martes, mayo 28, 2019

Entre Chocrón y los mayas

El Popol Vuh en escena.
 La comedia dramática Asia y el lejano oriente, de Isaac Chocrón, fue estrenada el 12 de marzo de 1966 en el Teatro Municipal de Valencia, bajo la égida de Román Chalbaud y con la participación  actoral de América Alonso, Luis Abreu, Doris Wells, Asdrúbal Meléndez, Eduardo Serrano, Conchita Obach, Hilda Breer, Enrique Benshimol, Daniel Farias y Marta Lancaster. Y sirvió como semilla artística para la creación de El Nuevo Grupo, a mediados de la temporada de 1968, el cual debutó con la pieza Trick Track, el Teatro de Camara de las hermanas Contreras, sala que después adoptó el nombre de Teatro Alberto de Paz y Mateos.
 Y recordamos esto, porque cuando es creada la Compañía Nacional de Teatro, el 22 de mayo de 1984,según el Decreto No. 122, publicado en la Gaceta Oficial No, 32981, fue designado Isaac Chocrón como director general de la nueva institución, asociación civil del Estado, según el Decreto No. 134, para iniciar así un gran desafío que era, y sigue siendo, apoyar la labor de los profesionales que han contribuido al desarrollo del teatro venezolano, así como propiciar  la promoción y capacitación de los nuevos valores, y cuyo repertorio debe incluir las mejores obras del teatro venezolano e internacional para el disfrute de todo el país.
Y Chocrón no lo pensó dos veces: el 27 de febrero de 1985, dispuso que la CNT debutara, precisamente, con Asía y el lejano oriente, nuevamente dirigida por Chalbaud. El espectáculo, ahora en el Teatro Nacional de Caracas,   hizo 49 funciones para contabilizar unos 14 mil espectadores. Y  el histórico elenco  lo integraron, entre otros,  Rafael  Briceño, Francis Rueda, Manuel Salazar, Marcelo Rodriguez, Javier Paredes, Saul Arocha, Costa Palamides,  Aura Rivas, Marta Track ,Tania Sarabia, Eva Moldofi, Aleska Díaz Granados y Gabriela Martínez.
Cuando Asia y el lejano oriente fue mostrada por la CNT, Venezuela era otro país. Chocrón tomó el extraño absurdo que proponía su texto para presentarle a los espectadores una reflexión sobre los excesos con la deuda pública, el perenne caso de los políticos corruptos y los banqueros ladrones, además de un cierto deseo de fuga antipatriótica en algunos sectores de la población.
Y comenzó así la CNT una empresa cultural en la cual los teatreros depositaron sus esperanzas para que ayudara al siempre soñado y anhelado el desarrollo de las artes escénicas nacionales y además formara nuevos actores y atrapara más espectadores. Una tarea que no ha cesado y que permitido la participación de un centenar de actores y técnicos, además del estreno o el debut de escritores nacionales y extranjeros, y el importante adiestramiento del desempeño de un personal administrativo y las gerencias responsables de profesionales como Alfredo Caldera, Eduardo Gil, Néstor Caballero, Ugo Ulive, Pantelis Palamides, Hector Manrique y llegamos hasta Carlos Arroyo, un artista llanero que tiene su agrupación en Guanare, desde hace un treintena de años y está ahora prestado, por así decirlo, a la CNT.
Y como la historia de las artes escénicas criollas no se detiene en la contemplación del pasado sino que se proyecta con fuerza en el presente y prepara a las nuevas generaciones, La Compañía Nacional de Teatro (CNT), al arribar a su 35 años de labores artísticas,  ejecutó la producción y exhibición de un monumental espectáculo basado en Popol Vuh, el libro sagrado del pueblo maya, también conocido como El libro del consejo o El libro de la comunidad, para la apertura del Octavo Festival Internacional de Teatro de Caracas, el viernes 12 de abril, a las 11 de la mañana, en el teatro Municipal, histórica sala donde permaneció hasta el 26 de mayo, tras hacer no menos de 14 funciones para casi unos diez mil espectadores.
Habría que subrayar que el Ministerio del Poder Popular para la Cultura avaló este proyecto de la CNT, cuyo director general es Carlos Arroyo, ya que está consciente de “la urgente necesidad de reafirmar nuestros valores como pueblo, venezolano y de nuestra América”, y para eso nada mejor que llevar a escena uno de los textos más poéticos y génesis de la creación del hombre como es Popol Vuh, texto que ha sobrevivido a las traducciones y otras amputaciones propias de la cultura colonial española, aunque las nuevas generaciones han revisado sus textos.
Cabe puntualizar que la contemporánea y ambiciosa propuesta artística de este trabajo de la CNT con el Popol Vuh está basada en la historia de la región latinoamericana y adaptada, como es lógico, a las diferentes culturas indígenas de nuestro país, como un aporte fundamental para el fortalecimiento de nuestra identidad.
Este Popol Vuh, sobre el cual ha estado trabajando la CNT, está basado en el mito de la creación según la leyenda maya quiché. Ahí, los dioses en consejo hacen la palabra y en acuerdo se proponen crear el mundo,  emerge la tierra de la magia, montañas, mares, ríos y cielo, luego dan vida a los animales esperando su reconocimiento y adoración, al no ser adorados por aquellos seres, deciden condenarlos a vivir errantes en la tierra y ser devorados entre ellos. En un tiempo sin tiempo donde no existía el sol ni luna ni los días ni las noches. Los dioses continúan su cometido en busca del ser que los adorara, el consejo, moldeo barro y madera en busca de la máxima creación: el hombre.
La propuesta escénica del espectáculo Popol Vuh ha sido llevada a cabo por el maestro José Luis León, bajo un concepto minimalista en sus elementos, pero con mucha riqueza visual y sonora. Los personajes son representados por actores-bailarines y manipulación de objetos. La escenografía refleja el carácter mágico de la obra, con tecnología audiovisual y lumínica, sobre fondo en completo blanco, con escasos elementos corpóreos. La iluminación refleja el vacío, la nada, tomando luego un juego de tonos haciendo alusión al sol y la luna. La música, creada por el maestro Federico Ruiz e interpretada por la Orquesta Filarmónica, es parte esencial de la historia, se relaciona en todo momento con los elementos agua, tierra y aire y acompañará la pieza durante unos 90 minutos de duración. Y, como es lógico, el elenco estable de la CNT aportó su musculo y su sangre, además del talento de ese grupo de profesionales ahí reunidos, donde destacaron Aura Rivas y una pléyade de nuevas figuras actorales.
No es la primera vez que en Caracas se escenifica a este mágico y extraño texto para el público criollo. Sin lugar a dudas que ahora se hizo con una producción ambiciosa, como pocas se han ejecutado de dicho texto, demostrando una capacidad creativa más que digna, una muestra indudable de la madurez que el teatro está alcanzado a lo largo y ancho del país por la fortaleza y el talento de sus nuevas generaciones.
Durante el segundo semestre de este 2019 se podrá ver una segunda temporada del Popol Vuh con mayores rigores estéticos, como se debe hacer en una CNT

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