sábado, mayo 18, 2019

El regreso de los Anunnaki

Álvaro Pérez Capiello,escritor con obras propias.
Álvaro Pérez Capiello nos obsequió una pieza literaria de ficción, realmente una novela, corta en su formato y en el número de páginas (60), y nos vimos, pues, casi obligados a entrevistarlo, ya que el presentar al venezolano autor de Relatos de la tierra negra/El regreso de los anunnaki así lo exigía. He aquí las respuestas a nuestros interrogantes, pero antes recomendamos a nuestros lectores que se busquen esa obra por su calidad y su estilo, muy personal.
¿Cuántas obras literarias tiene hasta ahora?
He publicado 14 libros, en los géneros del cuento, la novela y el ensayo. Aunque, hay algunos, seis más, que todavía esperan su turno para ver la luz.
¿Cómo nació esta pasión o vocación?
Pienso que el verdadero artista nace, empero, con los años, se perfecciona el oficio del escritor. En mi caso, desde los ocho años de edad, escribo cuentos. Tal vez, mis padres se sorprendieron cuando les pedí de regalo una máquina de escribir, junto a otros juguetes apetecidos, como los rompecabezas, los ladrillos de Lego, o aquellos sets de construcción con tornillos, llaves de tuercas, arandelas y planchas de metal.
 ¿Satisfecho?
En verdad sí. Quizá, no desde el punto de vista financiero, pues es bien sabido que, tanto hoy como antaño, resulta muy difícil vivir del arte. Durante el Renacimiento, grandes mecenas, como: los Médici, los Sforza, algunos reyes coronados y papas, acogieron a los artistas para que pudieran desarrollar su trabajo. Claro, con grandes y variadas limitaciones en la escogencia de los temas… Estudié economía en la Universidad Católica Andrés Bello y, quizá, eso me haya servido bastante para capotear las facturas pendientes de pago y lograr difundir mi trabajo. Una de mis grandes alegrías supuso recibir un cheque de 150.000 bolívares (de los viejos) por un cuento que se publicó en una antología, para mí fue el mejor dinero ganado hasta aquel momento.
¿Y la poesía?
Es un género que no he cultivado… Sin embargo, muchos críticos literarios y amigos escritores, advierten matices poéticos en mi obra. El arte va unido a la belleza, si bien ello no significa caer en ese preciosismo meloso, en esa adjetivación innecesaria que, lejos de cautivar al lector, degrada el lenguaje.
 ¿Cómo inicia o qué alista primero cuando se dispone a escribir ficción o narrativa intimista?
Dicen que las primeras líneas de un libro son las más difíciles de escribir… Algunos hablan de “la angustia que supone enfrentarse a la página en blanco”, al vacío que debe ser vencido bajo el imperio de las palabras. Yo creo que el escritor trabaja a diario aunque no tenga un lápiz entre los dedos, y las cosas más simples pueden convertirse, por derecho propio, en un buen pretexto para narrar. No tengo un método de trabajo, cada obra dicta sus propios códigos y, a veces, no tener claras todas las opciones que se encaminan hacia un desenlace, permite que los personajes de una novela se sientan vivos y asuman posturas, tal vez bastante alejadas a las del novelista emplazado en una situación similar.
¿Cómo surgió Relatos de la Tierra Negra?
La pregunta es interesante… De niño nunca fui un campeón en los deportes. Recuerdo que, cuando me tocaba jugar al fútbol en el campo del Colegio San Ignacio, el capitán del equipo coincidía conmigo en designarme como defensa. La elección no podía resultar mejor, pues como mis compañeros eran tan buenos futbolistas, rara vez tenía que proteger la portería de un peligro inminente… Aquellos momentos, los desquitaba con mi amigo Miguel Ángel García (defensa como yo) hablando de seres que transitaban ese nebuloso terreno que media entre la realidad y la ficción. Me refiero, por ejemplo, al Abominable Hombre de las Nieves, el Monstruo del Lago Ness, y los visitantes venidos del espacio exterior. Creo que Relatos de la Tierra Negra es un homenaje a esas pláticas perdidas en las arenas del tiempo.
¿Por qué el subtítulo El regreso de los Anunnaki?
Según los antiguos pobladores de Mesopotamia, los Anunnaki vivían en un planeta del sistema solar llamado Niburu, el cual chocó haciéndoles emprender una expedición a la Tierra para buscar ciertos metales necesarios para el desarrollo de su civilización. En mi novela Relatos de la Tierra Negra, las acciones discurren en una misteriosa y aislada villa de Phoenix (Arizona. EUA), llena de leyendas y extraños fenómenos lumínicos que, inevitablemente, nos conectan con mundos lejanos y seres venidos del espacio exterior.
¿Satisfecho con lo logrado? ¿En qué escuela literaria se ubica?
No soy proclive de circunscribir el trabajo literario dentro de los estrechos corredores de un movimiento, o de una generación de escritores. Hoy en día, los “ismos” están abolidos… En una conversación informal con Ana Teresa Torres, intelectual a quien admiro, ella me hizo notar que mi trabajo no se parecía en nada a lo que estaban haciendo los creadores de mi generación. Por ello, no dudó en incluir mi cuento “Una cifra conveniente”, obra de por sí bastante experimental que apela por las placas de los automóviles para inventariar la ciudad, dentro del volumen Quince que cuentan, publicado por la Fundación para la Cultura Urbana. ¿Satisfecho? Sí, no hay que temerle a las diferencias…
¿Cree que esta temática está agotada o que le falta todavía una gran obra?
Los temas son inagotables, me temo que como la vida misma… Eso, para el caso de quienes creemos que la muerte no es el final sino el transitar a otro nivel más elevado de conciencia. En mi caso, cada nueva obra es un desafío, y la última es siempre la mejor… El día que deje de cultivar el asombro frente a lo que escribo, simplemente dejaré de hacerlo…
¿No escribe para el cine o para la televisión?
No, pero me gustaría… Muchas de mis novelas pudieran funcionar bien en La Pantalla Grande. Concretamente; El bar de Luso, El desván de lo oOculto, Las pinceladas de la inmortalidad e, incluso, Relatos de la Tierra Negra. Quizá, esta creencia se derive del hecho de que son obras donde la atmósfera pesa mucho, hasta el punto de convertirse en un personaje más de la trama. Ojalá, un buen día, algún director de cine se anime a leerlas…
¿Qué está escribiendo ahora?
Acabo de terminar una novela del género negro, sobre un candelabro maldito que, por circunstancias de la vida, acaba asociado a una familia. La leyeron en una editorial de Madrid, y ya estoy en conversaciones para publicarla. Dios quiera este año tengamos un nuevo libro.

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