miércoles, junio 19, 2019

El teatro de García Gámez no se detiene

El doctor Pablo García Gámez,.en el Lincols Center de Nueva York


Pablo Garcia Gámez, el caraqueño que desde el año pasado está en los titulares de la prensa cultural nacional, sigue viviendo en Nueva York y desde allá nos informa que su vida es trabajar por y para el teatro, como lo reflejan las repuestas que aquí hemos condensado.
¿Qué ha pasado con tu teatro?
Mi teatro sigue ahí. Sigo escribiendo. Sigo trabajando. Este semestre presentamos, interpretado por César Augusto Cova, Cariaquito morao (¿…y qué es Nueva York? se llama en Caracas) en el programa CallBack de teatro Círculo.  Participé con Hidden in mount eden, texto en inglés dirigido por Devo Nelson, en 48 hours in the Bronx, proyecto en el que seis dramaturgos invitados escriben en una noche seis obras de 10 minutos, producido por Teatro Pregones y Harlem9. En la universidad de Valencia, España, se celebró en abril el Tercer congreso de teatro del siglo XXI donde el académico y dramaturgo granadino Antonio César Morón presentó “Migraciones durante la administración Trump y su reflejo en el teatro hispano de Nueva York” trabajo centrado en dos piezas mías: Busca-la-vida y Hidden in mount Eden. Por estos días preparo un par de trabajos teóricos.  Para el 21 de julio doy una charla sobre la comedia en el teatro hispano para el grupo Teba y estoy escribiendo el prólogo para un texto de Antonio César Morón, cuya dramaturgia trabaja la contemporaneidad y sus quiebres, a partir de conceptos como capital, democracia, comunicación que se transforman ante nuestra mirada.
 ¿Qué montajes hay en camino o qué textos están a la espera de una producción?
En camino están: para julio (domingos 7, 14, 21 y 29) en el Celarg de Caracas, Las cosas del amor, dirigida por Oscar Alí Villamediana, joven director quien participó en uno de mis talleres de dramaturgia. Contamos que en otoño se estrene en Madrid a Busca-la-vida dentro de un proyecto ambicioso, arriesgado y alucinante dirigido por Luis Garván.  Parece que Noche tan linda, pieza que se ha representado en Nueva York, Buenos Aires y Lima se presentará el año próximo en una capital teatral… espero la confirmación. Por otro lado, estoy en la fase inicial de mi proyecto épico; “épico” en el sentido de texto ambicioso que lleva a escena un tópico a ser explorado desde diversas aristas.  La temática gira alrededor de personajes trans cuya vida y lucha aportaron al reconocimiento de los derechos de la población LGTBQ.  Ello implica, de mi parte, una manera distinta de abordar el texto, que se inicia con un riguroso proceso de investigación; para este trabajo cuento con la asesoría de Isaías Fanlo, amigo y colega de la academia quien además es promotor teatral en Cataluña.
 ¿Qué pasó con su doctorado?
A finales del pasado mayo en un acto realizado en el Lincoln Center, me recibí de doctor en el Departamento de Culturas Latinoamericana, Ibérica y Latina del Graduate Center, de CUNY, con una tesis sobre el teatro hispano de Nueva York.  A los dos días, volví a la dramaturgia.  En un mes escribí dos obras breves: Nos pertenecemos juntos y Las mártiras -esta última resultado de un taller de dramaturgia relámpago dictado por la autora puertorriqueña Alejandra Ramos- y un monólogo -El sensible-, además de revisar una pieza que escribí hace treinta años.  Primera vez que escribo tanto en tan poco tiempo; luego me di cuenta por qué estaba absorbido por la tesis mientras que me rondaban ideas que quería desarrollar.  En varias de estas piezas sigue como tema recurrente aspectos de la problemática LGTBQ en Caracas durante las dos últimas décadas del siglo pasado procurando colaborar con el archivo escénico de un colectivo históricamente marginado.
 ¿Había una eventual residencia universitaria suya en Caracas o en alguna ciudad conocida?
En el 2018 hubo contactos, pero no se dio la posibilidad de dar un curso de verano en la UCV.  Me encantaría una residencia universitaria en Venezuela; al momento no he recibido ofrecimiento alguno.
 ¿Después de haber presentado con éxito en Caracas qué opinión le merece el teatro de su país?
No te podría responder por el teatro del país, sería aventurado.  Te puedo contar sobre lo observado en las ocasiones que he ido a Caracas.  Considero que el teatro que he visto es gran calidad.  Con la crisis, estos teatreros se han volcado de lleno a su oficio haciendo propuestas extraordinarias con limitadísimos presupuestos. Son propuestas que, con orgullo, pueden representarse en cualquier escenario.  Es complejo porque cuando muestro fotos o videos de Oscuro, de noche Troyanas nuestras o  el Popol Vuh, todas producciones de la Compañía Nacional de Teatro, que comanda Carlos Arroyo, me preguntan si eso se hace en Venezuela por la calidad, la riqueza visual, la música, las interpretaciones. Estas imágenes tienen el poder de subvertir narrativas mediáticas. Me gusta enfocar el rol social del teatro.  Me refiero a las propuestas de cómo el teatro crea comunidad. Un trabajo que vi en el teatro Nacional de Caracas, Las esquinas de Caracasun trabajo de José Luis León y Jose Gregorio Magdaleno,integra un colectivo de vecinos que cuentan las historias de sus vecindarios. Por un lado, estos grupos se adiestran en técnicas escénicas y, por otro, ellos mismos cuentan a partir de sus investigaciones.  Un proyecto de ese tipo simplemente es extraordinario porque cierra la brecha tradicional público-escenario a la vez que atrae nuevos espectadores. Me parece que hay diversas maneras de encarar la dramaturgia.  En los talleres he conocido jóvenes con trabajos interesantes.  Tuve el privilegio de ser jurado en el I Concurso de Dramaturgia Juana Sujo donde resaltó la calidad de los textos.  Hay también una dramaturgia escrita por mujeres que merece ser promovida por su fuerza y porque su visión nos enriquece; de hecho, en Nueva York, con el grupo Teátrica nos lanzamos a realizar lecturas de autores venezolanos; la primera fue de Mariozzi Carmona, Mujermente hablando, que por la coyuntura del momento terminó siendo un montaje presentado tres días con apoyo del público.  A propósito de este programa, estoy tratando de que se puedan hacer al año dos lecturas de autores venezolanos en NY; la segunda pieza por la que estoy abogando es Guardado bajo siete llaves de Orlando Ascanio. Sería beneficioso para las artes escénicas abrir nuevos espacios para la crítica; tal vez me estoy aventurando, y me disculpas si es así, pero aparte de El espectador venezolano,  tu blog, me gustaría saber sobre otros medios dedican espacios a la crítica de manera consecuente, periódica y reflexiva.  La crítica como práctica rigurosa ayudará a puntualizar por dónde vamos.  Nuestro teatro lo merece.   
  


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