Manuel Villalba y Chelo Rodríguez. |
Del texto filosófico de Séneca, De la brevedad de la vida y otros escritos,
y la biografía teatral Como un libro
abierto de Gerardo Blanco López son algunos de los textos que utilizo para
esta reseña sobre el desopilante espectáculo de la super modelo y actriz Chelo
Rodríguez, el cual se muestra en el Trasnocho Cultural hasta el 21 de julio, en
funciones para viernes a las 5:00pm; sábados y domingos a las 4:00pm. Ahí, el
teatro nuevamente copia o plasma la vida real y nos endulza la ficción.
“Manejemos este librillo con mano
asidua”, apunta Seneca, “y penetrémonos profundamente de su bondad, porque no es
breve la vida; nosotros la abreviamos. Los vicios, las ocupaciones inútiles, las
vanas oficiosidades, nos hurtan una parte del tiempo preciosa. Sólo está bien
invertido, el tiempo que se consagra a la sabiduría”. Y nosotros diríamos que
en el teatro, donde se divierte y se enseña, se practica todo lo que recomienda
aquel filósofo de los tiempos de Calígula, Nerón y Claudio.
Mientras que la pieza teatral de Blanco
López, encarnada por la misma Chelo Rodriguez, es un magnifico homenaje a la legendaria
comediante, ahora en retiro de los espacios televisivos, pero toda una mujer
muy especial, llena de una vitalidad, una energía y envidiables ganas inmensas
de vivir a pesar de las contingencias; un ejemplo que debemos mostrar no solo
desde los escenarios, precisamente en estos tiempos. Y nosotros subrayamos que
se vive hasta el último respiro y a ella le pedimos que no se rinda jamás para
que pueda ver a sus descendientes en otras atmósferas.
Apunta el autor y director de Como un libro abierto que sí le
interesa y le ocupa la vejez como un tema que hace síntesis de lo vivido y
confronta con una estampa difícil y muy compleja de la vida, la más traumática
y a la vez devastadora. “Una etapa que presenta un inmenso reto para el que la
vive, hermosa en algunos aspectos, pero frustrante, donde se hace indispensable
la compañía del otro y es en todo caso una realidad posible, y el teatro debe
presentarla porque el teatro es la vida. A veces es difícil de ver pero
necesario. En este caso como en mis otros tres montajes, La Cuadrilla,
Nos vemos el Miércoles y Noche de guardia, vamos a reír y
a reflexionar si se puede decir, una comedia dramática, como la vida”, gracias
por supuesto a la dama que es Chelo Rodríguez.
En este caso, vamos a reír y a
reflexionar donde el telón de fondo es la vejez en sus etapas más patéticas y
en diversas situaciones que van desde el retiro de un torero hasta la huida
hacia adelante de una gran dama de la actuación.
Blanco reitera que la vejez es más
que “un tema que hace síntesis de lo vivido y confronta con una estampa difícil
y muy compleja de la vida la más traumática y a la vez devastadora, una etapa
que presenta un inmenso reto para el que la vive, hermosa en algunos aspectos,
pero frustrante, donde se hace indispensable la compañía del otro y es en todo
caso una realidad posible, y el teatro debe presentarla porque el teatro es la
vida. A veces es difícil de ver pero necesario”.
La protagonista, pues, de Como
un libro abierto es Chelo Rodríguez, “toda una luchadora, que consiguió
con perseverancia, amor y disciplina, materializar su sueño de niña: ser modelo
y actriz”, puntualiza Blanco López.
Consuelo Rodríguez Álvarez, el
nombre presente en la cédula de identidad de Chelo (Sober, España, 25 de
febrero de 1942), estuvo casada durante 11 años con el actor Orlando Urdaneta
(Maracaibo, 14 de octubre de 1946). ”Sí, once años...que me premiaron con un
hijo maravilloso y dos nietos hermosos. Actualmente sobrevivo y creo para nadie
es desconocida la situación que estamos viviendo los artistas en
Venezuela”, reitera el personaje por intermedio de su actriz, “pero de aquí no
me voy” dice la actriz y su magro personaje.
Ahí Chelo, su nombre de batalla o de
guerra existencial, se encarna ahora a sí misma, “el personaje más difícil que
me ha tocado escenificar, hasta ahora”. Esto pocas veces se ve en los
escenarios, donde los personajes no son de carne y hueso, pero que ahora no es su
caso. Ella está totalmente satisfecha de destacar en los escenarios
teatrales, “porque he tenido la gran suerte de estar dirigida por el maestro
Blanco López, autor de este monólogo de mi vida, este Como un libro
abierto, todo un ser extraordinario que reapareció en mi vida hace casi
tres años, cuando ya yo creía que el ocaso me había llegado. Quisiera continuar
con la actuación si Dios me lo permite, la cual ha sido mi vida en todos
estos años que los he dedicado con mucho amor a esta carrera. Y me gustaría
seguir actuando de la mano de este gran maestro, excelente dramaturgo y un
ser humano maravilloso. Mi respeto y admiración para él. Gracias por estar ahí,
por existir”.
Los que no pudimos disfrutar de los espectaculos
televisivos y de los shows de Chelo Rodriguez,
nos remitimos a los videos que han sobrevivido y debemos reconocer que siempre
fue una gran actriz y que tenía que llegar esta etapa de su vida para que el público
venezolano pudiera disfrutarla de nuevo
El espectáculo es muy
sencillo: un silla donde la actriz reposa y va dejando correr su memoria,
ayudada momentos por las proyecciones de un video, pero que en último momento es hasta innecesario porque son sus
palabras y los ritmos que tienen sus respectivas transiciones las que hacen el espectáculo.
Un buen espectáculo es un cuento bien echado, decían los griegos. Nuevamente Gerardo
Blanco López da una clase magistral de direccion global del espectáculo teatral.
Como un libro abierto es producido por el grupo teatral Bagazos, el Centro de Artes
Integradas y la Asociación Venezolana de Conciertos. Cuenta con la
participación especial del actor Manuel Villalba, quien interpreta al
actor Orlando Urdaneta, quien fuera esposo de Chelo
Rodríguez y a su primo, quién falleció de una
manera trágica y fue un importante personaje en su vida. El vestuario
fue confeccionado por el diseñador Carlos Aguilar y con las
fotografías de Lil Quintero @lqfotoescenica
También forman parte del equipo
de producción de Como un libro abierto: Valentina Sánchez,
iluminación; Oscar Salomón, escenografía; Valentina Blanco, diseño
gráfico; Manuel Gerdel ,sonido e
imágenes; Sandra Yajure, coreografía, Enith Pulido
y Cipriano Castro como asistentes de producción y con las voces en
off de Eduardo González, Daniel Revette, Martín Almonetti, Mauricio Blanco
y Fabiana Caraballo.