten que no hay nada que hacer. Los que han desertado y se sienten
abatidos por la crisis, por la falta de subsidios. Los más grandes enemigos de
Carlos Giménez son aquellos que antes y ahora siguen creyendo que es necesario
estar con el gobierno de turno y raspar un poquito de la olla para ver que me
toca”.
TENNESSEE WILLIAMS
Pero como la historia de Rajatabla sigue viva es que en la sala de la
institución se ha presentado la plausible producción de La gata sobre el
tejado de zinc caliente (1955) del legendario Tennessee
Williams, (Columbus,26 de marzo de 1911/Nueva York,25 de febrero de 1983), un atormentado autor estadounidense
que reinterpreta
la mitología familiar de su país a través de la envidia y el resentimiento. Un
pieza amarga o dura donde el profundo
sufrimiento de los integrantes de una prospera familia convive entre la
aceptación y el rechazo de las normas establecidas por la sociedad, donde lo
íntimo del odio está permitido y desde lo público las políticas conservadoras y
tradicionales regulan el conjunto social de los nativos y los inmigrantes
empeñados en alcanzar y mantener el
American Way of Life, una filosofía práctica, como se difunde por Internet, basada en “un estilo de vida despojado, de
libertad sin restricciones, de consumo exacerbado, en la dominación económica
de los pueblos desfavorecidos”. Un sistema social enemigo de todo lo que
irrespeta o violenta las normas religiosas, un sistema anclado en el pasado,
pero donde, sus nueva generaciones están luchando para voltearlo todo, desde
1969 con la rebelión o revolución de StoneWall.
Una familia
donde tres mujeres luchan por tener sus capitales y para eso procrean o buscan
parir, aunque al final de sus vidas tendrán que reconocer que no todo puede ser
comprado con oro o dólares y que la naturaleza humana es como un barril sin fondo de sensaciones y
sentimientos que al pasar al ámbito familiar liberan ambiciones ocultas, odios
familiares, sexualidades reprimidas y posturas conservadoras que orbitan entre
la nostalgia y la muerte. No deja de ser paradójico que todos esos elementos
son convocados para celebrar el cumpleaños de uno de los personajes
protagónicos de la obra, como lo puntualizan las notas de prensa de Rajatabla.
La anécdota teatral permite conocer, veladamente, la
homosexualidad del hijo menor de la adinerada familia y la obligación que tiene
de engendrar un hijo para no perder la herencia y mantener la tradición
familiar. La sociedad
norteamericana comenzó un cambio profundo desde 1969 y ahí están, algunas veces
con contratiempos y tribunales inquisitoriales. El autor también luchó para que
no lo anularan por su conducta sexual no tradicional.
Dirigida puntualmente nuevamente por Javier Moreno, este texto desgarrador
de Tennessee Williams reinterpreta la mitología familiar a través del
resentimiento. En este sentido, el profundo sufrimiento de los integrantes
convive entre la aceptación y el rechazo de las normas establecidas por la
sociedad: donde desde lo íntimo impera el odio permitido y desde lo público se
manifiestan las políticas conservadoras y tradicionales que regulan el conjunto
familiar y el de toda esa sociedad, como es la gringa, pero que es copiada o
calcada en el resto del continente americano por la nefasta presencia de la tan
cacareada transculturización.
Un grato aplauso se merece el profesional elenco ahí presente
para esos 90 minutos de teatro educativo correcto: Luis Carlos Boffill (además
de ser un correcto cantante), Mayte Parias, Gabriel Duno, Verónica Arellano,
Frank Obando, Marisol Matheus y Omar Lugo.
Carlos
Giménez nunca montó este texto de T.W pero seguramente habría probado con una
puesta en escena más controversial, pero Javier Moreno salió preciso para
apuntalar la producción de lo que aún queda de Rajatabla, una empresa cultural
que se fundó para impedir que las mentiras pudiesen ser tomadas o consideradas
como verdades
martes, marzo 19, 2019
Pospuesto homenaje para Carlos Giménez
Juan
Carlos Giménez Gallardo fue un importante director y productor de teatro
venezolano. Nació en Rosario, Argentina, el 13 de abril de 1946 y murió en Caracas, a consecuencia del SIDA,
el 28 de marzo de 1993.
Es posible que la mala memoria, una verdadera
epidemia nacional, no lo identifique ahora por su nombre de batalla, Carlos
Giménez, pero algunos recordaran que fue él, junto a María Teresa Castillo,
quien puso en marcha -precisamente durante el negro septiembre de 1973 -una
empresa fantástica de promoción cultural como fue el Festival Internacional de
Teatro de Caracas (FITC), el cual hasta ahora ha cumplido más de 40 años de
persistencia. Este Giménez
también fue el fundador del grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro, el Centro de Directores para el Nuevo Teatro y el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, todas instituciones
vanguardistas y originales, fábricas de controversiales contenidos estéticos,
de las cuales solo sobreviven, maltrechamente, dos.
Lo recordamos
ahora porque para el venidero 13 de abril, en la sala
Rajatabla, la Compañía Nacional de Teatro, con su director Carlos Arroyo a la cabeza, le
hará un homenaje, junto a las actrices Francis Rueda, Aura Rivas y el primer
actor Aníbal Grunn. Y ahí estaremos para decir unas cuantas palabras sobre su
huracanado paso por el teatro venezolano, del cual fuimos testigos y por el que hemos
escrito dos modestos libros: Tiempo y espacio y Carlos Giménez:antes y después.
Habría que puntualizar que por primera vez el Estado venezolano exalta la historia de un argentino que dejó una profunda historia en el desarrollo de las artes escénicas. ¡Es justicia!
Habría que puntualizar que por primera vez el Estado venezolano exalta la historia de un argentino que dejó una profunda historia en el desarrollo de las artes escénicas. ¡Es justicia!
Otra guerra en el Celarg
lunes, marzo 18, 2019
Falleció el dramaturgo venezolano Gilberto Agüero
Así lo fotografiamos en la casa de Chalbaud,hacia 2011. |
Otro duelo para la cultura y la sociedad venezolana.
Se fue de gira hacia el infinito el dramaturgo Gilberto Agüero Gómez, quien había
nacido en Barquisimeto, hacia el año 1940.Deja un legado valioso
para la dramaturgia venezolana; son no menos de 40 obras escritas, pero solo 12
le fueron editadas, aunque buena parte de su producción se ha distribuido en
libretos y algunas hasta se las han representado. Al menos pudo ver a unos cuantos
de sus personajes en escena.
Se hizo dramaturgo cuando ya había vivido un
cuarto de siglo. Debutó con Ciclón sobre los barcos de
papel, la escribió en
Caracas y la envió a un concurso de Maracaibo, en el año 1966, donde obtuvo el
primer premio, unos dos mil bolívares de la época. Su ópera prima fue
representada en el Zulia y nunca más subió a escena, aunque ha estado en cinco
proyectos de producciones. Es la historia de un muchacho que viaja a Londres
para hacer unos talleres sobre traducción simultánea de conferencias y cuando
regresa se le presentan serios problemas con su mamá porque ella quiere casarlo
a juro. Después entregó Amelia de segunda mano y desde entonces nunca paró de escribir. También ha escrito teatro para niños, lo que más le han escenificado. Pero no
es suficiente.
“Sigo siendo un excluido, quizás el campeón de
todos los excluidos escritores del teatro venezolano”, nos declaró al ganar el III
Concurso de Obras Teatrales Marita King 2008 con la pieza Mono con revólver, por la cual recibió
a pieza premiada, con 5 mil bolívares, dentro de un universo de 21 textos
participantes. El veredicto unánime, suscrito por los dramaturgos Román
Chalbaud y José Gabriel Núñez, y este periodista y crítico, puntualizaba que la
obra fue elegida “por el acertado manejo de la estructura teatral, el preciso e
inspirado uso del lenguaje y el hábil desarrollo de una trama vigorosa
profundamente vinculada con el acontecer nacional”.”, afirma.
Mono con revólver es una respuesta para quienes reclaman o exigen por qué la dramaturgia contemporánea no refleja en nada a la actual nación petrolera. Sus cinco personajes desarrollan una saga sobre cierta organización mafiosa que medra en una sociedad la cual avanza en un proceso de agudos cambios sociales y además revela como esos sicarios se las arreglan para sobrevivir o desaparecer, en medio de una revolución, que, según Vladimir Lenin, es un levantamiento, un acto de violencia, por medio del cual una clase derroca a otra, tal como lo recuerda “Monqui”, el líder de ese quinteto.
Mono con revólver es una respuesta para quienes reclaman o exigen por qué la dramaturgia contemporánea no refleja en nada a la actual nación petrolera. Sus cinco personajes desarrollan una saga sobre cierta organización mafiosa que medra en una sociedad la cual avanza en un proceso de agudos cambios sociales y además revela como esos sicarios se las arreglan para sobrevivir o desaparecer, en medio de una revolución, que, según Vladimir Lenin, es un levantamiento, un acto de violencia, por medio del cual una clase derroca a otra, tal como lo recuerda “Monqui”, el líder de ese quinteto.
Agüero Gómez, quien residía en la capital
larense, se ganaba la vida dando talleres de dramaturgia para las nuevas
generaciones y por eso siempre recomendaba la lectura del libro Técnicas
literarias del drama del crítico Enrique Izaguirre, porque es un texto mínimo,
preciso y altamente didáctico, que explica, de manera muy clara, los rudimentos
de una pieza teatral y cómo son la exposición, el nudo y el desenlace. Y además
enseña que los temas tienen que ser, al principio, sobre cosas que el
principiante conozca.
Agüero Gómez vivió gran parte de sus 79 años en Barquisimeto,
donde acompañaba a su madre, Rosa Doralicia Gómez de Agüero. Visitaba Caracas
siempre por motivos especiales, aunque aquí tiene amigos como Román Chalbaud. Cada que podía decía a la prensa que se escenifica muy poco teatro nacional porque
se editan muy poco a nuestros autores. “El Estado, que es el único que lo puede
hacer, no tiene todavía una política especial de incentivos, aunque hay que
resaltar el caso de la editorial oficial El perro y la rana que me ha
publicado mi libro La primera orquesta latina
de mujeres, y también lo ha hecho con otros escritores. Ojalá que
intensifiquen esa tarea de hacer conocer a los dramaturgos criollos, porque es
muy larga la lista de inéditos o ignorados o excluidos. Ojalá que las
autoridades de esa empresa estatal se entusiasmen con esa tarea que yo
considero patriótica”,
Agregaba siempre que también se escenifica poco teatro de autor nacional por “razones muy personales, supuestamente culturales o intelectuales de los productores y directores, pero de eso prefiero no hablar, porque por ahí salta la liebre de la comercialización de la escena, que es otro problema complejo, el cual se caracteriza por la búsqueda de textos exitosos de afuera o de autores internacionales y la contratación de aquellos actores que tienen un buen rating por la televisión. En fin la situación es bien compleja, pero se puede ayudar a sofocar o disminuir esa exclusión con la publicación al menos de los textos, También gracias a la Internet hay posibilidad de difundir algunas piezas pero yo no estoy en nada de eso, ni computadora tengo”.
Agregaba siempre que también se escenifica poco teatro de autor nacional por “razones muy personales, supuestamente culturales o intelectuales de los productores y directores, pero de eso prefiero no hablar, porque por ahí salta la liebre de la comercialización de la escena, que es otro problema complejo, el cual se caracteriza por la búsqueda de textos exitosos de afuera o de autores internacionales y la contratación de aquellos actores que tienen un buen rating por la televisión. En fin la situación es bien compleja, pero se puede ayudar a sofocar o disminuir esa exclusión con la publicación al menos de los textos, También gracias a la Internet hay posibilidad de difundir algunas piezas pero yo no estoy en nada de eso, ni computadora tengo”.
“Los tiempos han cambiado para mal, porque
antes existía El Nuevo Grupo y ahí el autor nacional tenía prioridad, porque
para eso lo crearon José Ignacio Cabrujas y Isaac Chocrón, ya fallecidos, y
Román Chalbaud, entre otros. Esa institución cerró y nadie tomó el relevo,
lamentablemente. Y eso también ha afectado el desarrollo de nuestro teatro en
general”.
Ojala que los teatreros revisen sus textos y
los escenifiquen para que su memoria no
se le lleve el viento, como suele suceder.
Rajatabla festeja sus 48 años con La gata sobre el tejado caliente
Ya han transcurrido no menos de 48
años de la compleja historia teatral venezolana y lo manifestamos porque hemos visto: entre aquel 27 de febrero de 1971,el espectáculo músico teatral Tu país está feliz, dirección de Carlos Giménez y su original guión basado en el poemario homónimo de Antonio Miranda, con
la música fabricada por Xulio Formoso, y,
durante el pasado 16 de marzo de 2019, el melodrama La gata sobre el
tejado de zinc caliente, con dirección y versión de Javier Moreno sobre el texto original de
Tennessee Williams y producido por Williams López, para la agrupación
Rajatabla que él ahora comanda. Dos
formas o maneras de vivir en este balcanizado continente.
Ahí, y hay que subrayarlo para la historiografía
teatral que ha de venir, porque Venezuela prosigue a pesar de los tropezones,
que esos dos montajes se han mostrado, en distintas épocas, en la misma parcela
(al norte del Teatro Teresa Carreño y la plaza Morelos) donde estaban la quinta
Ramia y el soberbio teatro que diseñó
Carlos Raúl Villanueva para la primera sede del Ateneo de Caracas, y el galpón
que construyó el MOP mientras se erigía la soberbia edificación que terminó
siendo la sede de la actual Universidad Experimental de las Artes.
TU PAÍS ESTA FELIZ
Tu país está feliz, que era una crítica
futurista para la sociedad venezolana de las décadas posteriores, renovó el
gusto del público durante las tres últimas décadas del siglo XX y ayudó
principalmente para crear y acrecentar a la agrupación Rajatabla, la cual
verdaderamente revolucionó a las artes escénicas criollas, además de ser el
motor de los diez primeros Festivales Internacionales de Teatro, aupados por el
Estado venezolano y esa extraordinaria mujer que era Maria Teresa Castillo.
Con los mutis de Giménez (1993) y
Francisco Alfaro (2011), la locomotora teatral de Rajatabla disminuyó velocidad
y ahora esta reducida a cinco personas que sobreviven en la sede y no han
dejado de entregar discretas producciones, esperando quizás que el mítico Godot
llegue al valle de Caracas, para decirlo metafóricamente.
La desaparición de Giménez, un
artista que dedicó los 46 mejores años de su vida a inventar y reinventar la
escena venezolana; un hombre, como lo ha escrito Aníbal Grunn, quien al despertar
cada mañana ya estaba generando ideas y proyectos, en los cuales involucraba a
todos aquellos que eran capaces de montarse en el loco carrusel que lo hacía
girar por el mundo. “Tuvo muchos enemigos durante su vida y aún ahora después
de muerto. Pero los principales enemigos son aquellos que no siguen haciendo
teatro, los que detienen el proceso creador, los que no luchan, los que sienten
que no hay nada que hacer. Los que han desertado y se sienten abatidos por la crisis,
por la falta de subsidios. Los más grandes enemigos de Carlos Giménez son aquellos
que antes y ahora siguen creyendo que es necesario estar con el gobierno de
turno y raspar un poquito de la olla para ver que me toca”.
TENNESSEE WILLIAMS
Pero como la historia de Rajatabla sigue viva es que en la sala de la
institución se ha presentado la plausible producción de La gata sobre el
tejado de zinc caliente (1955) del legendario Tennessee
Williams, (Columbus, 26 de marzo de 1911/Nueva York, 16 de octubre de 1983), un atormentado autor estadounidense que
reinterpreta la
mitología familiar de su país a través de la envidia y el resentimiento. Un
pieza amarga o dura donde el profundo
sufrimiento de los integrantes de una prospera familia convive entre la
aceptación y el rechazo de las normas establecidas por la sociedad, donde lo
íntimo del odio está permitido y desde lo público las políticas conservadoras y
tradicionales regulan el conjunto social de los nativos y los inmigrantes
empeñados en alcanzar y mantener el American
Way of Life, una filosofía práctica, como se difunde por Internet, basada en “un estilo de vida despojado, de
libertad sin restricciones, de consumo exacerbado, en la dominación económica
de los pueblos desfavorecidos”. Un sistema social enemigo de todo lo que irrespeta
o violenta las normas religiosas, un sistema anclado en el pasado, pero donde,
sus nueva generaciones están luchando para voltearlo todo, desde 1969 con la
rebelión o revolución de StoneWall.
Una familia
donde tres mujeres luchan por tener sus capitales y para eso procrean o buscan parir,
aunque al final de sus vidas tendrán que reconocer que no todo puede ser comprado
con oro o dólares y que la naturaleza humana es como un barril sin fondo de sensaciones y
sentimientos que al pasar al ámbito familiar liberan ambiciones ocultas, odios
familiares, sexualidades reprimidas y posturas conservadoras que orbitan entre
la nostalgia y la muerte. No deja de ser paradójico que todos esos elementos
son convocados para celebrar el cumpleaños de uno de los personajes
protagónicos de la obra, como lo puntualizan las notas de prensa de Rajatabla.
La anécdota teatral permite conocer, veladamente, la homosexualidad
del hijo menor de la adinerada familia y la obligación que tiene de engendrar
un hijo para no perder la herencia y mantener la tradición familiar. La sociedad norteamericana
comenzó un cambio profundo desde 1969 y ahí están, algunas veces con
contratiempos y tribunales inquisitoriales. El autor también luchó para que no
lo anularan por su conducta sexual no tradicional.
Dirigida puntualmente nuevamente por Javier Moreno, este texto
desgarrador de Tennessee Williams reinterpreta la mitología familiar a través
del resentimiento. En este sentido, el profundo sufrimiento de los integrantes
convive entre la aceptación y el rechazo de las normas establecidas por la
sociedad: donde desde lo íntimo impera el odio permitido y desde lo público se
manifiestan las políticas conservadoras y tradicionales que regulan el conjunto
familiar y el de toda esa sociedad, como es la gringa, pero que es copiada o
calcada en el resto del continente americano por la nefasta presencia de la tan
cacareada transculturización.
Un grato aplauso se merece el profesional elenco ahí presente
para esos 90 minutos de teatro educativo correcto: Luis Carlos Boffill (además
de ser un correcto cantante), Mayte Parias, Gabriel Duno, Verónica Arellano,
Frank Obando, Marisol Matheus y Omar Lugo.
Carlos Giménez nunca montó este texto de T.W pero seguramente
habría probado con una puesta en escena más controversial, pero Javier Moreno salió
preciso para apuntalar la producción de lo que aún queda de Rajatabla, una
empresa cultural que se fundó para impedir que las mentiras pudiesen ser
tomadas o consideradas como verdades.
miércoles, marzo 13, 2019
Teatro de Sergio Urrego en Bogotá
El TEATRO REVIVE SU HISTORIA |
Cuando fuimos alumnos de Isaac Chocrón, en la
Escuela de Artes de la UCV, racionalizamos, según cuenta la leyenda bíblica, que
la vida eterna o la inmortalidad la perdimos los humanos por la desobediencia
de Adán y Eva, pero, que, gracias a los artistas del espectáculo (teatro, cine
y televisión) sus personajes, bien construidos y caracterizados, son inmortales
y vivirán cada vez que se les exhiba o escenifiquen.
Recordamos esto
porque en Bogotá (la otrora capital del Virreinato de la Nueva Granada) un suicida,
de 16 años, y su novio, además de sus amigos, y su madre, están en escena
gracias al montaje teatral Sergio Urrego no está muerto, amiga mía, una pieza que salvará vidas, según sus realizadores, quienes la
están exhibiendo desde el pasado 8 de marzo, bajo la dirección de Daniel
Galeano y con actores en escena, quienes decidieron no deja morir el recuerdo
del protagonista.
Su caso estremeció a Colombia,
reseñan varias publicaciones, las cuales subrayan que en la tarde del 4 de agosto del 2014 se conoció como
un homosexual de 16 años decidió quitarse la vida en Bogotá. Su
muerte, según investigaciones policiales y periodísticas, se produjo después de
haber sido víctima constante de discriminación por parte de las directivas del
colegio en el que estudiaba, lo que vino a ser el epilogo de un siniestro
bullying.
Ese suicidio abrió un debate en toda
Colombia sobre la forma en que las instituciones educativas deben proteger y
fomentar la diversidad sexual, pero, sobre todo, su muerte dejó un legado de respeto y responsabilidad para
cientos de personas que toman su caso como ejemplo.
“Todos en algún momento nos hemos sentido
discriminados por alguna razón, ya sea por la preferencia sexual, por el color
de piel, por el pensamiento y nosotros queremos mostrar precisamente eso, que como sociedad debemos acabar con juzgar y
juzgar a los demás”, señaló Geraldine Mora, actriz que da vida a dos
personajes dentro de la obra: a Tatiana, una de las mejores amigas de Sergio, y
a su abuela.
Un mes y medio en la preparación,
ensayos de domingo a domingo, momentos “tensionantes” en medio de la
elaboración de las escenas, angustia y un profundo respeto y admiración por Sergio fue lo que vivieron los actores que
decidieron darle vida a este joven, desde un punto de vista
diferente, puntualizan las reseñas.
Alejandra Giraldo Romero, quien
interpreta a Alba Reyes, madre de Urrego, describe al joven como “una persona muy valiente, que no se quería
callar nada y que, desafortunadamente, el entorno en el que estuvo lo obligó a callarse muchas cosas y
eso hizo que explotara de la forma en que lo hizo”.
Ninguno de los actores que hace parte
de la obra conoció a Urrego, pero todos
lo ven como un ejemplo a seguir debido a su tenacidad y valentía. Muchos
también se sienten identificados, pues en varios momentos han sido víctimas de
discriminación e incluso han llegado a sufrir de enfermedades como depresión y
ansiedad.
Barraca, una
pequeña sala de teatro de Bogotá, se convirtió en el
lugar adecuado para contar esta historia de la vida; una que de acuerdo a
sus actores no es la misma que ya han contado otros medios de comunicación o
incluso la película Mariposas Verdes (2017),
filme colombiano de Gustavo Nieto Roa, basado en el caso del joven Sergio
Urrego. Esta es una historia que va más allá y que no quiere caer en dramas ni tristezas sino
resaltar la vida y tenacidad de ese adolescente gay.
“Con la puesta en escena queremos que
la gente salga feliz y con una sensación de libertad”, explicó Miyer Andrés
Jiménez, encargado de dar vida a Sergio Urrego en la obra. Su papel es
quizá el más importante y no por personificar al joven, sino por la
responsabilidad que conlleva plasmar su historia de manera diferente.
“Lo
más difícil para mí fue ese choque mental de saber que todavía siguen pasando
casos así, que no fue lo que le pasó a él sino que a diario hay millones de
Sergios Urrego pasando por lo mismo y que no saben cómo defenderse
o qué hacer en estos casos”, explicó Jiménez.
La legendaria banda Queen, su gata,
su novio, entre muchos otros elementos también hace parte del
montaje. Entre canciones de Freddie Mercury, interpretadas por los mismos
actores, hasta parte de los relatos de su madre se pueden ver reflejadas en la
obra.
Cuando se habla de matoneo, probablemente
más de uno sienta cómo vuelven a su mente recuerdos no muy gratos si durante
los años escolares fue el “gafo”, “la gorda”, “el negro” o “el o la marica” del
salón, ante los cuales se respira profundo y se evita hablar de eso, por
aquello de la vergüenza.
HISTORIA PARA DIGERIR
Afirman, los analistas colombianos, que sin
duda alguna, en esa memoria colectiva que a veces se prefiere olvidar por
cobardía o comodidad, ronda el nombre de Sergio Urrego, un
joven estudiante cuyo rostro copó todos los medios de comunicación porque tomó
la decisión de acabar con su vida.
Sergio se suicidó porque fue víctima del matoneo más cobarde que haya
podido alcanzar a la opinión pública. A él lo juzgaban los docentes que se
suponía debían formarlo para la vida, todo porque sus preferencias
sexuales eran diferentes. Más allá de hablar de ese suceso, de ahora en adelante
se hablará de un joven con sueños, con una determinación de hierro y un
pensamiento libre que será recordado gracias a la obra de teatro Sergio Urrego no está muerto, amiga
mía, que busca reivindicar su existencia.
De acuerdo con el director de la
obra, Daniel
Galeano, el mensaje que quiere dejar a través de esta pieza que
reúne 10 momentos de felicidad en la vida de Sergio, es sencillo: “Salvar vidas, eso es lo que pretendemos con
esta obra, que los chicos sepan que tienen una herramienta legal, una ley que
los protege para cuando sufren matoneo en el colegio, que sepan que hay algo en
la ley que los defiende independientemente de cuál sea su color de piel, credo
u orientación sexual”, precisa.
Hace hincapié en el logro de una madre que
toma la bandera que su hijo le ha dejado, y se aparta del dolor para emprender
una lucha ante la Corte Constitucional de Colombia, en busca de que ningún niño
o joven en Colombia piense si quiera en desistir de vivir porque en su
institución educativa le hacen matoneo. “La
obra nace a partir de todo lo que implicó la muerte de Sergio. Su
madre, Alba Reyes,
demanda a la Corte Constitucional y gana, en ese momento se empiezan a estudiar
los manuales de convivencia y se habla de un tema de discriminación en Colombia
que antes se discutía pero no estaba legislado. Por eso creemos que es una
historia que hay que sacar del closet”, explica.
Por su parte, el actor que encarna a Sergio, Miyer Jiménez, le envía un mensaje de
amor a aquellas personas que vivieron o viven en la actualidad la
discriminación para que sepan que no están solos y lo hace extensivo
para quienes tienen la necesidad de ultrajar a otros por ser diferentes. “Quiero
dejar un mensaje de vida, amor y respeto, quiero que no se sigan repitiendo
situaciones como estas. Con este montaje quiero personalmente pedir que no
se repitan estos casos de discriminación…que este sea un mensaje de paz, para
decir que el amor es hermoso, no es algo que deba ser dañino”, concluye.
Así que si usted, lector venezolano, realmente
entendió el mensaje que el colombianito Sergio quiso difundir al mundo con
su temprana partida, anímese a viajar a Bogotá – o espere a que la monten en
Caracas- para disfrutar de esa obra porque “más allá de la muerte de un pela’o, van a ver una historia de vida que
los va a abrazar en la risa y en el llanto, van a ver en Sergio Urrego un
joven que cambió la vida de Colombia y de muchas personas que han sido
discriminadas y perseguidas", como explica Galeano.
domingo, marzo 10, 2019
Jonidel Mendoza expone en Madrid
Artista de nuevos medios mixtos proveniente del
dibujo y la pintura, Jonidel Mendoza ha creado su cuerpo de trabajo a partir
del uso de materiales como fibra de vidrio, láminas de aluminio
microperforadas, mallas metálicas y seda organza, entre otros.
De acuerdo a la investigadora, crítica y docente de
artes visuales, María Elena Ramos, cada instalación de Jonidel Mendoza “está
siendo, internamente, una obra-en-proceso: el proceso de convertir telas
metálicas o fuertes mallas industriales en figuras ingrávidas. O el proceso de
transmutar cables y guayas de acero en líneas de dibujos aéreos que conforman
criaturas leves. Va tomando el espacio un dibujo escultórico, un trazado que se
hace cuerpo, una línea que se separa del soporte para
multiplicarse”.
A su juicio, el eje de las instalaciones de Mendoza
son “entes tangibles y a la vez incorpóreos; apariencias de radiografías que
recuerdan, del hombre, la constante convivencia -marcada por la realidad
biológica- de lo exterior de su anatomía con la ósea estructura interna (...)
Son ambiguos dibujos en el aire en todo caso, croquis mínimos, instalaciones de
asomos fantasmáticos de apariencia fluida y comunicante (...) Figuras
cambiantes, en las que a veces prevalece el mandato de la línea que las dibuja
en el aire, otras veces predomina la fuerza de la estructura instalativa, y en
otros momentos es la traslucidez de la materia la que protagoniza, hacia la
invención de la obra abierta”.
Por su parte el curador e investigador Félix Suazo,
considera que en la obra de Jonidel Mendoza la mirada se sumerge en un tejido
de líneas superpuestas, “trama configurante donde lo visible es una entidad
ambigua que busca su plenitud en la ilusoriedad del claroscuro. Allí, el ojo se
enreda, pierde el rumbo y lo reencuentra, salta de un trazo al otro,
calibra las distancias y recompone –al fin- la escena que lo convoca. Tal es el
recorrido que exige este juego de veladuras ingrávidas”.
Para Suazo, en sus piezas sólo hay siluetas y
rostros inacabados. “Son criaturas de apariencia evanescente, cual retratos de
una existencia amenazada que se protege de incursiones indiscretas o
perniciosas detrás de cercas, rejas y cortinas. El individuo -
aislado o diluido en la multitud - es sólo una sugestión cuasi corpórea que
lleva la marca del encierro. Todo lo demás –ventanas, muros, edificios –
ha desaparecido, excepto estas figuras imperfectas, hechas con el
detritus de una sociedad insegura, como si aquel blindaje de alambres cruzados
se hubiera instalado en el interior del sujeto”.
onidel Mendoza (Maturín, estado Monagas) cursó
estudios en la Escuela de Artes Plásticas Eloy Palacios en Maturín, y en el
Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando
Reverón en Caracas. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en
Venezuela, y otros países como en Estados Unidos, Corea del Sur, Colombia,
Chile, Inglaterra, Francia y España. Su obra forma parte de colecciones
públicas y privadas de Venezuela, Estados Unidos, Corea del Sur, y ha recibido
numerosas distinciones, entre las cuales figuran, Premio Antonio Edmundo
Monsanto. Bienal 64 Arturo Michelena. Ateneo de Valencia, Carabobo
(2008), Mención de Honor. V Bienal Internacional de Acuarela Ciudad de Viña
del Mar. Sala de Exposiciones del Casino de Viña del Mar, Chile (2006), y
Mención de Honor. VIII Salón Cantv Jóvenes con FIA. Fundación Corp Group
Centro Cultural, Caracas (2005), entre muchas otras.
Su más reciente exposición Encuentros/Desencuentros se estará presentando hasta el 1º de abril de 2019 en la galería In Casa,
ubicada en la calle de Villanueva 5, 28001, Madrid, España.
miércoles, marzo 06, 2019
Pequeñas infidelidades que salen caras
Nohely y Rafael en comprometida comedia romántica. |
Para los teatreros
argentinos como Juan Carlos Gené y Mario Diament no hay teatro comercial (por
aquello de cobrar taquilla y estar encapsulado en supuestas situaciones
banales). Lo que sí hay es teatro bien hecho o mal hecho, teatro vacuo o teatro
con contenidos y predicas. Recordamos esto porque una pieza del mejor teatro comercial
se exhibe, con éxito, en el santo sanctorum, del teatro
caraqueño: Trasnocho Cultural, al cual calificamos nosotros como el Ateneo de
Caracas del siglo XXI.
A Mario Diament se le conoce en Caracas
gracias el éxito de taquilla y público que generaron los espectáculos Cita a ciegas (2007), Un informe sobre la banalidad del amor (2011)
y Franz y Albert (2016), basados en
sus obras homónimas, dirigidas por Daniel Uribe y Luigi Sciamanna,
respectivamente. Ahora, este destacado intelectual y periodista (Buenos Aires,
17
de abril de 1942), está de nuevo en la cartelera del teatro Trasnocho Cultural gracias a su
pieza Pequeñas infidelidades, resuelta
convincentemente por los intérpretes Nohely Arteaga y Rafael Romero, y puesta en escena,
perfectamente, por Luigi Sciamanna. Plausible espectáculo, cuya duración no
supera los 90 minutos, el cual deberá asombrar al público caraqueño, integrado
principalmente por mujeres, porque ahí subraya como las deudas que dejan los
amores mal clausurados o cerrados, se
suelen pagar con la propia sangre, o desencadenar con un lio judicial metafóricamente
hablando.
Pero antes de echar el cuento sobre Pequeña infidelidades, “que tiene que ver con otro costado mío muy importante, como son la
pasión y el amor”, según palabras del propio Diament, debemos subrayar que sí es un triunfador en su arte
dramatúrgico –sus textos se representan en Europa y en América- aunque no le
gusta reconocerlo, pero aquí contamos un poco de esa faceta que ha consumido su
vida entera y dado bienes en su tránsito existencial, aristotélicamente
hablando.
PERIODISTA Y TEATRERO
El invitado, Guayaquil: una historia de amor, Escenas de un secuestro, Esquirlas,
El libro de Ruth, Tango perdido, Equinoccio, Interviú, Por amor a Lou, Moscú y
Tierra de fuego, son algunos de los textos más
representados de Diament, a quienes hemos tratado personalmente durante un
par de visitas que hizo a Caracas.
Estrenó hacia 1971 su primera pieza Crónica de un secuestro, en Buenos Aires, y desde entonces encontró el modo de desarrollar una
carrera dramatúrgica en paralelo con su tarea periodística, hasta que se dedicó
de lleno a la docencia, pues lleva más de 10 años en Miami, en la Universidad
Internacional de La Florida, y además está vinculado al New Theatre, la
compañía que suele estrenar sus textos (escritos en español y luego traducidos
al inglés).
Diament escribe y difunde continuamente sus obras que, en muchas
oportunidades, recalan en los sitios más diversos. Sus textos los montan
talleres de teatro, conjuntos filodramáticos, elencos profesionales y hasta un
grupo de indígenas en la Puna de Atacama, las han representado, ha puntualizado
el escritor con cierto asombro.
Ante la polémica de lo comercial y lo artístico en el teatro, él afirma
que esa división de comercial y artístico no
pertenece al teatro. No se plantea hacer teatro comercial o artístico. Lo que se
propone “es hacer teatro y punto; después trato de colocarlo en algún lado,
pensando en que tiene que tener algunas premisas que ayuden a quien invierte
dinero en el montaje y que pueda ser disfrutado por cualquier espectador. El
mal teatro puede ser un buen negocio comercial. El buen teatro naturalmente si
se hace bien anda bien. Escribo a partir de situaciones que me
parecen interesantes. Y mis obras terminan siendo una exploración de este
potencial. Desde el comienzo tengo solamente algunas ideas, nunca más que eso”.
Ha declarado que le interesa pensar más en las ideas de la casualidad y
el destino. ”Me interesan ambas cosas, porque estos hechos podrían ocurrir en
dimensiones diferentes. En muchos de sus cuentos Borges muestra, a partir de su
agnosticismo, su fascinación por los mundos paralelos mucho antes de que la
mecánica cuántica se difundiera tanto. Pensar en la existencia de otras
dimensiones modifica nuestra noción de tiempo y espacio. Leo mucho sobre estas
cuestiones por la necesidad de comprender el mundo en el que vivo. Estos
planteos –si bien algunos los entiendo mejor que otros–, a veces, me hacen
cuestionar la naturaleza de la existencia. Otras, afortunadamente, se
convierten en obras de teatro. Porque la noción de vivir en un mundo que no se
entiende es muy angustiante”.
Admite que no le fue difícil dejar su Argentina para radicarse en Miami.
“No, porque ya había vivido muchos años afuera: siete en Nueva York y otros
siete en Israel, como corresponsal en Medio Oriente. A comienzos de los ’90,
cuando llegué, viví la transición del Miami geriátrico a la ciudad de las
supermodelos, el veloz rediseño de lo que ahora es la Riviera de Estados
Unidos. Fue un proyecto deliberado que comenzó con la revalorización de los
edificios art déco y que más tarde trajo como consecuencia una mayor actividad
artística, teatral, cinematográfica y literaria”.
¿Se puede vivir de los
derechos de autor?
No. Pero uno puede morir orgullosamente.
No. Pero uno puede morir orgullosamente.
LA CUARTA OBRA
Con Pequeñas infidelidades, la cuarta pieza que montan a Diament en
Caracas y la segunda que le produce Douglas Palumbo, vemos, deliciosamente,
como Rafael Romero y Nohely Arteaga asumen los conflictivos personajes de un macho y una hembra viviendo
con preocupación no asumida sus cuartas
décadas existenciales. Ellos, como Alejandro y Emma, se encuentran en un
apartamento que está siendo redecorado y estalla ahí un diálogo nostálgico
porque ambos se amaron a lo largo de siete años, pero se separaron, a pesar del
tradicional divorcio, y no de buena manera, hace ya 20 años. A las no fingidas sorpresas siguen las preguntas,
y lo que comienza como una inocente conversación, se transforma gradualmente en
una inquietante indagación de su fracasada relación, donde la sospecha de la
infidelidad estuvo siempre presente. El texto es una entretenida noveleta de
suspenso y genera seguramente conmoción, sonrisas y complicidad, hasta que
terminan amándose desesperadamente y llega al final inesperado, el cual promete
ser discutido, inevitablemente, entre la audiencia. Las actuaciones son más que
satisfactorias y la dirección también es convincente. Tanto que el tiempo
escénico pasa sin afectar al impaciente espectador, que es atrapado de
principio a fin.
Sobre esa pieza se
ha dicho que es una enseñanza cruel
porque hay que arrepentirse de lo que se hace y no por lo no hecho.
Queda, cual moraleja, que no se puede tratar de relanzar lo que no fue
transparente y estaba basado en mentiras o en desesperada necesidad, nunca
confesada, para “no estar solos”. ¡Emma se venga, porque después de ese
reencuentro y los excesos ocurridos y además saciados, llama a la policía para
denunciar que su ex marido la ha violado!
¿Qué puede
ocurrir?, Mario Diament no lo escribió, pero el público sí sacará conclusiones
y algunas decisiones se adoptaran para esa noche y las posteriores, porque
donde hubo fuego… cenizas incendiarias quedan, siempre. ¡Y nadie está exento!