lunes, abril 22, 2019

Un presidente muy terco para Colombia

El colombiano Gustavo Álvarez  Gardeazábal, intelectual crítico.

Gustavo Álvarez Gardeazábal es un importante escritor colombiano, de 73 años, autor de una amplia y polémica obra y,además, un agudo critico de los regímenes políticos del vecino país. Aquí lo mostramos a los lectores:
¿Qué ha pasado con la vida del escritor?
 El escritor sigue escribiendo .El año pasado Unaula publicó Las guerras de Tuluá una serie de relatos sobre las guerras que ha sufrido mi pueblo. Para un país que no lee lograr vender cinco mil ejemplares fue una hazaña. Estoy trabajando en una novela de envergadura que bien puede llegar a ser una autobiografía novelada.
 ¿Cómo se muestra el actual gobierno colombiano, que preside Iván Duque?
 No parece que hubiese gobierno. Hay un divorcio entre los gestos de la cara del presidente y las palabras que salen de sus labios, lo que siembra desconfianza en quien lo ve en tv al punto que no convoca. Los ministros parecen volador sin palo, cada quien va por su lado. No hay unidad de gobierno, hay desgobierno. No hay mando ni militar ni económico y aunque todos creen que es el senador Álvaro Uribe Vélez quien manda, me temo que tenemos de presidente a un terco muy poco preparado para ejercer el cargo.
 ¿Y usted sigue haciendo política desde sus artículos de prensa, a la vieja usanza colombiana, buscando así impactar entre las nuevas generaciones?
 No pudiendo hacer la política en plaza pública, hago el romántico quehacer diario de escribir una columna y de hacerla circular en redes, que tiene alguna influencia en quienes nos gobiernan pero no en las nuevas generaciones. Ellas ya no leen sino titulares.
¿Son los intelectuales colombianos críticos del actual gobierno o colaboran con sus políticas culturales?
Este gobierno no tiene políticas culturales, apenas si continúan a media marcha las que dejó el gobierno anterior. La polarización política y financiera del país ha hecho perder la pista a los intelectuales que en el gobierno anterior recibieron en su gran mayoría prebendas económicas o burocráticas para alabar la gestión de paz. Somos muy pero muy poquitos los que adoptamos una línea crítica de ambos bandos y de esa vendimia descarada.
 ¿Está la cultura colombiana divorciada de la realidad social y económica colombiana?
 En el arte pictórico ya no hay expresiones, hay chatarras. En la música hay una defensa de la tradición de todos los órdenes y un deseo mercantilista de ascender como arte hasta la charanga. En la literatura hay un afán miedoso de no tocar la realidad contemporánea. Las narraciones de narcos nos suicidaron. En cine, en cambio, hay una apertura descontrolada a tratar de contar lo que se pueda y en cualquier forma, con o sin calidad.


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