miércoles, agosto 21, 2019

EL BAÑO DE SANTANA


El fantasma del dramaturgo y guionista de cine Rodolfo Santana recorre escenarios y también oficinas públicas y privadas de productores y empresarios teatrales. No descansará todavía porque se marchó sin culminar uno de sus más ambiciosos proyectos: la institucionalización del Festival Nacional de Teatro Venezolano.
Santana luchaba para que, cada dos años, las salas teatrales de Caracas y otras ciudades albergaran los montajes de los dramaturgos nacionales y de esa manera hacer conocer al público la existencia del pensamiento, el sentimiento, la historia y los mitos de los hijos e hijas de esta Tierra de Gracia, poetizados y convertidos en espectáculos. Logró la promesa de recursos económicos y físicos, además de logísticos, para ese gran evento teatral, y solo faltaba que fijaran la fecha y las respectivas convocatorias destinadas a los teatreros y la organización de sus agendas de trabajo.
Por eso ahora su fantasma esta por ahí merodeando y maquinando para que no lo echen al olvido, lo encarpeten o lo pospongan para la próxima semana. En Venezuela es larga la historia de instituciones culturales que se hundieron tras la desaparición de sus gestores, dañando así a nuevas generaciones y echando cenizas sobre esas memorias positivas para la identidad nacional.
DRAMATURGUIA SOCIOPOLÍTICA
Rodolfo Santana (Caracas, 24 de octubre de 1944/Guarenas, 21 de octubre de 2012) aclaraba que el teatro fue, es y será intrincado, tanto que su acceso se vuelve misterioso por lo que abarca. Él, que pergeñó no menos de 100 textos, además de 13 guiones cinematográficos, afirmaba que “ante las complicaciones que ofrece el arte teatral, lo más habitual es ubicar sus aportes a nivel de maricones exhibicionistas u orgias post estreno. Me perdonaran los poetas y narradores venezolanos, pero Cabrujas Chocrón, Chalbaud, Rengifo, Ott, Viloria, Agüero y otros más, constituyen una parte sustancial de la cultura venezolana”. Lo que pasa, insistía, “también es que el dramaturgo latinoamericano posee una minusvalía extraordinaria. Por lo general se le considera un extraviado entre la literatura y el mal decir. Una excrecencia al pie de una columna dórica. He visto dramaturgos extraordinarios como Tito Cossa -estrenado en todo el mundo-confesando atributos de galeote y peón de arte. Y no es raro. Los dramaturgos latinoamericanos, con buenas obras, debemos enfrentarnos a la estulticia de los directores, a los planos del lenguaje convencional de las instituciones, al terrible hermetismo de las editoriales. El crítico Rubén Monasterios, a los autores de los años 70 nos denominó “dramaturgos de gaveta”, un término que, personalmente, he utilizado para saltar sobre la humillación de crear sin ningún sustento”.
VIGENCIA
A 32 años del estreno de Baño de damas en la sala Anna Julia Rojas del otrora Ateneo de Caracas, logrado con gran éxito de público por Ibrahim Guerra, y a seis lustros de la huida del fundador y líder estético del grupo Rajatabla, Carlos Gimenez, el director Aníbal Grunn ha realizado una ejemplar versión escénica del célebre texto de Rodolfo Santana y hace ahora temporada, en el Celarg, como parte de la programación 2019 de la Compañía Nacional de Teatro, institución productora que comanda Carlos Arroyo.
Para este montaje de Baño de damas, el tercero que se logra después de que también la presentara Gerardo Blanco en la otrora sala ateneísta durante la temporada 2002, el vestuario y la escenografía son creación de Hector Becerra y participa un sólido elenco de profesionales integrado por Aura Rivas, Francis Rueda, Livia Méndez, Maria Brito, Citlalli Godoy, Ariana León, Marxlenin Ciprani, Randimar Guevara,  Dora Farias, Gerardo Luongo, Yurahi Castro, Jean Manuel Pérez y Nella Alfonzo, otros comediantes del elenco estable de la CNT.  
Para este montaje que  se ambienta en el supuesto foyer del lujoso baño de una discoteca caraqueña, el director Grunn desechó el  brutal hiperrealismo propuesto por Santana, ya que no quería ni las pocetas ni los lavamanos de los baños tradicionales, y se entregó al estudio y revisión, además de discretas podas, del texto original; porque quería trabajar sobre las historias de las mujeres venezolanas ahí representadas, con ese “mundo maravilloso, complejo y tan actual”.
Cuando descubrió el verdadero conflicto de la que sería su versión, ambientado en un local de la Caracas contemporánea, se dio cuenta de lo que pedía Santana, hacia donde apuntaba sus baterías. Se trataba de una obra coral, donde todas se unen para enfrentar su gran conflicto: el machismo. Y todo el elenco aceptó que se trataba de hacer una comedia no solo para que el público la pasara bien, sino que también reflexionara a partir de las 14 historias personales que ahí se iban a plasmar.
De todo ese trabajo de mesa quedó una sinopsis relativamente simple: una mujer, “de pueblo”, cuida los baños y tiene que atender a su nieta de 15, que lleva tres meses de embarazo ,al tiempo que espera por un informe médico sobre su esposo hospitalizado de emergencia; y todo esto se desarrolla, a lo largo de 70 minutos de tiempo real, donde doce mujeres y dos hombres desocupan sus cuerpos y sus almas de todos los conflictos que les acosan: un marido celoso que golpea a su pareja, una parejita de jovencitas consumidoras de drogas y además lesbianas que son recriminadas por una alegre madre que quiere lo mejor para su hija, una actriz de televisión que disfruta de su fama y de la solidez de su cuerpo, un transexual que trabaja como mesonero en ese local y que sueña someterse a una operación  definitiva en Bogotá, un diputado de la Asamblea Nacional que todo lo resuelve a puñetazos y amenaza a quienes se le opongan con un pistolón, y una mujer que planifica abortar para evitarse mayores problemas en su relación con la pareja que tiene. En fin, un mundo femenino, a la venezolana, en su mayoría entregado a la diversión, pero sin olvidarse que la vida continua después de ese noche de jolgorio.
En síntesis, Baño de damas no es una simple comedia para reírse a costillas de los personajes ahí plasmados, pues ahí están los ejemplos básicos de la violencia de género, las prácticas abortivas, los embarazos no deseados ni planificados por no existir una cultura sexual racional, además de otras “perlas”, como la homofobia y la transfobia. Una temática global que hace 30 años era un asunto cotidiano y que ahora en segunda década del siglo XXI no sufrido mayores alteraciones, salvo que la transexualidad ahora es más aceptada y cuenta con mayores y mejores técnicas para la temible RQS, pero las discriminaciones están a flor de piel, a pesar que la CRBV 1990 impera…pero no se aplica totalmente.
MONTAJE ACTUAL
Santana llegó a la elaboración de este texto porque escuchó una grabación de conversación de unas mujeres   en una discoteca caraqueña y de ahí salió un texto ampuloso, que inicialmente duraba dos horas en escena.
El montaje de Grunn es austero, nada de excesos, los personajes entran y salen al foyer, van a los baños, y vuelven a la rumba, mientras que la cuidadora del baño espera el desenlace fatal de su marido, con más de 30 años de matrimonio, y recrimina la liberalidad sexual de su hija. Muestra una cotidianidad casi kafkiana: unos trabajan y sufren mientras que otros se divierten. La realidad siempre será superior a la fiction teatral, por supuesto, otros dirían que vivimos el mito de Sísifo sin saberlo.
Para Grunn, Baño de damas no es solo una obra de mujeres, definitivamente es una obra feminista, donde los valores, debilidades, inseguridades, contradicciones y luchas están presentes en el escenario. Cree que el universo profundo de ellas, las clases sociales, sus miedos y sus aciertos están representadas en la obra y muchas de esas situaciones no están resueltas. Ellas, las mujeres, y los transexuales y las lesbianas viven y cuando entran al baño, se sienten seguras, unidas, acompañadas, fuertes. El sector masculino está mal representado, es brutal y verosímil pero Santana no tuvo tiempo de maquillarlo.
El público, que significa el éxito o el fracaso del espectáculo mismo, disfruta de principio a fin y en la escena final o el desenlace, cuando las mujeres y el transexual le caen a golpes al diputado abusador, aplaude frenéticamente, cual si fuese una representación del legendario obra Fuenteovejuna (1619) de Lope de Vega, cuando el populacho castiga al tirano y clama por la presencia del rey, siempre de origen divino.

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